Una flor no cambia una casa. Tampoco un ramo o varios ramos. Nadie necesita una flor, al menos no como se necesita un sillón para sentarse o una biblioteca para guardar libros. Cuando se regalan flores se regalan sentimientos, aseguran los entendidos, y también los que han recibido, en algún momento, un bouquet inesperado.
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“Por esta floristería pasan hombres y mujeres que necesitan comunicar una emoción o enviar un mensaje para el que no encuentran las palabras”, escribe Vanessa Montfort en su novela Mujeres que compran flores (Plaza & Janés, 2018). “Unos compran flores para un nacimiento y otros por una muerte. Unos las encargan para restar sobriedad a sus despachos, otros para dar vida a sus casas. Algunos las prefieren vivas, aún prendidas de la tierra, otros muertas o disecadas. En unos casos las prefieren a punto de abrirse para que duren más, a otros en cambio les gustan perecederas como las margaritas que empiezan a deshojarse. (…) De una en una o de cien en cien… a veces las enviamos al camerino del teatro Español, otras forman coronas en la iglesia de San Sebastián, las compran madres a sus madres, infieles a sus mujeres, amantes a sus amantes, el Palace para sus retretes, las ancianas para sus balcones… Yo tengo la teoría de que a cada persona le corresponde una flor. Y a cada etapa de su vida, también”.
Aunque según los floristas cada vez se regalan menos flores, esperan ansiosos el Día de la Madre, pues al parecer los hijos siguen eligiendo rendirles tributo de esta manera.
Akari Flores
Gabriel Pereira esquina Ellauri (Plaza Cabrera)
Hace cuatro meses, una parada abandonada de taxis se convirtió en puesto de flores. De la noche a la mañana, sin que los vecinos advirtieran las pequeñas obras de mejora que se le hicieron a la estructura, las flores de Gastón Mizuki llenaron la Plaza Cabrera, frente a la Seccional 10ª de Policía. “Mucha gente me dice que la florería le hace acordar a estar en Francia, tiene ese estilo”, cuenta orgulloso. Sus padres llegaron de Japón en 1958 y fundaron en Justicia y Pagola Japón Flores, negocio familiar que hoy sigue a cargo de su hermana. De ella también fue la primera florería que abrió al inaugurar Montevideo Shopping. “Somos ya tres generaciones con mi sobrino, que sigue en el negocio”, contó Mizuki, que como productor de flores, desde hace cuatro años es presidente de la Cooperativa de Floricultores Agraria, más conocida como Mercado de Flores, en la calle Guadalupe.
Este nuevo emprendimiento de Pocitos lleva el nombre de su hija, Akari, que significa “luz” o “brillo” en japonés. La posibilidad surgió de un convenio con el Municipio CH: “Nosotros hacemos, en contrapartida, el mantenimiento del área verde de la plaza, y ellos nos dan ese espacio. La plaza cambió, el municipio puso dispensadores de bolsitas de nylon para las necesidades de los perros, cosas que solamente en Europa se ven. Le está dando un entorno muy bonito, y nosotros muy agradecidos. Si bien es una venta mitad en el local y mitad en la plaza, tratamos de dignificar la venta de flores, que tanto esfuerzo lleva a los productores como yo”.
El propietario de Akari cultiva sus propias rosas además de otras variedades, como la felpilla, típica de esta época del año, “una variedad de crisantemo, muy colorida”. A esas opciones suman algunas importadas, como lilium, ilusiones y también rosas. “No llegamos a la calidad de la importada por el clima. La mayoría viene de Ecuador; el clima que hay allá es el ideal, lo que ellos le llaman la primavera eterna, entre 20 y 25 grados todo el año. Ese es el clima ideal para el cultivo de flores. Nosotros acá hoy tenemos 12 grados y mañana 26, ese es el principal problema”.
Aunque las ventas previo al Día de la Madre han bajado, sigue siendo una de las celebraciones en las que más flores se regalan, según la experiencia en el negocio familiar. Además se han agregado fechas al calendario festivo: “El Día de la Mujer se ha integrado bastante bien a la venta de flores, y San Valentín también, además del Día de los Difuntos, el de la secretaria, el del maestro y los días de algunos santos en particular se venden más flores también”.
La florería, que suele estar abierta de lunes a sábado, de 9.30 a 17.30 horas, lo estará también el domingo 13.
El bocha
21 de Setiembre y Ellauri
“Hay mujeres que compran flores y otras que no. Eso es todo”, escribe Vanessa Montfort en Mujeres que compran flores. Según Luis Fleitas, propietario del puesto de flores de la esquina de 21 de Setiembre y Ellauri, las mujeres compran menos flores que antes, pero siguen haciéndolo más que los hombres. “Compran todo tipo de flores, cala, junquillo, felpilla, en la época de jazmín y de la fresia compran mucho esas también. El hombre compra menos, pero cuando lo hace, compra rosas”, dice.
