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PREJUICIOS Y VALORES
El British es privado, mixto, laico, con una fuerte educación bilingüe, y hace una gran apuesta a lo deportivo. Está dirigido por un Consejo Directivo elegido por The British Schools Society, que tiene como presidente honorario al embajador británico. Las primeras clases del British se dictaron en un edificio en la calle Blanes, en el que estaban separados hombres y mujeres.
Después de varias mudanzas, en 1925, con la presencia del príncipe Eduardo de Gales, se colocó la piedra fundamental del edificio de Pocitos (en la calle Benito Lamas) y poco después se convirtió en un colegio mixto. En 1947 adquirieron el predio de Carrasco, donde se fueron levantando poco a poco las instalaciones en las que todavía funciona el colegio. Hoy es un enorme complejo que comprende diez hectáreas, con varios edificios, campos de deportes, y auditorio, entre otros.
La presencia de descendientes de familias inglesas fue una constante a lo largo de la historia del British, y también la relación con integrantes de la casa real británica. En ese sentido, es frecuente que cada vez que llega a Uruguay algún príncipe o princesa en visita oficial recorra sus instalaciones.
En determinados sectores sociales, al British se lo mira con recelo e incluso hay burlas sobre la forma de ser de sus egresados. Dicen que sus alumnos viven en el microclima de Carrasco, alejados de la realidad, en un mundo endogámico al que solo algunos pocos pueden acceder. Que son “nenes bien”, y que están acostumbrados a vivir sin dificultades y a imponer su voluntad porque tienen mucha plata. Que muchos de sus egresados se definen como emprendedores porque provienen de familias acomodadas; entonces, ellos pueden pasar años desarrollando emprendimientos sin preocuparse de dónde obtener la plata para pagar las cuentas.
Y si bien esa visión puede resultar exagerada, porque apunta a ridiculizar o estigmatizar a sus alumnos y su estilo de vida, también es cierto que no cualquiera puede acceder al British. La prioridad la tienen los chicos con hermanos en la institución, seguidos por hijos de exalumnos. Quienes no cumplen con ninguna de esas dos condiciones, al momento de manifestar su interés en inscribirse deben llevar recomendaciones de exalumnos. Algunos de los que han firmado esas recomendaciones dicen que se trata de algo simple, como si se fuera una recomendación para un currículum.
Si bien distintos exalumnos aseguran que hay gente de distintos sectores y de todos los pelos partidarios, la mayoría de los políticos que envían a sus hijos al British son blancos o colorados, y es difícil encontrar figuras de la primera línea oficialista con descendencia en esa institución, de acuerdo con el relevamiento hecho por galería.
Para ingresar al British hay que tener un buen respaldo económico. La mensualidad es de 31.500 pesos para Primaria y 43.350 pesos para Secundaria. Hay descuentos de 10% a partir del segundo hijo, que en caso de ser cinco llega a 25%. De acuerdo con consultas hechas por galería, hay colegios más caros, como por ejemplo el Uruguayan American School, que para los más chicos (Early Childhood) cuesta 1.140 dólares por mes, y va subiendo a medida que se avanza.
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Distintos exalumnos consultados indicaron que antes era más común encontrarse con estudiantes que no pertenecían a hogares de Carrasco, sino que provenían de otros barrios de Montevideo, sin que eso significara que sus familias fueran potentadas. Además, reconocen que era frecuente encontrar alumnos becados. Otros aseguran que hoy ingresan a la institución muchos hijos de “nuevos ricos”, que hicieron dinero en los últimos años y buscan obtener en el British un cierto prestigio social, más allá de la excelencia académica.
En general, quienes concurren al British lo defienden porque sostienen que la formación que se imparte en la institución es superior a la que se puede encontrar en otras. Que se generan vínculos duraderos, que en algunos casos terminan siendo útiles en la vida laboral. Y, por sobre todas las cosas, destacan la enseñanza de valores, que apuntan a la búsqueda de la excelencia.
