—Debemos trabajar para intentar resolver esos desafíos. Y como yo veo la situación global, hay una oportunidad.
Frente a lo que le interesa al mundo, América Latina puede ser parte de la solución, Ser parte de la solución no es decir solamente “qué bueno”. Hay que lograr una inserción global mayor y un crecimiento mayor, lo cual, al final, significa tener más recursos. Y teniendo más recursos es posible aliviar las demandas sociales y las otras cuestiones que están ahí.
Hablando de Uruguay y la innovación, no es novedad que un país relativamente pequeño esté a la vanguardia en la inserción global y la exportación de algo innovador. En Asia está Singapur, que es una ciudad, en Medio Oriente tenemos a Israel, que es pequeño. ¿Por qué? Porque cuando no tienes la escala y no puedes concentrarte hacia adentro, te fijas en el mundo. Y cuando lo haces, ganas una escala y una competitividad que genera un crecimiento muy grande. Tanto Singapur como Israel y otros países salieron de lo que llamamos la trampa de la renta media: te quedas acá, pero nunca sales. Es lo que pasa con el 95% de los países de renta media; algunos salen. La innovación es la salida para Uruguay, permitiendo un crecimiento mucho mayor y, por lo tanto, más renta y menos restricción fiscal.
—Uruguay tiene una economía principalmente agropecuaria y el desarrollo de su sector tecnológico es algo relativamente reciente. ¿Qué debería hacer el país para dar un salto basado en la innovación como el que plantea?
—¡El salto ya lo está dando! Fíjese dónde estamos, en este centro, que no se construyó ayer y lleva como 20 o 30 años. Entonces, ya se está trabajando en esto. Necesitas esto, un centro, un hub, donde la gente trabaje junta. Necesitas recursos humanos… Estuvimos ahora en Ceibal, que trabaja en los temas de educación. Si tienes las personas, que tienen la técnica y el talento; si tienes incentivos; si trabajas para que no te falte ni Internet, ni banda ancha, que las nubes estén más cerca de acá; que las compañías vengan. Hay una inauguración de Google (se refiere a la inversión en Uruguay de US$ 850 millones anunciada el jueves 28) y acá está Microsoft también. Empiezas con eso, ¡ese es el salto!
Y el BID, que ha estado ayudando en todos estos pasos, debe concentrar esfuerzos. Es un poco lo que he intentado hacer; todo lo que hacemos es importante, pero vamos a fijarnos en algo que va a ayudar al cambio. De una sociedad agropecuaria para una que sea de innovación, de conocimiento. Ese es un salto. ¿Cuáles son los ejes para eso? Tenemos una hoja de ruta que la estamos pensando y conversando con Uruguay, con quienes estén en el futuro también, para definir cómo dar otro salto. Porque el salto ya está ocurriendo; se precisa dar un nuevo salto.
Pueden tener diferencias de opinión, sí, en cuanto a este sector u otro. Pero la innovación ya viene en Uruguay de varios gobiernos y va a seguir, porque es la ventaja comparativa de este país Pueden tener diferencias de opinión, sí, en cuanto a este sector u otro. Pero la innovación ya viene en Uruguay de varios gobiernos y va a seguir, porque es la ventaja comparativa de este país
—En su primera respuesta habló de una oportunidad para América Latina. ¿Por qué es optimista, si la región ya tuvo en el pasado posibilidades de ser un proveedor mundial de alimentos mucho más importante o de subirse a las cadenas de valor globales, pero no las aprovechó?
—Esta vez hay cosas nuevas. Por ejemplo, lo que estamos viendo con el cambio climático, yo nunca lo vi antes.
—Ese es un desafío para el mundo. ¿Dónde está la oportunidad?
—El desafío es la solución. Porque América Latina es la que tiene la energía limpia para el mundo, ya la tiene mucho más. Acá, en Uruguay, en un porcentaje muy alto. Todos los países están con el hidrógeno verde, algunos más avanzados que otros. ¿Qué es el hidrógeno verde? Es energía limpia, esos son contratos, son business. Y business significa crecimiento, significa recursos. Aún estamos al principio, lo podemos aprovechar o no.
No lo voy a convencer de ningún optimismo. Lo que voy a hacer es que esta oportunidad, que está muy clara, no se eche a perder. Para eso voy a trabajar con todo.
Hablé de energía, pero puedo mencionar otras cosas. El crecimiento global, que con la China o la India era de 4% o 5%... está claro que vamos a tasas del 3% porque los motores del crecimiento global ya están aminorando. Es una oportunidad para exportar software, un rubro en el cual Uruguay es el tercer exportador mundial per cápita. El mundo está buscando fuentes de crecimiento, de innovación, y hay países que tienen las condiciones para ofrecer eso. Es algo que no existía antes tampoco.
—¿Qué rol tiene el sector privado en este contexto?
