La mayoría de los programas del dial están conducidos por hombres, algo que de a poco va cambiando, aunque no con la velocidad que muchos esperan
La mayoría de los programas del dial están conducidos por hombres, algo que de a poco va cambiando, aunque no con la velocidad que muchos esperan
La mayoría de los programas del dial están conducidos por hombres, algo que de a poco va cambiando, aunque no con la velocidad que muchos esperan
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáSegún el informe del Buró de Radios, los programas más escuchados de 2019 en la FM fueron Malos pensamientos (Azul FM), La mesa de los galanes (Del Sol) y Fácil desviarse (Del Sol). En ninguno de ellos hay una conductora mujer.
Es que en las radios uruguayas, las voces masculinas dominan el medio y basta con hacer un escaneo rápido del dial para comprobarlo. Orlando Petinatti, Jaime Clara, Gabriel Pereyra, Joel Rosenberg, Ignacio Álvarez, Jorge Piñeyrúa, Raúl Ponce de León, Gonzalo Cammarota, Gustavo Rey, Aldo Silva, Alberto Kesman, Leonardo Lorenzo, Mariano López, Juanchi Hounie, Pablo Fabregat, Nicolás Lussich y la lista sigue y sigue.
Incluso, después del sacudón que implicó en el panorama radial la apertura de la emisora Del Sol -bajo la dirección de Iñaki Abadie, Rafael Cotelo y Jorge Piñeyrúa, que posteriormente sumó a El Espectador, Latina y Urbana bajo el paraguas Magnolio- las conducciones están, en su mayoría, a cargo de periodistas y comunicadores varones.
En tanto, las mujeres son una excepción. Las que están son pocas y, por lo general, no son el plato fuerte de la programación -como son los periodísticos de primera mañana-, sino que están relegadas a horarios considerados residuales. O también es probable que se encuentren en el rol de coconductoras, acompañando a una figura masculina que lleva la voz cantante.
"No hay que ser muy perspicaz, mirás las programaciones en general y la preponderancia del hombre es clarísima, no solo en radio", señala Paula Scorza, conductora de Doble click en Del Sol, uno de los pocos programas de la emisora con conducción femenina (a cargo de Scorza y Lucía Brocal).
El fenómeno es real. La explicación nadie la tiene demasiado clara.
Por qué. "Nunca le encontré una lógica", confiesa Gonzalo Sobral, periodista y exgerente de El Espectador y, pensándolo más, agrega: "Puede ser que eso sea un reflejo de lo que está pasando o puede ser que se haya naturalizado la voz masculina". De acuerdo con él, sin embargo, hay que hacer una distinción entre los programas periodísticos y los de entretenimiento, al estilo magazine. En los primeros, los hombres han dominado el rubro "en los últimos 40 años". "Que ha habido mujeres importantes en la radio no hay dudas, Sonia Breccia, por ejemplo, pero es verdad que han sido menos. Además, el hombre suele ser el conductor principal y es la voz femenina la que acompaña", opina.
En oposición, las mujeres suelen encontrar un lugar en los programas de "acompañamiento". "Ahí la presencia femenina ha sido importante, en una época se las identificaba mucho con la locución, había locutoras mujeres importantísimas, como Alicia Garateguy. El periodismo ‘serio' está asociado al periodismo político y el periodismo político ha sido siempre un rubro masculino en Uruguay y en casi todas partes del mundo, es que la política es un rubro masculino", analiza Sobral.
Para Florencia Pereira, fundadora de la Red de Mujeres Periodistas y exconductora de El Espectador, la falta de voces femeninas no solo tiene que ver con una cuestión cultural sino con una dinámica de poder que se da dentro de las radios: "Hay un funcionamiento de clubes de Tobi dentro de las radios privadas que es muy difícil de romper. Creo que hay muchas mujeres preparadas para ocupar esos roles pero a la hora de armar los equipos no se contempla eso", sentencia. Donde sí suelen encontrar su lugar las periodistas es en la producción de los programas, un trabajo sacrificado que, a diferencia de la tarea de conducción, no se luce tanto.
De acuerdo con un estudio de 2012 realizado por Cifra a solicitud de la Asociación de la Prensa Uruguaya (APU) y con el apoyo de ONU Mujeres Uruguay, 40% de las personas que trabajan en los medios capitalinos son mujeres. Esta proporción ha aumentado significativamente en los últimos 20 años, algo que está alineado a la progresiva inserción de las mujeres en el mundo laboral.
"Los medios no son una isla, pero por su visibilidad pueden ser agentes de cambio. Si las niñas ven que se puede llegar a tener éxito, motiva. Las mujeres tenemos otra visión de las cosas, otro punto de vista. A veces ni siquiera hay conciencia de todo lo que nos cuesta llegar a algunos lugares. No hay conciencia de la discriminación, entonces se naturaliza de tal manera que es difícil dar testimonio de eso", explica Pilar Teijeiro, periodista de TV Ciudad y miembro de la Comisión de Género de APU.
