N° 1962 - 22 al 28 de Marzo de 2018
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáHubo un tiempo en que parecía que el despegue del país iba a ser por ahí. A fines de los 90 Uruguay era el primer exportador de software y servicios asociados de América Latina. Eso no sucedió. Hoy dejamos de ser líderes en la región. De cualquier manera, se dice que para dejar atrás el subdesarrollo la industria del software y la tecnología es uno de los caminos. En Uruguay sigue activa, creciendo y con prestigio.
La CUTI (Cámara Uruguaya de Tecnologías de la Información) tiene alrededor de 350 empresas socias. Hay unas pocas de más de 100 personas, y muchísimas de menos de 10. Se estima que trabajan un total de 12.000 en la industria. Los números son aproximados: dos tercios trabajan para el mercado local mientras que un tercio está enfocado en la exportacion.
Vender servicios sigue siendo una parte sustancial del negocio. Pero hay un incipiente movimiento hacia los temas que están fuertes en el mundo, como inteligencia artificial, el software como servicio (SaaS), blockchain, bitcoin y realidad aumentada.
Siguen surgiendo emprendedores jóvenes con buenas ideas y ganas. La ANII apoya e invierte, aunque quienes están en el rubro aseguran que se podría hacer más.
En este número entrevistamos a Estéfano Zammarelli y Krikor Attarian, que con 35 años son los creadores de un software que ayuda a los directores técnicos. Su primer cliente fue la Selección y Oscar Washington Tabárez. También asesoran equipos locales y otros de afuera, como River Plate de Argentina.
Es interesante la entrevista porque explican cuál es su trabajo. Ellos son parte de la delegación oficial y, entre otras cosas, en el entretiempo entregan un reporte impreso con un bosquejo de la cancha al Maestro. Allí hay datos estadísticos, acciones defensivas y ofensivas de Uruguay.
Cuentan en la nota de Bernardo Wolloch que fue Diego Forlán el primero de los jugadores en pedirles información. Era 2010, no existía WhatsApp y ellos le prestaron su computadora: “Nos sentábamos con él, miraba los videos, empezaba a decir lo que veía y nosotros escuchábamos embelesados”.
Hoy faltan 84 días para que empiece el Mundial. Por unos meses estaremos inundados de celeste. Estos dos emprendedores han demostrado su expertise en casi 11 años trabajando para la Selección. Estamos en manos de ellos, del Maestro, de Suárez, de Cavani, de la calculadora, de los rusos, de Putin y vaya uno a saber de qué más.
Estos son días de un clima de pre Mundial y todo lo que rodea al fútbol interesa, pero más allá de eso nos pareció importante presentarlos en tapa por su juventud. No es que sea una virtud en sí misma, pero es bueno dar un espaldarazo a quienes lo merecen. Suerte, Estéfano y Krikor.
Que la fuerza los acompañe.
Estaban trabajando
Ya está terminando la temporada de verano, pero sigue habiendo acontecimientos que queremos cubrir en Punta del Este. Por esta razón, para acercar a nuestros lectores la información, es que parte del equipo de la revista sigue yendo por el día o el fin de semana. Este domingo 18 volvían de cubrir la carrera de Fórmula E una cronista de galería, su marido —que manejaba, acompañando a su señora— y un fotógrafo. Sobre las 10 de la noche fueron a dejar en su casa al fotógrafo cuando al bajar para despedirse, dos hombres los apuntaron con armas y les anunciaron que los iban a robar. En esos momentos de desconcierto los tres mantuvieron la calma, pero al buscar las llaves del auto demoraron unos segundos y uno de los asaltantes apuntó al pecho de uno de nuestro equipo. Se llevaron el auto, con la máquina de fotos de la revista, la cartera con todo lo que llevaba la periodista y los celulares.
Se hizo la correspondiente denuncia. El auto apareció cerca, en el asentamiento El Renuevo, con averías. Ni los celulares ni el equipo fotográfico han aparecido y es difícil que eso ocurra. Sé de varios colegas fotógrafos que avisan por las redes sociales que les robaron el equipo y nunca escuché que hayan aparecido.
La periodista perdió su libreta de notas, donde tenía el trabajo de varios días. El fotógrafo perdió las fotos de ese día y otras que tenía guardadas. Es su trabajo, es su tiempo.
Él tiene 19 años. Ella tiene 25. Estuvieron hasta las 2 de la mañana en la comisaría. Tuvieron miedo, mucho miedo.
Estamos aliviados porque no fue peor; porque no hay muertes que lamentar. Podría haber ocurrido. El caso es que una buena compañera de trabajo, con su marido —que estaba cumpliendo años— tuvieron el gesto solidario de alcanzar a otro a su casa. Estaban todos con ganas de llegar; la madre del fotógrafo salió a recibirlos. Pero como en una película de terror Clase B, las cosas se tuercen porque algo está muy mal.
Todas las semanas cientos de uruguayos viven situaciones peores, mejores, similares, más o menos violentas, con más o menos pérdidas que lamentar. Los periodistas no somos originales ni nos creemos más. Solo queremos desde nuestras páginas dar cuenta de lo sucedido y respaldar al equipo. Estaban trabajando y perdieron material y parte de su tiempo. Estos días están gastando tiempo sacando hora con el oculista para conseguir un nuevo par de lentes, pidiendo un celular, cambiando cerraduras, tramitando la cédula. Lo que tantos uruguayos hemos hecho cuando nos robaron.
Ellos estaban trabajando y otros que no trabajan pusieron en peligro sus vidas. Perdieron también —hay que decirlo—, al menos por un buen tiempo, la sensación de tranquilidad que toda persona debería tener al llegar a su hogar después de un largo día de trabajo.