De todas maneras, algunos terminan dejando la institución a medida que avanzan en los estudios, y prefieren optar por otras opciones, entre las que se destaca el Juan XXIII para el último tramo del liceo. Hay alumnos que creen que salir del British les permite conocer otras realidades y salir de esos círculos tan estrechos a los que estaban acostumbrados a pertenecer desde chicos.
Hay dos elementos del British que destacan todos los exalumnos consultados por galería —además del formidable nivel de inglés que se imparte desde los primeros años—, incluso aquellos que por distintas razones decidieron abandonar la institución.
En primer lugar, la excelencia académica, en especial para aquellos que optan por cursar el Bachillerato Internacional (IB, por su sigla en inglés), algo que ofrecen pocos colegios locales, y que permite a quienes lo finalizan egresar con un diploma que abre puertas en cualquier universidad extranjera. Para obtener el IB es necesario participar en el CAS (Creatividad, Actividad y Servicio), que consiste en ser parte de actividades artísticas, físicas y de servicio social no remunerado, de manera obligatoria. El trabajo solidario también se puede realizar por fuera del CAS, y es frecuente que alumnos del British realicen tareas en instituciones sociales, como por ejemplo el Cottolengo Don Orione.
El otro elemento en el que coinciden los exalumnos consultados es en el papel destacado que se otorga a los deportes. En el British el deporte no es una materia de educación física, sino que es una parte sustancial de la formación, por la visión inglesa del deporte como promotor de valores. En ese sentido, el rugby es el gran emblema de los hombres y el hockey para las mujeres.
RECUERDOS DE MANGA
Entre exalumnos del British al senador Lacalle Pou lo recuerdan como el Manga, en alusión al golero brasileño Haílton Corrêa de Arruda, campeón de América y del mundo con Nacional en 1971. Él tenía cinco años y de casualidad terminó jugando un partido de fútbol con alumnos más grandes. Fue al arco y atajó un penal. Se llevó los aplausos y el apodo.
Dicen también que —más allá de ese fugaz y exitoso pasaje por el arco, tenía buena pegada jugando al fútbol, que era carismático, y que por su manera de hablar lograba conquistar a muchos profesores.
Cuando su padre Luis Alberto Lacalle Herrera fue electo presidente, Lacalle Pou estaba cursando sus últimos años en la institución. Excompañeros contaron que si bien por protocolo tenía que ir en auto con escolta, él prefería ir en un viejo Amazon de la familia por su cuenta. Lo que no pudo evitar fue la custodia que había en la puerta del colegio mientras él y su hermano menor iban a clase.
“Viví gran parte de mis años felices en el colegio. A mis amigos de cuando tenía cinco años los quiero casi como a hermanos. A pesar de la falta de tiempo aún siguen siendo aquellos de hace 40 años. Soy un agradecido a la formación que nos dieron. Quizás pude aprovecharla más. La adolescencia me agarró fuerte y no le saqué el máximo de rendimiento a las posibilidades del momento”, contó Lacalle Pou a galería.
Los tres hijos de Lacalle Pou van al British. “Día a día veo cómo crecen intelectualmente y como personas”, contó el precandidato nacionalista, que dijo sentirse “muy agradecido” con el cuerpo docente.
“Es un colegio donde siempre se buscó imprimir la superación y la excelencia. La dedicación al crecimiento individual estaba sustentada en la base del afecto colectivo. En el rugby se inculcaron valores de compañerismo y solidaridad. Hoy en día ha crecido el rol de los alumnos en temas de índole comunitario”, agregó.
