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“Los frenteamplistas primero dudamos de nosotros mismos, luego existimos”. El ministro de Defensa, José Bayardi, recurrió a esa variante de la máxima cartesiana —“Pienso, luego existo”— para referirse a la excesiva “criticidad” que caracteriza al militante del Frente Amplio y que “muchas veces” conduce a la “inmovilización”. Bayardi opinó que ese escepticismo metodológico se debe, en parte, a “errores” cometidos desde el primer gobierno de Tabaré Vázquez (2005-2010). Pero también a la incapacidad de la fuerza política de “construir un relato” y sostener un discurso político ideológico en defensa de “lo hecho bien” en los últimos 15 años, en una región en la que “hay una ofensiva muy grande por desplazar a las fuerzas progresistas”, dijo el secretario de Estado.
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Al hablar el domingo 25, Día de la Independencia, y también del Comité de Base del Frente Amplio, el ministro animó a una treintena de simpatizantes en una sede partidaria del barrio Palermo a redoblar la militancia. “¿Qué nos ha pasado? Que dudamos y luego existimos, nos hemos olvidado de dar la pelea.... Acá (en el comité) el promedio de edad nos evidencia: nadie se cocina en el primer hervor”, dijo ante la concurrencia, en su mayoría mujeres de edad avanzada, que rieron con su ocurrencia.
Luego, se puso serio: “El problema es que hay generaciones que creen que las mayoría de las cosas que se han hecho fueron por generación espontánea y no porque estuviera el Frente Amplio”.
El ministro reconoció que el partido y el gobierno cometieron “errores”, y algunos gruesos. “Sí, claro que se han cometido errores, quizás muchos, como fuerza política y como actores con responsabilidad en el gobierno”. El primer error, según Bayardi, fue “no haber construido un relato”, por lo cual, dijo, “la gente cree que las transformaciones fueron obra y gracia del Espíritu Santo”. El segundo error, continuó, “fue haber soslayado la importancia de la construcción de las alianzas sociales”.
Allí se refirió a un error “grave” del actual gobierno. “Yo declaré la esencialidad cinco veces (tres como ministro de Trabajo y dos como ministro de Defensa) a los gremios que tenía bajo mi responsabilidad”, contó Bayardi, para rematar con una frase que resonó en el comité: “Ahora, en la puta vida tendría que haberse declarado la esencialidad en la educación”.
A mediados de 2015 la administración Vázquez quedó expuesta a un pico de tensión con el movimiento sindical y a divisiones internas tras declarar esencial el trabajo en la educación pública para desactivar los paros y otras medidas de lucha. Así, el sindicalismo, históricamente afín a la izquierda, se convirtió en circunstancial enemigo del gobierno del Frente Amplio por una decisión del presidente, “colmado” por el accionar de los gremios. (Búsqueda Nº1830)
Bayardi insistió en que ahí el gobierno le erró feo. “¿Y saben por qué? Porque nunca debés declarar la esencialidad cuando no podés hacer cumplir la función que declarás esencial”. Y agregó: “Este es un tema de tapa de libro, ¿no?”.
“¿Y esto quiere decir que yo no me enojo, por decirlo en términos académicos, muchas veces con algunas actitudes que tienen algunos dirigentes gremiales particularmente? Sí, me enojo, y mucho. Pero no confundamos los enojos con la construcción de las alianzas sociales para sostener el proceso de transformaciones de cambio. Y esto también ha sido, en mi opinión, una debilidad”, dijo.
Al final, Bayardi resumió: “Carecimos no solo de relato, sino de la capacidad de darle fundamento político-ideológico a las acciones”. Y señaló que ahora el desafío para el oficialismo es dar “el debate hacia afuera” hasta el último día de octubre. “La gente no toma las opciones correctas de por sí. Porque si fuera así, yo desperdicié 40 años de mi vida. ¿Y entonces para qué carajo militar?”.