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Discos históricos que están llegando al medio siglo

De Eduardo Mateo a los Rolling Stones, de Stevie Wonder a Lou Reed, varios clásicos cumplen 50 años en este 2022

¡Qué buena indicadora de vejez que es saber que Superstition, el clásico de Stevie Wonder, ya lleva 50 años sonando en las radios! Hoy es un infaltable de la Noche de la Nostalgia; para 1972 era un éxito reciente que marcaba el espíritu y los cambios de esa época: una canción de un artista negro, editada por un sello negro, con ritmos bien negros, acogida con beneplácito por el público blanco.

Arranca 2022 y buena cosa es repasar los discos hoy ya históricos, clásicos, imperecederos que se editaron hace exactamente medio siglo. En este repaso incompleto, se incluyen los picos más altos de los Rolling Stones y de Jethro Tull, la presentación en sociedad del riff de guitarra más famoso quizá de la historia del rock por parte de Deep Purple, el despegue de Lou Reed, la consolidación de David Bowie, el mayor éxito comercial de la inmensa Aretha Franklin y el inicio de un ciclo dorado, por su música y por la colección de Grammys que inició, para Stevie Wonder.

También es un año bisagra para la música popular uruguaya: Tótem, aún con Ruben Rada, estaba al frente de un movimiento al que la dictadura le iba a cortar sus alas; y, por sobre todas las cosas, Eduardo Mateo redefinía lo nuestro. Al otro lado del Río de la Plata debutaba Sui Generis y la gente comenzaba a saber de un tal Charly García.

Exile On Main Street

Es considerado el mejor disco de los Rolling Stones, su cima creativa y punto culminante de un póker de cuatro discos gloriosos de la banda, iniciado con Beggars Banquet (1968) y seguido por Let It Bleed (1969) y Sticky Fingers (1971). Grabado entre Francia y Estados Unidos, huyendo del fisco británico, es casi una hora y diez de música entre rock, blues, country, e incluso góspel, divididos en 18 canciones que conforman un disco doble. De caóticas sesiones donde abundaba la droga, con un Keith Richards cada vez más detonado, un Mick Jagger que iba y volvía entre sus muchachos y su flamante esposa Bianca Pérez de Macías, y un Bill Wymann que no se encontraba cómodo y grababa lo menos posible, salieron gemas como Tumbling Dice (el principal corte de difusión), Happy (único hit de la banda en la voz de Richards), Shine A Light, Rocks Off o Sweet Virginia. Su éxito y su prestigio fueron tan rotundos dado el contexto en que el álbum nació —entre dealers, groupies, amigos famosos, amigos anónimos y desconocidos totales e inútiles— que los propios músicos resultaron sorprendidos.

Machine Head

Deep Purple

El año en que Led Zeppelin descansó y no sacó al mercado un disco nuevo, Deep Purple —otro de los dioses del todavía joven rock pesado— dio a conocer su obra maestra. Es imposible hablar de este disco sin mencionar a Smoke On The Water, su tema más conocido, ni a las cuatro notas de su riff principal, quizá la madre de todos los riffs de guitarra de la historia del rock, el mismo que su autor, Ritchie Blackmore no dudó en comparar con el inicio de la Quinta Sinfonía de Beethoven. Esa canción, hoy un clásico, describe el incendio del casino de Montreux, en Suiza, durante un recital de Frank Zappa. Lo curioso es que la banda no le veía gran gancho comercial a ese tema y prefirió editar como corte de difusión a Never Before, con la que no pasó nada. Otros clásicos de ese álbum, de siete canciones en menos de 38 minutos, fueron Highway Star, Lazy y Space Truckin’. El superestrellato alcanzado desembocó en crisis internas fuertes entre Blackmore y el vocalista Ian Gillan, choques que pese a hacerse insostenibles no llegaban al escenario. Ahí la banda sí mostraba su mejor cara, como esos matrimonios que solo se llevan bien en la cama.

