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CRUDE - El proyecto de las alumnas del último año de la Licenciatura en Diseño de Moda de la Universidad ORT, reunió a casi 250 personas en su presentación oficial en el MAPI
El trabajo de las texturas parece ser hoy uno de los caminos que el diseño de moda busca seguir. Esta idea, combinada con la tradición, las raíces y el diseño innovador son algunos de los conceptos que definen Crude, como se llamó el encuentro que, el jueves 28, mostró las creaciones de las alumnas que cursan el último año de la Licenciatura en Diseño de Moda de la Universidad ORT.
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Presentado en el Museo de Arte Precolombino e Indígena (MAPI), Crude es un proyecto que integran cuatro equipos, cada uno inspirado en un aspecto distinto, pero que encuentran su punto en común en la identidad nacional, con oficios típicos y las manos que lo trabajan. Del Sur, Zupia, Membra y Aurum son las cuatro puntas de este proyecto en el que se destacaron las texturas y el énfasis en lo local.
A su vez, la elección del MAPI como locación para presentar la colección tuvo que ver con la semejanza que tiene este espacio con la esencia de Crude: reunir el pasado y el presente en un mismo lugar.
Del salón a la pasarela. La experiencia, que nació en el marco de la materia Diseño y Producción de Eventos de Moda de la licenciatura, constaba no solo del armado de la colección sino de la organización de toda la puesta en escena. Además buscaba poner en práctica la profesionalización de las alumnas previo a recibir el título. Lucius Vilar, docente y orientador artístico del proyecto, quedó muy contento con el resultado final de las colecciones e hizo especial hincapié en la coherencia de las alumnas para mantener la misma idea a lo largo de todo el proceso.
Por su parte, otra de las docentes, Carol García —brasilera, igual que Vilar—, señaló que desde su mirada de Uruguay como extranjera es notoria una fuerte influencia de la cultura local, con su styling propio, a la hora de crear. “Uruguay tiene mucho para mostrar”, expresó.
Uno de los puntos en los que ambos docentes intentaron poner énfasis a lo largo del semestre, según destacaron, fue en los acabados. “Existe a escala mundial una tendencia a descuidarlos; esto se debe a que muchos oficios como la costurería están desapareciendo. Sin embargo, el acabado es esencial en el desarrollo de una creación”, expresó García.
Cuatro fuentes de inspiración. El proyecto Del Sur —creado por Graciana Broglio, Maria Clara Mendiondo, Maria Eugenia Borba y Maria Noel Misa— nació en del Barrio Sur de Montevideo. Allí, donde surgió el candombe y es la cuna de la cultura afrouruguaya, parte del equipo de Crude encontró un punto de partida para inspirarse y poner en práctica su talento. El resultado quedó expresado en el especial trabajo en lana y fieltro combinando tejidos que por momentos dejaban el cuerpo a la vista. El equipo buscó destacar en este caso que el intercambio cultural es también parte de la identidad nacional.
“Es el valor develado al ver más allá de un exterior sin lustre”, detalla, por su parte, la descripción de Aurum, la colección que se inspira en el interior y fue pensada por Victoria Silva, Magdalena Fuidio, Lorena Lombardo y Catalina Zulian. Con la piedra preciosa como punto de partida, Aurum se basó en saber apreciar más allá de lo que anticipa el exterior, e incluso, saber mirar dentro de uno mismo. Las creaciones de esta colección combinaron cuero, volados y plisados en diseños con diferentes caídas. Una vez más, el trabajo de texturas no pasa inadvertido.
Por su parte, Zupia —de María Emila Fontana, Luciana Daglio y Sol Rodriguez— surgió de admirar el proceso del vino, y junto a él el trabajo del artesano y de una determinada materia prima. La dualidad que se presenta en este caso es entre el proceso artesanal que distingue la creación de un vino y el que se encuentra en la esencia de Zupia, una colección en la que se destacan los colores borra de vino, mostaza y rosa pálido con algún intercalado que deja en descubierto texturas en plateado.
La cuarta colección, Membra, se centra en el campo como componente indiscutible de la identidad nacional. De él, el gaucho y la talabartería con su aporte de técnica manual inspiraron especialmente esta colección –cuyas creadoras fueron Ana Darracq, Eliana Vaucher, Florencia Sosa y Jimena Arroyo– con una fuerte presencia de ponchos, flecos y algunos detalles en cuero.
El MAPI, en sus diferentes niveles, reunió a casi 250 personas que vieron el desfile de las cuatro colecciones. Un nivel fue reservado para prensa mientras que en los otros dos, con un fuerte predominio de público juvenil, se encontraban los patrocinadores que apoyaron el desfile, además de familiares y amigos de las futuras diseñadoras. Los nervios de las chicas previo a la presentación no se evidenciaron en la puesta en escena, que connotó profesionalismo y dedicación.