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Buenos Aires vibra fuerte: Semana de Turismo al ritmo porteño

De San Telmo a Calle Corrientes, sugerencias de todos los colores para el turista uruguayo

Se dice, y puede comprobarse, que Buenos Aires no tiene nada que envidiarles a otras grandes capitales del mundo en intensidad de su vida cultural. La palpitan los porteños, la disfrutan los visitantes. Tiene que ver con su extraordinaria diversidad, que permite atravesar sus propuestas artísticas más creativas, desde las producciones independientes al mainstream. Y desde una oferta gastronómica que exhibe su estado de gracia, estallada en la pospandemia, con un peso devaluado que permite a los extranjeros comer muy bien a precio razonable. También, con el pulso inquieto de los circuitos de moda y al aire libre, siempre cambiantes, a tono con los vaivenes de la economía argentina, espacios que se caen para volver a levantarse, renovados, diferentes. En una dinámica que no para y hace que las guías turísticas queden siempre un poco desactualizadas, más allá de los clásicos for export, usted sabe: asado, tango, Boca. Resiliencia de una ciudad que vibra fuerte y cuyo ritmo creativo parece inmune a las eternos estados de crisis. 

Al aire libre. En el marzo de récords de calor infame, empezar por los circuitos al aire libre parece buena idea. Dos de siempre con nueva cara, uno al norte y otro al sur capitalinos. En el bajo Belgrano, vale la pena recorrer el renovado Barrio Chino. Por primera vez en su ya larga historia, con el impulso urbanístico que acompaña su entidad, su personalidad única. Se arranca al costado de la vía, en el arco de acceso de Juramento y Arribeños. Elaborado en cemento y piedra, fue traído desarmado desde China y ensamblado allí, con sus 11 metros de altura y sus techos adornados con dragones. La recomendación, una vez ahí es perderse entre las tiendas, supermercados, locales de manga y animé, templos budistas, puestos de comida, ferias y restaurantes orientales. Con una traza nueva que prioriza a los peatones y limita la circulación de autos, está en un gran momento para tomar contacto con la esencia del Chinatown porteño, definido en las oleadas migratorias de los 80, cuando familias llegadas de Taiwán (y luego japonesas, chinas) se instalaron para iniciar una nueva vida y de paso cambiarle la fisonomía a la zona. 

Una mención especial, en la zona, para la nueva gran cosa de la que habla todo el mundo: Kona Corner, con la firma asociada de dos superstars como Narda Lepes y la bartender Inés de los Santos, no se anda con chiquitas. Una esquina de frente curvo, dos pisos de altura y un interior que asombra. Con Pablo Chinen como chef ejecutivo, propone cocina japonesa tradicional con un twist actual. Algo de sushi, carnes, platos de olla, gyozas, cruces de texturas y sabores concebidos con meticulosidad oriental a cargo de una brillante generación de chefs argentinos con vocación internacional. 

Kona Corner Kona Corner

En el sur, el barrio de San Telmo no solo se recuperó de la cerrazón pandémica, que lo perjudicó notablemente, sino que exhibe ahora más allá de su tradicional mercado de antigüedades de los domingos, el antiguo mercado convertido en un centro de la movida gastronómica y de compras lleno de vida. Cruce entre La Boquería catalana y el Covent Garden londinense, es hoy una alegre Babel en la que se escuchan todos los idiomas y se ofrecen todos los sabores. Se puede comer frente a la barra de los distintos puestos, o sentarse a la mesa frente a la empedrada Carlos Calvo. Se pueden comprar verduras y hacer la fila en la carnicería, los puestos que permanecen con su antiguo perfil, así como encontrar los más lindos diseños para hacer y hacerse regalos en Papelera Contemporánea o en sus boutiques de ropa de autor, además de sorprenderse con los objetos que emergen de los rincones de los anticuarios, sobre la calle Estados Unidos. 

Más aire libre: anotarse en alguno de los muchos bike tours, seguros y bien organizados, y pedalear a través de los bosques de Palermo hasta cruzar, por el puente peatonal, a la Costanera Norte. Buenos Aires es una ciudad muy amigable para la bicicleta. Llana, y con un sistema cada vez más extendido de bicisendas que permiten zafar del tránsito y respirar otro ritmo urbano. Allí, merece la pena visitar el Parque de la Memoria, si todavía está pendiente conocerlo. Además, 2023 es el año aniversario de la recuperación democrática argentina, cuarenta años que convierten a ese espacio en un sitio protagonista. Pero su belleza va más allá de coyunturas políticas y fechas especiales. Con un diseño paisajístico y arquitectónico surgido de un concurso nacional de ideas, impulsado por la aledaña Facultad de Arquitectura, es un ejemplo de intervención en equilibrio con el medio ambiente y el paisaje natural (la orilla, el río, el perfil de la ciudad). Como Monumento a las Víctimas del Terrorismo de Estado, tal su nombre oficial, fue diseñado como un corte en una colina de césped, sobre el que pueden leerse los nombres de los desaparecidos y asesinados en orden alfabético. 