The Rise And Fall Of Ziggy Stardust And The Spiders From Mars

David Bowie

Si David Bowie es lo que es en el imaginario de la cultura pop y si el glam rock logró una respetabilidad que los más ortodoxos le negaban es en gran parte gracias a este disco. Y mucho antes de que fuera el Duque Blanco, su alter ego favorito fue Ziggy Stardust, un extraterrestre que quiere alertar a la Tierra de su inminente destrucción y termina siendo una estrella de rock. A los 25 años, ofrecía canciones como Starman, Suffragette City, Lady Stardust, Star o Rock n’ Roll Suicide, y una banda muy sólida que incluía al nunca suficientemente ponderado guitarrista Mick Ronson y al tecladista Rick Wakeman. La ciencia ficción, la moda de vanguardia y el teatro kabuki, en el cual Bowie se inspiró estéticamente luego de ver los trabajos del diseñador japonés Kansai Yamamoto en la revista Harpers & Queen, llegaron al mundo del rocanrol. Más que un (excelente) disco, es un auténtico ícono cultural.

Descarga

Tótem

La banda que le dio el toque uruguayo y candombero al primer rock nacional había debutado en público en enero de 1971. Ruben Rada, que ya tenía una dilatada trayectoria que incluía a El Kinto, era la voz y la cara visible de este grupo que, en rigor, incluía gente ya muy conocida en el ambiente (como Eduardo Useta o Mario Chichito Cabral). Ese interés repercutió fuera de fronteras, ya que la prestigiosa revista argentina Pelo los destacó en su edición de febrero de ese año, junto con Fleetwood Mac, Creedence y The Who, como si fueran una versión uruguaya de Santana. Este disco, el segundo de su carrera, fue editado por el mítico sello De la Planta, un símbolo de esos años. En su libro Rada, Fernando Peláez dice que Descarga fue “un éxito fulminante” que “llegó a tener cinco ediciones agotadas a solo tres meses de ponerse a la venta”, en junio. Tótem se convertía en uno de los mascarones de proa del rock criollo con temas como Heloísa, Negro y Orejas (esta última es de Chichito). Que la presentación del álbum fuera en el mismísimo Teatro Solís daba idea de la fuerza de este movimiento y de la popularidad del grupo. Paradójicamente, también fue su canto del cisne porque, si bien en 1973 salió un tercer disco, Rada ya se había ido a Argentina. También había llegado al país la gris noche de la dictadura.

Transformer

Lou Reed

David Bowie no solo publicó en 1972 un disco que lo catapultó como primera figura. También se hizo tiempo para transformar en estrella a un amigo que, si bien gozaba de gran prestigio, no podía calificarse de exitoso. Lou Reed, el amigo de marras, ya había dejado The Velvet Underground y arrancado su carrera solista. Bowie y su compadre Mick Ronson le produjeron este, su segundo disco en solitario, y le ayudó a adoptar una imagen andrógina, acercarlo al glam rock y alejarlo de la experimentación. Transformer tiene quizá los clásicos más imperecederos de Reed: Walk On The Wild Side, Perfect Day, Satellite Of Love y Vicious. La portada del disco, un retrato suyo con un marcadísimo contraste entre negro y blanco, también resultó icónica, a cargo del recientemente fallecido Mick Rock, legendario fotógrafo del rock setentoso.

Thick As A Brick

Jethro Tull

“¿Así que los críticos quieren un álbum conceptual? ¡Les vamos a dar un álbum conceptual!”. Esa es la frase que, se asegura, el escocés Ian Anderson les dijo a sus compañeros de banda antes de grabar este álbum. En 1971, Jethro Tull —una banda nacida en 1967 y con muchos seguidores en Uruguay— había tenido gran éxito con Aqualung, un álbum que la prensa especializada calificó de conceptual para la risa y el disgusto del indiscutible líder del quinteto. Como respuesta, editó este disco consistente en una única canción, Thick As A Brick, de 43 minutos y 50 segundos, dividida en dos por las inevitables dos caras del disco. Con estructura de sinfonía y gran preponderancia de los teclados, a cargo de John Evan y David Palmer (desde 2003 Dee Palmer, luego de su operación de cambio de sexo), las letras oscuras y pomposas fueron atribuidas a un niño ficticio de siete años llamado Gerald Bostcok, y apodado Little Milton, ganador de una ficticia competencia de poesía en una localidad provinciana. Sobre Thick As A Brick, que fue un gran éxito y para muchos su mejor obra, su carismático líder le dijo en 2013 a The Arizona Republic que era a los trabajos de los dioses del prog rock, como Yes o Emerson, Lake & Palmer, “lo mismo que la película ¿Y dónde está el piloto? es a Aeropuerto”.

