Frugoni —un economista del Movimiento de Participación Popular de 47 años que fue gerente del Frigorífico Tacuarembó y ocupa cargos en la administración pública desde el 2007— sostiene que “el modelo anterior de desarrollo” que aplicaron los gobiernos colorados y blancos “de una forma silenciosa” hizo que Uruguay pasara “de una economía de mercado a una sociedad de mercado”. En otras palabras: “Algunos bienes básicos comenzaron a tener precio y era necesario tener dinero para acceder a ellos”.
Las administraciones frenteamplistas, en cambio, aplicaron otro “modelo de desarrollo” que implica usar la inversión pública como “política contracíclica”, lo que lleva a “invertir más cuando empieza a haber un problema en el escenario económico”, explicó el director de la OPP.
—¿Cuál es la política de inversión pública por la que ha optado la OPP, como organismo a cargo de esa área?
—La inversión es uno de los pilares de las políticas públicas. Uruguay venía de tasas muy bajas de inversión, tanto en lo privado como el público. Eso se empezó a revertir fuertemente y ahora estamos avanzando en forma importante. Uruguay tiene además una particularidad con respecto al resto del mundo y es la relevancia de su inversión pública. Hoy la inversión pública implica casi 25% del total de inversión.
—¿Y en cuánto se ubicaba esa relación en el pasado?
—Lo que ha cambiado es que Uruguay ha usado en los últimos dos gobiernos la inversión pública como política contracíclica. Antes era al revés. Veníamos de situaciones complicadas, como la crisis del 2001, y ahí las inversiones al año siguiente caían. En el 2001 teníamos alrededor de U$S 700 millones de inversión y en el 2003 U$S 400 millones. Ahí se mantuvo y comienza a repuntar en el 2005. Uruguay pasa de tener U$S 650 millones en el 2007, de inversiones en empresas públicas, a tener cerca de U$S 1.000 millones en el 2009. Esto significa que se apostó a invertir más cuando empezó a haber un problema en el escenario económico mundial. En los años siguientes baja un poco y ahora, en el 2013, dados los primeros síntomas de desaceleración de la economía, se proyecta aumentar la inversión pública en la Rendición de Cuentas y eso va a andar alrededor de los U$S 1.000 millones. Ahí está lo contracíclico. Además, no es solo un tema de montos. También es la importancia de los proyectos. Fibra óptica, cementera, Ancap, UTE y los cambios en la matriz energética...
—¿Hacia las energías renovables?
—Exacto. De la regasificadora ya se hizo el llamado pero también está todo el tema eólico y de la interconexión con Brasil. Todo esto es un cambio que busca bajar el precio del megavatio en el futuro para el país. La idea es complementar a la parte hidráulica, que va a seguir siendo la más barata. Creemos que el impacto va a comenzar a verse en tres o cuatro años. También está el tema AFE, que es uno de los ejemplos de inversiones que no se van a repagar inmediatamente y que pueden ser “deficitarias” pero que a la larga buscan, al igual que las demás, dotar al país de una mejor infraestructura y competitividad. Eso también, a la larga, es tener menos déficit. Parte del déficit del año pasado se explica por el tema energético, por ejemplo.
—¿Cuál es la explicación filosófica de aumentar lo que invierte el Estado en un momento de enlentecimiento económico?
—Esta es una de las bases de un modelo de desarrollo. También hay otros que piensan que lo mejor es achicar al Estado. Uruguay ha repensado sus modelos de desarrollo durante sus crisis. Antes de que llegara el Frente Amplio al gobierno la premisa, que a nuestro entender había fracasado, era la asignación de recursos a través del mercado y lo privado. El Estado tenía un rol mucho más pequeño y cuanto más chico fuera, mejor. El modelo de desarrollo que va construyendo el Frente Amplio tiene otras premisas. El Estado y el fortalecimiento de algunas de sus actividades, de las que no se ocupa el mercado, es una. Ese modelo tiene distintas etapas. Uruguay ha hecho un esfuerzo importante en los últimos años que lo ha llevado a umbrales importantes pero debe seguir haciendo otro esfuerzo. Acá es donde nosotros decimos que para seguir un desarrollo con equidad y con justicia y con una sociedad con otros valores hay que profundizar algunas cosas. El modelo anterior de desarrollo, de una forma silenciosa, nos hizo pasar de una economía de mercado a una sociedad de mercado.
