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    La nena cumple 15

    ¿Por qué se siguen festejando los 15 años con vestidos de princesas de Disney, limusinas y valses vieneses? ¿Van a contrapelo de las nuevas visiones de la adolescencia y de la mujer? En torno a estas preguntas gira la nueva entrega de Algo que quiero contarte, newsletter de temas culturales

    La celebración de los 15 años tiene sus raíces en las grandes culturas precolombinas mexicanas, maya y azteca, y en sus ritos de pubertad. Cuando las niñas llegaban a esa edad, se las preparaba para su siguiente etapa, que implicaba el comienzo de la vida sexual y de la maternidad; de la vida adulta. Y esa preparación terminaba en un festejo.

    Con la conquista española, la celebración se mantuvo, aunque con el tiempo se le fueron agregando condimentos propios de la corte europea. Así se instauró una misa previa a la fiesta, el vals, los vestidos suntuosos y los chambelanes, que en Europa eran caballeros al servicio de príncipes y reyes, y en México se representaron con jóvenes que acompañaban (y aún lo hacen) a la quinceañera y a sus amigas a la entrada de la fiesta en un cortejo fastuoso.

    El escritor y cronista mexicano Emiliano Pérez Cruz cuenta en uno de sus relatos del libro Me matan si no trabajo, y si trabajo me matan, la función de los chambelanes y de la entrada triunfal de la quinceañera:

    "Entonces arrancábamos con la marcha de Aída, salían la quinceañera, las catorce damas con sus catorce chambelanes y los cuatro chambelanes de honor de la quinceañera. En total estábamos en la coreografía treinta y tres personas".

    Con sus matices y transformaciones, toda esta tradición se mantiene en la celebración de 15 años mexicana, que se extendió y adaptó a los países hispanoamericanos, con mayor o menor ostentación, según las posibilidades económicas de las familias.

    El vestido a lo princesa de Disney —y los viajes a Disney a vivir unos días como princesas—, las fotos en pose como modelos, las limusinas y el brillo de los salones forman parte de un ceremonial que parece ir a contrapelo de las nuevas visiones sobre la adolescencia, el cuerpo femenino y el lugar de la mujer en la sociedad.

    ¿Por qué sobrevive la fiesta de 15? ¿Se ha mantenido algún tipo de simbolismo? ¿Cómo son estas fiestas hoy?

    Mi nombre es Silvana Tanzi y esta es una nueva entrega de Algo que quiero contarte, newsletter de temas culturales. Si querés escribirme con algún comentario o sugerencia, podés hacerlo a [email protected]

    Primera escena. Soy una joven adscripta en un liceo público céntrico al que van estudiantes de barrios periféricos. Las inasistencias son habituales, sobre todo cuando no tienen dinero para la boletera (aún no son tiempos de boleto gratuito para liceales) o tienen que cuidar a hermanos menores. Una estudiante ha faltado toda la semana y me comunico con su madre para saber qué sucede. Me dice que no asistió por los preparativos para su fiesta de 15. ¿Por qué gastan en una fiesta si no tienen para el boleto?, pienso llena de prejuicios, pero me quedo callada y la escucho. Cuando la quinceañera regresa al liceo trae una gran sonrisa y el álbum de fotos. En las imágenes veo el festejo con pizza, pascualina y torta casera en el patio de una casa. Ella está radiante con un vestido largo y todos parecen felices. La felicito y entiendo un poco más.

    Cada uno aportó su granito. La tía Clara, la más vieja de mis tías, se presentó la tarde anterior con el vestido de su casamiento refaccionado. Me miré al espejo, envuelta en aquellos encajes de los que sobresalían unas mangas abullonadas parecía un merengue de panadería. La tía no había bajado los escalones que separaban la casa de la calle cuando yo juré que nunca me pondría un vestido semejante. (...) No hubo marcha atrás. Vestida de merengue atravesé el patio de la tía con los ojos puestos en papá, que me esperaba con un ramo de flores blancas, un gesto incomprensible de aquel hombre huraño y poco dado a fiestas (Paisaje de mujer, de Silvia Soler).