Las excepciones. Cuando en 2017 Radio Carve le propuso a Patricia Madrid hacer un programa periodístico en la tarde, en seguida pensó en decirle a su amiga Viviana Ruggiero para encarar el proyecto juntas. Madrid había desatado la polémica alrededor del título del entonces vicepresidente Raúl Sendic y estaba preparando Sendic: la carrera del hijo pródigo junto a Ruggiero. La dupla funcionaba con naturalidad en otros ámbitos y tenía sentido que también lo hiciera en radio.
La ex Santo y seña solicitó, además, que se pagara un sueldo de tiempo completo, para poder dedicarse plenamente al programa y no tener que estar balanceando varios empleos: su ambición era marcar la agenda, no seguirla. La dirección de Carve aceptó las condiciones y Así nos va se convirtió en el primer periodístico liderado por dos mujeres. A pesar de que las duplas masculinas no suelen ser cuestionadas, Madrid cuenta que recibió varios comentarios de que "faltaba la voz de un hombre". Sin embargo, esas críticas probaron ser en vano. Al programa le fue bien y desde la radio les propusieron pasar al horario de la mañana, de 9 a 11 h, que es considerado más competitivo.
Un año después, en 2018, Del Sol le ofreció a otra dupla femenina, Paula Scorza y Lucía Brocal, la conducción de un programa periodístico de 7 a 8 de la mañana. Ellas aceptaron el desafío y completaron el equipo con una productora mujer, Tania de Tomas. Las conductoras de Doble click recibieron los mismos comentarios de que era extraño que no hubiese un varón.
Si bien Océano no cuenta con ningún programa solo con voces femeninas, sí tiene el mérito de tener al menos una mujer en la conducción de cada uno de sus programas, un cambio que se impuso luego de que No toquen nada, Segunda Pelota y Justicia infinita se fueran de la emisora. Universal, por su parte, tiene De taquito a la mañana, conducido por tres mujeres: Paula Echeverría, Camila Cibils y Cecilia Olivera.
En los medios públicos, en cambio, las conducciones tienden a estar repartidas de forma igualitaria entre hombres y mujeres, algo que según Teijeiro responde a que "pueden experimentar" y a que, de alguna manera, tienen "la obligación de dar un paso más".
No solo es cuestión de llegar. Cuando una mujer logra llegar a ser la voz de un programa, rara vez su lucha termina ahí. Para empezar, existe una brecha salarial (Florencia Pereira, por ejemplo, asegura que ella la vivió en carne propia y tuvo que pelear un aumento de sueldo, lo que según cuenta le valió el mote de "conflictiva").
También se dan otras luchas más pequeñas, pero no menos importantes, como el proponer turnarse en la apertura del programa cuando se comparte la conducción con un hombre o el enfrentarse a diario con el acoso en redes sociales.
"Cuando un hombre dice un disparate, en redes lo insultan. Pero cuando lo hace una mujer el ataque es mucho más sexual. Van al cuerpo", explica Pilar Teijeiro y cuenta que a ella, cuando empezó en televisión, la llamaban "busto parlante". Patricia Madrid coincide con esta observación. "El descalificativo que me hacen a mí es de ‘puta' o ‘gorda' y a un hombre lo tratarán de facho, pero no le dicen nada de su vida sexual o su apariencia. No me pasa solamente a mí como periodista, le pasa a Fabiana Goyeneche, a Carolina Cosse, a Eli Almic. A las mujeres cada vez que nos tienen que insultar, en vez de criticar nuestras ideas o nuestro trabajo, lo que hacen es denigrar apelando a esas dos cosas, la sexualidad y el físico", sentencia.
Además, entre las conductoras se repite la sensación de "tener que demostrar" su valía a diario, como si se tratara de una prueba. "No hemos tenido problemas, pero sí hemos pensado: ‘Si fuéramos hombres, esto no nos estaría pasando'. Alguna respuesta sobradora, que estamos seguras que a los hombres no se las hubieran hecho. Por ser mujer piensan que sabés menos de los temas, que no estás a la altura para conducir un periodístico. Lo terrible de todo esto es que a diario tenés que tratar de demostrar que estás a la altura, eso es algo que no tendría que pasar. Es algo que aunque sea de forma inconsciente lo hacés", cuenta Scorza. Y agrega: "Al mismo tiempo que te digo todo esto que no está bueno, creo que muy de a poco van apareciendo espacios".
