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Erling Haaland, el jugador noruego con cara de nene y pinta de robot que no para de romper récords

El noruego es la esperanza de un equipo poderoso y de un país entero

El noruego es la esperanza de un equipo poderoso y de un país entero

En la estantería de los récords había lugar para uno más. El noruego nacido en suelo inglés Erling Haaland, delantero del Manchester City, se convirtió el martes 14 en el tercer jugador en la historia en anotar cinco goles en un partido de Champions League. Y lo hizo en apenas 62 minutos, en la paliza que su equipo le dio al alemán Leipzig en el Etihad Stadium, feudo de los citadinos, por 7 a 0, abrochando de esta manera la clasificación a cuartos. Suyos fueron el primer, segundo, tercero, quinto y sexto gol de los británicos. Y cuando le faltaba casi media hora al partido, su técnico, Pep Guardiola, tomó la incomprensible decisión de sustituirlo. Muy posiblemente, porque con él todo puede pasar, se hubiera convertido en el primer jugador en marcar seis goles en un encuentro del principal torneo europeo interclubes.

Con esa lotería de goles, este mastodonte rubio de 1,94 metros de altura y 88 kilos, con un aspecto mezcla de vikingo y robot que no combinan con su cara aniñada, superó los 30 tantos solo en la Champions League: tiene 33. Es el jugador que requirió menos partidos (25) en quebrar esa marca y el más joven en lograrlo (este martes tenía 22 años y 236 días). Rompió así los récords que ostentaban tipos que ya tienen un lugar en la historia del fútbol como el holandés Rud Van Nistelrooy y Lionel Messi.

Es una Bestia, tal uno de sus apodos. Parece un Androide, tanto que ese es otro de sus seudónimos. Es una de las mayores figuras del fútbol en el planeta y quizá el jugador joven que más atención concita. Llegado este año a la Premier League, su contratación y la del uruguayo Darwin Núñez para el Liverpool eran las que habían generado más expectativa; por ahora, el nórdico está cumpliendo más y mejor. Y los expertos dicen que su nombre no es todavía más trascendente solo porque eligió defender a una selección, Noruega, para la que clasificar a un Mundial es tan difícil como ganarlo.

De hecho, Noruega fue por tercera y última vez a un Mundial en Francia 1998. Haaland será una de las mayores estrellas del mundo, pero a Catar 2022 lo tuvo que ver desde el balcón.

Desde el vestuario. Jan Åge Fjørtoft fue un delantero noruego tan idolatrado en su país como absolutamente desconocido por esta parte del mundo. Fue integrante de una de las pocas selecciones de su país que jugó una Copa del Mundo, la de Estados Unidos 1994. Y definió a Haaland de una manera por demás singular: “Estamos hablando de un chico que fue concebido en el vestuario del Leeds, ¿qué esperaban que saliera?”, dijo, risueño, en la cadena Sky Sport. Era 2020. Por entonces el Androide asombraba en el Borussia Dortmund alemán antes de cumplir los 20 años.

Hay toda una historia que cabalga entre Noruega e Inglaterra. Erling Braunt Haaland nació en Leeds, Inglaterra, el 21 de julio de 2000. Su padre es Alf-Inge Haaland, otro exfutbolista noruego, que jugaba de defensa y que fue compañero de Fjørtoft en la selección que disputó, sin pena ni gloria, el Mundial de Estados Unidos 94. Efectivamente, Alf-Inge jugó en el Leeds, equipo de la ciudad del mismo nombre, entre 1997 y 2000. Su esposa, la madre de la estrella de hoy, Gry Marita Braut, también era atleta; más concretamente, era heptatleta profesional.

En enero fue tapa de la revista GQ, en una producción con el pelo suelto, look andrógino y vestuario de Givenchy. En enero fue tapa de la revista GQ, en una producción con el pelo suelto, look andrógino y vestuario de Givenchy.

Otra historia liga al ayer con el hoy. Alf-Inge, un correcto jugador de fútbol con el suficiente nivel como para permanecer 10 temporadas en la competitiva Premier League, jugó entre 2000 y 2003 en el Manchester City, el mismo equipo en donde hoy brilla su hijo. De hecho, cuando Erling nació, su padre disputaba sus primeros partidos con los citizens, que muy lejos de ser la potencia que son hoy a base de petrodólares, eran apenas el pariente pobre del poderoso Manchester United.