    NL Paisaje de mujer.jpg

    Segunda escena. Estoy en el viejo bar Bacacay con una amiga y ambas miramos por el amplio ventanal hacia la explanada del Teatro Solís, donde acaba de detenerse una limusina. El chofer, vestido de chofer, abre la puerta trasera y sale una muchacha envuelta en tules que sube la escalinata. Antes, había salido un fotógrafo para acomodar sus equipos. Es una noche de invierno y especialmente en ese lugar el viento se hace sentir, pero la muchacha aguanta el frío. De lejos parece una novia, pero es una quinceañera. Eso nos aclara el mozo que está acostumbrado a presenciar escenas similares los viernes o sábados. Siguen comentarios maliciosos con mi amiga sobre lo inentendible de la continuidad de esa fiesta. Alguna de las dos dice: “Algún día tenemos que escribir sobre estos festejos”.

    El músico canta apesadumbrado una balada melancólica y, detrás del efecto de una máquina de humo, apenas podemos ver los brazos de Lara, que hacen un movimiento como de mariposa o de mosca. Camina lento para dar la sensación de una pasarela muy larga. (...) Sospecho que son su madre y su padre quienes la esperan al final de ese caminito. Los dos lloran y yo no entiendo bien por qué, pero yo también querría llorar. Sospecho que la mezcla de humo, balada y vestido genera en ellos algo único” (La reina del baile, Camila Fabbri).

    NL La reina del baile.jpg

    Tercera escena. Estoy mirando Twitter (ahora X) y veo un post maravilloso. Una muchacha argentina había escrito: “Hagamos un álbum de quien tiene las peores fotos de 15, yo acá dejo una acariciando un arbusto”. Y subió la foto.

    NL Quinceanera de X.jpg

    Entonces comienza un hilo interminable con fotos de quinceañeras en poses absurdas, en exteriores de fantasía, en cementerios, con caballos, con vestidos estrafalarios, con familiares en situaciones vergonzosas… Son tantos comentarios (unos 10.000) y tantas fotos que sería difícil enumerarlas. La primera fue en febrero de 2019 pero hasta hace poco seguían apareciendo. Es lo más divertido que encontré en X, y reírse en este sitio con tanto mensaje de odio y desinformación es todo un éxito.

    “Tengo que comunicarme con luli gia @conurbanera”, pienso. Entonces le escribo y ella me responde. Se llama Florencia Giaquinta, pero todos la conocen como Luli. Tiene 39 años y trabaja en la comunicación interna de organizaciones. Me cuenta sobre sus 15 años y sobre la repercusión de su foto con el arbusto.

    “Un día vi al pasar una de esas fotos trilladas de una mujer que estaba posando y oliendo un bouquet. Entonces me acordé de algunas fotos de mis 15 y fui a buscar el álbum. Me encontré con esa del arbusto, que era un árbol de granada de mi casa. Me causó gracia y eso originó el tuit. Jamás pensé que iba a tener esa repercusión. Las notificaciones de ese hilo las tengo apagadas, pero hasta el día de hoy se sigue compartiendo y se siguen haciendo comentarios. Me parece fantástico poder reírnos nosotras de nosotras mismas, de lo que éramos en ese momento. La pose fue real, no la hice con ironía, y hoy me causa gracia, pero también cierta ternura. Se generó como un humor colectivo que decía 'yo fui esa también y acá tenés la prueba'. No hay una cargada, eso es lo que me parece más lindo de ese hilo, sobre todo en una red como X que es tan cloaca algunas veces”.

    Luli recuerda con mucho amor su fiesta de 15 por cómo se involucró su familia en los preparativos, y piensa que tal vez esa previa la disfrutó más que el propio festejo que se pasó muy rápido. Fue en un salón de Adrogué, en la zona sur del Gran Buenos Aires, el barrio donde creció.

    “La fiesta la quise yo, sin ninguna imposición. Mi hermana es dos años y medio menor y en vez de fiesta quiso un viaje, fuimos los cuatro y gastamos casi lo mismo. Si lo pensás hoy es mucho mejor viajar”.

    El cumpleaños de Luli fue en el 2000, cuando estaba en auge en Buenos Aires la cumbia villera. El tema que sonaba era Pibe cantina, y también las canciones del cuarteto de Rodrigo, que se había muerto hacía poco tiempo. Y eso bailaron en su cumpleaños. “También seleccioné con mucha atención las canciones: la de entrada, la que iba a sonar de fondo al compilado de fotos de mi vida y la del brindis. Recuerdo que entré con November Rain de Gus N' Roses, y en el brindis sonó Circle of Life de Elton John, el tema de El rey león. Fue muy lindo bailar el vals con mi abuelo y mi papá. No sé si algún día me voy a casar y no creo que haga fiesta, pero ese fue un momento especial para tener una entrada con mi viejo”.

