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En un enorme galpón de media manzana y techos altos, funcionaba este año un depósito de una reconocida industria de electrónicos en Montevideo. Las vigas que atravesaban el lugar estaban “chorreteadas” de materia fecal de murciélagos, según el relato de una persona que ingresó al lugar en plena actividad. Debajo, 100 funcionarios y otros cientos de estudiantes acudían a trabajar. La presencia de tres murciélagos muertos en el piso comenzó a preocupar. Cuando llegó la autoridad sanitaria los animales estaban en alto grado de descomposición y no se los pudo estudiar. Sin embargo, el cuarto fue detectado a tiempo y el resultado fue positivo para rabia.
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“Los murciélagos constituyen un reservorio de la rabia en Uruguay”, dijo a Búsqueda Helena Guarino, profesora agregada del Área de Virología de la Facultad de Veterinaria y encargada de la Unidad de Rabia del Dilave (División de Laboratorios Veterinarios). “Pensamos que probablemente el problema está en todo el país”, destacó Guarino durante el I Congreso Internacional de Veterinaria, que se realizó en noviembre en Montevideo. Precisó que en 2013, pese a la escasez de ejemplares analizados, se detectaron murciélagos con rabia en Montevideo, Canelones y Tacuarembó. “La gente debe estar en alerta. Ahora que sabemos debemos tomar precauciones”, agregó la docente encargada de los análisis de diagnóstico de rabia en el Dilave, sitio en el que “falta personal” y el que hay está próximo a la jubilación.
En Uruguay hay 23 especies de murciélagos y solo una de ellas es la conocida como “vampiro”, que se alimenta generalmente de la sangre del ganado. Los demás se alimentan de insectos y solo dos de frutas. Todos pueden transmitir rabia.
La rabia se transmite a perros, gatos, vacunos y humanos, principalmente por mordeduras, arañazos y pequeñas heridas provocadas por murciélagos en contacto con mucosas infectadas o heridas previas. A su vez, las mascotas con mordeduras pueden transmitirlas a las personas. En caso de no recibir tratamiento antirrábico, el virus se replica y propaga hasta llegar al Sistema Nervioso Central. Aparecen los síntomas que en pocos días puede llevar a la muerte.
En el caso de los murciélagos, este período es más prolongado y pueden transmitir la rabia durante meses antes de morir de la enfermedad. Los últimos casos de este tipo en humanos fueron en 1968, tras una epidemia de rabia canina en el país. En 2007 hubo un brote de rabia paralítica en el norte, que afectó a bovinos y equinos, causado por un tipo de vampiro con casos esporádicos hasta 2010.
“Hoy se debe estar atento a las consultas por mordeduras de animales —como perros, gatos o murciélagos— por mínima que esta sea. Se deben realizar tratamientos preventivos, notificar a las personas mordidas ante la Unidad de Zoonosis del Ministerio de Salud Pública (MSP). Eso es obligatorio y se debe hacer durante las primeras 24 horas. La sospecha de un animal rabioso es también de denuncia obligatoria aunque muchas veces falta la notificación y hay muy baja tasa de reporte”, dijo durante el congreso Verónica Bonino, integrante de la Unidad Zoonosis y Vectores del Departamento de Vigilancia del MSP.
Además falta información en la consulta con el médico cuando una persona acude porque fue mordida. “Durante años se supuso que no existía rabia en Uruguay. Otra vez hay que volver a insistir y actuar”, opinó.
En los últimos años las notificaciones de mordeduras por perro han oscilado en 2.500 por año. Durante el 2013 hubo 61 de gato y siete de murciélagos.
Qué hacer.
Al encontrar un murciélago en la casa, quienes no conocen el riesgo al que se enfrentan suelen intentar agarrarlo para sacarlo del lugar, o si está muerto simplemente lo tiran a la basura. Sin embargo este no es el camino correcto, porque al intentar moverlo puede morder y transmitir rabia. Por otra parte, el murciélago puede haber muerto por esta enfermedad. Es necesario saberlo para determinar si hay que vacunar a los perros de la zona, identificar las colonias y aún más importante, si el murciélago mordió a la persona cuando intentó manipularlo. En ese caso existen vacunas.