Talking Book

Steve Wonder

Es el disco que incluye Superstition, lo que ya merecería destaque. Es también el segundo disco que editó ese año este ex niño prodigio, ciego de nacimiento, que entonces tenía 22 años. Este trabajo le valió tres premios Grammy, galardones que con el tiempo cosecharía por decenas, y también el cruzar una barrera: siendo un artista negro del sello Motown, con gran énfasis en la música funk y soul, logró un enorme éxito entre el público blanco. Que haya sido el telonero de los Rolling Stones en su frenética gira de junio y julio de 1972 entre Estados Unidos y Canadá, tuvo mucho que ver con esa masividad. Aparte de su tema más conocido hay otras bellezas como You Are The Sushine In My Life, You And I (We Can Conquer The World) o Big Brother. Además de los tremendos músicos que tenía Motown y que acompañaban a Wonder, este disco incluía la participación de uno de los mayores guitarristas de la historia: Jeff Beck.

Mateo solo bien se lame

Eduardo Mateo

El 23 de diciembre de 1971 Eduardo Mateo dijo que iba a comprar cigarrillos y volvía. Estaba en los estudios ION de Buenos Aires, donde grababa desde octubre el que sería recién su primer disco, algo difícil de entender para un músico de su calibre pero fácil de comprender si se consideraba su carácter volátil. No volvió: en lugar de eso se tomó un barco para Montevideo. En las sesiones en las que sí estuvo grabó voces, guitarras y percusiones, a veces solo para pedirle al día siguiente al técnico y productor Carlos Píriz que borrara todo lo que había hecho, algo que afortunadamente este no cumplió. De hecho, buena parte de que este disco viera la luz se debe a la desobediencia bendita de Píriz. Este álbum de 13 canciones —incluyendo Yulelé, Quién te viera, De nosotros dos o Tras de ti— sentó las bases de la música popular uruguaya de hoy. Si bien fue un éxito comercial (a escala uruguaya), su mayor peso está en su influencia en músicos locales, con Jaime Roos como caso más notorio.

Amazing Grace

Aretha Franklin

El nombre mayor del soul hecho mujer logró lo que muy pocos habían conseguido: que un montón de gente totalmente ajena a lo religioso o espiritual escuchara casi hora y media de música góspel. Es un doble disco en vivo grabado en una iglesia bautista de Los Ángeles, con su coro estable, que realmente eriza la piel. Mary, Don’t You Weep, Precious Lord, Take My Hand, Old Landmark, How I Got Over o You’ll Never Walk Alone están entre los puntos más destacados de un trabajo que es una verdadera delicia a los oídos. Aunque este género siempre estuvo presente en la carrera de esta mujer, entonces de 30 años, este fue su primer álbum completamente dedicado a él. Fue su disco más vendido en medio siglo de carrera y el mayor éxito del góspel.

Vida

Sui Generis

De los 70 años de vida de Charly García, cumplidos en octubre del año pasado, 50 transcurrieron a los ojos del público. Y el inicio fue con este disco, que en 2022 alcanza su aniversario de oro. Es el debut de Sui Generis, el dúo que formó con Nito Mestre. Musicalmente quizá no sea el trabajo más destacado, pero su frescura adolescente combinada con una temática honda y adulta, una profundidad impensada para quienes apenas superaban los 20 años, marcó una época. Charly comenzó a ser quien es por componer piezas como Canción para mi muerte, Necesito, Dime quién me lo robó, Mariel y el capitán o Cuando comenzamos a nacer. Y más de uno se puede erizar pensando que estas canciones cumplen 50 años de editadas.