    Embed - Guns N' Roses - November Rain

    Ella ahora no sabría decir si está bien o mal que se sigan usando los vestidos tipo princesa, le saca simbología y no le da mucha vuelta. “Qué sé yo, es una tradición”, dice. Pero está segura de que cuando cumplió 15 quería ese vestido, quería sentirse princesa, que la peinaran y maquillaran. “Me acuerdo que algunos compañeros me preguntaban si podían ir con jeans y camisa, y yo les decía que no, que era de traje y corbata. Pensaba que si mi familia había gastado tanto en ese vestido, los varones por lo menos se tenían que poner traje. Incluso tuve esa respuesta para algún pariente”.

    ¿Si tuviera una hija le haría una fiesta de 15 similar? “Si ella quisiera una fiesta y yo la pudiera pagar, la tendría”, dice sin dudarlo.

    Será tal vez tu día más deseado

    Una ilusión y el sueño más amado

    Te sentirás una mujer y aún eres niña

    Y en este día vivirás de prisa… (Quince primaveras, canción)

    Lucía Osorio vive en Florida y el 4 de octubre del año pasado festejó sus 15 en la Asociación Rural que queda a la entrada de la ciudad. Ella no pensó en tener esa fiesta tradicional, quería hacer el viaje a Disney durante 15 días con sus amigas. Y lo tuvo. “Fue un viaje inolvidable”, dice ahora. Pero al regresar fue a varias fiestas de 15 y se entusiasmó con tener la suya.

    “La preparación lleva meses y meses, nunca lo imaginé. La organicé con mamá que le encanta hacerlo, pero tuvimos mucha participación de tías, amigas, primas… fue más fácil con ellas. Logramos una decoración que me gustó mucho, que tenía que ver conmigo, con lo que soy yo”.

    Para el momento de la torta, ella eligió Quince primaveras y el brindis con La familia, de Pimpinela. “Practiqué muchas veces el vals Voces de primavera (Johann Strauss), el que mejor me salía. Para la entrada eligí Titanium (canción de David Guetta y Sia), calculé el tiempo justo de la entrada. Decidí entrar sola y que me esperaran para bailar el vals”.

    Embed - Voces de Primavera - Johann Strauss

    Lucía tuvo video y fotos que pasaron en la fiesta, un vestido “cómodo, largo, original pero también sencillo” y la compañía en todo el proceso de su mejor amiga. “Cuando llegó el día de la fiesta no podía creer que se iba a ver reflejado todo lo que organizamos. Escuché en mi casa varias veces Quince primaveras y nos emocionamos al pensar que lo íbamos a escuchar esa noche en el salón”.

    Desde hace unos años, se estila también que los varones hagan su fiesta de 15. Lucía fue a algunas y dice que le encanta que lo hagan. “A veces son distintas a las de las mujeres, pero igual de lindas. Uno de mis amigos hizo entrada, pero los varones no bailan el vals y él empezó a saltar con su familia”. Su amigo hizo todo lo demás: los videos previos, la canción Quince primaveras, el cotillón…

    Ahora Lucía mira las fotos de su cumpleaños y quisiera volver a vivir ese día. “Tremenda noche que no olvidaré. Es una tradición relinda, de una época en la que salimos mucho de fiesta, tenemos muchos amigos y nos dan ganas de reunir a todos los seres que amamos en un solo lugar. Ojalá nunca deje de hacerse”.

    Aprontá la billetera

    Una fiesta de 15 años sale unos US$ 10.000. Claro que es más barata o más cara según la cantidad de invitados, el lugar del festejo y los servicios que se contraten. Sandra Lanzilloti, a cargo de la Expo Miss 15, dice que con US$ 150 por persona se puede hacer “una linda fiesta”.

    Sandra creó la revista Miss 15 hace 25 años, como “una idea creativa para orientar a las madres con información de proveedores para la fiesta y artículos dedicados a la etapa adolescente”. Después surgió la Expo Mis 15, un “evento boutique” con desfile para mostrar 100 vestidos. Además se ofrecen todo tipo de servicios para las fiestas. Se hace una vez al año en el Hotel Hyatt.

    “Hay vestidos princesa, otros más sencillos y otros más jugados. Hay chicas que siguen con su fantasía y hacen fiesta temática, pero también hay otras más fiesta boliche. Algunas eligen vestidos cortos y se ponen championes intervenidos. Hay diseñadores que hacen vestidos de princesa divinos, con unos bordados de ensueño que son los que tienen la fantasía de las quinceañeras más aniñadas”.