Justo en un derby de Manchester disputado el 21 de abril de 2001 ocurrió la jugada por la que Alf-Inge es recordado, a su pesar, hasta el día de hoy. Ese día, el astro de los red devils Roy Keane le encajó un golpe alevoso y totalmente intencional que hasta hoy asusta de verlo en YouTube. Esa patada le lesionó gravemente la rodilla y prácticamente puso fin a su carrera. Era una venganza a un foul que el noruego le había hecho en un partido jugado cuatro años antes, cuando todavía defendía al Leeds. Y Keane resultó ser bastante vengativo.

Terminada la carrera deportiva de su padre, la familia se volvió a Noruega, más exactamente a la ciudad de Bryne, la misma en la que Alf-Inge había debutado como futbolista profesional. Erling tenía tres años. Se encariñó con la tierra de sus padres y adoptó su nacionalidad. Este gesto de amor, por lo que allá es amado, le truncará de seguro la participación mundialista: Inglaterra es una fija en esos torneos; Noruega va de casualidad.

Buenos genes. De niño, los genes maternos tuvieron mucho que ver en su afán deportivo. El heptatlón, disciplina en la que mamá Gry fue una de las mejores de Europa, incluye 100 metros con vallas, salto alto, lanzamiento de peso, 200 metros lisos, salto largo, lanzamiento de jabalina y 800 metros lisos. En su familia hay deportistas a granel. El pequeño Erling practicó, además de fútbol, handball (en el que Noruega es potencia continental), golf, esquí (al que no largó definitivamente hasta los 14 años) y atletismo.

Allá donde va es sensación y los fanáticos están locos con sus goles. Foto: AFP, Anke Waelischmiller Allá donde va es sensación y los fanáticos están locos con sus goles. Foto: AFP, Anke Waelischmiller

Y tanto se destacaba que el hoy goleador todavía es dueño del récord mundial del salto largo en parada para niños de cinco años: 1,63 metros, registrado el 22 de enero de 2006.

Evidentemente, a los cinco años ya era algo así como un superniño, porque ahí comenzó en la academia del Bryne FK (algo así como el fútbol infantil del Bryne). Ahí comenzó a deslumbrar precozmente desarrollando las características que todavía hoy lo hacen inusual: tiene una velocidad propia de un jugador de su altura y zancada, pero una capacidad de freno y control de la pelota típico de alguien con el centro de gravedad más bajo; no es un mago de la gambeta pero sí de la definición, donde ha mostrado una alta gama de recursos. Además, se ha mostrado muy dúctil para el juego asociado.

Esa contracción al juego asociado no le impidió ser un animal del arco. Debutó profesionalmente en el Bryne el 12 de mayo de 2016, aún con 15 años. Con los cinco que metió ante el Leipzig por la Champions y los tres que anotó el domingo ante el Burnley por la FA Cup lleva 179 goles en 223 partidos en equipos de primera (0,8 tantos por encuentro, casi un gol seguro). En su selección, a la que aún no ha podido defender en un torneo importante (no es por machacar la debilidad de Noruega, pero es él contra el mundo), marcó 21 en 23 partidos. Vale recordar que todavía no cumplió 23 años.

Pasos y pesos. Y vale recordar sus highlights. Del Bryne pasó al Molde (uno de los dos clubes noruegos que han podido sortear la fase previa de la Champions) por 200.000 euros, donde en 2018 fue elegido como el jugador revelación. Ahí lo dirigió el exdelantero internacional noruego Ole Gunnar Solskjaer (otro de los mundialistas en su país, en Francia 1998), quien le enseñó a mejorar la definición. Era evidente que la competencia local le quedaba chica, por lo que subió a un escalón superior: el Red Bull Salzburgo de Austria, que pagó 2.000.000 de euros por él. Ahí fue que los ojos del planeta fútbol comenzaron a fijarse en su figura. Fue la época de su explosión, en la que llegó a anotar en cinco partidos consecutivos de la Champions, igualando un récord en jugadores menores a 20 años, además de ganar dos títulos de liga y dos de copa.

Con nueve goles, también fue el goleador del Mundial Sub-20 2019 que se disputó en Polonia; lo insólito fue que esos nueve los marcó solo en un día, en la goleada 12-0 a Honduras el 30 de mayo de ese año. Esto le significó dos récords más a su historial: el de victoria más abultada en este tipo de torneos y mayor cantidad de anotaciones individuales en un solo partido. Vale decir que eso solo sirvió para la estadística porque Noruega quedó eliminada en la fase de grupos, ya que había perdido los dos encuentros anteriores, ante Uruguay por 3-1 (a Haaland le anularon un gol por un off side bastante dudoso que solo vio el VAR) y ante Nueva Zelanda por 2 a 0.