La economista Azucena Arbeleche, principal asesora en temas económicos de Lacalle Pou, también fue al British, aunque era un par de años más grande. Quienes la conocen de esa época coinciden en que era “brillante”. “Parece que Chucho Arbeleche era muy buena en Química. Durante un escrito con el tema de las fórmulas dos compañeros de clase logran copiarle sin ser descubiertos. Muy contentos al día de la entrega de los escritos ellos esperan sus notas. Entregan a Arbeleche: 6. Los chicos esperaban ansiosos sus notas. Llega la de uno de ellos: 6, la del otro: 1. El alumno no entendía por qué. ¡Había copiado al revés todas las fórmulas: en vez de H20 había puesto 02H, etc.!”, contaron Mercedes Puig y Ximena de Azpitarte en el libro The green and the white ever bright, que recoge vivencias de las generaciones que van de 1985 a 1989, inclusive.
COLORADOS EN CLASE
Al igual que sus cuatro hermanos, el senador Amorín Batlle también fue al British, porque sus padres querían que aprendieran inglés. Después lo hicieron sus tres hijos y hoy lo hace su nieta. Después del British se graduó de abogado en la Universidad de la República.
Según Amorín Batlle, en su generación no solo había gente adinerada, sino que asistían muchos hijos de familias de profesionales o con campo, que no necesariamente eran ricos. También destacó que siempre el colegio puso énfasis en el trabajo social en distintas instituciones.
Talvi, que compite con Amorín Batlle en la interna colorada, estudió en el British de primero a cuarto de liceo, y sus hijos también fueron al colegio. “Mis padres querían que mi hermana y yo recibiéramos la mejor educación posible y se esforzaron muchísimo para mandarnos al British. Lo que los condujo a optar por el British fue su enseñanza de inglés, pero, sobre todo, porque sabían que el IB nos abriría las puertas de las universidades más prestigiosas del mundo. Y así fue”, dijo Talvi, que es economista graduado en la Universidad de la República con un doctorado en la Universidad de Chicago.
A su modo de ver, la presencia de exalumnos destacados del British tanto en el ámbito político como empresarial responde a que la propuesta educativa “apunta a la excelencia” y por eso se prepara a los estudiantes para “desempeñarse con naturalidad en un mundo interdependiente y globalizado”. “Por otro lado, hay un factor innegable: el British es un colegio de elite al que asisten personas que nacen con muchas más oportunidades que la mayor parte de la población”, dijo Talvi.
“Soy un privilegiado por haber recibido una educación de excelencia. Pero también sé que es mi responsabilidad trabajar para que todos los uruguayos accedan a una educación de excelente calidad, como la que tuve yo, pero que la obtengan a través de la educación pública”, agregó.
PERFICE
El senador colorado Pedro Bordaberry, presidente de la Comisión Formalizadora de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF), fue unos años al British. Antes estudió en el St. Andrews y luego en el Juan XXIII. “El primer recuerdo que tengo es de grandes compañeros. Amigos que mantengo hasta hoy. Nos seguimos juntando cada 10 años cuando se cumple aniversario de nuestro egreso. Hay gente que está en el exterior y viene a esas reuniones”, contó a galería.
El excandidato presidencial colorado —que después se graduó de abogado en la Universidad de la República— se mantuvo ligado a la institución. Fue entrenador, tesorero, secretario y presidente de Old Boys, y jugó al rugby y al fútbol en esa institución. También eligió el British para sus tres hijos.
Bordaberry es un apasionado del rugby y del papel que tuvo en su formación. “Es un deporte de trabajo en equipo, de mucho respeto a las normas y de mucho compañerismo. Es un deporte muy integrador, juega el flaco, el gordo, el alto, el bajo, el rápido, el lento. Todos pueden participar y su rol es valorado y es social. Precisás al gordo para pilar, uno alto y flaco para saltear, gente fuerte para taclear, y gente rápida para correr. Todos los físicos son valorados y aparte obligan a todos a trabajar en equipo”, agregó.
La palabra perfice que aparece en el escudo del colegio es la esencia de la institución, subraya: “Buscar la perfección, buscar superarte, tratar de hacer lo que puedas, hacer lo mejor posible. Es un lugar donde te enseñan a razonar, a trabajar en equipo y por nosotros”.
