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Corazón delator

La red social Twitter puso un corazón donde antes había una estrella. Y se armó un lío tremendo. La pregunta es si da para tanto

Twitter se moría el día de su nacimiento. No faltaron voces que cuestionaran su utilidad ni bromas acerca de su verdadero sentido en el espacio-tiempo de la web. Fue en el 21 de marzo de 2006, hace casi 10 años, cuando Jack Dorsey enviaba el primer tuit: “Just setting up my twttr” (“Configurando mi twttr”).

La idea fue clara y sencilla. Una red donde las personas se comunicaran por medio de mensajes que no podían pasar los 140 caracteres. Esa barrera inicial fue una de las claves de su éxito. Mensajes sintéticos permitieron con los años y los experimentos la llegada de emojis, GIF animados, luego habilitaron la inclusión de encuestas, videos, fotografías y archivos de audio. Hoy, si lo desea, un usuario puede saber qué tuit publicado es más popular, de dónde provienen las visitas a su perfil en Twitter, qué dispositivos usan, los intereses y quiénes son los seguidores más activos, entre otros detalles. El logo fue modificado y casi todo lo que aparece en la pantalla presenta animación y dinamismo. El cambio ha sido la constante de esta red, que ha hecho todo por no morir. Como cualquiera. Sin embargo, su último cambio provocó alto revuelo.El martes 3 de noviembre puso un corazón donde antes había una estrella que solía indicar que un tuit era favorito. Y se armó un lío tremendo, con usuarios reclamando por el regreso de la estrella, con sitios pidiendo que cambien otras características pero justo esta no. La pregunta es si da para tanto.

Evolución, revolución y muertes. Twitter es parte de la evolución natural de la web 2.0, que propició la llegada de sitios por medio de los cuales los usuarios colaboran y comparten datos e incluso modifican el diseño y la apariencia de las páginas, siendo al mismo tiempo consumidores y generadores de contenido. Estrellas de la web 2.0 fueron los blogs, de los que se desprendieron su versión mini: los nanoblogs, también llamados microblogs. Distinguidos por encima de todo por su sencillez y por la exigencia de síntesis en sus mensajes, los microblogs son plataformas desarrolladas para que los usuarios publiquen y compartan información breve. En sus inicios solían contener solo texto, lo único que le aportaba algo de color eran los emoticones (la ingeniosa combinación signos de puntuación, números o letras para expresar emociones), hasta que llegaron los emojis (símbolos gráficos en formato Unicode, lo que implica que el dispositivo lo lee como una letra) y los stickers (imágenes, que pueden ser animadas). Así fue el comienzo, ya sea dentro de páginas web, por medio de SMS o mensajería instantánea. En la actualidad la red de microblogging cuenta con más de 560 millones registrados (datos de 2014) y está disponible en casi 30 idiomas.

Hoy incluye publicidad, permite promocionar cuentas y tuits por medio de un sistema de anuncios temporales que, si molesta al usuario, se puede eliminar. En ese escenario, a pesar de no ser el primero en su especie, Twitter es el amo. Entre las redes, pierde por goleada con Facebook. De ahí los comentarios —en las redes— de que busca parecerse a su enemigo. Por aquello de que “Si no puedes contra él...”.

La red es extrañamente popular. La usan políticos, estrellas de cine y de la música, deportistas, medios masivos, producciones cinematográficas, organismos internacionales. La NASA tiene Twitter. La Estación Espacial Internacional tiene Twitter. Barack Obama dio cátedra acerca de cómo usar Twitter durante su campaña presidencial. La muerte de Michael Jackson se cubrió, en gran parte, a través de Twitter. El asunto es que los que están no atraen a más personas. No se registran nuevos usuarios del modo que se suman en Facebook, que también, vale decir, imitó rasgos de otras redes, entre ellas Twitter, como la organización de los mensajes en el muro, que tiene la estética similar al microblogging.

Aunque hay gente que abandona Facebook para irse a Twitter y tuitear “Me fui de Facebook, esto es más copado”, la realidad no es tan así. En el último trimestre Twitter conquistó cuatro millones de usuarios, 11% más que en 2014. Ahora cuenta con 320 millones. El ritmo está muy por debajo de lo esperado. Con la mitad de años de vida, Instagram ya suma 400 millones de usuarios.

