Ser campeona mundial juvenil de láser radial es un gran orgullo. En el mundo hay miles y miles de chicas que practican ese deporte. ¡Y soy la campeona del mundo entero! Y soy uruguaya, de Paysandú. En el país del fútbol, lograr notoriedad compitiendo en otro deporte es difícil. Hacerlo desde un deporte náutico y siendo mujer, es más difícil aún. Pero se puede. Con pasión por lo que hago, dedicación, con el apoyo de mi familia, mi equipo y de todos los uruguayos a través del Estado logré ser la campeona mundial. Por supuesto que disfruto de competir porque significa trascender y dejar un nombre en el deporte uruguayo. Pero lo que disfruto de verdad es representar a todos los uruguayos. Siento que mi carrera es mi logro y el de mi familia, pero también el del país entero. Solo un deportista que representa al Uruguay en el exterior tiene esa sensación de que tres millones lo impulsan a ser mejor día a día. Esta responsabilidad también implica esfuerzo, entrenamiento, hacer sacrificios, vivir una vida “diferente” a las chicas de mi edad. Pero el mar, la competencia y sensaciones como haber sido elegida para llevar la bandera uruguaya en la ceremonia de los Juegos Olímpicos vale por todo aquello. Además, hago lo que me gusta y yo sé que no todo el mundo tiene esa posibilidad. Quiero ser agradecida siempre.
, regenerado3