Y es un extraordinario parque de esculturas. Destacan la de Marie Orensanz, Pensar es un hecho revolucionario, la de León Ferrari, A los Derechos Humanos, y la de Claudia Fontes, Reconstrucción del retrato de Pablo Míguez, un site specific que emplaza la escultura de un adolescente, hecha en acero inoxidable pulido espejo, sobre las aguas del Río de la Plata, creando un efecto evocativo muy particular. También se invitó a participar a artistas de la talla de Jenny Holzer, Juan Carlos Distéfano. Hoy están emplazadas, además, las de Roberto Aizemberg, Nicolás Guagnini y artistas internacionales: Nuno Ramos, Marjetica Pötrc, Germán Botero, Dennis Oppenheim, William Tucker, Per Kirkeby. También hay un centro de exposiciones temporarias bajo techo, con una curaduría exquisita, que mostró el trabajo de la uruguaya Ana Tiscornia cuando se escribía esta reseña. Hasta mayo, puede verse la muestra Mitos del Futuro Próximo, que ofrece un panorama curioso: el diálogo artístico entre Argentina y Corea, e incluye obra de artistas como Adrián Villar Rojas y Eduardo Molinari. 

Parque de la memoria Parque de la memoria
Parque de la memoriaParque de la memoria

Fútbol del museo. Ya que estamos en la parte norte de la ciudad, y fuera del circuito más trillado, para los que tengan ganas de tomar contacto futbolero, en el país campeón mundial, se impone una visita al recién remodelado Estadio Monumental. Es que la cancha de River, su camiseta blanca y roja, vio crecer y desarrollarse, bajo el ala del DT Marcelo Muñeco Gallardo, a la plana destacada de la selección que nos trajo la tercera estrella: Julián Álvarez, Enzo Fernández, Gonzalo Montiel, Germán Pezzella, Exequiel Palacios, Guido Rodríguez. 

En Semana de Turismo, el Museo River abre las puertas de 10 a 19 horas todos los días, y hay un tour por el estadio por la tarde. El fin de semana de la primera semana de abril el equipo jugará de visitante ante Huracán, pero aun sin partido la visita vale la pena. Su museo alberga tesoros de la historia del club, fundado hace 120 años. Es enorme (3.500 metros cuadrados) y tiene un despliegue tecnológico que incluye un cine 360 donde se proyecta una película sobre esa historia. Un túnel del tiempo, un mapeo del recorrido internacional, entre otras propuestas, completan una oferta cuyo interés va más allá del hincha, pues tiene que ver con el fútbol como expresión de la cultura popular. La entrada se puede sacar directamente en boletería o reservar en el sitio oficial: www.cariverplate.com.ar

Pasión de Multitudes, en el Museo Histórico Nacional Pasión de Multitudes, en el Museo Histórico Nacional

Para seguir con el fútbol, y con la historia, el Museo Histórico Nacional, un edificio colonial precioso en pleno parque Lezama, San Telmo, ofrece una muestra imperdible e igual de oportuna. Pasión de Multitudes invita a un recorrido entre objetos originales de incalculable valor histórico, documentos fotográficos y audiovisuales, mitos y leyendas deportivas, en salas dedicadas a repasar la historia del fútbol argentino desde el 20 de junio de 1867, cuando la pelota rodó por primera vez en donde hoy se encuentra el Planetario, en el barrio de Palermo. Hay más de 100 camisetas de distintos clubes y de la selección, pelotas, botines, copas, medallas, fotografías, videos, figuritas, partituras, credenciales, partes de antiguos estadios y varias sorpresas en una exposición imperdible sobre la historia del fútbol argentino desde sus inicios hasta la actualidad. El director del museo, Gabriel Di Meglio, es un reconocido historiador que desde que se hizo cargo de ese espacio emblemático de la ciudad, donde descansa, por ejemplo, el sable del general San Martín, se propuso aggiornarlo encarando grandes asuntos de la cultura popular desde lo historiográfico. Así sucedió con la estupenda muestra anterior que fue un hit, sobre la historia del rock argentino desde la democracia, o mejor, desde Malvinas (1982), y así sucederá seguramente con esta Pasión de Multitudes. 

Estadio Monumental Estadio Monumental

Calle Corrientes. Pero si Buenos Aires tiene un prestigio en materia de cultura es en gran parte gracias a la calle Corrientes y sus teatros. Ahí, en el San Martín, se puede ver Los años, de Mariano Pensotti. Una puesta estrenada en el FIBA, festival internacional de principios de marzo, en la que se cuenta la historia de una misma persona en dos momentos diferentes de su vida. Cuando tiene 30 años, en 2020, y cuando tiene 60, en 2050. Coproducción con Alemania, la puesta plantea cuestiones movilizantes: ¿qué sucederá dentro de 30 años con nosotros, nuestras ciudades y las personas que conocemos?, ¿cómo será recordado y narrado este presente en el futuro?, ¿de qué manera una obra de arte transforma una vida? Y lo hace con una apuesta muy en el estilo de este director argentino, que toma recursos prestados del audiovisual, como la pantalla partida, la simultaneidad de situaciones disímiles, y que se apoya en un elenco de lujo, con Marcelo Subiotto, cara conocida de cine y series, a la cabeza. 

