Entre el miércoles 28 de agosto y el domingo 8 de setiembre, la villa olímpica (ahora paralímpica) alojará a 4.400 deportistas que competirán en 22 disciplinas adaptadas, con el objetivo de superar sus marcas y desempeños personales y dejar a sus países en lo más alto. Representando a Uruguay asistirán la nadadora Hanna Arias, de 14 años, y el judoca Henry Borges, de 41. Para ella serán sus primeros juegos paralímpicos; para él serán los quintos.
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Hanna Arias (14) | Natación
Nació en una familia en la que el deporte siempre tuvo un rol protagónico. Su padre, integrante de un grupo de corredores y participante asiduo de maratones y carreras. Su madre, dueña de un gimnasio. Hanna Arias empezó a nadar con solo dos años en la escuela de natación Chapoteando, en el departamento de Colonia. La malformación en el brazo con la que nació no le impidió destacarse en el deporte: cuando tenía siete años pasó a integrar el plantel del club Plaza Colonia, y a los 11 fue invitada a ser parte del Comité Paralímpico Uruguayo (CPU).
Siempre tuvo claro su sueño. Siempre quiso participar en los Juegos Paralímpicos, y este año ese sueño se hará realidad. “Tuve que mejorar mucho, porque tengo una estatura muy baja en comparación con otras competidoras. En las vueltas me sacaban mucha ventaja, por ejemplo. Eran mucho más altas que yo, entonces giraban antes. Eso fue lo que tuve que ir trabajando y ahora es ahí donde saco más ventaja: cuando llego a una pared, o en las salidas”, contó Hanna a Galería.
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Martín, su padre, es presidente de Inclusión en el club Plaza Colonia, y desde allí trabajan con deportes adaptados a personas con discapacidad. Desde ese rol, contó que Hanna abrió muchos caminos. Recordó una anécdota de una competencia de piscinas abiertas de convencionales (personas sin discapacidad), en la que Hanna participó como integrante del plantel del club coloniense. En esa instancia, la adolescente fue descalificada en el estilo pecho por no tocar el borde de la piscina con las dos manos simultáneamente al llegar. Allí se armó un revuelo que, tiempo después, hizo que su padre y el club entendieran que a los jueces del deporte les faltaba capacitación, y que era pertinente también lograr una actualización del reglamento. Entonces, consiguieron referentes argentinos que vinieron a capacitar a los jueces uruguayos y allí se obtuvo la actualización del reglamento.
En la última olimpíada —como se conoce al período de tiempo entre unos Juegos Olímpicos y los siguientes— Hanna nadó en muchas competencias internacionales. Por su buen desempeño, el Comité Paralímpico Francés la invitó a participar en los Juegos Paralímpicos de este año, entregándole una wild card (una tarjeta de invitación).
Desde que en julio pasado se enteró de que participaría en los Juegos de París, Hanna no paró de entrenar y sus rutinas fueron sin descanso, entre estudios y deporte. Los lunes, miércoles y viernes fue al gimnasio, una o dos horas. Asistió al liceo durante cinco horas todos los días, y los martes y jueves, antes de ir, madrugó a las 6:30 de la mañana para ir a nadar de 7:00 a 8:00. Fue a sus clases de inglés y después entrenó unas dos horas más. Lo hizo siempre con gusto, con disfrute.
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“Para mí, es muy importante y emocionante (ir a los Juegos Paralímpicos de París). Siempre me imaginé ir a una paralimpíada, pero nunca de tan chica. A los 14 años nadie se imagina eso”, reconoció. Su expectativa principal es “dar todo y disfrutar”, además de mejorar sus tiempos y llegar a nuevas marcas técnicas.
Según su padre, la natación tuvo (y tiene) un impacto muy grande para Hanna a nivel motivacional. “Le hace bien a ella” y también “a la gente que la rodea y la sigue”. En los días previos a viajar a París, la adolescente recibió invitaciones para dar charlas en liceos, escuelas, UTU. En una de las escuelas que visitó, acompañada de sus padres, una niña se acercó y le dijo con emoción a la madre de Hanna: “La abracé dos veces”. “¡Como si fuera una ídola!”, contó su padre. “Es un bucle infinito de alegría para ella y todos los que la rodean”, agregó.