Foto: AFP, Oli Scarff Foto: AFP, Oli Scarff

Esta visibilidad y productividad le significó un nuevo salto, a un grande de Alemania y Europa: el Borussia Dortmund, en diciembre de 2019. A los 19 años valía 20 millones de euros. En enero de 2020 jugó sus dos primeros partidos e hizo cinco goles. Lo increíble fue que arrancó ambos encuentros como suplente, jugando apenas 58 minutos entre los dos. En ese año ya había anotado 15 dianas en su historia personal en la Champions y se proyectaba como uno de los grandes valores a futuro, cuando ya comenzaba a hablarse del fin de la era de Messi y Cristiano Ronaldo. En el Dortmund ganó una copa alemana en 2021, fue elegido el mejor jugador del país y tuvo un registro sensacional de 86 goles en 89 partidos, incluyendo competencias europeas. Si no logró más cosas es porque en ese país hay una especie de monopolio del Bayern de Múnich que ha ganado las últimas 10 ligas de forma consecutiva.

El último salto, al Manchester City, fue reciente. Los citizens pagaron una cifra que, según las diferentes fuentes, puede haber sido de 60, 70, 75 y hasta 100 millones de euros incluyendo traspaso y cláusulas de rescisión (según el portal especializado Transfermarkt, su valor de mercado es de 150 millones). Es que estos ingleses, devenidos potencia desde que los inversores árabes se hicieran cargo del club en 2008, están desesperados en alcanzar a nivel europeo (o sea, en la Champions) lo que ya han logrado a nivel nacional: en los últimos 15 años el City conquistó seis campeonatos (y tres subcampeonatos) de liga, dos títulos de copa, seis copas de la liga y tres Community Shield (algo así como la supercopa inglesa). Es más que obvio que ya no son el pariente pobre de Manchester, pero esa grandeza aún no la ratificaron en el continente.

Idea fija. Y nada mejor para lograr el objetivo de conquistar Europa que contratar a esta máquina de hacer goles que, además, está tan obsesionado con la Champions que el himno de la competencia es el tono del despertador de su celular, como admitió una vez.

“Por supuesto que el club quiere ganar la Champions League”, dijo Haaland días atrás a la cadena deportiva ESPN. “Han ganado cuatro de las últimas cinco Premier League. No me trajeron para ganar la liga, porque ya saben cómo ganarla”, añadió, como para dejar claro cuál es el objetivo.kkkEn su periplo por Alemania, adoptó la meditación como forma de vida e incluso la llevó a sus festejos de gol.

En su periplo por Alemania, adoptó la meditación como forma de vida e incluso la llevó a sus festejos de gol. Foto: AFP, Jurgen Fromme En su periplo por Alemania, adoptó la meditación como forma de vida e incluso la llevó a sus festejos de gol. Foto: AFP, Jurgen Fromme

Por ahora está cumpliendo con creces: tiene más goles que partidos jugados en su nuevo club y ya dejó atrás el récord de tantos en una temporada de Premier (26) que tenía el argentino Sergio Kun Agüero. Eso sin contar su actuación arrolladora en Champions.

Su aspecto robótico contrasta con una de sus actividades más frecuentes: la meditación. Duerme con el wifi desconectado y usa lentes con filtro de luz azul para que la pantalla del teléfono celular no le impida descansar. Tampoco dijo estar pendiente de las redes sociales, lo que denota bastante inteligencia. Esto lo reveló en enero en la revista GQ, donde sorprendió al mundo con su pelo suelto (en la cancha siempre lo lleva atado), un look andrógino y un vestuario de Givenchy valuado en varios miles. Se sabe bastante poco de su vida privada; está de novio con una futbolista noruega de 18 años, Isabel Haugseng Johansen, le gusta la pizza con kebab y el rap. De hecho, en febrero de 2020 subió a YouTube una canción llamada Flow Kingz, junto con el DJ noruego Kygo, que ya tiene unas diez millones de visitas. 

Escuchándolo graznar (no se puede llamar canto o rapeo a lo suyo), vale desearle suerte en sus objetivos futbolísticos: llevar al City a la gloria europea y a su país de nuevo a un Mundial, o a cualquier cosa que lo deje lejos de la música. En eso está.