Los años Los años

En el décimo piso de ese complejo cultural, la Sala Lugones se mantiene como espacio casi de resistencia de una cinefilia que también hizo célebre al ambiente cultural porteño, y que ahí todavía puede palparse. El festival de cine francés se verá en su sala, reformada y modernizada, entre otras propuestas que vale la pena consultar. La Lugones, la sala del Malba, el cine Lorca, también en Corrientes, el Gaumont, para estrenos nacionales: los sitios que permanecen de un espíritu cineclubista en el que un cine de autor, alternativo a los grandes tanques de Hollywood, todavía encuentra un canal de exhibición y un público entusiasta, en su mayoría joven, que genera comunidad. Santiago Mitre y Mariano Llinás, realizadores y guionistas responsables de la nominada al Oscar Argentina, 1985, suelen contar que en esos espacios se guarda la memoria de su educación cinéfila. 

Colón Fábrica Colón Fábrica

A metros de Caminito, pegado a la bella Fundación Proa, en plena bahía de La Boca está Colón Fábrica. Más que una sala de exposiciones, una experiencia que abre las puertas de un gigantesco galpón donde se alojan las escenografías igual de enormes de las grandes puestas líricas. Monumentos efímeros surgidos de los talleres de uno de los pocos teatros fábrica del mundo (hay visitas guiadas que llevan hasta las entrañas del magnífico Colón) en el que se puede crear y realizar todo lo que necesita una programación de excelencia. Trajes, pelucas, zapatos, efectos especiales y por supuesto grandes escenografías que son capaces de trasladarnos a todo el mundo. Un espacio verdaderamente único en la ciudad, asombroso y muy recomendable para ir con chicos, que abre también domingos y feriados.

Rooftops y restaurantes. A la salida, o antes de una función, es un planazo tomar una copa en los cada vez más pujantes y sofisticados rooftops porteños. Terrazas que ofrecen vistas a las cúpulas, al río, al Obelisco. Hay para elegir: Salón 1923 está en las alturas del Palacio Barolo, hermano gemelo del Salvo montevideano, sobre Avenida de Mayo, la terraza del coquetísimo Hotel Alvear es ideal para un atardecer que mira a la orilla, el Hotel Pulitzer, en Retiro, ofrece una de las barras más amigables de las alturas, en uno de los barrios más elegantes de la ciudad, el que rodea plaza San Martín. El Crystal, en la torre más alta de Puerto Madero (otro Hotel Alvear), el Trade Bar, frente al Luna Park, que te hace sentir en la Quinta Avenida de Manhattan, algunos de los imperdibles. 

Hotel Alvear Hotel Alvear
Palacio BaroloPalacio Barolo
Hotel PulitzerHotel Pulitzer
Trade BarTrade Bar

Las ganas pospandémicas de salir, sumadas a una moneda no ahorrable explican, en buena parte, lo que cuesta conseguir mesa en Buenos Aires en estos días. Todo está lleno, y sin reserva la cosa se complica. El hype marca sitios que explotan, como Anafe, a cargo de una joven pareja creativa, en el barrio de Colegiales, o Las Flores, apertura reciente en el que fuera el mítico Olsen, en Palermo Hollywood: gran jardín de plantas nativas, gran salón con vista a los fuegos de la cocina y mujeres en roles protagónicos, como la sommelière y pastelera, Chula Gálvez. Uno de los socios es el ministro de Deportes y Turismo, Matías Lammens, por lo que es fácil encontrarlo en alguna de las concurridas mesas. 

Le preguntamos al uno, el crítico gastronómico Pietro Sorba, para que nos diera un panorama calificativo, y esta es su lista. “Diría que, para alta cocina argentina contemporánea, la recomendación es Roux, y que en carnes a las brasas sin duda Don Julio, Asadero, Madre Rojas, Corte Comedor, Parrilla Peña, Don Zoilo y Cabaña las Lilas. Entre los neobodegones, una tendencia que está muy de moda, apunto Yiyo el Zeneize, Mondongo y Coliflor, Cantina f5, Carmen Boedo, además de los bodegones tradicionales como Albamonte y Chichilo. Luego, la Nueva Cocina Argentina tiene grandes espacios como Julia, Franca, Reliquia, Anafe, La alacena; de cocina italiana, 1636, Casa Saenz o Anchoita. Y en la contemporánea de perfil internacional está 13 fronteras; de cocina latina, Lima (nikkei), Niño Gordo (latino-asiática) y Kona (japonés). Diversidad y alta creatividad distinguen el momento que está viviendo la gastronomía de la Ciudad de Buenos Aires en este momento”.