—¿A qué se refiere con eso?
—A que algunos bienes básicos comenzaron a tener precio y era necesario tener dinero para acceder a ellos. Por eso ahora se debe modificar eso y seguir profundizando en dos vertientes. Una es utilizar los bienes públicos para salir de esa sociedad de mercado. Se ha avanzado en ese sentido y quizá los ejemplos más claros son la reforma de la salud y el presupuesto educativo. Pero es necesario seguir reafirmando y profundizando. Si queremos avanzar más como sociedad hacia el desarrollo tenemos que incluir el tema de los bienes públicos, como vivienda, salud y educación. Es necesario redoblar los esfuerzos.
—¿Pero alcanza solo con destinar más dinero o lo importante es la gestión?
—Nosotros no decimos que el problema solo sea de presupuesto; es de presupuesto y de gestión. Pero cuando la oposición habla de gestión o reforma del Estado habla de forma apresurada. Si uno mira la gestión del gobierno, yo creo que ha sido muy buena y ha hecho una reforma del Estado. Esa reforma se confunde como algo administrativo.
—¿En qué se ve esa reforma del Estado?
—El Estado de hoy es muy diferente al anterior. Se ha fortalecido y tiene que seguir avanzando. El ejemplo es la gestión. Si uno mira en salud, hay una cantidad de gente nueva incluida en el sistema. En educación queremos apostar mucho más pero no hemos retrocedido. En algunos puntos hemos avanzado pero hay que acelerar. Si yo miro “Uruguay crece contigo”, un programa con los niños que no existía, eso es un Estado que está llegando a lugares que no llegaba. Allí el 25% de los niños entre 0 y 6 años es pobre y no se los puede sacar sólo con ingresos. Se precisan políticas focalizadas y recursos pero con valores. Si miro cárceles, la cantidad de unidades que hay, veo una mejora sustancial. Se está avanzando en forma importante en el Sistema Nacional de Inversión Pública, en el que toda la inversión pública pasa por un piso de calidad y hay un banco de datos. En cuanto a lo administrativo, hoy hay un nuevo estatuto de funcionarios en el Parlamento, pero además ya está el ingreso por la ventanilla única y un horario mínimo. Esto es un proceso y se está avanzando.
—Usted se refirió a dos vertientes para avanzar hacia el desarrollo. La primera es los bienes públicos y la gestión. ¿Cuál es la segunda?
—El cambio de matriz productiva. Esto es complementario a lo que ya se ha dado. Pero el país necesita una matriz productiva mucho más desarrollada, que posibilite complementariedad productiva con la región. Esto implica necesariamente seleccionar algunos sectores y tener estrategias de innovación con ellos. Ahí tiene que haber una estrategia clave porque no es suficiente el esquema agroexportador. Eso significa cambiar algunas estrategias. No es posible pensar el país en el futuro solo con la industrialización que tenemos hoy.
—Usted plantea “seleccionar algunos sectores”. ¿A cuáles se refiere?
—El Ministerio de Industria ha desarrollado estudios que ayudan a esto. Se podrían enumerar fácilmente cuatro o cinco. Hay que redireccionar ayudas que se han dado y seleccionar. Esto tiene que estar relacionado con la complementariedad. Allí está lo naval, lo de la energía, lo industrial, lo referido a productos químicos y farmacéuticos y otros. Esos son los sectores mejor encadenados. También hay que cambiar algunos incentivos a la innovación. Hoy gran parte de los beneficios están dirigidos a aquellos que obtienen renta. Entonces, los que arriesgan mucho no tienen incentivo. Eso también hay que cambiarlo.