    NL Tiana, Disney.jpg

    Miro la página de Instagram de la Expo Miss 15 y veo niñas que parecen modelos o princesas a lo Tiana, de Disney, pero blancas, sin una gota de grasa, sin aparato en los dientes, por lo menos visibles. Le pregunto a Sandra cómo seleccionan a las jóvenes para las fotos. Me dice que son los diseñadores los que convocan a las chicas más estilizadas. “Somos una publicación inclusiva. En la revista ya teníamos chicas con todo tipo de cuerpos. Los diseñadores convocan a sus propias chicas para el desfile, pero nosotros hacemos un casting abierto y le damos la posibilidad a chicas que no han podido festejar sus 15. Se presentan unas 600”. Entonces miro de nuevo las fotos y su respuesta no me convence del todo.

    Ha visto cumpleaños suntuosos, por ejemplo, con quinceañeras que llegan en helicóptero al salón. También la contrataron para organizar una fiesta en Los Ángeles. “La familia quería hacer algo diferente y contrató a Miss 15 como parte de la producción. En lugar de una gran fiesta de 15 quería una gran producción en Los Ángeles. Se pensó todo en Montevideo, después viajó el equipo”.

    Ella dice que hay familias que se endeudan o hacen un gran sacrificio por la fiesta, pero que en el evento que organiza ofrece servicios desde los más sencillos a los más lujosos. “Es para todo tipo de público. Lo más lindo es la diversión”, agrega.

    Banda sonora solidaria

    Si algo no puede faltar en una fiesta es la música. Y Walter Scocozza lo sabe. Él es DJ “desde la época de los casetes”. Empezó a ofrecer un servicio que llama 15 Años Solidario cuando comenzaron estafas en salones que se contrataban y no existían. “Viene de bastantes años atrás. Hasta hace poco hice un cumple y a la mamá le llegó la mitad de las cosas, el cotillón, la comida... solo tenía la discoteca y la decoración. Lo otro era todo inventado por una señora que le ofreció servicios”.

    Con el 15 solidario él le hace precio por la música a quienes le escriben a su página de Facebook y se lo piden, y también los pone en contacto con otros servicios que hacen lo mismo. Su tarifa es de $ 8.000, pero aumenta si incluye pista led.

    “Lo que más ha variado en los cumpleaños es la música. Yo soy de la vieja escuela, me gusta que haya canción de entrada, cortejo y vals. Pero el cortejo se ha perdido, igual que la lista de invitados y el portero. He hecho cumpleaños de 15 en lugares importantes y tampoco hay control de entrada”. El Danubio azul es el vals más pedido, pero también Tiempo de vals, de Chayanne.

    Yo pienso en el Danubio azul y me vienen imágenes del baile en el espacio y entre las estrellas de 2001: Odisea del espacio. Pero no creo que las quinceañeras imaginen lo mismo.

    Embed - 2001: A Space Odyssey (1968) - 'The Blue Danube' (waltz) scene [1080p]

    “A veces las quinceañeras me piden temas que tienen muchas palabrotas. No los paso, pero los tengo por las dudas. El problema es que ahora no hay canciones sin esas palabrotas. Hay que pasar reggaeton viejo y plenas de antes, o tipo Gilda, pero no es lo que les gusta a los jóvenes”.

    Bueno, hasta acá hice un esfuerzo por quitarme de encima mis prejuicios sobre las fiestas de 15 años. Pero las canciones sobre quinceañeras no ayudan. Te dejo una lista para que las busques y veas qué te parecen:

    Quince años (El Gran Combo)

    Es mi niña bonita (Vicente Fernandez)

    Yo te esperaba (Alejandra Guzmán)

    De niña a mujer (Julio Iglesias)

    El regalo más grande (Tiziano Ferro)

    Tus quince años (Jhonny Rivera)

    Pero después escucho Quince abriles de Jaime Roos y regreso a mis 15 años, a la timidez y los sentimientos encontrados, a la inseguridad del cuerpo en el baile. Entonces agradezco a Jaime y canto con él: Y quince abriles se van yendo temblorosos/ de mi corazón/ Y los destellos de tu tiara se confunden/con esta canción.

    Embed - Quince Abriles (Remastered)

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    Antes de despedirme, te recomiendo la nota que escribió Juan Andrés Ferreira sobre el libro Agujeros blancos, es de un científico que analiza lo opuesto a los agujeros negros; además, la colección Gerardo Matos Rodríguez pasó a integrar el programa Memoria del Mundo de la Unesco.