El 23 de setiembre, el exministro de Economía Ignacio de Posadas —exalumno del British— publicó una columna en el diario El País titulada Perfice, para cuestionar el estado de la educación pública. “Es el lema de mi viejo colegio. Se traduce, medio libremente, como: ‘apuntá a la perfección’. ¡Qué lejos de las metas y del sentido que rige e inspira a nuestra educación pública! Que considera negativo el calificar resultados y, mucho peor, traducir realidades en sanciones”, escribió De Posadas.
El relacionista público Alfredo Etchegaray, que junto a sus cuatro hermanos fue el British, también destaca el significado de la palabra perfice en la formación de los alumnos. “Perfice significa búsqueda constante de la perfección en latín. Hay exalumnos destacados en todas las áreas, en el país se conocen los que tienen exposición mediática, pero los hay exitosos en todos los campos”, dijo a galería.
Etchegaray y sus cuatro hermanos fueron al British porque su madre quería “inculcarles valores fundamentales como respeto, solidaridad, esfuerzo, trabajo en equipo y tolerancia”. A su modo de ver, los egresados del British son personas “con metas altas”, preparados para enfrentar grandes desafíos.
MUNDO EMPRESARIAL
La lista de empresarios y personajes del mundo político que estudiaron en el British es amplísima y abarca varias generaciones. Algunos prefieren no hablar, alegando que cultivan bajo perfil, otros porque entienden que no siempre es bien visto decir públicamente que asistieron a ese centro de estudios. Otros cuentan con orgullo su pasaje por la institución.
Entre los exalumnos del British se encuentran, por ejemplo, Ignacio de Posadas (exministro de Economía, abogado, socio del Estudio Posadas, Posadas & Vecino); Federico Stanham (ingeniero agrónomo, presidente del Instituto Nacional de Carnes); Herman Kamil (licenciado en Economía, director de la Unidad de Gestión de Deuda del Ministerio de Economía y Finanzas); Ignacio Horvath (un ingeniero industrial mecánico con extensa trayectoria en firmas de petróleo y gas del exterior, que hoy es gerente general de Ancap); Corina Bove (abogada, socia del estudio Guyer & Regules); Nicolás Herrera (abogado, socio del estudio Guyer & Regules); Nicolás Etcheverry (abogado, decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Montevideo); Gabriel Gurméndez (ingeniero, director de Hípica Rioplatense); José Bonica (ingeniero agrónomo, expresidente de la Asociación Rural del Uruguay); Alfonso Varela (abogado, empresario, exministro de Turismo, expresidente de la Cámara de Comercio); John Christian Schandy (contador, presidente de Grupo Schandy), y Francisco Ravecca (abogado, cofundador y director de Aguada Park y Kinko), entre otros.
El empresario Martín Guerra expuso el año pasado sobre su pasaje por el British en el encuentro TBSX Thing Big & Share, una actividad organizada por ReachingU y The British Foundation. “En Primaria me desarrollé muy bien, tuve muy buena vida curricular, muy buena vida social, muchos amigos, me querían los maestros. En Secundaria la cosa cambió un poco, estuve un poco más disperso, tenía problemas de conducta, las notas las llevaba en el límite, límite, límite”, recordó en la conferencia que está disponible en Internet.
Guerra recordó que en en liceo le copiaba a una compañera que después de cada examen le decía “tenés que estudiar si no, cuando crezcas no te va a ir bien”. Guerra le respondía: “Me va a ir bien, vas a ver cuando seamos grandes”. A los 20 años fundó la compañía Servicios Financieros y en 1997 la firma Pronto!
En ese encuentro también expuso otro empresario salido del British, en este caso vinculado al rubro de la gastronomía: Juan Pablo Clerici, dueño de Café Misterio. Contó que trabajando de lavacopas en Suiza conoció a un presidente de un club de rugby que le abrió las puertas para jugar en esa institución y a partir de ahí empezó a trabajar en un banco de Ginebra. “Mi vida cambió. Fue muy importante y satisfactorio que lo que había aprendido en el colegio, el rugby, el deporte que habíamos amado todos acá me había dado algo para salir de ser lavacopas”, contó Clerici. También fue al British su socio, Roberto Behrens, y Juan Caubarrère, dueño del restaurante El gran pez.