Hanna competirá en París el miércoles 4 de setiembre a las 6:20 (hora uruguaya) en la categoría 100 metros libres; y el viernes 6 de setiembre a las 5:40 en 100 metros mariposa. “Es importante nunca rendirse, siempre estar preparado mental y físicamente, porque la parte mental es lo que más choca en todo esto. Siempre hay que seguir para adelante, ponerse pequeñas metas y tratar de lograrlas. Con minimetas se consigue un sueño enorme”, reflexionó la joven nadadora.
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Luis Hidalgo/Parapanamericanos Stgo 2023 vía Photosport
Henry Borges (41) | Judo
Cuando Henry Borges tenía solo seis meses de vida contrajo meningitis, una enfermedad que le provocó un deterioro en su vista que acabó dejándolo ciego. Nacido en Artigas, comenzó su educación en una escuela rural, hasta que a los nueve años su madre decidió mandarlo a Montevideo para ingresar en la escuela 198, para personas con discapacidad visual. En el mismo año en el que Henry entró a esa escuela, se realizó un plan piloto para incorporar judo como deporte en el currículum. “Desde que subí al tatami, literalmente me enamoré del judo”, contó a Galería.
El plan piloto de judo duró solo un año. Durante ese tiempo, el profesor del deporte notó que Henry tenía condiciones y le propuso acercarse al club Neptuno para aspirar a una beca que le permitiera seguir practicando. Y así fue como comenzó a construirse la carrera del judoca.
Como socio del Neptuno, participó en innumerables competencias en las que se enfrentó a deportistas convencionales. Sin embargo, nunca sintió grandes desventajas. Según contó, el judo es un deporte fácil de adaptar para personas con discapacidad visual, solo hace falta cambiar dos reglas. Primero, en lugar de empezar los competidores a dos metros de distancia, empiezan ya tomados del judogi (la vestimenta característica). Segundo, al no poder ver cuando se salen del cuadrilátero de lucha, el juez les grita “¡jogai!”, un término japonés que significa que están cerca del límite.
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Luis Hidalgo/Parapanamericanos Stgo 2023 vía Photosport
“Con una buena práctica de los movimientos y con las estrategias claras, se logra un buen desarrollo competitivo. Las personas que ven te miran los pies, el movimiento de los hombros, todas esas cosas. Pero la verdad es que a mí nunca me resultó extraño”, dijo Henry.
El judoca clasificó a los quintos Juegos Olímpicos de su historia deportiva, quedando en el sexto lugar a nivel mundial. Por los puntos que logró obtener, fue la mejor olimpíada de su vida, según contó. Otra “fortuna” de este ciclo, para él, fue haber conseguido el auspicio de la marca Toyota, que financió casi todos los eventos deportivos en los que pudo sumar puntos de cara a París 2024.
Henry reflexionó sobre el deporte paralímpico en Uruguay y dijo que el país aún está “lejos” de alcanzar el nivel de otros territorios de la región y del mundo en cuanto a cantidad de deportistas, pero también de desarrollo. Opinó que hace falta un “buen proyecto” de promoción a escala nacional.
“Si no tenés un apoyo como el que nos dio a nosotros Toyota, el CPU no cuenta con la suficiente cantidad de dinero para poder mandarte a todos los eventos”, aseguró. “Eso le sucede a la mayoría de los deportistas paralímpicos. El comité depende de la Secretaría Nacional de Deporte, que le da el dinero que puede. Si hubiese más apoyos de las empresas al CPU, supongo que más atletas tendrían la oportunidad de participar en más eventos”, agregó.
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Mariana Mederos, su esposa, que también es judoca paralímpica, viaja con él y le hará el seguimiento en la parte técnica del deporte.
Luis Hidalgo/Parapanamericanos Stgo 2023 vía Photosport
Henry Borges competirá en París por primera vez el jueves 5 de setiembre a las 5:05 (hora uruguaya). Su expectativa en estos Juegos es “dar lo mejor”, y sabe que puede “aspirar a una medalla”. Lo dice porque viene de una olimpíada en la que de siete eventos, obtuvo cinco medallas. Sin embargo, sabe que compite contra los mejores del mundo y que el nivel es “muy parejo” entre todos los judocas. Lo acompañará su esposa, Mariana Mederos, que también es judoca paralímpica y le hará el seguimiento en la parte técnica del deporte. “Aspiramos a eso: a luchar por medallas y poder cumplir con el anhelo familiar y el sueño que tenemos. Es la quinta (participación en los Juegos Paralímpicos), es nuestra última, y estaría tremendo poder retirarnos y despedirnos del tatami consiguiendo un fierro”, sentenció.
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