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Lady Gaga pisa la pasarela con unas plataformas imposibles, enfundada en un mono strapless negro y con un sombrero de cowboy que le cubre el rostro con una cortina de cristales Swarovski. Es el desfile de Victoria’s Secret de diciembre de 2016 y la bestia pop le enseña al mundo, una vez más, cómo se hace para llamar la atención en el medio de mujeres cuya belleza las hace ser de otro planeta. Se necesitaron 45.700 cristales, un millón de dolares, 300 horas de trabajo, diez artesanos y la visión de la diseñadora de sombreros mexicana Gladys Tamez para hacer una verdadera exposición de motivos. No debería ser necesario explicarlo, pero lo que llevamos en la cabeza es mucho más que un simple accesorio. Nos lo explicaron hace siglos mujeres como, por ejemplo, María Antonieta.
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Desde la década de los 70, el diseñador británico Stephen Jones se ha dedicado al arte de hacer sombreros y entre sus clientes tiene a Rihanna-, Mick Jagger y varias de las integrantes de la casa real británica. También es habitual ver sus tocados acompañando colecciones de Dior, John Galliano, Thom Browne, por solo mencionar sus últimos trabajos. Cada vez que Jones se encarga de vestir las cabezas de modelos o celebridades el mundo suspira extasiado ante tanta belleza. Igual de influyente es Philip Treacy, también británico. Gaga, Madonna, Sarah Jessica Parker se han pavoneado con sus creaciones. Cada vez más de moda, los adornos para el pelo se han convertido en lo que comúnmente se llama fashion statement. Y ya no es necesario casarse para poder llevar un buen tocado en el pelo. En Uruguay, tiaras, tocados, coronas y vinchas dejaron de ser uso exclusivo de la novia para pasar a las invitadas y también usarse para salir una noche cualquiera. Agustina Birriel, Inés Carriquiry, Isabel Navarro y Mercedes Zerbino son cuatro de las jóvenes diseñadoras de tocados que suenan una y otra vez cuando hay que elegir una pieza original para acompañar un peinado o un look determinado. Trabajan como orfebres modernas, utilizando materiales naturales y pedrería, inspirándose en la arquitectura y el cine y dando vida a creaciones inolvidables.
Agustina Birriel es una de esas diseñadoras de tocados que se reconoce como encargada de promover el uso de estos flamantes accesorios. “Me encantarÍa que en Uruguay fuera como en España, que todas las invitadas de casamien tos o ceremonias importantes llevan uno”, contó a galería. Birriel comenzó haciendo accesorios personalizados, teniendo en cuenta el estilo y las preferencias de cada una de sus clientas. Algunas chicas continúan acudiendo a ella en busca de caravanas o collares, sin embargo, confiesa que siempre las termina convenciendo de que se destaquen con alguna de sus creaciones en la cabeza. “Yo creo que las uruguayas cada vez se van animando más, este año tuve una chica que se compró una corona para su cumple de 30”. Su principal inspiración son las películas y series de época, adora el estilo barroco, la joyería antigua y el art nouveau. Es capaz de crear desde un tocado con tres flores naturales hasta una corona de sultana. Birriel, que además es licenciada en Comunicación, comenzó a dedicarse a los tocados de manera autodidacta y más tarde realizó en Buenos Aires un curso de joyería y otro de sombrerería para complementar. A la hora de la creación utiliza diversos materiales en sus diseños, pero su “joyita” son los azahares antiguos. “Me cuesta mucho conseguirlos, son piezas que pertenecen a creaciones antiguas. Siempre trato de usar alguno para darle ese touch a mis creaciones, es fundamental hacer la diferencia y ofrecer algo exclusivo”. Hace un tiempo le tocó hacer el tocado más importante de su vida, el que utilizaría en su boda. “Comencé a las 12 de la noche y terminé a las seis de la mañana, me enloquecí. Lo mejor es que me sigue fascinando, me inspiré en las coronas de Hürrem, una de las sultanas más influyentes del Imperio otomano”, contó.
Isabel Navarro se apasiona cuando habla del contacto con los materiales. “Tocarlos, combinarlos, probar distintas técnicas”, dice mientras simula la acción con sus manos. Desde chica siempre le atrajeron las manualidades y la experimentación, pero no fue hasta que llegó el momento de su casamiento que decidió emprender como tocadista. Sí, el primer tocado fue el suyo. Se ríe mientras recuerda el miedo que le tenía su mamá al resultado final. Así que para tranquilizarla decidió visitar a su principal referente y ejemplo a seguir en el armado de tocados: Mercedes Casaravilla.