FUERA DE FRONTERAS
De acuerdo a un relevamiento hecho por galería, en el exterior hay muchos egresados del British con carreras exitosas en el sector empresarial. Una de las más reconocidas es la diseñadora Gabriela Hearst, que desde 2013 expone en la Semana de la Moda de Nueva York.
Hearst —cuyo apellido de soltera es Perezutti, pero se casó con John Augustine Hearst, nieto de William Randolph Hearst, el magnate de los medios cuya vida inspiró la película El ciudadano, de Orson Welles— viene abriéndose camino a pasos agigantados en el mundo de la moda internacional. Figuras del jet set internacional como Meghan Markle, Laura Dern, Rebbeca Hall, Christina Ricci, Robin Wright, Hillary Swank, Dakota Fanning, Emma Watson y Lauren Hutton son algunas de las que han elegido para festivales y presentaciones llevar sus creaciones.
También en Estados Unidos vive Diego Oppenheimer, creador y CEO de Algorithmia, una empresa de inteligencia artificial instalada en Seattle, en la que Google el año pasado invirtió más de 10 millones de dólares. Nació en Chicago pero llegó al British en 1991, a los siete años, cuando sus padres decidieron volver a Uruguay después de vivir un tiempo en Estados Unidos. Como querían mantener el inglés, sus padres decidieron anotarlo en ese colegio.
Cuando terminó el liceo viajó a Pittsburgh, para estudiar Ingeniería en la Universidad Carnegie Mellon. Una vez graduado trabajó en Wall Street haciendo análisis de datos y luego en Microsoft, hasta que fundó su propia compañía.
Otra exalumna con carrera destacada en el exterior es la economista Amparo Mercader, que vive en Washington. Cuando terminó el British estudió Economía en la Universidad de la República. Trabajó en la sección Economía de Búsqueda y después hizo un posgrado en la Universidad de Georgetown. En la capital de Estados Unidos conoció a su marido, el uruguayo Fabrizio Opertti, con el que tiene dos hijos. Desde hace 19 años trabaja en PricewaterhouseCoopers (PwC). Hace siete años pasó a ser socia de la firma en el área impuestos y comercio internacional.
Cursó Primaria y Secundaria en el British, a un ritmo atípico; quería avanzar un año así que al terminar tercero de liceo dio libres en el verano los exámenes de cuarto, y así entró en quinto. Dice que al egresar “juró nunca más usar color verde”, aunque esa promesa duró solo unos años.
“El exalumno del British es una mezcla de criollo y ciudadano del mundo. Si bien el colegio es muy inglés, es también muy uruguayo, orgulloso de su historia de más de cien años. De nuestros profesores ingleses por un lado aprendíamos del mundo y por otro lado nos servía para darnos cuenta qué distintos éramos y qué entrañable es la idiosincrasia uruguaya”, contó.
Felipe Carozzi vive en Inglaterra, donde es profesor de Economía urbana en la London School of Economics, y director de un programa de doctorado. Cuando egresó del British en 2003 viajó a España, donde estudió Economía en la Universidad Carlos III y después hizo un máster y un doctorado en Economía en el CEMFI, una fundación del Banco de España que se dedica a la investigación y cursos de posgrado en economía. Después de años de vivir en México, San Pablo y Nueva York, donde se graduó como economista en la Universidad de Columbia, Fernanda Guliak volvió a Uruguay, donde se desempeña como directora ejecutiva de ReachingU. Hizo todos sus estudios en el British y considera que la educación bilingüe y el IB la “prepararon para el mundo”.
