¿Es cómodo el traje para ir colgado de la Salleneta? Es la indumentaria que me queda más cómoda. El tema de la Salleneta lo impusieron los militantes, que estaban al tanto de la movida con el vehículo de Scalone de la selección argentina, pero no es una creación propagandística mía. Me gustan los vehículos grandes, pero un camión era demasiado… ¿Te imaginás? Ni tengo libreta profesional. La cosa es que siendo abogado de gitanos, ellos siempre recomiendan vehículos de mucha resistencia, duraderos, y yo quería que tuviera cabina para llevar militantes. Todo eso se sintetizó en la Karry Q22 doble cabina, cero kilómetro.
Estuvo hasta por Bella Unión. ¿También viajó colgado? Nooo, ahí manejé solo. La podés poner a 120 kilómetros por hora exigida y se convierte en una avioneta, porque el viento la mueve. Es toda una experiencia, mucha adrenalina. Te diría que extraño el movimiento de la campaña.
¿Cómo se enamoraron? Nos conocimos en Parque del Plata, a fines de los 80. La familia de ella era de Artigas, pero había comprado una casa de veraneo que quedaba atrás de la mía. Un día mi madre pasó caminando, estaban ella y las hermanas jugando en el patio y me ofertó: “Tengo un hijo muy bonito y de tu edad”. Después tuve que ir yo a invitarlas a jugar al vóleibol en la playa con amigos. Con el tiempo me contaron que entre ellas se preguntaban: “¿Cómo será el bagallo este que la madre lo está poniendo en oferta?”. Pero se presentaron a jugar, y por supuesto que a mí me sedujo mucho la estética de mi señora. A la noche las invitamos a ir al casino, nunca en la vida había ido al casino, pero era la situación previa a invitarlas a bailar a un boliche que ahora derrumbaron y es una frutería. Hubo como un dragoneo, pero ella se volvió para Artigas. Y a mi amigo, que estaba con ganas de ir a la frontera a comprar Garotos y esas cosas baratas, lo convencí de cambiar el Chuy por el norte. Le caí directo a mi señora, me sabía el número de la casa, caí impecable; pantalón gris, camisa blanca y chaleco azul piedra; 50 grados hacía. Le golpeo la ventana pero me abre una señora rubia, con los labios carmesí: “¿¿Ustedes son castristas??“, nos dice. Me quedé congelado. ¿Me estaba preguntando si era comunista? Porque yo pensé que me vinculaba con Fidel (Castro). Al final era por el lado de castrense, de militares. Por suerte apareció la voz de otra persona que era la mamá de Alba y me rescató. Le expliqué que era amigo de la hija y me dejó pasar. Conocí a mi suegro, que era un tipo encantador, muy bromista: “Botija, te viniste desde Montevideo. ¿No tuviste problemas con los indios en el camino?“, me dice, porque claro, en aquella época la ruta 30 era de piedra desolada. Con Alba nos casamos en el 83 después de que ella se recibiera de dentista y yo de abogado.
¿Cómo es Salle en la cancha? Muy dicharachero. Practico fútbol desde el año 93 en el Club Náutico, con una barra de gente muy linda, muy distendida, donde puedo hacer y decir muchas chanzas y tolerar, de muy buen grado, las chanzas de otros. A las diferencias ideológicas las tomamos para la risa, pero me contemplaron con no establecer vacunación obligatoria en la plandemia y pude seguir jugando.
¿Entonces hay momentos dónde no está engranado? Son pocos, porque aun estando en mi casa el tema político y social ocupa mucho lugar. Mi esposa se encarga de una suerte de seguimiento en las redes y me pone al tanto de lo que se está diciendo, es una especie de asesora, de servicio secreto de inteligencia y contrainteligencia del partido. Entonces es un hogar donde normalmente estamos enchufados. Inclusive cuando vacacionamos en Parque del Plata siempre estamos estudiando algo, pero porque lo disfruto.
¿Con qué tema está metido ahora, por ejemplo? Estamos preparando nuestra gestión legislativa, estudiando el reglamento para que no me apliquen el artículo 115 de la Constitución, que le da poder disciplinario al cuerpo legislativo sobre una inconducta grave.
¿Ya está pensando en una inconducta grave? Bueno, no, pero sabiendo que soy receptor de gran hostilidad por parte de la clase política… Yo los comprendo, tampoco es que les tiro pétalos de rosa.
¿Logra ponerse de acuerdo con alguien, por ejemplo, con su hija? En algunas cosas sí, en otras no. Ella tiene conceptos más actualizados que yo, más tolerantes, sobre todo vinculados a la ideología de género. Yo soy un intransigente. Hay intercambios conceptuales, que inciden, pero tampoco generan cambios sustanciales en la postura de ninguno. Somos coincidentes en lo medular, nos oponemos a todo lo que implique meterse con los niños, por ejemplo.
¿Vacunó a sus hijos? A mí me encajaron todas las vacunas de chico. Ahora no renové más, no me dejo pinchar ni loco. Pero en la época en que vacuné a mis hijos no existía la misma posibilidad de informarse sobre las vacunas como ahora, tampoco era mi palo. Por lo tanto, los vacuné. Por supuesto que mi hija hasta el día de hoy me reprocha. Mi nieto más chico, el hijo de Nicolás, no tiene ninguna.
¿Y cómo hace con el control médico? ¿Va? Tengo amigos médicos de confianza. Si tuviera que atenderme en alguna mutualista u hospital, llegado el caso, me atiendo, con la prevención de ir acompañado de alguno de ellos. Sufro problemas dermatológicos, pero trato de no caer en la farmacéutica. Tampoco una cosa de padecer, si tengo que tomar algo, lo tomo.
