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    “Recuerde esto”: la increíble odisea de Jan Karski, unipersonal de Álvaro Armand Ugón

    Fue prisionero de los soviéticos y de los nazis. Escapó de un pelotón de fusilamiento de Stalin, fue torturado por la Gestapo, conoció el horror del Holocausto desde adentro y se tiró de un tren en marcha para escapar de la muerte segura en una cámara de gas. Entró al gueto de Varsovia y a un campo de concentración como agente encubierto de la resistencia polaca y fue enviado a informar de la barbarie a los líderes aliados, cuando el mundo aún no conocía el genocidio que estaba en marcha. La historia del polaco Jan Karski es increíble de cabo a rabo. Y es interpretada magistralmente por Álvaro Armand Ugón en la sala China Zorrilla del Teatro Alianza.

    Recuerde esto: la lección de Jan Karski es una obra de teatro muy reciente, con una génesis singular: fue escrita por los dramaturgos y directores teatrales estadounidenses Derek Goldman y Clark Young a partir de una investigación de la Universidad de Georgetown (de Washington), donde Karski fue catedrático de Ciencias Políticas durante varias décadas. De hecho, los autores fueron alumnos suyos, junto con varios protagonistas de la historia americana moderna, como Bill Clinton. La puesta original (Remember This: The Lesson of Jan Karski) fue estrenada en noviembre de 2019, dirigida por Goldman y protagonizada por David Strathairn. El actor, de largo recorrido, se consagró con el papel del periodista Edward R. Murrow en el filme Buenas noches y buena suerte (George Clooney, 2005), papel por el cual recibió una docena de nominaciones, Oscar, Globo de Oro y Bafta incluidos. El estreno, en el ámbito académico, tuvo amplia repercusión en el mundo político estadounidense. Como muestra, la representante demócrata Nancy Pelosi se sintió “profundamente conmovida” y definió como “asombrosa” la actuación de Strathairn. En enero de 2020 la pieza fue representada en Londres como parte de las conmemoraciones oficiales por los 75 años de la liberación del campo de Auschwitz. Tras la pandemia, comenzó a recorrer el mundo como número central en los grandes festivales.

    La puesta que se estrenó el sábado 2 en Montevideo tiene la valía de ser la primera versión en español de la obra. Una vez más sobresale el olfato de Jorge Denevi para detectar los quilates de una historia y su potencial escénico, acceder a los derechos y traducirla de puño y letra, como ha hecho con tantos textos en inglés durante sus más de 50 años en las tablas. Mientras preparaba este estreno, en junio pasado, el Flaco sufrió un serio quebranto de salud (un accidente cerebrovascular, del cual se viene recuperando), por lo que su hija, la actriz Renata Denevi, continuó el trabajo de puesta en escena junto con Armand Ugón, el músico Alfredo Leirós y el iluminador Eduardo Guerrero.

    “El hombre que habló del crimen más grande de la humanidad cuando todavía había tiempo para detenerlo. El hombre que no fue escuchado”, reza una de las frases promocionales del espectáculo. Porque esa es una de las tesis que sostiene este texto, surgido a partir de la investigación histórica. La obra comienza con un video en el que Karski, nacido en 1914 como Jan Kozielewski, en Lodz, Polonia, comienza a contar su historia y rápidamente se quiebra. La huella del horror se aprecia nítida en su rostro. Se trata de un pasaje de Shoa (1985), un documental histórico sobre el Holocausto dirigido por Claude Lanzmann. A continuación, enfundado en un traje marrón claro, Armand Ugón inicia un juego actoral digno de sus posibilidades, ideal para el despliegue de todos sus recursos, tanto los performáticos como los narrativos, porque este monólogo fusiona constantemente ambas dimensiones de la actuación: la que cuenta la historia y la que se detiene en un momento, en un detalle, y lo amplifica con precisión cinematográfica.

    Así vamos entrando en la peripecia de este diplomático, de esos personajes increíbles que surgen de las entrañas de la historia. Tan fascinante como Alan Touring en Rompiendo códigos o como J. Robert Oppenheimer en la flamante película de Christopher Nolan. Armand Ugón nos cuenta que este hombre —detalle nada menor, no era judío— se graduó en Derecho, comenzó su carrera como diplomático, escapó del bombardeo a Auschwitz, fue capturado por el Ejército Rojo, que había invadido Polonia, y fue trasladado a un campo en Ucrania. Mientras el actor interpreta cada uno de estos pasajes con un gran despliegue corporal, es muy bien complementado por una dirección que concentra los elementos escenográficos en una mesa y dos sillas para optimizar los recursos narrativos de la luz y el sonido.

    Así, Recuerde esto gana la apuesta y los escenarios cobran forma, color y movimiento en la imaginación del espectador. De este modo nos enteramos sobre cómo Karski fue enviado en 1942 por la resistencia polaca —con identidad falsa— a Londres y Washington con la misión de alertar a Churchill y Roosevelt sobre el genocidio que aún no era conocido por la opinión pública mundial. El actor se desdobla en una decena de personajes secundarios —Roosevelt incluido—, lo que potencia el dinamismo de una puesta en escena que —literalmente— no da respiro. La obra narra en forma elocuente, sin discursos ampulosos, cómo su memoria registra el infierno en la Tierra con la frase “recuerde esto” grabada a fuego y cómo sus advertencias fueron subestimadas por los poderosos interlocutores. También cuenta, con alto poder poético, cómo era la bella y radiante Auschwitz antes de la guerra y cómo surgió el amor entre Karski y una bailarina que mucho después sería su esposa y madre de sus hijos. Y, por supuesto, refleja la melancolía y la desazón por no haber vuelto nunca a Polonia, sentimiento que lo acompañó hasta su muerte, en 2003.

    Cinco razones para ir a ver Recuerde esto, lossábados a las 21 y domingos a las 19.30 en la sala de la calle Paraguay. Uno: la avasallante performance de Armand Ugón. Dos: el valor de presenciar la primera versión hispana de un texto llamado a convertirse en un clásico. Tres: el potente alegato sobre la necesidad imperiosa de actuar para modificar el curso de la historia. Cuatro: la prueba universal de que la memoria viva es una práctica indispensable para prevenir que la infamia se repita. Cinco: sencillamente, es uno de los mejores espectáculos del año en Montevideo.