DE MEDIOS Y PANTALLAS
Conocidos periodistas, comunicadores, y también personas vinculadas a la producción audiovisual también fueron al British. Entre ellos está Iñaki Abadie, gerente general de Del Sol FM, y su hermano Horacio, periodista de esa radio y con una extensa trayectoria en distintos medios; los periodistas Diego Zas y Juanchi Hounie (conductores de Fácil desviarse de Del Sol FM); la comunicadora María Gomensoro (Consentidas de Canal 10 y Recalculando de Radio Carve); la realizadora audiovisual Agustina Chiarino (que trabaja en México, España y Uruguay); Martín Villar (gerente general de canal 10); y Daniel Supervielle (periodista, exasesor de Lacalle Pou en la campaña electoral pasada, autor del libro La positiva, sobre esa elección).
Horacio Abadie contó que él y sus hermanos llegaron al British por voluntad de su madre. Ellos no eran de Carrasco —vivieron en el Centro y después en Pocitos—, pero querían que sus hijos fueran a un colegio bilingüe y fue así que terminaron en la institución de Carrasco, a pesar de no pertenecer al barrio.
Desde el primer día de clases fue compañero de Lacalle Pou, con quien conserva una estrecha amistad desde aquella época. Para Abadie, en aquellos años, en el British había “distintas realidades”, porque si bien había una notoria mayoría de Carrasco, tenía compañeros que vivían en el Prado, Centro o Pocitos.
Zas es otro de los estudiantes del British que vivía en Pocitos. Llegó a la institución porque su abuela materna, María del Carmen Goldaracena, había sido una de las pioneras de la institución y la tradición familiar se extendió por varias generaciones, incluido él y su hermano Juan, manager de la banda La Vela Puerca.
“Del British conservo muy buenos amigos. Tenía una buena base de aprendizaje general, un muy buen nivel de inglés, y una parte deportiva espectacular”, dijo Zas, que fue hasta tercero de liceo al British y luego pasó al Juan XXIII. “A medida que fui creciendo quería ver las cosas de otra manera, por ejemplo, tener a mis amigos más cerca de donde vivía, y empecé a tener otros intereses”, contó el periodista, que también señaló que el tema económico incidió en el cambio.
Supervielle fue de los 12 a los 16 años al British y dice que si tuviera que describir con una frase su pasaje por la institución, diría: “Me abrió la cabeza”. “Tuve profesores que eran bohemios, que habían estado en Woodstock, aprendí con ellos letras de canciones en Literatura. Tuve un profesor de Geografía que había llegado a Uruguay desde Escocia en bicicleta. Eran apasionados por enseñar. Por ejemplo, yo era fanático de Bob Marley y en la biblioteca mandaron comprar libros sobre filosofía rastafari para que pudiera aprender”, recordó Supervielle.
Monseñor Luis del Castillo, egresado de la generación 1952 del British, escribió un texto sobre el colegio en el libro The green and white ever bright. En él, el obispo dijo que el lema “Perfice” es lo que define el espíritu del vínculo entre las distintas generaciones, más allá del tiempo que lleven sin verse y de los caminos que eligieron para sus vidas. Y concluyó: “He experimentado esta calidez imposible de definir y ese reconocimiento instantáneo al abrazar a amigos del colegio después de muchos años, en el Aeropuerto de Carrasco, Ithaca o Liverpool”.
Rugby, hockey y musicals
El deporte es uno de los elementos clave en la formación del British y por eso su campo deportivo es una referencia a escala nacional en lo que respecta a sus instalaciones, con canchas de rugby, hockey, fútbol, tenis, básquetbol y piscina, de un nivel superior al que en general se ve en Uruguay. Del British han salido deportistas profesionales que hicieron carrera en el exterior: la tenista Patricia Miller es un caso, y Juan Carlos Bado que jugó al rugby en Francia de forma profesional.
Eso ha llevado a que sus exalumnos sigan vinculados a la institución a través de Old Boys and Old Girls Club, una institución que se fundó en 1914 y que tuvo como deporte inicial el rugby, pero después se fue extendiendo a otras disciplinas. En todas ellas la camiseta es azul y roja. El clásico de rugby es Old Boys contra Old Christians.