Un efecto que no ayuda a Twitter es la constante matanza de celebridades: cada tanto se anuncian muertes de artistas, que se reproducen de forma enfermiza por la web, y que los propios artistas deben salir a desmentir. Para Jennifer López, Twitter es “más letal que Hitler”. Hace más de un año se difundió que José Luis Rodríguez, “El Puma”, había muerto debido a la fibrosis pulmonar que padece. Lo desmintió por la misma vía de propagación. Ocurrió lo mismo con Harrison Ford, Morgan Freeman, Jeff Goldblum, Adam Sandler y Benicio del Toro. Con Carolina Herrera, Lindsay Lohan, Miley Cyrus, Luis Miguel, Mick Jagger, Jackie Chan, Johnny Depp y Owen Wilson. Y con George Clooney, que supuestamente iba manejando una avioneta y perdió el control. Y con Taylor Lautner, pasado de cocaína. Y Macaulay Culkin, de sobredosis. Por supuesto, Charlie Sheen dejó de existir. Incluso Brad Pitt falleció en Twitter. Uno de los últimos en “morir” fue Chayanne, a quien lo asesinaron este mes.

No es nada en comparación con otros números que no cierran: en octubre, la red social presentó los resultados del informe del tercer trimestre fiscal y reconoció pérdidas netas de U$S 131,7 millones. Según un informe de la BBC, el valor en Wall Street viene cayendo desde julio. Ahora, lo que más duele: Facebook reportó un aumento de un 40,5% en sus ingresos.

Estrellas, emojis y corazones. La polémica estrella desaparecida era un símbolo que servía tanto para señalar contenidos para leer después, como para indicar que algo había sido del agradado del tuitero. También indicaba el fin de una conversación. O, dicen otros usuarios, era la manera de mostrar que un tuit había sido visto.

Ahora, con la inclusión del corazón, la desorientación fue considerable. En las redes, varios millones de personas expresaron, entre la indignación y la ilustración, que con esta movida se hacía más evidente que Twitter agonizaba y quería parecerse a Facebook. Quizás sin reparar que otras redes, servicios de medios o plataformas de distribución de contenidos como Soundcloud o Instagram también utilizan la representación sintética del principal órgano del sistema circulatorio como forma de indicar que algo es del agrado de un usuario. Vamos. Las redes sociales no solo se conectan entre sí. También se parecen entre ellas.

El ícono ya había sido probado en Periscope, herramienta propiedad de Twitter. Es verdad, el dibujo se llama “Likes”, como el clásico pulgar de Facebook, que agregó a su catálogo de emojis, además de caritas, un corazón.

La explicación de esta decaída radica en que el servicio “es confuso y abrumador”. Quien dice esto es Evan Williams, a quien la historia oficial lo colocó en el papel de cofundador de Twitter. Williams, ex empleado de Google, y quien vendió Blogger a Google, es actualmente CEO, no es precisamente un tipo querido (ver recuadro). Él, en una nota con “Business Insider”, asegura que a pesar de su sencillez, Twitter es una complicación en la que las conversaciones se amontonan y la gente se confunde, no sabe si está en un chat o en un muro de Facebook.

Precisamente, el blog oficial de Twitter explica que el objetivo del cambio es que la red social sea más fácil de usar. “Sabíamos que a veces la estrella podría ser confusa, especialmente para los recién llegados”. La estrella de Twitter era similar a la que figura en los Favoritos de varios navegadores web. Es decir, se trata de utilizar un lenguaje universal, del mismo modo que se usan los mismos colores para los carteles de “pare” en todo el mundo. Quienes deseen seguir con al estrella pueden hacerlo. La extensión Fav Forever trae de vuelta el ícono al perfil del usuario. Quienes deseen recuperarla deben utilizar el navegador Chrome e incorporar esa extensión. Alcanza con ir a https://chrome.google.com/webstore/category/apps, descargar la aplicación en la computadora o dispositivo y listo, adiós a las vísceras rojas y bienvenidas nuevamente las estrellas doradas. O, simplemente, ir a Google, buscar “Fav Forever” y luego clickear donde dice “disponible en chrome” para descargar. La estrella se activará inmediatamente en el dispositivo donde fue instalada la extensión.

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2015-11-12T00:00:00