¿Cuándo fue la última vez que lloró? Hace muy poco. Me entregaron un cuadro muy lindo en Mercedes con una frase muy conceptuosa sobre mi conducta ética y moral, y se me pasó por la cabeza lo que pensarían mis padres y mi hermano fallecido de mi éxito electoral. Me emocioné profundamente.
El Mossad, el gobierno de Israel, Estados Unidos, el Frente Amplio, la Coalición… ¿Cuántos enemigos tiene? No creo ser tan importante como para que esos servicios globales me tengan en cuenta. Ahora que soy diputado electo puede que me dediquen un poco más de atención, yo preferiría que no. He recibido una muy sofisticada amenaza, bien armada para no ser denunciable penalmente, de un grupo sionista. Se filtró, no fue directa hacia mí, dijeron: a este hay que atenderlo rápido. A mi no me genera nada, pero uno tiene familia. Y yo no me imagino viviendo descontinentado de mi sistema familiar. Pero bueno, es larga la lista de enemigos. Es la cleptocorporatocracia.
¿Es suyo el término? Por supuesto. Significa “el poder de las corporaciones ladronas”. Me revelo contra eso y tratamos de abrir un gran paraguas, más que un paraguas, una sombrilla.
Un negrito del Congo difícilmente pueda ser abogado y el hijo del Cuquito es probable que sea presidente. Mi nieto más grande no quiere saber nada, pero me gustaría que Benchu (Benicio) fuera presidente. Veo los genes míos en él, a sus ocho años. Un negrito del Congo difícilmente pueda ser abogado y el hijo del Cuquito es probable que sea presidente. Mi nieto más grande no quiere saber nada, pero me gustaría que Benchu (Benicio) fuera presidente. Veo los genes míos en él, a sus ocho años.
¿De dónde heredó ese gen justiciero? Una vez jugando al fútbol de niño un compañerito, el gordo Ricardo, bien patotero, se fue a las manos con un amigo y yo lo increpé. Me cagó a trompadas. Peleé y cobré, pero fue un mojón histórico. Me di cuenta de que tenía vocación para desafiar a quien tenía más poder que yo.
A veces le dicen en X que es un abogado que nunca ganó un pleito… A esos les recuerdo que el tiempo y los hechos me están dando la razón hoy con el tema Pluna, del que fui denunciante en 2007. Fui el único abogado en este país que aplicó pentotal, un caso exitosísimo. Se acusó a una enfermera de matar a un paciente sin pruebas contundentes, tampoco exculpatorias, entonces yo propuse el suero de la verdad. El juez y la fiscal se le fueron encima: "¡¡¡Usted le metió la sonda!!!", y ella lloraba y decía que no y yo anotaba punto para la libertad. Parecíamos Mengele, aquello era nazismo puro y duro. Pero lo que ella planteó para que yo llegara a ese extremo era que en la cárcel de mujeres ¡la querían violar! ¡Y era una veterana! Había que sacarla a como diera lugar, y si vos estás en la cárcel de mujeres y sos inocente te lo tomarías a damajuana. Pasó la prueba del pentotal y yo presento la libertad. Al otro día despaché más de 20 medios. Fue histórico. Hasta me hicieron un homenaje en el Pasteur. Fue el acto de la profesión más importante que tuve, ese y la extradición de Kissinger. Son muchas las irregularidades, ilegalidades y criminalidades que tempestivamente denuncié. Y las 65.796 personas que me votaron supongo que lo reconocen.
Pero se tuvo que terminar metiendo en el sistema contra el que tanto pregona… Porque luchar más no se puede, todas las demás vías están controladas por los servicios intrusivos de inteligencia, los celulares, las cámaras… Lo que hoy se llama el capitalismo de la vigilancia hace que vos no puedas ni siquiera acercarte unos metros a una armería que ya te están deteniendo. Hay una política de desarme respecto al ciudadano civil y una militarización de la élite al punto que estamos entregados a grupos armados sin defensa. Además, yo no soy un antisistema, soy un antipatologías del sistema. ¿Quién es el antisistémico? ¿El que lucha por la probidad del sistema o el coimero que lo está degradando? Al final soy el más sistémico de todos porque busco precisamente evitar las desviaciones.
¿Qué haría con todo el tiempo libre que tendría si se hubiera mantenido como un jubilado de a pie? Jardinería. Me encanta mantener el césped bien atendido, bien verde. Tener plantas. Me gustan mucho las palmeras. A mamá también le gustaba la jardinería pero era más de los helechos, yo se los traía de regalo de Artigas.
¿Estimula a alguno de sus nietos con la política? Es una construcción condicionada. Un negrito del Congo difícilmente pueda ser abogado y el hijo del Cuquito es probable que sea presidente. Mi nieto más grande no quiere saber nada, pero me gustaría que Benchu (Benicio) fuera presidente. Veo los genes míos en él, a sus ocho años. Tiene un permanente estímulo hacia la culturización, la intelectualización. Hace piano, idiomas, robótica, ajedrez, deporte, arte. Me preocupa mucho el tema de la degradación educativa. Les estamos dejando un infierno.
¿Qué teorías conspiranoicas le parecen un verdadero divague? A priori no tengo ese prejuicio por ninguna. Ya nos han engañado muy grotescamente como para tenerlo, nada va a ser demasiado conspiranoico. Y pobre el que no sea conspiranoico porque es un ignorante.