Además de la parte deportiva, el British hace una fuerte apuesta a lo artístico. En ese sentido, se destacan las producciones musicales con un espectacular nivel, de las que participan alumnos de distintos años del liceo. Los musicals empezaron 20 años atrás. Este año la puesta fue Grease y el director Agustín Maggi. “Este año al musical asistieron 10.000 personas. No tuvo nada que envidiarle a uno de Broadway, y se hizo con el apoyo y el esfuerzo de profesores, alumnos y exalumnos”, dijo Alfredo Etchegaray a galería.
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¿Dónde estudiaron otros líderes?
Hasta ahora ningún presidente uruguayo es egresado del British School. Varios de ellos tuvieron al menos un pasaje por el Elbio Fernández en algún momento de sus estudios. Julio María Sanguinetti cursó escuela y liceo en ese colegio; Luis Alberto Lacalle hizo algunos años de Primaria en el Windsor (hoy Ivy Thomas) y después en el Seminario. Jorge Batlle fue a varias instituciones: Alemán, Liceo Francés, Elbio Fernández y al liceo público Francisco Bauzá del Prado.
Tabaré Vázquez fue a la escuela Yugoslavia de La Teja, después al Miranda, al liceo 11 del Cerro y al IAVA. José Mujica hizo Primaria en la escuela 150 de Paso de la Arena, después fue al Bauzá y al IAVA.
También concurrieron al Elbio Fernández el expresidente Luis Batlle Berres y el caudillo nacionalista Luis Alberto de Herrera.
La formación que recibieron otros precandidatos que están en carrera hoy es variada: el intendente de Montevideo y precandidato frenteamplista Daniel Martínez fue a los maristas y al Seminario. Carolina Cosse cursó unos años del liceo en el IAVA.
El senador Jorge Larrañaga recibió formación salesiana en el Colegio y Liceo Nuestra Señora del Rosario de Paysandú. La senadora Verónica Alonso estudió en la Sagrada Familia y después en el Liceo 28 de Pocitos. Sus hijas van al British.
Docentes e historias
El libro The green and the white ever bright, editado por Mercedes Puig y Ximena de Azpitarte, está basado en cinco generaciones que van de 1985 a 1989, inclusive. Incluye anécdotas y fotografías de distintos grupos, y hace referencia a docentes, deportes, viajes y situaciones, entre las que se incluyen:
Mrs. Vargas: “Enseñaba el himno del colegio” y estimulaba a “descubrir los ruidos de la naturaleza, como la lluvia y los truenos”. “A ella le debemos nuestras primeras incursiones en el mundo del teatro a través de aquellos musicales grandiosos”.
Yolanda: Fue la encargada del comedor entre 1965 a 1985 y después ascendió al cargo de jefa de personal de limpieza. “En ese momento no valorábamos la importancia de que nos exigiera comer y disfrutábamos si lográbamos evitar comer todo”.
Uniforme: “Para el colegio era importantísimo que sus alumnos vistieran de forma impecable. Muchos recuerdan las exigencias en el lustrado de los zapatos, la presentación del uniforme en perfectas condiciones, la prolijidad del look en general. Pero casi ninguno la critica. Creen que esto forma parte de la disciplina británica y que transmite a sus alumnos la importancia de la buena imagen, la buena presentación, ‘el buen envase’, como se dice en la esfera comercial actual”.
Aída Martínez de Idiarte. Ingresó a trabajar en el colegio en 1962 como profesora de educación física. “Recuerdo especialmente un equipo de hockey excelente desde todo punto de vista en el cual jugaban Florencia Bono, Madelón Stirling, Gabriela Montans, Virginia Shaw, Gabriela de Feo, Lucía Alori, María Marta Macadam y Maia Sapelli, entre otras. Muchas de ellas, más tarde, formaron el primer equipo juvenil de Old Girls”.