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Paula de Miquelerena Scarcela y Cotter Sheehan Smith sellaron su historia de amor con una emotiva boda en Montevideo, rodeados de familiares y amigos que viajaron desde distintas partes del mundo. Ella, quien trabaja en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la OEA, se mudó a Estados Unidos en 2015 para hacer un máster en Estudios Latinoamericanos y Desarrollo en Georgetown University. Él cuenta con una carrera consolidada en finanzas en Stifel. Si bien provienen de ámbitos distintos, la conexión entre ellos fue inmediata. Su relación se construyó en cenas interminables, viajes entre ciudades y un apoyo incondicional en los momentos más difíciles.
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Se conocieron en junio de 2022 en Washington D. C. Su primera cita fue en The Red Hen, un restaurante en el que la conversación fluyó por más de cuatro horas. “Cuando lo vi con shorts, remera de manga larga y gorro, pensé: ‘¿Y este chico qué onda? ¡Cero producción!’”, recuerda María Paula entre risas. Con el tiempo, sus encuentros se hicieron más frecuentes, dividiendo su tiempo entre Washington y Baltimore, donde Cotter vivía. Sin embargo, su vínculo se consolidó aún más cuando el padre de Cotter enfermó de cáncer, lo que lo llevó a mudarse de Florida a Baltimore para acompañarlo en su tratamiento en Johns Hopkins.
“Ese período fue muy difícil, pero también hermoso. No solo acompañé a Cot en un momento clave, sino que tuve la oportunidad de conocer a su papá y entender más sobre su historia y su forma de ser”, expresa María Paula con emoción. Durante esos siete meses, su relación creció en profundidad y compromiso.
El 23 de marzo de 2024, Cotter sorprendió a María Paula con una propuesta en su casa en Baltimore. “¡Jamás lo vi venir! Era una noche común y corriente, estábamos tranquilos en casa, y de repente… ¡ahí estaba el anillo! No pude parar de reír y llorar al mismo tiempo”, recuerda. Desde ese momento, comenzaron a planificar su boda con la idea de celebrar no solo su amor, sino también a las personas y momentos que marcaron su historia. En febrero, la pareja oficializó su unión en una ceremonia íntima en el courthouse de Baltimore. Estuvo presente la madre de Cotter, Jane Ennis Sheehan, mientras que la madre de María Paula se unió por FaceTime desde Uruguay.
“Fue supersimple, solo nosotros tres ahí y mi mamá virtual”, comenta entre risas. A pesar de la sencillez, el momento fue muy especial para ambos.
Antes de la gran boda en Uruguay, los novios organizaron una welcome party en el Carrasco Lawn Tennis para recibir a los amigos que viajaron desde Estados Unidos. “Queríamos que se conocieran antes del gran día y que compartieran un momento más relajado”, cuenta María Paula.
Los días previos también estuvieron llenos de actividades con sus familias, a pesar de las barreras del idioma. “Mis padres hablan inglés muy básico y la mamá y tía de Cot no hablan español, pero igual salieron juntos a pasear por la Ciudad Vieja y disfrutamos de un asado en casa”, dice con una sonrisa.
El sábado 8, María Paula llegó a la parroquia Stella Maris cerca de las seis de la tarde del brazo de su padre, Pelayo Álvaro de Miquelerena. Para la ocasión, la novia llevó un vestido de Inés Di Santo, con un diseño elegante que complementó con un velo y tocado de Etsy. Como toque personal, llevó un rosario hecho a mano con cristales Swarovski por su tía Verónica de Miquelerena. También incluyó dos pañuelos familiares: uno de su abuela materna y otro de su abuela paterna. “Era muy importante para mí llevar algo de mi familia. El rosario de mi mamá es un tesoro, lo mandó hacer mi papá para su confirmación y tenerlo conmigo ese día fue una forma de sentirlos a los dos más cerca”, dice emocionada.
El cura Agustín López ofició la ceremonia mientras que el Ensamble Olaverry aportó la música, con una interpretación especial de Perfect de Ed Sheeran, a cargo de Silvia Ventura, la mejor amiga de la novia.
Los anillos fueron entregados por Hillen Jenkins Smith, hermano del novio, quien también fue uno de los padrinos junto con Jane Ennis Sheehan. Por parte de María Paula, sus padrinos fueron Martha Esther Scarcela y Pelayo Álvaro de Miquelerena.
Tras la ceremonia, los invitados se dirigieron al Sofitel Montevideo Casino Carrasco & Spa, donde la pareja organizó una celebración elegante y con detalles inolvidables.
“Queríamos que la fiesta fuera una combinación de elegancia y calidez. Que todos se sintieran cómodos y se divirtieran sin que nada se sintiera forzado”, explica la novia. La decoración, a cargo de Diego Mendiola, estuvo inspirada en un estilo elegante.
Otra de las instancias especiales fue la presencia simbólica de sus perros Murphy y Maeve, quienes aparecieron en las servilletas de tragos, los peluches junto a las cámaras Polaroid y hasta en la torta. “Murphy y Maeve son nuestra familia, así que no podían faltar en la boda”, agrega.
La fiesta se extendió hasta las tres de la madrugada, seguida de un afterparty en el Casino. Entre los espectáculos, destacaron un show de tango por Nazareno Listur y una presentación de Piero y Horacio.
Si bien la pareja aún no se embarcó en su luna de miel, planean viajar más adelante al Sudeste Asiático y Japón. “No nos vamos ahora, pero antes de regresar a Baltimore nos tomaremos unos días con amigos en playa Vik para disfrutar del verano. La luna de miel la queremos hacer con calma, combinando aventura y relax”, dice María Paula.
Con una historia de amor que nació en cenas interminables y se fortaleció en momentos difíciles, María Paula y Cotter comienzan esta nueva etapa con la certeza de que, sin importar el lugar, se sentirán siempre en su hogar estando juntos.