“Coalición” que gana
En un departamento donde no hay Coalición Republicana, este espacio lleva el concepto al extremo. La exdiputada Nazmi Camargo, de Cabildo Abierto (que en Rivera se desplomó en 2024 a la cuarta parte de los votos obtenidos en 2019), armó una de las 18 listas que respaldan a Sander. El Partido Independiente lo apoya. En la recorrida del lunes, Sander y Osorio están acompañados por Matías Acosta, un importante dirigente de la lista 30 del Partido Nacional en Tranqueras, y la exedila del Frente Amplio Alejandra Rabaza, ambas flamantes incorporaciones al Espacio 2000, ambos expresando con la fe de los conversos la felicidad que les dio el haber cruzado el Rubicón. Hay más: el arquitecto Mártires Etchechury, quien, apalancado por el Partido Comunista, fue el candidato a la intendencia frenteamplista más votado en las últimas departamentales, hoy también está en la 2000.
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Leonel García
Sander, contador de profesión, cuenta que fue el primer egresado del hogar estudiantil universitario que Altivo Estévez, el primer intendente de Rivera posdictadura, caudillo colorado si los hubo y exsuegro de Tabaré Viera, instaló en Montevideo. Osorio, veterinario, asegura que una característica de estas intendencias —y del espacio— es su carácter técnico, que también atrae a no colorados. “Somos todos de familia humilde, generalmente sus primeros profesionales. El cerno de este equipo desde el inicio han sido los profesionales”, dice a Búsqueda. Todo esto —“una idea de Viera”, coinciden ambos— fue lo que ayudó a ordenar una comuna que estaba en llamas, con obras inacabadas, calles de polvo y tierra y funcionarios acampando frente a la intendencia por sueldos impagos.
Para la oposición, en cambio, la pelea no es contra un sector o un partido, sino contra la propia intendencia y una institucionalidad que les da a los gobiernos comunales las mayorías automáticas en las Juntas Departamentales, lo que se traduce en mucho poder y poco control. A eso se suma la reforma constitucional de 1997, que separó las elecciones nacionales de las departamentales. No en balde, dice el politólogo Ernesto Nieto, director de la consultora Ágora de Salto, desde entonces el 65% de quienes buscan la reelección lo logran.
La nacionalista Natalia López, candidata a la intendencia por la histórica lista 15 de su partido (en Rivera la 15 es blanca), no oculta su fastidio por la cantidad de dirigentes de su lema que cruzan a la vereda de enfrente. “No sé si es por cargos, pero capaz que hay intereses propios”, deja entrever. En la edición anterior de Búsqueda, la edila y candidata a alcaldesa de Minas de Corrales Margarita García, también blanca, cuestionó la adhesión de varios de sus compañeros al Partido Colorado y en particular al Espacio 2000. Rivera, tan distinta al resto del país, vive la misma realidad pero inversa a otros departamentos sin Coalición Republicana, donde son los blancos la real opción de gobierno: en todos lados el pez grande se come al chico.
Y eso no solo pasa entre socios coalicionistas. “Los colorados vienen y te compran, juegan mucho con la necesidad de la gente”, dice sin eufemismos el diputado por Rivera del Frente Rubenson Silva, exsocialista y hoy en el Movimiento de Participación Popular (MPP). “En la intendencia hay una estructura armada que logró la llegada de recursos económicos y proyectar obras financiadas por el gobierno nacional. Pero también hay una maquinaria política montada sobre la estructura comunal, con mucha gente que depende de ella. El día que gane otra gente va a tener que hacer una auditoría urgente”, desliza quien apoya la candidatura del independiente Ricardo Esteves. “Hay mucho clientelismo”, cierra.
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Diputado del Frente Amplio por Rivera Rubenson Silva
Leonel García
Anuncios y llantos
El oficialismo habla de la pluralidad de su espacio y saca pecho por los logros de su gestión, esa que habla que de 2.000 focos de luz se pasó a 16.000, que el 93% de las calles están asfaltadas y que el Índice de Desarrollo Regional de la Universidad de la República (Udelar) diga que entre 2006 y 2022 Rivera fue el departamento que mejoró más.
