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    Comenzó en el mar frente a Uruguay y Argentina una investigación alemana “única” y “desafiante” para estudiar el fondo del océano

    El calor en el puerto de Montevideo en pleno mediodía de febrero es intenso. Pese a las altas temperaturas, un grupo de técnicos trabaja sin cesar al rayo del sol en la cubierta del barco de investigación oceanográfico del gobierno alemán llamado Sonne, el más nuevo de la flota con fines científicos que comenzó a navegar en 2014. Preparan la puesta a punto de una sofisticada e inmensa maquinaria para acceder a las profundidades del fondo del océano y que reposa en la zona trasera de la embarcación.

    Para la jefa del equipo de investigación, la geoquímica Sabine Kasten, es un momento de enorme cantidad de trabajo. Lidera un equipo de 34 científicos a bordo. No en vano, ni siquiera se ha tomado un rato libre para visitar Montevideo. Tanta es la tarea que algunos jóvenes del equipo le han acercado de regalo una caja de cubos de dulce de leche que compraron a pocas cuadras de allí. Es el momento que ha estado esperando por cinco años, desde que le presentó al gobierno alemán la propuesta de investigación y el pedido para utilizar el buque de investigación. Restaban solo unas horas para zarpar mar adentro y ubicarse frente a las costas de Uruguay y Argentina con el fin de tomar muestras del subsuelo marino (ver mapa) cuando Búsqueda visitó el barco.

    ¿Por qué acá?

    Hay una zona próxima a las costas uruguayas y argentinas en la que la profundidad es baja. En determinado momento esta pendiente descendente se hace más empinada y hay otra zona llamada talud continental en la que la profundidad (de varios kilómetros) comienza a caer a pique en un sector muy poco homogéneo de valles, montañas y altibajos. Esta gran área interesa a los investigadores.

    “Nos damos cuenta de que el margen continental (frente a Uruguay y Argentina) es muy único y muy interesante. Aquí tienes uno de los ríos más importantes del sur de los océanos (el Río de la Plata) entrando al océano Atlántico, tienes a las corrientes del sur entrando desde la Antártida en las capas más profundas y corrientes que vienen del hemisferio norte. Todas traen partículas al área y sabemos que hay una fuerte interacción. También hay corrientes superficiales, como la cálida que viene de Brasil hacia el sur y la fría desde las Malvinas”, dijo a Búsqueda la jefa científica de la expedición SO260 Sabine Kasten, líder de proyecto del Centro para Ciencias Ambientales Marinas, Marum, de la Universidad de Bremen en Alemania. Kasten es además investigadora del Alfred Wegener Institute Helmholyz Center para la Investigación Polar y Marina.

    “Es un sistema muy complicado, porque hay muchísimos parámetros que pueden cambiar y son muy interesantes. Nos permite estudiar una cantidad de procesos en una zona muy restringida. Es muy desafiante tener la habilidad de estudiar todos estos procesos y la interacción entre ellos. Esta es la razón por la que esta área es tan particular”, aseguró Kasten. Entre el equipo de 34 científicos hay geólogos, geoquímicos, microbiólogos para estudiar la presencia de bacterias y microbios del suelo oceánico, expertos en interpretar muestras de sedimentos, geofísicos con conocimiento en ecosonda para visualizar y mapear el fondo del mar, un grupo de geoquímicos orgánicos que miran partículas como las algas y pequeños microbios que se hunden hasta el fondo del mar y jóvenes científicos en entrenamiento. El amplio rango de expertise “es realmente especial”.

    El objetivo de este trabajo es estudiar cómo las corrientes oceánicas y los sedimentos se influencian unos a otros, ver de dónde viene originalmente el material que está depositado en el suelo marino de la zona y analizar qué procesos, reacciones bioquímicas y ciclos ocurren bajo el mar. Además, buscan entender qué microorganismos utilizan el material que se deposita y de qué manera. Estudiarán qué condiciones hay ahora y cómo han cambiado a lo largo del tiempo. “Combinar todo esto es único”, consideró la científica.

    Es un proyecto de la Fundación de Investigación Alemana (DFG, por sus siglas en alemán) y del Centro Marum de la Universidad de Bremen.

    Perforaciones y muestras.

    “Queremos saber cómo esta zona de confluencia (de corrientes) ha variado a lo largo del tiempo”, comentó Kasten. El nivel del mar se ha modificado a lo largo de la historia y los cambios pueden haber quedado registrados en los sedimentos que se encuentran hoy enterrados en el fondo del mar.

    La forma de estudiarlo comienza con la toma de muestras bajo el agua. El grupo organizó la tarea en dos etapas. En enero la primera consistió en realizar un estudio del suelo marino con sísmica e información hidroacústica. La segunda comenzó el viernes 2 con la partida del barco del puerto de Montevideo y un recorrido de unas 12 horas mar adentro para tomar muestras de agua y de sedimentos del fondo del mar.

