Sr. Director:
Sr. Director:
Accedé a una selección de artículos gratuitos, alertas de noticias y boletines exclusivos de Búsqueda y Galería.
El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáLas reflexiones de Marcos Cantera Carlomagno en el artículo “¿Qué es ser de izquierda?”, publicado en la última edición de Búsqueda, me llevan a plantear un aspecto crucial por los enormes impactos negativos que tiene para el desarrollo. Los “izquierdistas” desde hace un tiempo se llaman “progresistas”. Es más: es muy común que se presenten como tales y lo que es peor los medios de información aquí y en el mundo, fundamentalmente latino, difunden opiniones o propuestas de políticos, dirigentes, intelectuales o técnicos que se auto definen como “progresistas”. Los periodistas y los comunicadores llaman a estas personas, a sus opiniones, partidos políticos, ideas y planteos “progresistas” asumiendo como un hecho que lo son.
El mundo real muestra indiscutiblemente que la Humanidad ha hecho progresos enormes, que han llevado a aumentar extraordinariamente la población, a prolongar la vida, a que muchas personas tengan una calidad de vida enorme, etc. No es universal, aún hay muchas personas en la pobreza, que pasan hambre, tienen vidas miserables, son maltratadas, esclavizadas, abusadas y torturadas, como ha pasado desde siempre. Pero todas las estadísticas muestran que estas situaciones han ido disminuyendo a pesar de la barbarie de ISIS y otros movimientos retrógrados y reaccionarios que las noticias muestran diariamente.
No es posible listar y comentar en una carta todos los progresos que la Humanidad he hecho y menos aún detallar de dónde surgieron. Así que sólo mencionaré, muy sintéticamente, algunos de los principales sobre los que se produjeron los demás:
— En el mundo ha mejorado enormemente el respeto de los derechos humanos pero hay una especie de competencia entre los “progresistas” para inventar nuevos, generalmente confundiendo derechos con necesidades y no pocas veces con privilegios. Los “progresistas” se ubican como los abanderados de los derechos humanos a pesar de que su identificación y la creación de normas para su implementación vienen de muy antiguo y su modernización fue planteada y desarrollada fundamentalmente por los liberales a los que desconocen y consideran retrógrados o reaccionarios. Simultáneamente los gobiernos “progresistas” reducen o hasta anulan derechos fundamentales como el derecho a la vida, a la libertad, a un juicio justo y a la propiedad. Es más: los “progresistas” apoyan, con entusiasmo, gobiernos que los violan sistemática y brutalmente, como ocurre en Cuba, en Venezuela o en Ecuador, a cuyos gobiernos reconocen y defienden como “progresistas”. Además, defienden a todo gobierno antiimperialista, a grupos y atentados terroristas por la misma razón así como defendieron y apoyaron a la Unión Soviética y a su imperio, sabiendo que en todos los casos se violaban y se violan brutalmente los derechos humanos fundamentales. Lo peor es que se auto proclaman defensores de los derechos humanos. En esto piensan y actúan en forma muy regresiva, sus ideas y acciones son cualquier cosa menos “progresistas”.
— Los “progresistas” promueven una “cultura de los derechos” planteando que las personas y los colectivos tienen “derechos”, olvidándose y desconociendo que todos tenemos obligaciones y que debemos hacernos cargo, responsablemente, de muestras vidas, de que la vida exige esfuerzos, lo que la Humanidad ha conocido desde siempre, tanto que el Antiguo Testamento lo expresa claramente: “Ganarás el pan con el sudor de tu frente”. Los “progresistas”, al olvidarse de las obligaciones y promover supuestos “derechos”, trasladan las responsabilidades personales a los otros, que, como son malos —dentro del país los catalogan de oligarcas, burgueses, etc., y afuera, de imperialistas—, no se los satisfacen. Con estas ideas los problemas de las personas no sólo no se solucionan sino que crecen así como se profundiza la fractura social y termina en odio y, con él, en violencia. Estas ideas son cualquier cosa menos “progresistas”.
— La limitación del poder al someterlo al imperio de la ley y al reducirlo además con la división de poderes y con la limitación en el tiempo en los cargos ejecutivos ha sido una de las bases del desarrollo. Todos los gobiernos que se proclaman como “progresistas” y que los “progresistas” reconocen como tales, alaban y publicitan como progresistas a Cuba, Venezuela, Bolivia, Rusia, etc., algunos elegidos en elecciones, actúan violando la ley, reduciendo o eliminando la separación de poderes y perpetuándose en el poder, cuando no son planas dictaduras. La creencia de que “lo político está por encima de lo jurídico” y la falta de compromiso con la limitación del poder es una actitud extremadamente retrógrada y reaccionaria; es cualquier cosa menos “progresista”.
— La mejora en la calidad de vida de las personas requiere que la sociedad tenga una economía desarrollada, diversificada y dinámica. Los países gobernados por los “progresistas” nunca lo han logrado, tanto en las dictaduras comunistas, de las que quedan sólo dos, Cuba y Corea del Norte y son de los países más pobres del planeta, como en los países con gobiernos democráticos, incluidos Suecia, Nueva Zelanda o España, a la que los socialistas, pos Franco, dejaron a la miseria en dos oportunidades, con Felipe González y con Rodríguez Zapatero. Las ideas económicas de los “progresistas”, desde las economías centralmente dirigidas a las “autogestionadas”, sólo llevan a la pobreza como lo hace su complemento, el de la redistribución de la riqueza. Las ideas y políticas económicas que llevan a la pobreza son cualquier cosa menos “progresistas”.
La auto denominación de “progresistas” es una muy buena idea de marketing porque todas las personas queremos el progreso. Si ellos y sus ideas son “progresistas”, lo que piensan los demás obviamente no lo es y la mayoría de los “progresistas” lo dicen abiertamente calificando a los que no piensan como ellos como reaccionarios, de derechas, neoliberales, burgueses, oligarcas, etc. Esta actitud no sólo es una muestra de extrema soberbia y un desplante de demagogia sino que divide y polariza a la sociedad; exactamente lo opuesto al progreso, ya que éste, entre otras cosas, sólo se puede construir cuando las personas respetan las ideas y culturas de los demás e intercambian racionalmente las diferentes visiones conformando una sociedad integrada.
La postura soberbia y excluyente de los “progresistas” es cualquier cosa menos “progresista”.
Es notorio que el papel que los izquierdistas, ahora postulados como “progresistas”, se auto adjudican en los aspectos claves en la evolución de la Humanidad y que son fundamentales en su marketing político, no sólo no ha existido sino que sus ideas, políticas y posturas llevan a la involución o imposibilitan el desarrollo, lo que significa que no sólo no son “progresistas” sino que son retrógrados.
Arq. Juan Andrés Sienra
CI 998.166-3
Punta del Este (Maldonado)