Claro, el piso era bajo: se pasó del puesto 16 al 12, de 0,26 a 0,47. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), la tasa de desempleo se ubicó en 8,8 en febrero, cuando la media nacional es 7,9. También según el INE, a datos de 2023, hay 18,5% de personas bajo la línea de pobreza (el guarismo más alto, junto con Artigas) y 13,2% de hogares en idéntica situación (segundo en este indicador, después de Artigas).
La oposición en Rivera —que en mayor o menor grado reconoce las mejoras en infraestructura— se agarra de esos números. “Hay desempleo y más de un 40% de informalidad”, dice López, también exdirectora departamental del Ministerio de Desarrollo Social (Mides). “Acá lo que pide la gente es trabajo y la intendencia debería tener un rol más activo para que se instalen las empresas y para generar más divisas en el turismo”. Eso son dos de los pilares de la campaña de los blancos, que por ahora están más aplicados a que cicatricen las heridas de octubre, en medio de un mar de acusaciones cruzadas.
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Natalia López, candidata del Partido Nacional
Leonel García
Tanto en la criollísima y poco concurrida Gauchos del Mercosur como en el más poblado taller cerca del Siñeriz, Sander pide “un voto más de confianza a esta política que inició Tabaré”, admitiendo que lo social es una pata que renguea, lo que atribuye en parte “a problemas de frontera”. Sin embargo, en ambos lados apela al vaso medio lleno de las obras viales, del buen estado de las calles en casi toda la ciudad, del saneamiento en aumento, de que no se haya aumentado la contribución inmobiliaria “pese a que desde 2006 el gobierno central (les) bajara de 6 a 4,5 puntos el aporte del FDI (Fondo de Desarrollo del Interior)”, de la atención médica en policlínicas, “de la instalación en centros barriales con cursos para mujeres jefas de hogar” y del rol de la comuna en el Polo de Educación Superior (PES), “el primer campus universitario del país” (6.000 estudiantes entre la Universidad Tecnológica, la UTU y la Udelar). Refiriéndose al futuro, habla de la instalación de una nueva zona franca, de un aserradero en ciernes en un departamento donde las 200 hectáreas forestadas hablan de una apuesta fuerte y de un edificio de 20 pisos en la ciudad. “Habrá buenas novedades para el empleo en Rivera”, asegura.
“Nos dicen (desde el gobierno central) llorones, pero tenemos argumentos para pedir más recursos. Pese a todo, seguimos gestionando lo mejor posible con los pocos recursos que tenemos. Y vamos a seguir golpeándoles las puertas”, culmina, ante el aplauso de los presentes, preanunciando nuevos llantos.
La noche política termina en Livramento, en un templo umbandista de un barrio alejado al que conviene llegar con GPS, luces largas y los sentidos bastante alerta. Entre globos blancos y azules, las imágenes de San Jorge y la Janaína y botellas de alcohol de todo tipo y graduación, unas 20 personas esperan a Sander y su comitiva. En la ciudad brasileña, conurbación con Rivera, viven por lo menos 8.000 uruguayos y hay entre 10.000 y 15.000 “doble chapa”, que votan a ambos lados de la frontera.
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Marne Osorio (izq.) y Richard Sander en un templo umbandista en Livramento
Leonel García
Acá el público es distinto y requiere un mensaje específico. Sander habla de las “realidades similares” de dos ciudades “olvidadas” por sus gobiernos centrales, cuya salida es “apostar a la educación, a que las carreras sean binacionales, a darle más posibilidades a la juventud”. Una mae asistente, por su parte, pidió en portugués más tolerancia a sus cultos religiosos en Rivera (algún vecino se quejó) y que se conmemore de manera institucional algunas de sus fechas sagradas, como el 2 de febrero. Sander toma nota.
“Esto de vivir en frontera nos hace especiales. Rivera y Santana son una sola cosa”, dice Osorio, que en los actos habla antes que el candidato. Entre ambas ciudades se superan los 150.000 habitantes. La cercanía brasileña también influye en los cultos y no solo en los afro. Según un documento universitario que data de 2010, Rivera tiene el mayor número de “cristianos no católicos” (evangélicos pentecostales, por ejemplo) del país: 30,7%. En el país menos creyente de la región más cristiana del mundo, Rivera es una isla dentro de otra isla: solo 3,9% dice ser ateo.