—Mercedes, soy tu fan número uno y a mi mamá le deja tranquila que venga —le dijo Navarro.
—Tranquila, te va a quedar genial —le respondió Casaravilla.
Y así fue cómo uno de los días más importantes de su vida coincidió con su primer gran paso en lo laboral. Al poco tiempo una amiga le pidió que le hiciera el tocado de novia y de a poco siguió sumando clientes. Se mudó tiempo después a Barcelona, ciudad en la que aprovechó para especializarse en sombrerería, joyería, tocados, entre otros oficios para dar vida a sus pasiones. Piedras, flores secas, flores naturales, plumas, paja o crin son algunos de los materiales que usa para sus diseños de novias y sus sombreros de ceremonia, tendencia que crece en el mundo y que Uruguay también está comenzando a adoptar. “Cada vez se usan más. La uruguaya es bastante conservadora. Si bien le gusta tener algo que llame la atención no le gusta ser el centro de atención”, comenta Navarro.
Dice que a la hora de crear un tocado todo la inspira. Desde jugar con sus hijos o ver los dibujitos hasta charlar con la novia y hacerse una idea de qué es lo que quiere. Su delicadeza para hablar y vestir parece ir a la perfección con esta profesión que requiere paciencia para poner cada pieza en su lugar y entendimiento con la clienta.
Moñas, cintas de raso y terciopelo son algunas de las tendencias que destaca a escala mundial. Y agrega: “Nunca podés evitar seguir lo que está de moda. La clave es buscarlas, bajarlas a tierra, interpretarlas, darles mi propio toque personal sin copiar a rajatabla”.
Hace poco más de un mes, Inés Carriquiry retomó su pasión después de algunos meses fuera del país. Entre abril y julio viajó a Madrid para hacer un máster en el Instituto Europeo de Diseño sobre Comunicación de Moda. Algunos años antes, como estudiante de diseño textil, Inés trabajó con la diseñadora Ana Livni. Luego formó parte de empresas de moda e incluso se guio por su espíritu emprendedor y puso su propia marca de ropa y calzado Voux. Además realizó talleres de arte, cursos de joyería, de peinado y un taller de tocados en el Instituto Strasser.
Después de muchísimas actividades, diferentes caminos recorridos y 28 años de edad, Carriquiry descubrió que este es el mundo al que pertenece y donde espera permanecer. Su fuerte son los tocados para novias. Pero, por suerte, siempre hay alguna invitada que se arriesga y busca algo diferente, ya sea en un tocado más delicado, un detalle en el peinado o en un aplique para su vestido. “No hay por qué esperar al casamiento, se puede usar un tocado para cualquier otra ocasión”, dijo con ilusión.
Carriquiry no trabaja con piezas hechas, sus tocados son creados desde cero. En su enorme mesa de trabajo se encuentran materiales variados como porcelana, metal, vidrio, perlas, telas, flores, por solo mencionar algunos. Ella se esfuerza por combinar diferentes técnicas y elementos puesto que su leitmotiv es nunca hacer una pieza igual a otra.
La naturaleza es una gran fuente de inspiración para la diseñadora. No le gusta basarse en tocadistas contemporáneos sino más bien en artistas como René Lalique, un joyero del art nouveau, para así adaptar el estilo de esa época a la nuestra. Para ella los tocados deben ser únicos y atemporales.
Desde un container acondicionado como oficina en el verde patio de su casa, Mercedes Zerbino explicó a galería que todo comenzó como un hobby mientras cursaba la carrera de Diseño Gráfico. La habilidad siempre estuvo, pero la llamarada se despertó en 2012 peinando a unas amigas. Casi sin darse cuenta empezó a peinar novias y unos años más tarde se zambulló de lleno en el mundo de los tocados. Su primer creación fue una corona de flores para una niña que llevaba los anillos en un casamiento. “A partir de allí fue un boom, porque ya tenía el público de los peinados”, contó.
El background de diseño gráfico la ayudó a crear su identidad y marcar el estilo fresco y natural que la caracteriza. Le permitió generar una estética que se aprecia en la fotos, en su logo e inclusive en el packaging de sus creaciones. “Todo el mundo me conoce por las flores”, explicó Zerbino.
Sus creaciones —tocados, coronas, broches y ramos— se caracterizan por las formas orgánicas y descontracturadas. A la creadora le gusta cuando la pieza pasa a formar parte del peinado y ambas cosas se entremezclan para formar un conjunto. En el último tiempo ha ido incorporando nuevos materiales como flores secas, de papel, de tela, tul, y recientemente de porcelana, hechas a mano. Además utiliza hojas de eucalipto, hojas doradas de metal y perlas.