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    ¿Salinas presidente?

    Director Periodístico de Búsqueda

    Nº 2156 - 6 al 12 de Enero de 2022

    Algo está pasando con el ministro de Salud Pública, Daniel Salinas. No es del todo nuevo pero en el último año se hizo mucho más evidente. Ayudó el manejo de la pandemia, por supuesto. El 2021 empezó con decenas de fallecimientos y miles de nuevos contagios diarios y terminó con los casos más graves en relativo control. Por eso Salinas, a cargo de la dependencia del Estado con mayor relación en la evolución y control de cualquier enfermedad, logró trepar a la cresta de la ola en el momento en que la vida cotidiana se fue acercando otra vez a una relativa normalidad.

    Pero no es solo eso. Si fuera así de lineal, habría muchos otros jerarcas con relación directa en el manejo de la pandemia que tendrían altos índices de popularidad. Sin embargo, el único que hasta el día de hoy cuenta con un respaldo igual o mayor al presidente Luis Lacalle Pou es Salinas. Y eso responde, además de a asuntos vinculados directamente con su ministerio, a cierta solvencia y carisma mostrados en cada una de sus apariciones públicas y a una sintonía importante con parte de la ciudadanía, lograda a través de cuestiones simples, que poco tienen que ver con grandes reformas o alta política.

    Salinas sabe comunicar muy bien. Ha mostrado tener una empatía importante con su audiencia cada vez que encabeza una conferencia de prensa o una entrevista en un medio de comunicación. La gente lo escucha y lo respeta, por más que no esté de acuerdo con lo que diga. Además, tiene un gran manejo del humor y de la ironía, en especial a través de su cuenta de Twitter, lo que lo expone como una persona inteligente y con buenos reflejos. Es cierto que le costó un tiempo lograr ese nivel, porque al principio se mostraba demasiado ansioso y un poco torpe. Seguramente fuera la falta de experiencia, pero logró reponerse rápidamente.

    Claro que comete errores, como todos. El gran asunto es cómo los resuelve. Los que comparten junto a él el Poder Ejecutivo tienen una larga lista de equivocaciones del ministro. Algunas importantes, con consecuencias. Sin embargo, ninguna de esas consecuencias están asociadas a la gestión de Salinas. Logró salir ileso y eso en política es una gran virtud. Algo similar, salvando las grandes distancias, ocurrió hace unas semanas cuando bloqueó la cuenta de Twitter de Búsqueda, justo luego de que el semanario publicó algunas notas que le molestaron. Que un gobernante bloquee a un medio de comunicación es un hecho grave porque lo inhabilita de acceder a información relevante y pública. El expresidente de Estados Unidos Donald Trump tuvo que soportar un fallo judicial en su contra por hacer eso mismo. Pero Salinas adujo que se había tratado de un error y hasta se lo tomó en broma, recordando los años que hace que lee Búsqueda. Otra vez: pudo cambiar el signo y salir airoso.

    Dicen los que trabajan cerca de él que es un hombre que dedica muchas horas de su día a sus tareas. Es de los primeros en llegar al Ministerio de Salud Pública, cuentan, y de los últimos en irse. Y le gusta tratar de mantenerse muy comunicado con sus subordinados y estar arriba de los temas. Pero también comentan, esos y otros, que a veces se enoja demasiado y que otras se deprime o se estresa y repite que ya no quiere ser ministro. Posee, aseguran, una ambición muy marcada aunque todavía no tiene del todo claro si le gustaría seguir en la senda política o incluso ir por más.

    El problema es que no es tan fácil encontrar a integrantes de un gobierno con una evaluación tan positiva. La gestión pública suele desgastar a las figuras de los distintos partidos y cuando en lugar de ocurrir eso, pasa lo contrario, lo lógico es que el responsable sea tenido en cuenta para futuras instancias electorales. Parece casi imposible escaparse. En política son los votos los que mandan y mucho más cuando se va acercando una elección nacional. Y a Salinas ya son muchos los que lo están mirando de reojo. No para las disputas menores: empezaron a pensar en él para las grandes ligas.

    Pero Cabildo Abierto ya tiene un candidato presidencial indiscutido. Nadie le puede quitar ese lugar al líder de ese partido, el senador Guido Manini Ríos. Unos quieren a Salinas como compañero de fórmula del general como forma de fortalecer la oferta electoral. Otros lo quieren lejos. La gran popularidad que ha adquirido y su exceso de exposición pública molestaron a algunos de los principales dirigentes de Cabildo, que se la están complicando a Salinas.

    Como en el ambiente político casi todo se sabe, los rumores sobre la difícil interna cabildante llegaron al Partido Nacional y al Partido Colorado. No los detalles, pero lo que sí muchos dirigentes de las colectividades históricas uruguayas conocen es que Salinas no cuenta con el respaldo de algunos de sus correligionarios más importantes y eso lo deja en una posición ideal como para tentarlo con otros colores.

    Salinas es ministro gracias a un vínculo personal con Manini Ríos: su esposa es una de las mejores amigas de Irene Moreira, ministra de Vivienda y casada con el general. Antes de la existencia de Cabildo Abierto, siempre votó al Partido Nacional, según él mismo lo ha confesado en más de una entrevista. Lo lógico entonces sería que algunos blancos lo tengan en cuenta en el menú de posibles candidatos presidenciales, que ya empezó a recorrer las mesas de las distintas agrupaciones partidarias. Es probable que así sea, sería muy inocente pensar lo contrario. De todas formas, dentro del Partido Nacional ya hay varios que han mostrado sus intenciones de postularse y eso le puede jugar en contra a Salinas.

    Sus vecinos colorados todavía no tienen del todo claro cuál va a ser su oferta. Me consta que algunos siguen con mucho interés la gestión de Salinas y hasta se han animado en algunas reuniones entre correligionarios a sugerir su nombre como posible postulante único de esa colectividad. Lo hicieron en un tono más fantasioso pero otros creen que se podría hacer el intento de convencerlo, al menos para ver qué pasa.

    Lo que está claro es que al hasta ahora exitoso ministro de Salud se lo están disputando de distintos lados con intenciones de capitalizar en votos esa gran popularidad. Hasta ahora son todas especulaciones pero queda poco tiempo para las definiciones y el “Salinas presidente” ya empezó a brillar en algunas cabezas. Por supuesto que nada de todo lo anterior es posible si él decide dar un paso al costado de la política o bajar la apuesta. Pero son muchos lo que intentarán convencerlo de lo contrario. Difícil no tentarse.