El gobierno uruguayo manifestó este domingo su “profunda preocupación ante la peligrosa escalada de violencia en Medio Oriente”, luego de los ataques aéreos lanzados por Estados Unidos contra tres instalaciones nucleares en Irán.
El gobierno de Yamandú Orsi condenó los ataques a instalaciones nucleares en Irán y advirtió sobre el riesgo de una fuga radiológica; en un comunicado de Cancillería, llamó al cese de hostilidades y al regreso del diálogo como “único camino posible” para resolver el conflicto
El gobierno uruguayo manifestó este domingo su “profunda preocupación ante la peligrosa escalada de violencia en Medio Oriente”, luego de los ataques aéreos lanzados por Estados Unidos contra tres instalaciones nucleares en Irán.
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáA través de un comunicado oficial, el Ministerio de Relaciones Exteriores rechazó “cualquier acción que represente una amenaza a la paz y la seguridad internacionales”, y recordó que el uso de la fuerza en el plano internacional está “estrictamente regulado por el Derecho Internacional” y solo puede ejercerse “conforme a la Carta de las Naciones Unidas”.
El documento, que se dio a conocer tras la ofensiva estadounidense denominada “Martillo de Medianoche”, alerta además sobre los riesgos que implica atacar infraestructura nuclear: “El agravante, en el caso de ataques a instalaciones nucleares, es el aumento del riesgo de fuga radiológica que afecte a la población, como lo ha señalado el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA)”, remarca el texto.
Uruguay hizo un “llamado urgente a las partes en este conflicto, a la contención, al cese inmediato de hostilidades, a garantizar la protección de la población civil conforme al derecho internacional humanitario”. Además, insistió en la necesidad de “retomar el diálogo y la diplomacia”, al considerar que es “el único camino posible para alcanzar una solución de fondo a esta crisis”.
Los bombardeos estadounidenses destruyeron las entradas y túneles de Fordow, una de las instalaciones nucleares subterráneas más protegidas de Irán, y afectaron también los complejos de Natanz e Isfahán. Según el Pentágono, se utilizaron 125 aviones, bombas antibúnker de 15.000 kilos y más de 20 misiles Tomahawk lanzados desde un submarino.
El presidente estadounidense Donald Trump defendió la operación y advirtió que Irán “debe elegir entre hacer la paz o enfrentar nuevos ataques”. Desde Teherán, el gobierno iraní calificó la ofensiva como una violación flagrante de su soberanía y anticipó que dará una respuesta “cuando y donde lo considere apropiado”.