Fleitas empezó a trabajar con flores a los ocho años, ayudando con el negocio familiar. Tres décadas después se enorgullece de mantener esa tradición. “Hacemos el trabajo que hace un puesto de verdura: compramos a los productores y vendemos”, explica.
Su abuelo solía estar al frente del puesto de esa esquina, pero desde el año 93 lo lleva adelante él con un ayudante. Desde hace un tiempo, el mercado de las flores se ha visto reducido. “A partir del problema que hubo con el dengue cerraron muchas florerías, el 85% de los productores ya no cortan más flores”, asegura, y se refiere a esta época como “la peor crisis” vinculada a las flores en muchos años. “Han desaparecido muchos puestos, en las ferias no hay floristas, vas a Tristán Narvaja y hay uno o dos floristas, cuando antes había 50”, dice. Esto responde, según él, a que al haber menos producción nacional y al ser caro el producto importado, aumentan los precios y se vuelve un artículo de lujo al que no accede tanta gente, además de reducirse los márgenes y no ser rentable para el florista.
Pero esto no se ve reflejado en el puesto de Fleitas, que sigue priorizando la abundancia al exhibir su mercadería. “Yo soy de la vieja escuela. En este rubro, para vender debés tener cantidad; la gente esto lo compra con los ojos”. Pese a las condiciones desfavorables, asegura que le sigue “fascinando” el negocio de las flores: “Siempre digo que aunque me dedique a otra cosa, no voy a dejar de vender flores, porque es con lo que me crie. Es muy difícil que vaya a Buenos Aires y no me fije en los puestos de flores; me gusta ir a ver, y alguna idea les voy a robar”.
La flor más vendida en El Bocha es la rosa, seguida de la felpilla: “Es la famosa flor de mayo, que empieza a conseguirse ahora'.
El puesto suele estar abierto desde las 9 hasta las 19.30, pero el Día de la Madre y el sábado anterior el horario se extenderá aún más, “llueva o truene”.
Mis aromas Minihuerta
José Ellauri 782
Hace cuatro años que Mis Aromas arma y vende minihuertas tanto vía online como en ferias, del tipo Feria Máxima o Paseo Rostand. Pero desde hace unas semanas, el emprendimiento de Natalia Rebagliati y Diego Mallada se instaló en un espacio físico entre Pocitos y Punta Carretas. La familia Rebagliati es productora rural de albahaca, rúcula y ciboulette, por lo que proponerse armar huertas pequeñas para vender fue el paso lógico a seguir: “De una salió la otra”, explica la propietaria de Mis Aromas.
La idea de la empresa es armar minihuertas a medida de cada cliente, y también a su gusto, utilizando hierbas aromáticas y algunos frutos de estación: “En el verano usábamos tomate cherry, porque hay una plantita que es enana y a los 20 centímetros de la planta, más o menos, ya da fruto, y se puede plantar en las huertas chicas”, dice Rebagliati. En el local se pueden encontrar también plantas de interior, como helechos, potus o ficus.
Concebidas para balcones, las jardineras escalonadas —uno de los ítems característicos de la tienda— de hierbas aromáticas pueden estar tanto en interiores como en exteriores, pero siempre les tiene que dar el sol para que puedan “hacer su ciclo”.
Mis Aromas trabaja de lunes a viernes de 10 a 19 horas y los sábados de 10 a 14. Para el Día de la Madre se harán huertas escalonadas por encargo y se armarán ramitos de flores con un packaging especial para regalar ese día. Ese domingo en la mañana se podrán retirar pedidos hechos con anticipación.
Brote
Sinergia Design
Al venir de familias de coleccionistas de plantas exóticas, cuando Juan Arbiza y los hermanos Luis y Ruth Beltramelli empezaron a pensar en un emprendimiento vinculado a la decoración que involucrara vegetación, la tradición se impuso. Y terminaron convenciéndose de que ese debía ser el eje de su negocio. Dos años después del arranque, Brote —que se define como una tienda concepto de plantas exóticas—, se sigue sorprendiendo con la aceptación del público y la creciente demanda. “Todo el tiempo tratamos de saciar las exigencias de los clientes, que nos van demandando cada vez más. Al principio pensábamos vender las plantas que cultivábamos nosotros, pero obviamente eso no fue suficiente. Tuvimos que empezar a recurrir a los viveros de Uruguay que producen plantas exóticas para cumplir con los pedidos”, dijo Arbiza.
Teniendo como referencia a The Sills, una tienda neoyorquina que tuvieron la oportunidad de conocer y que los inspira, Brote ofrece un repertorio de varias especies de orquídeas, cactus, tunas y suculentas. Aunque algunos de sus clientes son coleccionistas, su aspiración es “llegar a la persona común y corriente que quiere ponerle onda a su casa con una planta exótica”.