—¿Es necesario más presupuesto para incentivar esas áreas?
—Aquí no creo que sea necesario más presupuesto sino redireccionar recursos. El tema presupuestal es necesario para los bienes públicos, como vivienda, educación y salud. Esos son procesos de una maduración más lenta que otros procesos. Pero hay que avanzar para salir de la lógica de la sociedad de mercado y para eso son necesarios más recursos. Eso lo han demostrado todos los países con mejores indicadores de vida y más estables. Tienen desarrollados los mejores bienes públicos pero tienen más carga impositiva. Aquellos que tienen más inestabilidad y no tienen bienes públicos buenos, tienen una baja carga impositiva. Esto involucra un proceso y es un tema de sinceramiento. Para invertir en más y mejores bienes públicos se necesitan recursos. Y para eso a la corta o a la larga deben existir más impuestos a aquellos que fueron beneficiados con determinadas políticas. Esos sectores deben aportar algo más para el desarrollo total de la población. Esa es la salida para el desarrollo. Lo impositivo es un instrumento para llegar a otra cosa. Esa es la discusión que debemos dar.
—Sin embargo, el presidente ratificó la línea del actual equipo económico, que tuvo varios enfrentamientos con usted y otros integrantes del Poder Ejecutivo sobre estos temas. ¿Es viable una discusión impositiva?
—La ubicación nuestra contraria al Ministerio de Economía no siempre es real. A veces, por distintos intereses, hemos quedado en lugares distintos. Pero siempre hubo discusión y la seguirá habiendo. Cada cual hará sus aportes para lograr un mayor desarrollo e intentaremos lograr puntos comunes.
—¿Algunos de estos elementos se pueden llegar a contemplar en la próxima Rendición de Cuentas?
—Uno siempre está con muchas restricciones a nivel presupuestal. Pero de eso se trata un poco las rendiciones de cuentas y las apuestas políticas. Hay que discutirlo. Igual, esto no se vota solo en una Rendición de Cuentas. Es un proceso para profundizar el modelo de desarrollo. El desarrollo no tiene una única restricción económica y eso es muy importante. Llega un momento también en que la restricción para evolucionar en el desarrollo son las ideas.
—¿A qué se refiere en concreto con eso?
—Creo que como sociedad también podemos tener restricciones en la pobreza de ideas y no solo económicas. Por eso cuanto mayor riqueza en las ideas, mejor. Si no, hacemos un análisis muy economicista del desarrollo y eso no es suficiente.
—A la hora de invertir en obra pública, también se puede ser selectivo. No es lo mismo invertir en una escuela que en un nuevo edificio para el Banco República o el Antel Arena. ¿Qué se tiene en cuenta a la hora de seleccionar esos proyectos?
—Acá confluyen lógicas que son de empresas con necesidades nacionales o departamentales. Confluyen diferentes visiones. El Sistema Nacional de Inversión Pública, cuando esté operativo en el futuro, va a tener una evaluación financiera y social que va a dar los elementos para la elección de aquellos proyectos que tengan mayor impacto. Hoy se selecciona sobre la base de los proyectos que estén mejor posicionados para las estrategias que se tienen. En los casos específicos que citan, hay una necesidad mayor de inversión de un Antel Arena que lo que puede ser un edificio. Seguramente tenga un mayor impacto este caso elegido que el otro. Al Banco Central también se le postergó un proyecto cultural que iban a hacer.
—¿Cuál es la “necesidad” del Antel Arena?
—Es una necesidad para los momentos que se están viviendo, en los que se comienza a articular en las comunicaciones con otras realidades. Esto es claramente eso, más allá de todas las necesidades sociales, que también existen.