    La tecnología a bordo permite bajar con un equipo varios kilómetros bajo el agua y perforar unos 70 metros el suelo marino. Esto podría permitir ir hasta unos 100.000 años para atrás en la historia, estimó Kasten. Tras varias horas de trabajo para localizar el sitio ideal con ecosonda y el uso de información generada previamente, suele llevar unas tres o cuatro horas solo bajar el equipo hasta el fondo para tomar las muestras de sedimentos.

    La tarea de toma de muestras de agua y sedimentos terminó esta semana. Hubo análisis que se hicieron en el momento de la extracción en los varios laboratorios a bordo del barco Sonne, uno para material sucio, otro con equipamiento del área química, y dos en condiciones de frío, el más extremo con capacidad de llegar hasta los –15 °C. Al finalizar, fueron guardadas en frío y serán enviadas a Alemania. El Sonne puede guardar muestras en hasta –270 °C si es necesario.

    Ahora comienza una nueva etapa para los investigadores. En Alemania dedicarán años de estudio a analizarlas en detalle los 34 de a bordo y un grupo más amplio de colegas y estudiantes. En el equipo hay también estadounidenses y argentinos.

    “Queremos hacer el mejor uso de esto. Hay estudiantes de doctorado que van a trabajar tres años. Incluso se pueden usar por décadas”, porque la información generada será ingresada en bases de datos, contó Kasten. “Estamos obligados a poner toda la información en bases de datos accesibles para otros colegas. Todo el mundo ve de dónde se sacaron los testigos de sedimento” y hay un repositorio oficial en la Universidad de Bremen en donde son archivados a cuatro grados por si es necesario volver a analizarlos si vienen propuestas con “nuevas ideas”, informó la investigadora.

    Pasado, presente y futuro.

    Los sedimentos depositados en la zona son valiosos archivos históricos, porque allí hay evidencia de qué ha ocurrido cientos y miles de años atrás, oculta en el fondo del mar. Comprender el pasado es importante para analizar el presente y eventualmente poder predecir el futuro.

    Hay investigadores que trabajan en el estudio de sedimentos que asumen que ya es posible predecir qué ocurrirá en el futuro. Para Kasten no es en todos los casos tan lineal.

    “Yo primero quiero entender lo que está pasando ahora. No hemos ni siquiera entendido del todo lo que ocurre. Soy geoquímica y sé que todavía hay muchas preguntas. La fuerza que me mueve es entender lo que está ocurriendo en sedimentos jóvenes, lo que pasa ahora. Quiero leerlos correctamente para luego ir para atrás y ver los cambios que han ocurrido. Recién después, utilizando modelos, se pueden hacer predicciones a futuro”, esa “es mi estrategia”, consideró la investigadora alemana.

    “Claro que nuestra tarea es hacer predicciones, porque es una necesidad de la sociedad. Por eso obtenemos el dinero de quienes pagan sus impuestos. Como científicos tenemos que decirle a la gente si las condiciones cambian, ¿qué pasará con las áreas costeras?, ¿se inundarán?, ¿serán más fuertes las tormentas?”, reflexionó.

    Solo un día de barco tiene un costo para el gobierno alemán de 50.000 euros. Con 31 tripulantes a bordo, está equipado con la más alta tecnología y destinado exclusivamente a que todo funcione al servicio de los investigadores, desde el servicio de comedor adaptado a los horarios y a sus necesidades hasta los operarios que garantizan que nada falle. Esto hace de esta investigación colectiva un emprendimiento costoso. La expedición llamada SO260 comenzó el 12 de enero y finalizó ayer miércoles, luego de 34 días y con un presupuesto solo de operación del buque de 1,7 millones de euros.

    Kasten explicó que además debieron conseguir unos 200.000 euros para insumos de laboratorio, transporte de científicos, el traslado de materiales hacia el barco y de muestras de regreso a Alemania, por plantear solo algunos de los costos asociados al trabajo.

    Cambio climático.

    Frente a Uruguay y Argentina las corrientes “confluyen, colisionan y producen una riqueza de nutrientes. Hay muchas algas que crecen en la parte superficial del océano y remueven dióxido de carbono de la atmósfera”, explicó Kasten. Aquí está el potencial vínculo con el cambio climático.

    Pero ¿qué relación tiene lo que ocurre en la parte superficial con lo que está en el fondo? “Queremos entender los procesos geoquímicos que ocurren en el suelo oceánico para después poder decir si hay gases que estén saliendo de allí”, explicó.

    ?? ¿Por qué es tan difícil encontrar el submarino argentino?