Entre las orquídeas, la que más recomiendan por ser la más resistente es la phalaenopsis: “Son las ideales para interior, porque no necesitan sol directo. Necesitan mucha luz y poquito riego”. Entre sus favoritas están también las plantas grandes de interior, como la tuna euphorbia o la sansevieria: “Es la que se conocía en la época de nuestros abuelos como espada de san Jorge, que hay de muchas variedades y ahora están muy de moda”.
Parte del servicio que ofrece Brote es hacer un seguimiento a cada planta que venden. “Los clientes nos pueden consultar cualquier cosa de las plantas que compran para que estén bien. Es como todo, puede que las plantas mueran porque es inevitable, son seres vivos, pero siempre tratamos de resolver los problemas o que los clientes nuestros se comuniquen antes de que pase lo peor”.
Este será el segundo Día de la Madre para la empresa. “El año pasado fue el primero y fue una locura”, contó Arbiza. “Tenemos que abastecernos y aparte dar propuestas diferentes, porque no es solo la plantita, es la plantita armada en una buena maceta, en un portamaceta o en algún vidrio. Algo que sea lindo y llamativo. Hacemos cosas especiales para ese día”, explicó.
Por el momento, las plantas exóticas de Brote se pueden encontrar en Sinergia Store Mobiliario (entrando por Víctor Haedo, el primer local a mano izquierda), pero antes del Día de la Madre abrirá sus puertas un local propio en Marco Bruto 1317, entre Laguna y Plácido Ellauri.
Green Shop
Arocena, esquina Rivera.
Una Navidad de hace casi 25 años, Green Shop inauguró con la idea de ofrecer todas las flores “de buena calidad existentes en el mercado”. Aunque el tiempo ha pasado, la estrella de esta propuesta siguen siendo los ramos personalizados. Y su objetivo principal, el mismo: “Acompañar al cliente en la elección de flores, colores, aromas y ejecutar el ramo o arreglo de acuerdo a la ocasión, incorporando nuestra técnica y estética”, dijo Heber Curbelo, su propietario. El desafío de un florista es, según contó, “descubrir en su relación con el cliente sus gustos y preferencias y poder materializar con sus conocimientos y estética lo que vino a buscar”.
Sus clientes suelen ser hombres y mujeres, jóvenes y mayores, pero en lo que buscan a veces está la diferencia. “Las señoras vienen con más frecuencia a comprar flores para sus casas y para jerarquizar sus eventos; los hombres nos requieren más a la hora de agasajar y los jóvenes de hoy que buscan seducir son los niños del ayer que venían a acompañar a sus papás. También tenemos el honor de seguir acompañando clientes que recuerdan a quienes ya no están”.
El Día de la Madre es también para Heber y su colaboradora desde hace 15 años, Miriam Sedrés, “el” día. Según Curbelo, esto tiene que ver con que, al momento de elegir algo para ellas, “habiendo infinitas posibilidades de obsequios, la flor sigue siendo el único presente que transmite amor”. El mayor privilegio de un florista no es la contraparte económica, asegura. “Es la satisfacción que despierta en quien recibe nuestros ramos, eso es lo que se convierte en nuestra principal fuente de energía. Es el diferencial entre el comercio y el arte”. Curbelo está convencido de que sus ramos “tienen un algo especial que conmueve a cualquier mamá”.
Green Shop está abierto de lunes a viernes de 9 a 19.30 horas y los domingos de 10 a 17.30.
Larga vida a las flores
Ponerlas en poca agua, no llenar el florero hasta arriba.
Dejarlas sin agua en la noche; de esta manera dura más la flor y se pudre menos el tallo.
A la mañana siguiente, recortarlas y ponerlas en agua nueva.
10 cuentas verdes para seguir en Instagram
Anna Potter. Florista del Reino Unido autora de ramos dramáticos, como para inspirar una naturaleza muerta.
Flower Haul. Mercado de flores en Brisbane, Australia, que arma ramos silvestres.
Amy Merrick. Una florista neoyorquina por el mundo.
Sarah Winward. Flores de adorno y flores comestibles. Sus trabajos han sido parte de algunas producciones de tapa para la revista de The Wall Street Journal.
Palais Flowers. Arreglos florales que desafían la gravedad.
Field of Roses. Flores y paisajes de la campiña neozelandesa.
Camille Styles. Fundadora de un blog de estilo de vida y aficionada a las plantas.
The Sill. Tienda de plantas neoyorquina cuyo lema es #PlantsMakePeopleHappy.
Putnam & Putnam. Empresa de floristas con base en Manhattan cuyas flores han ilustrado portadas de Vogue.
Flowerbox Türkiye. Emprendimiento turco de jardines verticales para interiores.