(Sin) Rivales
Las calles de Rivera, con sus letreros en español y sus voces en portuñol, están repletas de gente, autos y propaganda política. Quien la haya visitado luego de mucho la notará, efectivamente, más embellecida. El pegadizo jingle de Mauricio González, el otro postulante colorado, senador suplente y exdirector de Tránsito y Transporte de la Intendencia de Rivera, que parece como el principal rival de Sander, suena en un móvil contratado que recorre la ciudad. Él mismo no para de recibir gente en su local de la 123 en calle Sarandí. A menos de tres semanas de las elecciones, los colorados ya tienen la calle ganada.
González, que va por su tercer intento en las departamentales, dice que se diferencia de la 2000 en que él quiere “municipalizar las obras de Rivera para generar empleo para la gente de acá” y no acordar con privados o el gobierno nacional. Otra diferencia es que en la 123 sí se reivindica la gestión de Walter Tito Riesgo, el intendente que en 1995 comenzó la seguidilla de gobiernos colorados, pero que renunció a los pocos meses aduciendo problemas de salud (para asumir su banca en el Senado), lo que hizo que el sector cayera en un pozo del que está lentamente saliendo. La relación entre Riesgo y Viera, recuerda, no era nada buena. “Se hablaban a través de Marne (Osorio) y de mí. Por suerte luego entendimos que debíamos convivir y gobernar juntos”. González lleva la imagen de Andrés Ojeda en sus listas. “Para nosotros es el futuro del partido”, dice quien también es el suplente de Ojeda en el Senado. Acá hay otro matiz: si bien Viera, Osorio y Sander están dentro de Vamos Uruguay, en ningún lado se muestra o se menciona a su líder, el senador Pedro Bordaberry. Y uno más: acá se habla más abiertamente de Partido Colorado, con fotos de Jorge Batlle y Tito Riesgo en las paredes.
Ganar y ser amplios favoritos hace a una interna más armónica que la de sus competidores. La desunión es uno de los factores que llevó al Partido Nacional a perder su banca, admite López, con el exdiputado y exsubsecretario de Ambiente Gerardo Amarilla, también de la 15, como principalísimo blanco de los dardos. La última victoria blanca fue en las elecciones de 1989, con Martín Padern electo intendente, en las épocas en que se votaba el mismo día que las nacionales. Sus otros candidatos son Milton Machado y Ricardo Araújo, que ya habían pugnado por el sillón comunal en 2020.
El diputado Silva, que asumió la banca del Frente Amplio por la renuncia del titular Andrés Toriani, quien prefirió volver a dirigir el Hospital Departamental como lo había hecho entre 2012 y 2017, lo que provocó no pocos cuestionamientos internos, dice que su partido recién ahora “trata de resurgir” luego de haber “tocado fondo” en 2020, “porque la mesa departamental, que era de la 711, no trabajó durante cinco años”. Soledad Tabares, otra candidata del Frente Amplio, es de la 711. El otro es Carlos Cabrera, de La Amplia. En los dos casos, mantener o mejorar su bancada de ediles (ocho blancos, tres frenteamplistas) sería considerado un buen resultado.
Sander, por su lado, dice que una consultora les indicó que aproximadamente el 45% de quienes votaron al Frente Amplio en octubre lo votarían a él en mayo.
El politólogo Pablo Rivas, de Rivera, puntualiza que la esperanza blanca y frenteamplista es que este sea el último baile colorado. “Eso se especula; es que no se ve recambio después de Sander”, dice. En el ambiente político local se habla del actual director de Obra, Martín García, o de quien desde febrero ocupa la intendencia desde que Sander renunció para buscar la reelección, José Mazzoni. Si ninguno prende, se dice de volver a intentar con Osorio, quien tendría 64 años en 2030. “Quien quiera sacarlos debería asegurar que se van a seguir pagando a funcionarios y a proveedores, más allá de poner énfasis en los indicadores sociales. No hay mucha más obra para hacer. Objetivamente, esta vez los colorados ganan porque no tienen rivales”, concluye.