Siempre que se encuentre un murciélago se lo debe enviar al Dilave, a la Facultad de Veterinaria o a la Unidad de Zoonosis para que se analice si padece rabia. Si un murciélago muerde a una persona y luego escapa esta debe avisar a las autoridades sanitarias para vacunarse, ya que corre riesgo por desconocer si el murciélago tenía o no rabia. Lo mismo ocurre con mordidas de perros y gatos.
Pero no todos saben esto y la llegada de murciélagos al Dilave es escasa como para “asegurar la vigilancia” y poder estimar cuántos tienen rabia en Uruguay. Guarino recordó que la llegada de murciélagos se da en grandes cantidades cuando surge un caso en algún barrio, la gente entra en estado de “alerta” y envía muchos ejemplares, como ocurrió este año en el balneario Costa Azul. Llegaron de golpe unos 60 ejemplares de murciélagos para analizar y luego se redujo el envío.
Se detectó rabia en un murciélago de Canelones y otro de Montevideo del tipo Tadaria brasiliensis, que vive en colonias, en la capital, sobre todo en sitios de techos altos, muy comunes en el Prado. Además este año se detectó rabia en un murciélago de Tacuarembó de una especie en la que nunca antes se había detectado rabia en el país. Se trata del tipo Lasiurus, solitario que suele vivir en palmeras. “Es interesante porque es una especie nueva en la que vemos rabia”, comentó Guarino.
“El número de muestras ha bajado y en perros y gatos se reciben muy pocas, que han dado resultados negativos”, comentó. “Está decayendo bastante y eso complica la vigilancia epidemiológica. Cuanto menos muestras tenemos en el laboratorio, menos idea podemos tener de lo que está sucediendo. Es lo que pasa cuando la rabia deja de ser una noticia importante, cae el interés y no se considera el riesgo que existe, que no se fue”, opinó.
Perros y gatos.
Un perro que juega con un murciélago en el patio de una casa, un gato que lucha con su nueva presa en la azotea de una vivienda, estas son situaciones de riesgo. Con una mordida o un arañazo el murciélago le puede trasmitir la rabia y luego las mascotas se la pueden pasar a sus dueños.
“La vacunación antirrábica humana y animal son un punto importante del control”, destacó Guarino. Existe una vacuna antirrábica indicada para veterinarios que pocos profesionales se dan. Este año hubo un lote que se venció porque los veterinarios que trabajan en el hospital de la facultad no se presentaron para vacunarse. “No hay conciencia” del problema, comentó Guarino. “Se debe vacunar anualmente a perros y gatos. La rabia es un riesgo importante que hay que tener en cuenta. Es fundamental evitar riesgos y que pase de especie a especie, pero mucha gente no lo sabe y no toma medidas de precaución”, opinó. Solo los cachorros suelen recibir esta vacuna que luego debería darse una vez por año.
Cuando un perro sin vacuna antirrábica muerde a una persona, se deben tomar precauciones porque podría tener rabia. Guarino y Bonino coincidieron en que falta un sitio para observar a las mascotas que han provocado mordeduras durante 10 días para descartar que tengan rabia, que aparezcan los síntomas y afecten a otras personas. No es adecuado dejar al animal en su casa y tampoco enviarlo a una veterinaria, sitio en el que puede estar en contacto con otros perros. Debería haber refugios especiales destinados a eso. Además, ocurre que hay casos de perros mordedores que los dueños no se hacen cargo. De todos modos “las normativas están pero no se cumplen”, dijo Bonino durante su exposición.
Maldonado es el departamento que tiene montada la mejor infraestructura del país al respecto, con un sitio para vigilancia. En caso de que los dueños de las mascotas no deseen realizar el seguimiento de diez días, deberían enviar a los perros y gatos al Dilave para que sean diagnosticados —que involucra sacrificar al animal—. No existe un sistema montado para enviar a todos los animales al Dilave y el dueño debe ocuparse a menudo, comentó Guarino. Llegan dos o tres perros por año y uno o dos gatos.