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Las ‘apps’ de citas están en decadencia y ahora, a partir del fenómeno de Mercadona, hay ‘match’ en el supermercado
Caen las acciones de las apps de citas, los encuentros offline retoman fuerza y la cadena de supermercados española Mercadona se promueve como lugar de “levante”
Las aplicaciones de citas —esas empresas de redes sociales que nacieron hace 10 años y que se suponía iban a aumentar y sustituir todo tipo de interacción humana romántica presencial— están en crisis. Las acciones en bolsa de la popular Bumble cayeron un 30% el mes pasado después de un informe negativo de ganancias y Match Group, propietario de Tinder, Match.com, OkCupid y otras, informó un descenso en su número total de usuarios durante los últimos dos años.
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Lo interesante es que este hartazgo con las apps de citas coincide con una curiosa campaña de marketing que está llevando adelante en las redes sociales la mayor cadena supermercadista de España, Mercadona, que apunta a mejorar sus ventas en los horarios de entre las 19 y las 21 y que para ello aplaude a viva voz y apoya una moda de “levante” en la que solteros y solteras entablan conversaciones en el supermercado y utilizan códigos (como poner una piña boca abajo) para dejar entrever si buscan relaciones pasajeras o de largo plazo.
Podríamos decir que esta es una mera estrategia comercial, pero sabemos que no habría prosperado si no hubiera algo de realidad en todo el asunto y si no dejara al descubierto el gran hueco que quedó en la vida cada vez menos social de las personas: el verse “cara a cara”, no con un fin comercial (comer en un restaurante, un cine, una plaza de comidas), sino por el puro gusto de verse y conocerse. Una vida social que fue completamente engullida por el desarrollo tecnológico y la vida de consumo, ambos potenciados y acelerados por las prohibiciones de la “pandemia” y que parecen haber transformado y limitado para siempre la forma en que las personas viven en sociedad y se encuentran (si pensamos en clásicas historias de amor literarias como Anna Karenina o Romeo y Julieta, sus protagonistas se conocieron en fiestas sociales).
La pandemia normalizó las aplicaciones de citas cuando no se podía ir a lugares ni conocer a personas en un bar porque estaban cerrados y también transformó la frecuencia con que las personas reciben a amigos en sus casas para celebrar un cumpleaños o cualquier reunión. Después de la pandemia comenzó a ser común entre la gente no “aguantar” la permanencia por más de dos o tres horas en un grupo y muchos lo cuentan hasta con orgullo o se declaran cada vez más antisociales.
Para la generación Z, tal vez su primera experiencia de citas fue durante la pandemia. Por eso, nunca han tenido encuentros con fines amorosos offline y no saben adónde ir ni cómo conducirse. Un dato lindo: más del 90% de esta generación Z se siente frustrada con estas aplicaciones, según la agencia de investigación juvenil Savanta, lo que no les augura a estos sitios online una saludable ni larga vida.
“Quemados por las apps”. Según una investigación del Centro de Investigaciones Pew, casi la mitad de los usuarios de citas en línea y más de la mitad de las mujeres que las usan dicen que sus experiencias han sido negativas. El mismo estudio encontró que el 52% de sus usuarios dijeron que se habían topado con alguien que había tratado de estafarlos; el 57% de las mujeres dijeron que las citas en línea no son demasiado seguras o no son seguras en absoluto; y el 85% dijo que alguien siguió contactándolos después de que dijeran que no estaban interesados.
Es cada vez más común oír a usuarios de estas aplicaciones decir que están “quemados” con las citas en línea (muy impersonal, trabajoso, arriesgado, frustrante) y la tendencia es buscar formas orgánicas y más “a la antigua” de conocerse. Por eso, parece bastante coherente lo que sucedió recientemente en el verano español y que fue iniciado por la humorista española Vivy Lin después de que ella y una amiga se grabaran haciendo compras en Sevilla hace unas semanas.
