¿Por qué no le gusta decir la edad?
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáSiempre decía la edad, pero un día apareció el libro “Quién es quién en Uruguay”, y en él todos se sacaban años como locos. Era una vergüenza. Entonces, en un acto público dije: “De ahora en adelante no voy a decir la edad, solo voy a decir que soy menor que Sophia Loren”. ¡Y no tengo ninguna operación!
Durante años se negó a usar celular, pero ahora va a tener uno. ¿Por qué?
Son obligaciones filiales (risas). Solo para que en un caso de urgencia me comunique con mi hijo.
¿Cómo hizo para estar tanto tiempo sin celular?
Una vez escuché a Jaime Roos y dije: “Él es mi alma gemela”. Él dijo: “No tengo celular porque si estoy comiendo con un amigo y suena me da mucho fastidio”. Y me pasa lo mismo. Jaime Roos no tiene auto, también como yo. No le gusta manejar, a mí tampoco. Una vez fui a escucharlo por mi cumpleaños con mi marido y mi hijo y me cantó una canción. Fue precioso. En el intervalo del show fui al toilette y él estaba en el bar con “Pinocho” Routin, que había sido alumno mío en el (liceo) Bauzá. Me dijo “¡profesora!”, le dije que me acordaba de él y a Jaime Roos le conté que ese día era mi cumpleaños y que sabía que el domingo era el de él. “¿Usted cómo sabe?”, me preguntó. “Porque soy profesora de Historia. Me gustaría que me cantara Durazno y Convención”, le dije. Después me enteré que es su favorita.
Su hijo, Axel Fucks, es periodista deportivo y sale en radio y tv. ¿Lo escucha y lo mira siempre?
Claro, soy la madre. No entiendo nada ni pretendo entender, pero si está hablando mi hijo lo oigo y lo veo.
A veces tiene opiniones polémicas, ¿usted le dice algo?
Eso es lo que me gusta. Hoy, por ser políticamente correctos, al final nadie dice nada interesante. Está muy bien lo que dice: habla claro, que no está evadiendo los problemas que hay en el país, que son reales. Y si un comunicador no se enfrenta así a las cosas, ¿qué es? Es un payaso.
¿Por qué le puso axel?
Porque me encanta. Lo tenía reservado desde hacía tiempo, según con quién me casara. Saqué el nombre del embajador sueco en la época de María Antonieta. Entonces decidí que el día que tuviera un hijo le pondría Axel. En esa época no había ninguno.
¿Cómo surgió su relación con la historia?
Cuando terminé Preparatorios tenía excelentes notas en todo. Mi mamá me dijo: “¿No vas a seguir Derecho?”. Me apunté en la Facultad de Derecho, fui 15 días y mientras di el examen de ingreso al IPA, que en aquella época era muy difícil. Quedé, y nunca más Derecho. Hice muy bien, porque me encanta.
¿Cuál es el mejor libro de historia uruguaya que leyó o el que recomendaría?
Hay una cantidad de autores importantes. Están los clásicos, de Reyes Abadie, Bruchera, Melogno. Está la “Breve historia del Uruguay” de (Luis Carlos) Benvenutto, la “Brevísima historia del Uruguay” de mi marido (José de Torres Wilson). Y para ahondar, después, Pivel (Devoto) hasta Ivette Trochón, pasando por Caetano y Rilla.
¿Se encuentra con exalumnos que le recuerdan sus clases?
Sí. Hoy por ejemplo me voy a encontrar con los que fueron mis alumnos hace 52 años, en Colón. Al casamiento de Sergio Puglia me llevó Luis Hierro, que fue alumno. También Alejandro Atchugarry y Alberto Kesman. No me acuerdo de todos, pero es lindo cuando voy a una oficina y gente me recuerda. Hace poco, en una muestra del Banco República, la gerenta general (Mariela Espino) me recordó una anécdota que yo hacía sobre los reyes de España.
Lleva muchos años en el programa de Puglia en Radio Sarandí.
Sí, pero antes estaba en otras. Empecé en 1977. Me gusta mucho porque la unión con la gente es muy grande.
Tiene una vida cultural muy activa. ¿Qué le gusta hacer?
Cine, teatro. Me gusta lo dramático. Quisiera que me gustara lo humorístico, pero hay muy poca gente con capacidad real para hacer humor. Me gustaba el humor fino de los ingleses, también el suspenso. Al cine voy desde los cuatro años. (Luchino) Visconti para mí es uno de los más grandes, junto con (Luis) Buñuel. Miro muy poca televisión.
¿Es verdad que no toma líquidos mientras come?
Sí. Una vez leí que los jugos gástricos funcionan mejor solos y entonces lo hago así. Además debo tomar mucho líquido por razones médicas, porque tengo un solo riñón. Entonces en la mañana tomo mucho, después apenas.
Los que la conocen aseguran que es muy coqueta.
Creo que la persona se debe a los demás y a sí misma. Estar prolijo y lo mejor posible es una buena cosa.
¿Cómo es un día en su vida?
La primera medida que tomé cuando me jubilé fue no levantarme más temprano. Lo detesto. Lo hice desde que iba a la escuela. Entonces el primer “Grito de Ipiranga” fue no madrugar más. Me despierto a las nueve y los domingos a las 10. Con despertador. Después desayuno, vicho el diario, me baño, arreglo cosas de casa y me preparo el día. Consulto mensajes, estoy en la Comisión de Nomenclatura, me piden trabajos. Siempre tengo cosas para hacer.
¿En qué período de la historia le hubiera gustado vivir y por qué?
No soy una persona con esos pensamientos. Estoy viviendo donde me tocó. No soy de los que dicen “en mis tiempos”. Pienso como decía una vieja profesora: “Mis tiempos son estos”.