Existen buenas y sobradas razones para visitar la pequeña pero encantadora Estonia, país situado en el golfo de Finlandia y el corazón de la región báltica, donde se entremezclan armoniosamente la tradición y la modernidad, uniendo los puntos culturales situados entre Escandinavia y Europa Central y Oriental.
Tres cuartas partes del país están cubiertas de bosques y pantanos, lo que ha influido en la cocina estonia, que se caracteriza por su gusto por la diversidad, los productos artesanales y los ingredientes locales de temporada.
Otros elementos integrales de su cultura son el sauna, con registros que se remontan al siglo XIII, y la antigua cultura de los setos, conocida por su tradición de canto polifónico, que sigue viva en todas las generaciones. Ambos están incluidos en la lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la Unesco.
A esos motivos se añade temporalmente otro atractivo, ya que Tartu, la segunda ciudad más importante de este país con 2.222 islas, 3.800 kilómetros de costa y gran riqueza en materia de historia, cultura y naturaleza, ha sido designada como una de las capitales europeas de la cultura en 2024.
Respetuosa y humana. Cada año, la Unión Europea nombra varias ciudades como capitales de la cultura para visibilizar su riqueza y sus valores en los ámbitos patrimonial, artístico y cultural durante un año.
Además de Tartu, otras dos ciudades ejercerán la capitalidad cultural europea en 2024: Bodø, en Noruega, y Bad Ischl, en Austria, según informa la Comisión Europea. Durante ese lapso, las ciudades elegidas ponen en marcha una serie de actividades, exposiciones, espectáculos, eventos e instalaciones que a menudo trascienden lo cultural y abarcan cada vez más la esfera medioambiental. Al mismo tiempo, llevan adelante transformaciones estructurales para ganar reconocimiento internacional e impulsar su desarrollo económico.
El tema central de Tartu 2024 es el de artes de supervivencia, que expresa el poder de las artes para influir en el futuro a través de una cultura respetuosa del medio ambiente, centrada en la comunicación humana real, con comunidades fuertes y habilidades esenciales para la vida y la supervivencia, según sus organizadores.
El programa de la Capitalidad Europea de la Cultura para Tartu 2024 incluye más de 300 actos que tendrán lugar en esta ciudad de tamaño compacto, en la que es muy fácil ir de un sitio a otro y que puede explorarse a un ritmo pausado, paseando a pie o pedaleando en una bicicleta eléctrica.
Las bicicletas eléctricas son una forma de recorrer el casco antiguo.
“Tartu ha sido considerada durante mucho tiempo el centro cultural ‘no tan secreto’ del país. Su tradición como ciudad universitaria la ha convertido siempre en el centro intelectual de Estonia”, explican desde Visit Estonia (visitestonia.com), la web oficial de información turística de este país báltico de 1.300.000 habitantes.
La ciudad se define por sus espacios verdes, su animada cultura de cafés y su amplia cartelera de obras de teatro, conciertos y festivales durante todo el año. Otro atractivo es el río Emajõgi, que divide en dos el núcleo urbano.
Se trata de un centro de cultura creativa y científica donde, según su oficina de turismo, existen cinco buenas razones para visitarlo.
1. El edificio más inclinado de Europa. La ciudad alberga uno de los edificios más inclinados del Viejo Continente, la Casa Inclinada de Tartu, que se ladea en un ángulo mayor que la Torre de Pisa, en Italia.
Esta edificación forma parte, desde hace un tiempo, del Museo de Arte de Tartu, donde los visitantes pueden contemplar una colección de diversas obras tanto estonias como internacionales posteriores al siglo XVIII.
La Casa Inclinada de Tartu supera el ángulo De la Torre de Pisa.
2 . Un lugar donde palpita el conocimiento. Tartu alberga varias de las universidades más antiguas del norte europeo. Cuenta con una gran comunidad estudiantil que abarca 11 institutos de educación superior. Su ambiente bohemio es un semillero de cultura creativa y científica.
La ciudad también ofrece una variedad de interesantes museos, como el centenario Museo Nacional de Estonia, donde la historia se entrelaza con la innovación. Allí funcionan exposiciones permanentes sobre la historia cultural de las naciones de las lenguas ugrofinesas (subfamilia de las lenguas urálicas, entre las que se destacan el húngaro, el finés y el estonio) representadas a través de elementos físicos y de herramientas digitales y electrónicas.
3. Verde y sostenible. Esta ciudad, que ha recibido destacados premios internacionales por su trabajo en favor del medioambiente, ha puesto en marcha una serie de iniciativas creativas de cara a 2024 para incorporar la sostenibilidad a las actividades culturales.
El festival ReVogue Fashion invita a diseñadores, productores y consumidores a compartir campañas, metodologías y eventos centrados en promover y crear conciencia sobre la reutilización de la moda y su mercado secundario. Ofrece conferencias prácticas y educativas y reuniones con fabricantes y proveedores sostenibles para los interesados en crear su propia ropa.
4. Barrios de madera singulares y vibrantes. Los expresivos vecindarios de Karlova y Supilinn, conocidos como la Ciudad de la Sopa y caracterizados por sus antiguas casas de madera y una atmósfera excéntrica, constituyen una pequeña ciudad de madera dentro de Tartu.
En primavera, los lugareños, visitantes y entusiastas de la arquitectura tienen la oportunidad de participar en una gran variedad de eventos emocionantes, como el festival Karlova Neighborhood, que suma una dimensión cultural adicional a estas áreas urbanas con una arquitectura y un ambiente únicos.
Barrio de Supilinn en la llamada Ciudad de la Sopa.
5. Siglos de historia. Comenzó como ciudad en 1224, cuando el obispo de la localidad de Lihula decidió construir allí su propia catedral, convirtiendo a esta población, tal y como se la conoce, en la ciudad más antigua del Báltico, según Visit Estonia.
Los visitantes podrán descubrir la historia de Tartu durante el año de la capitalidad cultural en el Festival Inwards, una serie de conciertos de música ambiental y electrónica, funciones de teatro psicogeográfico y espectáculos de imágenes y luces que tienen como objetivo describir el pasado y las tradiciones del país de manera atractiva y divertida, aseguran sus organizadores.