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    Viejos conocidos

    Nº 2169 - 7 al 20 de Abril de 2022

    , regenerado3

    Apenas unos pocos días después de nuestra complicada clasificación a la ronda final del Mundial de Catar, el sábado pasado se celebró el sorteo de la primera fase de ese magno torneo, entre los 32 equipos que accedieron a esa instancia (aunque restan por definir tres plazas por la vía del repechaje). En una ceremonia que contó con la presencia de varias estrellas del fútbol de distintas épocas como invitados especiales (Diego Forlán, entre ellas) y la conducción del recordado excampeón del mundo con Alemania Lothar Matthaus, quedaron conformados los ocho grupos clasificatorios de cuatro equipos cada uno, de los que solo los dos primeros podrán acceder a la siguiente fase (ya estaba predeterminado que los cuatro equipos sudamericanos clasificados a esa instancia estarían en grupos diferentes). El azar (o el destino) quiso que Uruguay conformara el Grupo H, junto con las selecciones de Portugal, Ghana y Corea del Sur, siendo este el rival al que la nuestra enfrentará en su debut, el próximo 24 de noviembre.

    Nuestra primera reflexión (y suponemos que otro tanto pudo ocurrirle a muchos de quienes presenciaban la televisación del sorteo) es que el destino quiso que nos hayan tocado como rivales selecciones de países a las que ya enfrentamos en anteriores justas mundialistas. Y, además, que el éxito nos haya acompañado invariablemente en cada uno de esos cruces. Por ello —aunque de entonces a ahora las cosas pueden haber cambiado— parece propicio pasar somera revista de lo que fueron aquellos choques con estos viejos conocidos.

    Al primer adversario, Corea del Sur, ya lo enfrentamos en dos justas mundialistas. La primera vez en Udine, en la ronda inicial de Italia 90. Uruguay necesitaba ganar para pasar a octavos de final como mejor tercero. El partido resultó muy complicado, tanto que el gol de la victoria celeste —marcado por Daniel Fonseca de cabeza— llegó recién en el tiempo adicional (la alegría nos duró poco, porque en la siguiente fase Italia nos ganó 2 a 0, y quedamos fuera del torneo). La otra oportunidad fue más reciente, en la segunda ronda del Mundial de Sudáfrica 2010. En un partido muy duro, y con el tanteador empatado en 1 gol por bando, a solo 10 minutos del final y bajo una lluvia torrencial, Luis Suárez —que ya había anotado el primer gol— se hizo del balón en un ángulo del área grande, lo cambió hacia su pierna derecha, y sacó un remate combado que se coló en la valla coreana, para sellar definitivamente la victoria celeste, que nos puso en cuartos de final.

    En ese mismo torneo, Uruguay enfrentó a la Selección de Ghana, venciéndola en condiciones tan singulares, que ese partido ha quedado grabado indeleblemente en la mente y corazón de la afición futbolística de nuestro país. Al cabo de los 90 minutos de juego, el match había terminado empatado en un gol por bando, siendo Diego Forlán el autor del gol celeste. Debió, entonces, jugarse un alargue de 30 minutos. Con acciones cambiantes ese tiempo suplementario no dio pie para que alguno de los rivales desnivelara el tanteador. Sin embargo, ya en el filo de los 120 minutos de juego —tras la ejecución de una falta inexistente— la pelota llegó por aire al área uruguaya y, tras un par de confusos rebotes, un delantero ghanés cabeceó el balón, que Suárez en supremo esfuerzo detuvo con la mano sobre la misma raya del gol. Penal para Ghana y nuestro delantero expulsado. Parecía que la suerte celeste estaba sellada, y que quedábamos agónicamente afuera del Mundial. Pero el disparo desde los 11 pasos del delantero Asamoah Gyan se estrelló contra el travesaño y se fue afuera, por lo que debió llegarse a la definición por penales. Lo que ocurrió entonces es una historia harto conocida. Muslera detuvo dos disparos; salvo uno, los ejecutantes celestes no fallaron; y el Loco Abreu ejecutó el penal decisivo, “picando” la pelota mansamente al fondo de la red, en una mezcla de confianza y desfachatez propia de su apodo. Una insólita definición que fue —y sigue siéndolo aún más ahora— motivo de comentarios admirativos en la prensa del mundo entero (con la explicable excepción de la ghanesa, que confía en vengar, tras muchos años, aquella dura derrota que los dejó afuera del Mundial).

    El restante rival es Portugal, y el choque anterior fue más próximo en el tiempo: en el último Campeonato del Mundo (Rusia 2018). También en esa oportunidad el resultado nos fue favorable, tras una muy valiosa actuación del equipo celeste. El protagonista mayor del partido no fue el que todo el mundo esperaba, el fabuloso Cristiano Ronaldo, quien no pudo gravitar en su trámite, anulado por su celoso guardián Lucas Torreira, que nunca le dio el más mínimo respiro. La gran figura resultó ser Edison Cavani. Abrió la cuenta a los pocos minutos con un exacto golpe de cabeza (en una pared con Suárez realizada de un costado al otro de la cancha), y aunque luego llegó el transitorio empate lusitano, en el promedio del segundo tiempo el salteño volvió a anotar el gol que nos daría la victoria. Sin embargo, lamentablemente se lesionó y debió abandonar el campo de juego rengueando, acompañado por varios metros de la mano por Cristiano (no se sabe si por una ayuda altruista o para que no demorara en demasía su salida). La ausencia de Cavani en el partido siguiente fue determinante para que nuestro equipo no pudiera con el, a la postre, campeón Francia, malográndose —ante la prematura eliminación de varios favoritos— una inmejorable oportunidad de haber llegado a una largamente añorada nueva final de un Campeonato del Mundo.

    Claro que esta suma de recuerdos poco y nada tiene que ver con la realidad actual. Nuestro primer rival, Corea del Sur, se clasificó por Asia, y ocupa el puesto 29 en el Ranking FIFA. Portugal, el siguiente, está mucho mejor ubicado (ocupa el 8º lugar) pero sufrió más de la cuenta para llegar a Catar, pues fue segundo detrás de Serbia, y tuvo que jugar y ganar un repechaje con Turquía y Macedonia del Norte. En tanto que Ghana (en el puesto 60 de ese mismo ranking) clasificó tras igualar 1 a 1 con Nigeria, y gracias al gol convertido como visitante.

    Igual resulta casi imposible hacer vaticinios. Cristiano Ronaldo mantiene plena vigencia entre los mejores jugadores del mundo, en tanto los otros dos rivales ya cuentan con varios futbolistas destacándose en las principales ligas europeas. ¡Y bien que sabemos cuánto le costó a nuestra selección clasificar a esta ronda final! Lo que une y anima a nuestros tres rivales de serie es la común expectativa de una tardía revancha; algo que —en el caso particular de Ghana— parece ser una postergada reivindicación nacional, ante una insólita eliminación que aún les sigue doliendo.