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"So let’s just dive in”, dijo la exprimera dama de Estados UnidosMichelle Obama en el primer episodio de su podcast allá por 2020, en plena pandemia. Tras esa frase se escucha una carcajada: es su esposo, el expresidente de Estados Unidos Barack Obama, quien, como no podía ser de otra manera, fue su primer invitado. Esta primera interacción, amistosa y espontánea, marcó el tono del programa: cercano, relajado, humano. Un estilo que no solo define la forma en la que Michelle se comunica en este formato, sino también en la vida.
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Hoy, bajo la misma productora que fundó con Barack, Higher Ground, creada con la misión de amplificar voces e historias que transforman el rumbo, Michelle regresa con un nuevo podcast: IMO.
“No tenemos todas las respuestas y este show no se trata de ser expertos en nada más que en nuestras propias vidas, pero sí tenemos opiniones”, dice Michelle. De ahí el nombre del podcast: IMO, siglas en inglés de In My Opinion (“En mi opinión”).
Un nuevo desafío
En tiempos complejos y confusos, donde la tecnología promete hiperconectarnos pero la soledad parece más presente que nunca, Michelle comprendió algo fundamental: muchas veces, esa sensación de estar solos no es individual, sino compartida. “Si te permitís ser un poco más vulnerable y hablar de lo que te pasa, es más fácil encontrar respuestas”, explica. No todos tuvieron un espacio seguro para expresarse, y por eso decidió crear este nuevo programa en el que invita a los oyentes a enviarle preguntas sobre los desafíos que enfrentan, desde los más cotidianos hasta los más existenciales.
Lo hace acompañada por su hermano mayor, que es su coanfitrión, y, por sobre todo, su “mejor amigo”: Craig Robinson. Cada miércoles, ambos comparten experiencias, anécdotas y consejos sinceros, con la ayuda de invitados especiales y expertos en distintas áreas de la vida. IMO es un espacio en el que se habla de todo, desde citas y relaciones hasta crianza y finanzas personales, siempre con cercanía y humor.
Deberías empezar un podcast con tu hermano
Así se titula el episodio piloto, centrado en una conversación íntima entre Michelle y Craig. Allí repasan su vínculo, su infancia y muchas anécdotas que los marcaron.
Podcast Michelle Obama.jpg
Michelle recuerda su niñez en una modesta casa alquilada sobre Euclid Avenue, en Chicago. Lo primero que se le viene a la mente es la cercanía con Craig, en el sentido literal: compartían una habitación pequeña con las camas cabecera con cabecera —la suya con una baranda de seguridad, porque se caía seguido— y cubrecamas combinados hechos por su madre. Vivieron juntos toda su infancia, físicamente cerca, pero nunca en una relación de dependencia. “Craig no era una figura paterna para mí, era un hermano mayor, independiente pero presente”, dice.
Con el tiempo, su abuelo les construyó una especie de división en forma de T dentro del cuarto: Craig dormía a la izquierda, Michelle a la derecha, y el espacio común en el centro se convirtió en un rincón de estudio con escritorios, también hechos por su madre. Un ejemplo más de la creatividad de su progenitora que, junto con su padre, ambos de clase trabajadora, encontraba, a falta de dinero, soluciones ingeniosas para la organización del hogar.
A pesar de la división, seguían durmiendo “cabeza con cabeza”, solo que ahora con una pared de por medio. Para Michelle, esos momentos fueron especiales: se quedaban hablando largo rato, compartiendo el día, riéndose o simplemente acompañándose. “Pensábamos que hablábamos toda la noche, pero en realidad nos acostábamos a las 19:30 y hablábamos hasta las 22 como mucho... hasta que mamá entraba”, recordó Craig entre risas. La charla giró en torno a lo pequeña que era su casa, y cómo ahora grababan el podcast en un amplio y hermoso Airbnb. “Mirá dónde estamos ahora”, dijo Craig mirando a su alrededor.
Un espacio de apertura
Sus padres entendieron algo esencial: los niños son más inteligentes de lo que muchos creen y sus voces importan. En su casa, la mesa de la cocina era el lugar donde se practicaba esa escucha activa. Ahí se los animaba a expresar lo que pensaban, a compartir emociones y a tener pensamiento crítico. Les enseñaron a hablar tanto de los logros como de los fracasos, a reconocer errores y a saber que no siempre hay respuestas. Eso, dice Michelle, es algo que hoy aplica con sus propias hijas.
Un punto clave que abordaron fue la responsabilidad. Michelle aclara: “No es que nos dejaban solos ni que nos mandaban a trabajar. Nos enseñaban con pequeños actos”. Por ejemplo, al empezar la escuela les mostraron cómo funcionaba la alarma, para que ellos mismos la programaran para despertarse; también a cómo vestirse, higienizarse, hacerse el desayuno, limpiar el baño y hasta trapear el piso. Craig recuerda el olor del limpiador de pino, Pine Sol —que, irónicamente, ahora auspicia el podcast—, como parte de su infancia.
Michelle Obama y su hermano.jpg
Michelle Obama y Craig Robinson en su infancia
La idea era darles responsabilidades acordes a su edad y, por lo tanto, a su capacidad, algo que Jordan Peterson plantea en su libro 12 reglas para la vida: hay que enfrentar desafíos que sean lo suficientemente grandes como para representar un reto, pero no tan abrumadores como para desmotivarnos. Esto es especialmente importante en la formación de una persona durante su infancia. Un equilibrio entre el orden y el caos, en el que un pie pisa lo conocido y el otro explora lo nuevo. Michelle hace una clara distinción entre padres responsables y “padres helicóptero”. Estos últimos, dice, envían sin querer un mensaje de desconfianza: “No creo que puedas hacerlo solo”. Sus padres fueron lo contrario: les mostraron que eran capaces, los alentaron a equivocarse, aprender y crecer.
Todo pasó muy rápido. Barack Obama pasó de senador estatal a senador nacional y, casi sin darse cuenta, la gente ya lo pedía como presidente. Para Michelle, que había crecido con un padre presente y cercano, le costaba aceptar que su esposo tuviera una agenda tan intensa y tanta responsabilidad sobre sus hombros. En el podcast, Michelle cuenta cuando Barack le confesó a Craig que no lograba su beneplácito para lanzarse a la presidencia. Craig habló con ella y le dijo algo que la hizo reflexionar (aunque en el momento la hizo enojar): “No lo castigues por querer ser muy bueno en lo que hace”. Michelle sabía que su hermano tenía razón. Ese mismo mensaje Craig se lo transmitió a toda la familia: estaban todos juntos en esto.
En ese primer episodio del podcast que coanfitriona con Craig, Michelle reconoció que su hermano no solo habló, sino que estuvo firme a su lado durante toda la campaña y los años en la Casa Blanca. Craig se convirtió en el sostén emocional de la familia, el lugar seguro al que todos acudían cuando las cosas se complicaban.
IMO, que tuvo su primer episodio el 12 de marzo, ha invitado a conversar desde entonces a la actriz y productora Issa Rae para hablar de la amistad en la adultez; a Seth y Lauren Rogen para ahondar en los cuidados a partir de su experiencia con el diagnóstico de alzhéimer de su madre, y a expertos para conversar sobre estrategias para combatir la desesperanza, sobre la desilusión como clave para el éxito y sobre las banderas rojas en las relaciones y la búsqueda del amor.