AMPARO
AMPARO
Accedé a una selección de artículos gratuitos, alertas de noticias y boletines exclusivos de Búsqueda y Galería.
El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáHace un año, Amparo —33 años, corredora, fanática del diseño— con la ayuda de su hermana arquitecta llenó de vida un apartamento ubicado en Punta Carretas. Desde 2011 las dos hermanas recorren todos los circuitos vinculados al diseño y la decoración que hay en Montevideo. Vieron cómo creció la oferta en las zonas más comerciales y se nutrieron de las tiendas y la feria de Tristán Narvaja. También acompañaron a los diseñadores de muebles locales desde su gestación. En el living comedor de Amparo, por ejemplo, hay dos bibliotecas y una mesa de la línea Monteví de Menini Nicola y también su mesa de centro Obra.
Más allá de la relevancia de la madera en las habitaciones, hay toques de color que le dan cuerpo a esta casa. Una pared pintada de turquesa, las sillas Tolix del comedor celestes, una Eames Plywood chair (presentada en 1946 en el MoMA) roja y una mesa de arrimo, un puf y algunos almohadones en amarillo y mostaza, dos empapelados en tonos de gris pero muy atractivos en su estampado son ejemplos de cómo salir de lo monocromático cuando los muebles se empastan con el parqué.
Además, la casa de Amparo demuestra que cualquier detalle —por más ínfimo que parezca— puesto en un lugar relevante o sumado a otros distintos puede darle un toque propio y original a un espacio. A la hora de elegir determinadas piezas de diseño, la dueña de casa trata de salir de lo más evidente. Por ejemplo, su opción no fue la clásica silla de plástico del mítico matrimonio de diseñadores Charles y Ray Eames sino la poltrona con la banqueta desarrollada en la década del 60. También es adepta al bricolage por lo que hay elementos únicos, como por ejemplo un cuadro que funciona como portallaves. También hay un viejo tocadiscos adquirido por 400 pesos devenido en mesa. Y así se puede seguir habitación tras habitación, donde cada elemento tiene una explicación, un porqué, recorriendo los gustos de su dueña.
Pequeñas escenografías
Los adornos y los objetos usados como adorno pueden darle a una casa o a un espacio mucha personalidad. Amparo no le tiene miedo a la mezcla. En estanterías, mesas y paredes se pueden encontrar pequeñas reliquias familiares, baratijas de El Clon, recuerdos de la tienda del MoMA, un cuadrito de la ilustradora uruguaya Valeria Rienzi, recipientes que antiguamente se utilizaban en las farmacias, un juego de libretitas, taza y mouse pad del estudio de diseño Coralia. Juntas forman pequeñas escenografías que cambian según la habitación.
LUCRECIA, DIEGO Y OLIVIA
Padres de Olivia de un año, Lucrecia y Diego, habitan en un espacio que la mayoría del tiempo es dominio de su hija pero mantiene la esencia de los gustos de ambos, vinculados al mundo de la creatividad. Los muebles de Menini Nicola —funcionales y también muy atractivos en sus líneas— visten el living y conviven con un sillón restaurado, una banqueta tapizada en beige con una manta colorida que la ilumina y varios elementos de luminaria que le dan calidez al lugar.
El comedor, compuesto por cuatro sillas y una mesa de madera, se fusiona con una silla Tolix roja y una botella convertida en florero. Una obra del artista uruguayo Martín Tisnés le da una fuerza particular a las paredes blancas y casi desnudas del living comedor.
El cuarto de Olivia también cuenta con dos muebles de diseño uruguayo. Lucrecia —diseñadora textil e ilustradora— y Diego eligieron una cómoda de Mod y les pidieron a sus amigos Agustín Menini y Carlo Nicola que desarrollaran una cuna para la beba. La cuna, que forma parte de las creaciones del estudio de diseño uruguayo, se llama, por supuesto, Olivia.
La oficina en casa
Lucrecia y Diego decidieron dedicar una de las habitaciones de la casa para que ambos tuvieran su propio escritorio. El de Lucrecia es un rincón donde la ilustradora exhibe sus gustos, sus inspiraciones y estados de ánimo.
Sobre el estante ubicado frente adonde ella se sienta a la hora de trabajar se disponen libros o libretitas que van rotando de tanto en tanto. Como escritorio eligió una mesa de madera que se entiende a la perfección con elementos más contemporáneos como una lámpara de brazo y una Mac. Lápices y drypens, indispensables para su trabajo, forman parte del escenario que tiene algo de lúdico y está repleto de personajes que ayudan a componer el imaginario de esta ilustradora y diseñadora.
DOMINIQUE, GUILLERMO Y BLANCA
Hay casas que emanan la esencia de sus habitantes. Y el espacioso apartamento que forma parte de un edificio construido en los años 60 en el Centro de Montevideo habla de Dominique y Guillermo. Ella vestuarista y él director de cine —padres de la pequeña Blanca de seis meses— exhiben a través de las paredes, los estantes y los muebles su gusto, evidente, por las películas, la música y por el universo de la moda y el diseño textil.
Hay libros de cine —unos cuantos de Stanley Kubrick, Tim Burton, David Lynch, otro sobre los clásicos—, de fotografía (“Polaroids” de Helmut Newton y una edición de Taschen de Man Ray, por ejemplo), y una colección envidiable de textos de moda. Todos se exhiben como parte de la decoración en un estante que antes supo ser la puerta de un armario. Junto a ellos también hay un espejo de Toilet Paper, un cráneo rosado, un cartel de la londinense Oxford Street y arriba de este altar la banderita de Árbol Estudio con la palabra “Unión” dándole a todo un motivo.
Hay una mezcla de épocas y estilos en el mobiliario. Sillones y un viejo tocadiscos comprados en Emaús conviven a la perfección con una mesa de madera heredada de los abuelos de Guillermo y un grupo de sillas estilo Bertoia pintadas a mano de blanco. También hay una relevancia muy clara del uso de las luces y lámparas como objeto decorativo. Y la búsqueda por darles un giro a elementos más cotidianos como a una serie de botellas de bebidas alcohólicas que pueden convertirse en floreros o macetas. La calidez y el toque descontracturado se obtiene con detalles sutiles, como disponer un montón de revistas de moda, una sobre la otra, en varias pilas en el piso, y colocar sobre ellas una ilustración de Winston Churchill que hizo la madre de Dominique, y una botella con un puñado de flores rojas al lado. El dormitorio también es un ejemplo de cómo un elemento puede hacer un gran aporte.
La cama, con una serie de almohadones con imágenes que hacen referencia a las cacerías con caballos y perros muy propios de Inglaterra en otras épocas, es vigilada desde un punto alto de la pared por un venado de papel de la tienda Sietemilímetros.
El valor de una pared
En una misma superficie pueden convivir de manera armónica y dándole protagonismo a un espacio láminas de Johannes Vermeer y William Hogarth, el póster de la película de Stanley Kubrick “El resplandor”, la legendaria foto de John Lennon con la remera de Nueva York que le sacó Bob Gruen en los 70, una pintura del artista nacional Víctor Andrade, dibujos de la madre de Dominique, una de las obras que forman parte del arte de la película “Clever”, un póster de Los Beatles, un dibujo del estudio de diseño Atolón de Mororoa, entre otros.