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Mauricio González, candidato colorado (de la 123) a la intendencia de Rivera
Leonel García
Una pelea por salir segundo
Los analistas políticos descuentan una nueva victoria del Partido Colorado e incluso hablan de un triunfo histórico, el que aumente su actual presencia en la Junta Departamental (19 de 31 ediles). La votación obtenida en las elecciones nacionales de octubre pasado (27.524, el 36,4% del electorado) no solo lo dejó primero lejos en Rivera lejos sino que por primera vez le permitió obtener dos de los tres diputados del departamento: Marne Osorio y Marti Molins, también del Espacio 2000. Una encuesta de Opción en marzo, a la que accedió Búsqueda, le da al Partido Colorado una intención de voto del 56%, contra 24% del Partido Nacional y 12% del Frente Amplio.
Alcanza con recorrer y hablar con dirigentes de estas tiendas para notar una resignación parapetada tras un entusiasmo de circunstancias. Esa misma encuesta indica que dentro de los colorados el 39% votaría a Sander, 9% a Mauricio González, quien individualmente es el segundo de todos los postulantes, y un 2% a Ignacio Beis. Hay un 6% indefinido adentro del lema.
Sin dar números (sus clientes no lo autorizaron), el director de la consultora Ágora de Salto, Ernesto Nieto, y el politólogo local Pablo Rivas coinciden: una derrota del Partido Colorado en Rivera y de Sander en su interna sería para ellos algo así como sendos Maracanazos al revés y que los frenteamplistas y los blancos están condenados a pelear por el segundo puesto. También aquí hay sensaciones distintas: los primeros con el 27,2% de octubre consiguieron la otra banca en Diputados, recuperándose de su debacle de 2019; los segundos perdieron por primera vez desde la restauración democrática un escaño en la Cámara Baja por apenas 274 votos.
“Inmoral, ilegal y engorda”; “que vayan a la Justicia”
En el interior, las pasiones políticas son más fuertes, y la mediática pelea en un programa de televisión entre los candidatos Mauricio González del Partido Colorado y Ricardo Esteves del Frente Amplio es apenas una muestra. Para el exdiputado y exsubsecretario de Educación y Cultura y de Deportes Fernando Araújo, excandidato a la intendencia de Rivera por el Partido Nacional y hoy edil, los motivos del éxito del Partido Colorado no son ni la apertura del Espacio 2000, ni el perfil técnico ni las obras realizadas: “Ellos ganan por lo mismo que ganaba (Pablo) Caram en Artigas u otros dirigentes blancos en otros departamentos: lo que gana es la intendencia, la estructura al servicio del que manda. Su yingle tendría que basarse en la canción de Roberto Carlos, que todo lo que hacen ‘es inmoral, ilegal y engorda’. Pago de horas extras, acomodos y empresas que ganan licitaciones y bancan las campañas. Es una organización mafiosa”, expresa a Búsqueda. Dice que se cansó de hacer denuncias en Fiscalía y en la Justicia con “expedientes, documentos y pruebas” sin que estas se traduzcan en nada. “Ahora me cansé yo”, concluye quien también tuviera un breve pasaje por el Partido de la Gente de Edgardo Novick y que en 2020 impulsara una denuncia penal contra integrantes del programa radial de humor La mesa de los galanes por presuntamente agraviar a los riverenses.
Los colorados cierran filas. “Hablan de mafia… Que vayan al Juzgado, a Fiscalía y las prueben. Nosotros estamos auditados las 24 horas del día”, responde Richard Sander, que agrega que la de Rivera es “la tercera intendencia del país con menos funcionarios por habitante”, unos 1.030. “Apenas treinta y poco por ciento de gasto en rubro cero (sueldos); en obras se va casi la mitad de la plata”, agrega.
“Que se hagan las denuncias que hagan falta”, retruca por su lado Mauricio González, líder de la lista 123 y que ha sido en los últimos 10 años director general de Tránsito y Transporte de la comuna, por un acuerdo político con la mayoría partidaria. “Dicen que la Justicia no se mueve… En Artigas un edil colorado (Daniel Argañaraz) fue el que hizo la denuncia contra los Caram y los hizo caer. Acá pueden hacer lo mismo y no lo hacen”, añade, casi desafiante.