¡Hola !

En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, tu plan tendrá un precio promocional:
$ Al año*
En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá
* Podés cancelar el plan en el momento que lo desees

¡Hola !

En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, por los próximos tres meses tu plan tendrá un precio promocional:
$ por 3 meses*
En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá
* A partir del cuarto mes por al mes. Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
stopper description + stopper description

Tu aporte contribuye a la Búsqueda de la verdad

Suscribite ahora y obtené acceso ilimitado a los contenidos de Búsqueda y Galería.

Suscribite a Búsqueda
DESDE

UYU

299

/mes*

* Podés cancelar el plan en el momento que lo desees

¡Hola !

El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá

Del pet sitting a los perrijos: las mascotas a la mesa

Ahora la nueva tendencia es el pet sitting­, ir a cuidar mascotas al otro lado del planeta mientras sus dueños no están en casa

Editora Jefa de Galería

Viajar, para muchos, la mayoría, es un anhelo constante, que cuesta bastante dinero y que no siempre se puede realizar. Además, existe la maldición de que en los viajes se despierta el bichito viajero y al volver uno ya está pensando cuándo, cómo y a dónde volver a sacar un pasaje. Estas ganas son más acentuadas entre los jóvenes, que experimentan esos deseos irrefrenables de conocer el mundo, ir a lugares exóticos, acercarse a gente diferente, comer cosas extrañas; básicamente, salir a la aventura. Para saciar esa sed de una forma menos costosa y que habilite más tiempo viajando, se han puesto en marcha alrededor del globo diversas modalidades de viaje: conseguir una visa para juntar kiwis en Nueva Zelanda, hacer un intercambio estudiantil en Europa, anotarse en un curso para perfeccionar un idioma, conseguir trabajos zafrales en los destinos marcados en la posible ruta, hacer couchsurfing, entre muchas otras maneras —o excusas— de salir al mundo.

Ahora la nueva tendencia es el pet sitting­, ir a cuidar mascotas al otro lado del planeta mientras sus dueños no están en casa. El trabajo es solo a cambio del hospedaje, así que el dinero hay que conseguirlo de otra forma, pero por lo menos el alojamiento está pago. Sin embargo, no es tan sencillo como parece: saco al perro a dar un vueltita, le doy de comer y sigo con mi itinerario de viaje. Pues no. El trabajo aquí hay que tomárselo en serio si la idea es quedarse en esa casa. A la o las mascotas (pueden ser más de una) hay que atenderlas bien y seguir sus rutinas, como llevarlos al parque, a hacer mandados, a la cafetería e incluso a su sesión de acupuntura. ¡Sí, la del perro! Antes de dejar su hogar, cada propietario indica cuánto tiempo puede quedar sola su mascota y, en ocasiones, deja bicicletas o hasta autos a disposición del pet sitter para facilitarle la estadía. Si la mascota es un gato, la tarea será más sencilla, porque son más independientes y dejan tiempo al cuidador para hacer sus cosas.

En la nota que Santiago Perroni escribió para este número sobre esta nueva modalidad, que une las ganas de viajar de unos con la necesidad de conseguir quién cuide de sus mascotas de otros, se reafirma una vez más el lugar que los animales han ido ganando en la sociedad contemporánea. Entre los datos que aparecen en el artículo hay uno que sorprende enormemente: el costo promedio por contratar un servicio de cuidado de mascotas por 25 noches en Reino Unido ronda los 1.160 dólares, en Australia, los 1.340 y en Estados Unidos alcanza los 2.000 dólares. Un pasaje más de avión.

Hace ya tiempo que especialmente las nuevas generaciones de millennials y centennials han puesto su mirada, atención, respeto, amor y hasta su ansiedad y obsesión en los animales. Hace ya tiempo que especialmente las nuevas generaciones de millennials y centennials han puesto su mirada, atención, respeto, amor y hasta su ansiedad y obsesión en los animales.

Hace ya tiempo que especialmente las nuevas generaciones de millennials y centennials han puesto su mirada, atención, respeto, amor y hasta su ansiedad y obsesión en los animales. Mientras que la natalidad en el mundo viene descendiendo llamativamente, las mascotas parece que han venido a ocupar el espacio de los hijos no tenidos, para convertirse en “perrijos”. (Un meme muy elocuente dice: mi bisabuela, 12 hijos; mi abuela, 8; mi madre, 3; yo, un perro). Cada vez hay más lugares pet friendly, vemos perros y gatos en supermercados, tiendas, cafeterías. Los hoteles para perros son un negocio instalado hace ya varios años, y los servicios que se inventan para mascotas ya no tienen límites, como festejos de cumpleaños que incluye gorros, cotillón y tortas especialmente preparadas para ellos. Hay quienes pagan cifras astronómicas de luz por dejar el aire acondicionado todo el día prendido a sus mascotas. En la veterinaria se puede encontrar una amplia variedad de productos para consentir a los animales que deja atónito a cualquier persona mayor de 45. Esta generación creció en otro mundo, en el que las madres eran amas de casa y los animales vivían en el fondo. Si la familia se iba de vacaciones, algún allegado iría cada tanto a tirarles algún plato de comida y ponerles agua fresca.

Hoy nos imaginamos esa escena y nos da pena. Porque no está mal dejar de ver a los animales como seres inferiores y considerarlos como otras especies con las que convivimos en este planeta. Sin embargo, es de orden decirlo: cada especie tiene sus particularidades y necesidades. Tampoco es justo para ellos humanizarlos.

De todas maneras, quienes tenemos mascotas sabemos que son un problema a la hora de planificar las vacaciones, por lo que iniciativas como esta son siempre bienvenidas, porque llegan para resolver una necesidad. Está claro que el pet sitting es un producto de nuestro tiempo: combina anhelo por viajar, cuidado de mascotas y conectividad global a través de aplicaciones, que son las facilitadoras de que la vida cambie tanto.