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El gobierno asumió la presidencia rotativa del Mercosur con la prioridad para el semestre de acercar al bloque regional a China y, si es posible, encaminar la firma de un tratado de libre comercio (TLC) con ese país. Aunque lo tenga como objetivo central, las expectativas del Poder Ejecutivo de sentar las bases del acuerdo en un plazo breve son bajas. Y el problema no son los chinos.
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El gobierno de Xi Jinping tiene interés en avanzar en un acuerdo, sea mediante un acuerdo bilateral con Uruguay o con todo el Mercosur. Las dificultades, según la administración de Tabaré Vázquez, están en la región. “Hoy por hoy hay más problemas del lado nuestro. Argentina y Brasil no están hoy en la situación económica ni político-institucional como para encarar seriamente una negociación comercial amplia, profunda, con China”, aseguró el presidente del Banco Central (BCU), Mario Bergara, durante una actividad organizada por el PIT-CNT, el viernes 13, para discutir sobre el impacto del crecimiento económico chino.
El pesimismo de Bergara va en línea con las dificultades que perciben en la Cancillería uruguaya. Días antes de asumir la presidencia del bloque, en junio, el ministro de Relaciones Exteriores, Rodolfo Nin Novoa, dijo que la agenda uruguaya tenía el acercamiento Mercosur-China como uno de sus “buques insignias”. Aunque añadió en seguida que eso no quería decir que el país iba a buscar ya “un acuerdo”, sino que implicaba “una tarea de acercamiento”.
El presidente del BCU repitió la idea de Nin. “Eso no quiere decir que no se puedan ir haciendo cosas, tanto como bloque como a nivel país, porque para llegar a negociar acuerdos de libre comercio hay que empezar a hacer estudios de viabilidad, entender dónde estarían los cuellos de botella”, añadió.
El discurso oficial dejó en segundo plano el objetivo planteado por Vázquez en 2016 de firmar un TLC con China en 2018.
Más allá de que no se cumplirá ese objetivo, el excanciller Enrique Iglesias valoró el planteo del gobierno, porque dio una buena señal a los asiáticos. Sin embargo, consideró que ir por la vía bilateral no es una buena opción. Los TLC “no son lo que eran hace 30 años, donde se trataba de bajar los aranceles”, explicó.
Iglesias dijo que Uruguay tiene que “tener en cuenta” que está en el Mercosur y que un TLC bilateral debería cumplir con ciertas cláusulas del bloque regional. Si el país intenta seguir solo, puede enfrentar “dificultades” con sus socios.
Para el exministro, lo ideal sería que el bloque decida negociar en conjunto. Pero, al igual que lo haría minutos más tarde Bergara, puso en duda que la situación política de Argentina lo permita.
La ruta.
Mientras que las negociaciones en el Mercosur enfrentan esos problemas, Uruguay debe avanzar en la consolidación de sus vínculos comerciales con China, según Bergara. El presidente del BCU advirtió que los países cuyos productos de exportación compiten con los uruguayos, como Australia y Nueva Zelanda, han firmado tratados con el gigante asiático, lo que favorece el ingreso de sus bienes sin aranceles.
“¿Esto implica necesariamente un acuerdo de libre comercio profundo, con todas las dificultades que eso tiene?”, se preguntó Bergara. Y respondió que no, pero que “sí puede implicar que mejoren las condiciones comerciales”. De hecho, Uruguay tiene previsto firmar su adhesión a la Estrategia de la Franja y la Ruta, una iniciativa de los asiáticos para fomentar los lazos comerciales bajo su influjo en todos los continentes.
Iglesias opinó que una vía para avanzar con China es lograr que el Mercosur se proponga un camino menos ambicioso que el TLC. Su idea es que pueda “negociar un acuerdo de cooperación comercial de inversiones y de servicios como una primera etapa en el proceso de perfeccionamiento de la zona preferencial” con los asiáticos.
Dudas.
El presidente del PIT-CNT, Fernando Pereira, también expresó su respaldo a ampliar los lazos comerciales con China, pero fue el más tajante al rechazar cualquier posibilidad de un acuerdo bilateral.
“A mí no se me ocurre que un tratado de libre comercio con China, exclusivamente de Uruguay, sea una fortaleza” para el país, afirmó Pereira. “En todo caso, quisiera que alguien me convenza, pero que me convenza con argumentos”. En su opinión, hasta ahora “las experiencias” de países pequeños que firman TLC “han sido buenos tal vez para la economía nacional y muy malos para la gente que vive en esos países”.