Zona de turbulencias

Zona de turbulencias

Editorial

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Nº 2275 - 9 al 15 de Mayo de 2024

No fue una semana cualquiera. Hubo algunos episodios importantes en la actual campaña electoral que generaron revuelo. Y al catalogarlos de importantes, nos estamos refiriendo a los acusados en las denuncias y contradenuncias y no necesariamente a los denunciantes.

Los hechos son que el domingo 5, en el programa Santo y seña de Canal 4, las dos mujeres trans protagonistas de la acusación contra el precandidato del Frente Amplio Yamandú Orsi por una supuesta agresión cometida hace 10 años confesaron que era todo mentira. Es más, la supuestamente víctima del episodio dijo no conocer a Orsi y declaró que lo denunció inducida por Romina Celeste Papasso, una exintegrante del Partido Nacional que ha tenido un rol muy activo en la discusión pública en los últimos meses.

A partir de allí, se produjeron una serie de hechos en cadena, que implican nuevas denuncias judiciales, la expulsión de Papasso del Partido Nacional, pedidos de disculpas y otras investigaciones sobre si ella y su socia actuaron solas en la simulación o no.

El tiempo dirá. Hay todavía muchos asuntos por develarse o aclararse y no se puede poner todo en la misma bolsa. Una cosa es la denuncia contra Orsi y otra es la que también protagonizó en un inicio Papasso contra el exsenador blanco Gustavo Penadés, que ahora se encuentra en prisión, a la espera de un juicio. Es importante ir con mucho cuidado y sin mezclar.

Pero, más allá de todo eso, hay un tema como para destacar y tener presente siempre, y más aún en este año electoral. Lo más importante para enfrentar este tipo de situaciones es contar con instituciones fuertes, lo que incluye a los tres poderes del Estado y también a los partidos políticos y los medios de comunicación, por ejemplo.

Personas con intereses espurios, como Papasso en este episodio, pueden hacer mucho daño si las instituciones no actúan con rectitud y sus integrantes no obran con responsabilidad. Hay al menos tres de ellas que deben tener muy sólidos sus cimientos para no ser derribadas por ese viento de calumnias que va destruyendo en su camino muchos de los edificios de la sensatez.

La primera son los partidos políticos. Ellos tienen que funcionar como el primer dique de contención para personas como Papasso, que pretenden arrastrar a los políticos y a la campaña electoral hasta el subsuelo. El espacio que le den a este tipo de figuras y la importancia que otorguen a sus denuncias es calve para tratar de neutralizarlas. Y esto no significa ignorarlas, porque eso no funciona y hasta puede ser contraproducente. Pero sí exponerlas como lo que son y sancionarlas, en caso de ser necesario.

La segunda es el Poder Judicial. Muchas de estas maniobras políticas terminan en los juzgados, porque los promotores optan por la vía judicial para dar legitimidad a sus denuncias. Para poder derribarlas en caso de que sean falsas, se necesita un Poder Judicial fuerte e independiente.

Y la tercera somos los medios de comunicación. Nuestra función es informar de la manera más veraz posible y con rigor. Son tiempos especialmente proclives a la liviandad y a los golpes de efecto que provocan muchos espectadores pero poco contenido valioso. En el caso que involucra a Papasso con Orsi, prácticamente todo lo que se hizo público, las denuncias y los posteriores desmentidos, fue a través de los medios. Ese es otro punto importante a tener en cuenta, para bien y para mal.

Se pueden frenar el huracán Romina y otros similares. Da la sensación de que todavía estamos a tiempo. Pero es importante saber que entramos en zona de turbulencias y que, al menos por un tiempo, va a ser difícil salir de ella.