—Es muy importante, es fundamental. Primero, porque el sector público no tiene el dinero (suficiente); el gobierno tiene sus restricciones fiscales. Y nosotros hacemos lo mejor que podemos, apalancamos, ofrecemos nuevos instrumentos financieros, ahorramos y tenemos más recursos, pero igual dependemos del capital. Conseguimos para el brazo privado del BID, el BID Invest, US$ 3.500 millones más, que no es poco y va a doblar su tamaño en siete años. Y el BID Lab, que tendrá US$ 400 millones, que son donaciones. El BID se está haciendo un banco con foco en el sector privado. Las capitalizaciones van a aumentar el lado privado del grupo hasta con más recursos que el BID (que apoya al sector) público.
—Mi pregunta es cómo lograr que el sector empresarial de la región sea más dinámico. Uruguay y, en general, América Latina tienen un problema de relativamente baja inversión…
—Nosotros estamos cambiando, vamos a tener más recursos, vamos a ser un banco multilateral (para el sector) privado. ¿Pero qué significa hacer al sector privado más dinámico? Bueno, algunos puntos relevantes: primero, debe ser más competitivo. Estamos empujando para que América Latina sea parte de la solución de los retos globales. América Latina siempre fue muy para adentro. Los países grandes naturalmente van a mirar para adentro. Debemos cambiar eso. Ofrecer al mundo lo que no se tenía.
El mundo es hoy mucho más fragmentado, eso significa un problema y una oportunidad. Para las cadenas de valor y de suministros, están mirando América Latina y dicen: “¿Dónde nos podemos poner?”. Pues nosotros nos podemos esconder o, si decimos “sí, ¿qué necesitan?”, es una oportunidad de oro.
—El entorno de inversión que ofrece la región para aprovechar esa oportunidad e integrarse a las cadenas de valor, ¿es el adecuado o hay cosas para hacer?
—Hay que hacer cosas.
Primero, hay que generar las condiciones para que lleguen las inversiones. Una es la estabilidad fiscal, monetaria, la inflación; Uruguay la tiene, y casi todos hoy la tienen; no vamos a discutir las excepciones. América Latina es mucho más estable y eso nos ayuda bastante.
Número dos, talento: necesitamos de alguna manera entrenar a la gente. En el largo plazo, pero también en el corto plazo: reskilling y upskilling. O sea, se está cambiando la matriz: “Tú pensabas que ibas a trabajar en cierta tarea, pero te necesito acá”. En esta área tenemos proyectos en América Latina toda y en Uruguay.
Finalmente, lo que ya dije: innovación y llegar afuera para ser competitivo, lo cual genera mucho crecimiento económico.
—Uruguay está en pleno ciclo electoral. ¿Qué temas prioritarios señalaría para una agenda de un futuro gobierno para aprovechar esa oportunidad que usted menciona?
—Pueden tener diferencias de opinión, sí, en cuanto a este sector u otro. Pero la innovación ya viene en Uruguay de varios gobiernos y va a seguir, porque es la ventaja comparativa de este país. Ese salto sobre el cual hablamos antes es del Estado, es de Uruguay, y eso va a quedar.
Como BID debemos ser un puente y que se mantenga la ayuda.
—¿En qué consisten esas ayudas y qué proyectos se prevén a futuro con Uruguay?
—Está el Uruguay Innovation Hub. Tenemos un proyecto para entrenar gente en inteligencia artificial. Queremos proponer más adelante una nueva hoja de ruta para el futuro sobre cómo dar ese segundo salto. Recientemente hicimos una hoja de ruta para el hidrógeno verde, uno de los sectores del futuro. Estamos trabajando con Uruguay en mejorar el sistema fiscal y cómo perfeccionar, en una segunda fase, la regla fiscal.
Tenemos el BID Clima y estamos trabajando en un proyecto específico con la UTE; son préstamos con metas que, si se alcanzan, bajan el costo del financiamiento. Es una innovación financiera de un préstamo nuestro que tiene varios componentes: un programa de descarbonización y de nueva matriz energética. Es decir, cómo hacer para que la generación, la transmisión y todo sea con menos carbono y más resiliencia frente a emergencias. Segundo, trabajar para que la compañía sea vista como verde y que, de esa forma, se pueda apalancar emitiendo bonos verdes para poder hacer más cosas. Está la electromovilidad también.
Esto es un work in progress, pero yo quiero que se termine este año, porque me gustaría que Uruguay esté entre los primeros cuatro países que participan de esto.
—¿Argentina puede pasar a integrar el grupo de economías estables de la región en plazos relativamente cortos a partir de las medidas que está tomando el gobierno de Javier Milei?
—Tenemos que trabajar y ayudar a Argentina para que lo sea. Trabajamos con los 26 gobiernos de la región, y distintos gobiernos. Los gobiernos cambian y el BID se queda.
En el caso de Argentina, se hizo un ajuste fiscal importante, que es algo que se le pedía hace mucho tiempo. La discusión ahora es cuán sostenible es, y eso es en lo que estamos trabajando junto con el país en nuestros proyectos. Hay que mirar la eficiencia del gasto, hay que mirar que el ajuste sea sostenible en el sentido de que hay que proteger a los más vulnerables, y estamos viendo el sector de la energía y los subsidios.
Y, del otro lado, lo que hablamos antes: el sector privado. El sector privado de Argentina puede ser bien dinámico, si le dan las condiciones. El BID Invest, de la misma manera que va a trabajar en la región lo hará en Argentina.