Desde la panza de su madre que entrena su oído para seleccionar música, y desde muy pequeña que va a conciertos de Fito Páez, Charly García, los Ratones Paranoicos y otros artistas de esa talla. Su mamá, Patricia Salazar, la llevó a ver en vivo a la banda británica Queen a los dos años. Se crió viendo a su papá componer música y a su mamá crear piezas con las manos, pues era escultora. La necesidad de expresarse a través del arte, motivada por la búsqueda de autenticidad, llevaron a Catarina Spinetta (45) a desarrollar una carrera de DJ, actriz y artista plástica. Si bien hoy se enfoca en la selección musical para pasar en vivo, su pasaje por el cine le dejó experiencias en las películas argentinas Fuego gris (1994), Primavera (2016) y Anagramas (2014).
Además, Catarina trabaja en distintos proyectos sobre su padre. Uno de los más grandes fue la conducción del capítulo Bios. Vidas que marcaron la tuya: Luis Alberto Spinetta (2019), que integra la docuserie producida por national Geographic, y que recibió el Martín Fierro de oro en 2021. Para celebrar la amistad, el poder de la música y la unión a la hora de crear, Catarina viajó a Montevideo para pasar música en el evento de Ronda de Mujeres y Hotel Costanero, el pasado 25 de mayo. Ronda de Mujeres reunió al trío de DJ argentinas integrado por Spinetta, Anita Álvarez de Toledo y Anita Xanthopoulos, que comparten una amistad profunda y longeva.
Mi relación con la música es desde la panza, la tengo en las vísceras. Conocí lo que es el show en vivo desde muy chica. Mi mamá, que falleció de cáncer hace dos años, siempre me contaba que me llevó a ver a Queen a los dos años. Siempre estuve expuesta a música zarpada, elevada. Siempre viví la música desde la creación misma, porque papá siempre estaba en una, siempre estaba escribiendo, dibujando, era muy buen dibujante, o componiendo en medio del caos de una familia con tres hijos. Yo no toco música, yo paso música, eso es lo que hago bien. Tampoco intervengo la música que paso. Lo hago desde el corazón y me es muy natural.
Soy la encargada de ese trabajo y me lleva mucha energía. Por ejemplo, conduje y dirigí artísticamente Bios: Spinetta. el documental es impresionante, es un pantallazo muy fuerte de mi padre. Fue un trabajo de mucho amor, en donde estuvo toda la familia involucrada de alguna manera. Obviamente no pudieron estar todos los músicos que trabajaron con papá porque, de tanta trayectoria, la cantidad de personas que trabajaron con él es una barbaridad. Pero creo que los músicos clave, que sí o sí tenían que estar para contar la historia, como Charly García, Fito Páez, Ricardo Mollo, Juanse y los Ratones Paranoicos, entre otros, participaron. Mi camino, además de mis propias búsquedas artísticas, es también cuidar el legado de papá y hacer que siga creciendo, que siga vivo, fluyendo. También estoy detrás de discos inéditos y otros proyectos. A la vez, ese legado se desenvuelve un poco solo por la obra misma. Las obras de los grandes artistas siguen influyendo y toman, con el tiempo, otra importancia que muchas veces es mayor de cuando el artista estaba vivo.
Hoy reparte su tiempo entre la música y el arte plástico. ¿Cuándo conectó con el segundo?
Hace años que estoy metida en el arte plástico. En algún momento voy a poder hacer alguna muestra. Es un trabajo muy interno que siempre está conmigo. Este interés por la pintura y el dibujo nace desde chica, cuando tenía alrededor de 12 años. En ese momento empecé a ir a talleres. Mamá era muy buena escultora. No se volcó a ser la artista que tenía adentro porque se quedó cuidándonos a nosotros y acompañando a mi papá, pero era una gran artista. Papá también era un gran dibujante y pintaba. Entonces desde chica absorbí todo eso y tuve consejos de ellos sobre qué pinturas comprar, qué herramientas usar. Después hice mi propio camino. A los 30 años descubrí la alfarería y me apasioné. Papá me regaló el torno y me ayudó a tener mi taller. Me apasiona tanto que hoy es una de mis dos vetas artísticas más grandes, la otra es la música.
¿De qué manera se conectan esas dos pasiones?
Creo que son dos formas totalmente distintas de expresión. La música me acompaña en el taller; en esos momentos creativos elijo escuchar una música distinta a la que paso como DJ. Cuando estoy sola escucho jazz o soul suave, son músicas que me inspiran. La música también me acompaña en la cocina. Considero que cocinar es un acto cotidiano de creación.
A lo largo de su vida y en la actualidad, ¿qué peso tiene ser la hija de?