El asunto de ser madre. De acuerdo con Madrid, una de las ventajas de su dupla con Ruggiero es que ninguna de las dos eran madres. Entonces, cuando empezaron con Así nos va, podían "relegar sus proyectos personales" para hacerlo todo, algo que algunas de sus colegas no tienen la libertad de hacer. "En el periodismo, y especialmente en el de investigación, muchas mujeres, lamentablemente, por la propia dinámica del oficio, cuando llega el momento de ser madres, tienen que dar un paso al costado y su trabajo se ve truncado", opina Madrid. "No digo que sean todos los casos, pero sí varias colegas que a lo largo de estos años hemos visto cómo por apostar a un proyecto familiar decidieron dejar una carrera en la sección política, por ejemplo, y optar por otra cosa".
La situación de las conductoras de Doble click es a la inversa: las dos son madres pero reconocen que si no contaran con una red de contención, les resultaría imposible balancear la vida familiar con la radio y la televisión (en el caso de Brocal) o con la redacción (en El Observador) y la radio (en el de Scorza). "Si recayera todo en nosotras sería imposible. Esto en general nadie se lo pregunta a un hombre, si a un varón lo van a contratar no es un tema si puede a tal hora o a tal otra o si tiene que ir a buscar a los nenes a la escuela y para nosotras sí es un tema. A mí me ofrecen un trabajo y tengo que pensar si voy a estar en el desayuno, si voy a ir a buscarlos a la escuela y si los voy a poder ver. Son cosas que estás poniendo en la balanza. También el rol del hombre en la familia está cambiando, antes estaba más naturalizado que el hombre no apareciera en todo el día", observa.
El cambio. De a poco, las mujeres van ganando un lugar, aunque los cambios parecen ser demasiado lentos para 2020 y, en el camino, van quedando periodistas que, frustradas por la naturaleza de la profesión, optan por hacer carrera en otras áreas de la comunicación.
Ese fue el caso de Florencia Pereira. "Creo que no es fácil para las que llegan a la radio, tienen que estar todo el tiempo demostrando lo que valen. Lamentablemente, para la nuevas generaciones tampoco veo mucho cambio porque en las propuestas siempre están las mismas personas, las mujeres suelen ser coconductoras, son pocas las que conducen. No es culpa de las mujeres, las mujeres la siguen luchando, no es fácil. Yo estaba constantemente hablando de ese tema y fracasé con rotundo éxito", cuenta. Ante la pregunta de si eso la desmotivó como periodista, responde: "Totalmente. No fue el único motivo, pero fue uno de los motivos por los cuales me fui al área corporativa -donde estoy muy contenta-. Darse contra la pared todo el tiempo es bravo, pero continúo apoyando a las colegas que siguen en la trinchera".
Desde la perspectiva gerencial, Sobral cree que es necesario implementar medidas de discriminación positiva para sacudir las cosas. "De alguna manera lo podés llamar ‘ajustes históricos'. Lo que creo es que todas las personas responsables en medios deberían hacer un ejercicio profundo de buscar el equilibrio. Lo más fácil es buscar lo que siempre se ha hecho, pero yo creo que al cambio hay que forzarlo", concluye.
Conversaciones de vestuario
Desde sus inicios en 2002 hasta 2008, en Justicia infinita los conductores eran todos hombres. Según explica Gonzalo Cammarota, no fue algo premeditado, sino que el programa surgió como un proyecto entre un grupo de amigos y simplemente se dio así. Durante esos años en Océano FM y con un formato más informal al que la radio estaba acostumbrada, Justicia fue uno de los programas que empezó a instalar la "charla de vestuario" que, desde su punto de vista, ayudó a acercar los "códigos masculinos al público femenino", algo que no tuvo su contrapartida a la inversa.
Hace más de 10 años, la tríada original con Salvador Banchero y Carlos Tanco se modificó y dio lugar a conductoras y productoras mujeres. "En esa época (2009) empezó Ximena Cedrés, estaba María Noel Marrone y Lula Alegro, entonces teníamos una presencia femenina importante. Después, con el paso del tiempo, eso fue cambiando. Este año cuando armamos las mesas de discusión sí nos pareció importante que haya una participación femenina. En un equipo de 16 personas, cerca de la mitad son mujeres. Hoy en día no se concibe que vos -en comunicación y en otros ámbitos- no tengas una presencia femenina. Me parece que es tratar de hacer justicia con algo que, a todas luces, no estaba bueno que pasara", explica Cammarota.
Para la temporada 2020 Justicia infinita migró de Océano a Urbana e incorporó a Denisse Legrand, Pilar Varela, Victoria Pasquet, Fernanda Souza, Elisa Lieber, Jimena Olascoaga, Tamara Samudio y María Noel Marrone al equipo.
"Yo estoy convencido de que hay que hacer un esfuerzo en cambiarlo y, de hecho, lo he hecho en cada lugar que he estado. Para mí sí hay que tratar que esa hegemonía masculina que muchas veces existió en los medios de comunicación -como en otro montón de lugares, porque esto pasa en muchos ámbitos donde es hasta peor- no exista más", asegura el conductor.