En el video, Lin dijo que se había dado cuenta de que hay una franja horaria concreta —entre las 19 y las 20— en la que los pasillos de Mercadona están llenos de hombres y mujeres solteros que deambulan sin rumbo y sin comprar nada. Lin acuñó la frase que se hizo viral, “la hora de ligar en Mercadona”, y subió su video a TikTok.
Mucha gente participó con sus propios videos, mujeres vestidas como para salir de noche, chicas haciendo chistes junto a los vinos, un muchacho de traje haciendo señas a otros compañeros de compras. La naturaleza humorística de lo que ahora son miles de videos en las redes sociales sugiere que la mayoría de los aspirantes a tener pareja se están divirtiendo en lugar de buscar genuinamente una relación romántica. Pero bueno, gracias a Freud sabemos que el inconsciente no distingue entre lo que es broma y lo que va en serio, así que todo es parte de todo.
Poco después de que el video original de Lin se hiciera popular, la gente empezó a colocar piñas al revés en sus carritos, como señal de apareamiento. Según las reglas del romance en el supermercado, si te gusta alguien que tiene una piña al revés en su carrito, debes hacérselo saber chocando con suavidad tu carrito contra el suyo.
El fenómeno despertó interés entre los jóvenes adolescentes, que invadieron los supermercados de toda España, inundando los pasillos y —dicen— molestando a los verdaderos clientes. Y parece que la gracia se les fue un poco de las manos porque hace dos semanas los empleados de un Mercadona de Bilbao tuvieron que llamar a la policía para que desalojara a los grupos de adolescentes que habían colapsado la tienda un jueves por la noche.
Además, los empleados de Mercadona tuvieron que quitar las piñas de las góndolas un poco antes de las siete de la tarde para evitar que los clientes que no tenían intención de comprarlas las usaran para sus “comunicaciones” y luego las dejaran tiradas.
Pero no es una mala noticia que las apps de citas estén fracasando y en cierta forma es esperanzador que su punto alto haya durado solo 10 años. Habla de que quizás los seres humanos estemos reconociendo que no somos un catálogo de productos. Por ahí todavía creemos en el flechazo a primera vista. Por más que sea rodeados de productos de limpieza y embutidos porcinos en oferta.
El amor en los tiempos del supermercado
Aquello de conocer a alguien de forma romántica en el supermercado está en la mente de los equipos de guionistas en varias partes del mundo. Anne Hathaway va vestida de lentejuelas y saco de piel cuando conoce a un hombre que le gusta en el pasillo de las frutas e intercambia unas palabras con él. En la serie Modern love (Prime Video), la actriz dice en voz alta que si conoces a un amor una mañana en el supermercado, podría ser un indicador de que la cosa va a funcionar, porque a esa hora y en ese sitio es poco probable que las personas estén bajo los efectos de la cocaína o el alcohol. El muchacho en cuestión le dice que está buscando una macedonia y la historia de amor empieza, al menos empieza, sobre ruedas.
Amor en el super modernlove-superJumbo.jpg
Anne Hathaway en Modern love
Fresh (Disney Plus) es otra película pospandemia que incluye las góndolas de supermercado como escenario para un encuentro romántico. La película dirigida por Mimi Cave muestra a una mujer que está harta de las aplicaciones de citas y se arriesga a darle su número a un hombre que conoce en un supermercado. Noa, encarnada por Daisy Edgar Jones, acepta casi enseguida a irse en una escapada con su nuevo romance, Steve (encarnado por Sebastian Stan), y ahí, bueno, lo conoce de verdad.
Por estas latitudes, la moda de Mercadona también llegó, al menos a Buenos Aires. Hace un par de días, la humorista y moderadora de charlas sobre sexualidad Connie Ballarini dedicó un show entero al “levante” en el Coto, uno de los supermercados más populares de Argentina. La hora de encuentro en estos recintos, informan, también es entre las 19 y las 21.