El apellido es un peso de por sí porque uno tiene que estar a la altura. Sin embargo, ni yo ni nadie de mi familia lo sentimos tan así. Si lo veo de afuera, digo wow, qué peso tener ese apellido. Pero la realidad es que internamente lo sentí siempre con mucho orgullo. Todo el mundo que me habla sobre mi padre, incluso después de que falleció, me habla bien de él. Nunca nadie me dijo algo negativo. Es como si hubiera una bola de amor constante y yo me quedo con eso. Si me voy a enroscar en el ego de cómo tengo que ser yo por ser la hija de, no estaría bien. Yo soy una gran mujer porque fui criada por dos seres de luz, más allá de que él haya sido un gran artista.
¿Cómo lo vive con sus hijos Ángelo, Benicio y Justino?
Esa idea, de llevarlo con orgullo, es lo que les quiero transmitir a mis hijos, que también son artistas. Los dos más grandes, Ángelo (22) y Benicio (20), son actores y tienen una banda que se llama Flu os. Justino tiene 12. Siempre me encuentro aconsejándolos sobre estas cosas. También guiándolos para que sientan la seguridad de ser auténticos. Si hay algo que me enseñó mi papá es que cada uno tiene que ser auténtico con el arte que cada uno siente. Yo debo serlo a través de mis piezas de arte, mis hijos a través de un dibujo, una actuación o a través de una música. No importa el resultado o lo que pase con la gente cuando vean la pieza. Lo que importa es poder ser auténtico en el momento de la creación, en ese momento de entrega. Eso es lo que quiero transmitirles a mis hijos porque eso es el legado, no lo que se ve de afuera.
¿Es de las que dice que la música de antes era mejor?
Hay cosas actuales que me pueden gustar, pero es cierto que los caminos creados son como si fuesen la biblia de la música. Lo que está hecho, está hecho. No va a haber otros Beatles, Rolling Stones, Spinetta, Charly, Madonna, Prince o Michel Jackson. Las barreras que se han roto a través de estos músicos, que han creado la historia cultural del mundo, es algo que no se puede volver a hacer. Si bien hay una gran cantidad de nuevos artistas, hay un consumismo musical no muy bueno. Hoy existe una porqueri´a musical mucho ma´s grande que antes. Eso creo que está muy claro. Se nota qué es un producto, lo que no tiene corazón, las letras y mensajes vacíos. El otro día vi una entrevista de mi viejo, en donde decía que está bueno preguntarse qué es lo que uno quiere transmitir con su música y que la música vacía es la que no genera creatividad en quien la escucha. Esa música es para generar una bobería, pelotudez constante, un divertimento. Está bien que exista pero la música debería tener el poder de conocimiento, inspiración y creación para el que la escucha. Hoy hay mucha porqueri´a, con letras totalmente parecidas entre sí, que hablan de una banalidad total y una falta de vuelo absoluto. Antes había más de lo otro. Si hubiese un pensamiento real de qué es lo que un artista quiere hacerle llegar a la gente, sería distinto. Antes, en mi opinión, se estaban creando las columnas de la cultura musical.
Hoy en día se critica mucho al reguetón.
Es un género que no me gusta. Puedo bailar algo, pero no puedo consumirlo y no me llega. Tampoco puedo juzgar porque son fenómenos culturales colectivos. Como DJ me paro en el lugar del no conformismo. en los eventos que musicalizo intento que le llegue mi selección musical a la mayor cantidad de gente posible y que la pasen bien, pero no paso música que yo no defiendo. Ni en pedo pasaría un reguetón, porque no es lo que yo ofrezco culturalmente. Yo tengo un concepto cultural y desde ahí me manejo. Hago lo que puedo, soy una semillita mínima dentro de todo. Siento que desde ahí es donde puedo colaborar, no desde el hablar. Yo no me corrompo, sino que ofrezco lo que a mí me gusta e invito a que lo escuchen. Por ejemplo, yo no sé de música electrónica, pero la disfruto. Sé con qué tipo de electrónica puedo conectar y bailar, pero no es con la que laburo. Si alguien quiere pasar ese tipo de música, yo no soy la DJ indicada.
¿Qué opina de la representación de su padre en la serie de Fito Páez, El amor después del amor?
No quiero dar opinión sobre la representación de mi padre porque no participé más que para dar el OK de algunas cosas. Lo que quiero decir sobre la serie de Fito es que es importante que exista, para que se cuente esa historia tan poderosa de nuestra música. Es importante porque hace una especie de pintura de lo que fue el rock de nuestra cultura musical argentina. Me parece clave que esté la serie, que le vaya bien y que la gente esté reviendo discos de Fito, Charly, Spinetta, y así reviendo la historia musical de nuestra cultura. Está generando un boom y me parece un golazo.