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Si todas las mujeres que declaran no trabajar porque no tienen tiempo debido a las tareas de cuidados pudieran acceder a un empleo, más de 20.000 niños, niñas y adolescentes podrían superar la línea de pobreza.
El 1º de marzo, en su discurso de asunción de mando, frente a la Asamblea General del Poder Legislativo, el nuevo presidente de Uruguay, Yamandú Orsi, habló de lo que muchos hablan: la pobreza infantil. Sostuvo fuerte y claro que “no hay infancias pobres sin adultos pobres, y por eso también debemos garantizar el sustento de las familias que tienen esos menores a cargo”, y, afortunadamente, mencionó un aspecto esencial de este tema: “En especial, el de las mujeres jefas de hogar”. Es una pena que lo haya dicho en un tono más bajo, tal vez porque era el final de la oración, y por eso algunos no recuerdan haberlo escuchado y otros directamente quitan esa parte de la transcripción, como si fuera un detalle sin importancia. Sin embargo, ahí está la clave de la cuestión.
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Un informe de Unicef sobre la pobreza infantil en Uruguay publicado en julio de 2024 indica que el 34% de los niños, niñas y adolescentes pobres viven en hogares monoparentales —con un promedio de 2,5 niños por hogar—, y que en el 87% de los casos la adulta es la madre. En general, dice el informe, estas mujeres cuentan con ingresos laborales, pero sufren una inserción laboral precaria y complejizada por la necesidad de conciliar el trabajo remunerado con las tareas domésticas y de cuidados, sumado a que el 59% no recibe pensión alimenticia. Entonces, según el análisis de Unicef, la probabilidad de que ese hogar sea pobre es de 21,3%.
Esta semana, además de la asunción presidencial, nos convoca el próximo Día de la Mujer, y entre las notas referidas a temas sobre el universo femenino, María Inés Fiordelmondo entrevistó a Carmen Correa, quien ilustra nuestra tapa. Esta uruguaya es CEO de ProMujer (una organización sin fines de lucro que trabaja por la igualdad de género en América Latina), quien en enero fue una de las pocas representantes latinoamericanas en el Foro de Davos; integra la lista 50 over 50 de la revista Forbes, que reconoce a pioneras que están generando riqueza y creando empleos, y en 2023 Google la ubicó entre los siete Leaders to Watch (líderes a seguir).
Un informe de Unicef sobre la pobreza infantil en Uruguay indica que el 34% de los niños, niñas y adolescentes pobres viven en hogares monoparentales, y que en el 87% de los casos la adulta es la madre Un informe de Unicef sobre la pobreza infantil en Uruguay indica que el 34% de los niños, niñas y adolescentes pobres viven en hogares monoparentales, y que en el 87% de los casos la adulta es la madre
ProMujer dice: “Invierte en una mujer, transforma una familia”. En la entrevista, Correa describe con claridad la situación de la mujer en América Latina. “Detrás de cada una hay una historia de resiliencia increíble. Para mí, son verdaderas guerreras. El 95% de las mujeres con las que trabajamos emprende por necesidad. (...) Muchas veces, deben reinventarse una y otra vez. Pero tienen esa capacidad, o encuentran una oportunidad y la aprovechan. Son emprendedoras en el sentido más genuino. (...) Y cuando ellas logran desarrollar su negocio, llevarlo a otro nivel, el cambio impacta a toda la familia”.
Por si queda alguna duda, el informe de Unicef confirma que el principal determinante de que un hogar sea pobre es su vínculo con el mercado de trabajo. El 68% de las personas pobres tienen o buscan un trabajo. Sin embargo, tres problemas principales afectan sus posibilidades: la dificultad para conciliar el trabajo remunerado con el cuidado y las tareas domésticas, la dificultad para conseguir empleo y la precarización laboral. Y peor aún, el 19% de las mujeres adultas en hogares pobres con niños y adolescentes declaran que no trabajan ni buscan trabajo remunerado por falta de tiempo ante las tareas de cuidados, y este porcentaje aumenta cuanto menor es la edad de los hijos, alcanzando un 29% entre aquellas con hijos de 2 años o menos.
Unicef proyecta que si todas las mujeres que declaran no trabajar porque no tienen tiempo debido a las tareas de cuidados pudieran acceder a un empleo, más de 20.000 niños, niñas y adolescentes podrían superar la línea de pobreza. Y si todos los hogares monoparentales recibieran pensión alimenticia, más de 6.000 niños, niñas y adolescentes podrían salir de la pobreza.
Una gran idea sería que el Estado pusiera transporte escolar para todos estos niños pobres Una gran idea sería que el Estado pusiera transporte escolar para todos estos niños pobres
Los números son contundentes. Las políticas públicas deben apuntalar a esas mujeres solas, desamparadas, luchadoras, que tratan de criar y educar a sus hijos sin plata, una tarea titánica que pocas veces tiene un buen desenlace si no obtienen verdadera ayuda. Ellas necesitan que alguien cuide a sus hijos para poder trabajar. Si no lo consiguen en su entorno, entonces el Estado debe ofrecer las condiciones para que salgan a trabajar.
Claro que ya existen varias acciones, como las transferencias monetarias, los servicios de alimentación, pero sin duda hay que ampliar, mejorar e implementar nuevas políticas. Así como se logró algo impensado como que cada escolar tuviera una computadora, una gran idea sería que el Estado pusiera transporte escolar para todos estos niños pobres, porque la madre muchas veces y por diversas causas no puede llevarlos a la escuela, donde reciben tal vez los únicos platos de comida en el día. Si eso ocurriera, los niños nunca faltarían a clase (y por ende descendería el ausentismo y la deserción escolar) y la madre tendría más tiempo para desarrollarse laboralmente, buscar trabajo, emprender, encontrar oportunidades.
Como lo dijo Orsi, el camino para bajar la pobreza infantil es el de “garantizar especialmente” el sustento de las jefas de hogar. Ojalá que esto siga siendo prioridad a lo largo de todo este gobierno y en cinco años estaremos atentos a ver si esas palabras se las llevó el viento.