Rodríguez mencionó un informe de fines del año pasado que indicaba que la lana de 27 micras era importada a U$S 1,45 por kilo, más el flete, mientras que en Uruguay se pagaba a U$S 1 por kilo. “Me parece que la industria debería explicar mejor esto a los productores”, dijo.
Reclamo al gobierno
El presidente de la SCCU dijo tener esperanzas de que el gobierno nacional tome alguna resolución sobre este tema. “La habilitación de la admisión temporaria se hace de forma anual y me parece que es un momento para ponerse del lado del productor”, reclamó.
Recordó que en un momento el expresidente del Secretariado Uruguayo de la Lana, Miguel Sanguinetti, planteó que se regule la entrada de lanas de finuras medias, porque hay mucha cantidad de esa lana en el país y no había necesidad de importarla.
Rodríguez estimó que hay más de 40 millones de kilos de lana en Uruguay, el equivalente a la producción de más de dos zafras.
El presidente de la SCCU dijo que le han planteado el tema al titular del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), Fernando Mattos, quien está informado de esta situación. “Lo que me parece que no sabía era el precio de lo que se paga por la lana importada y lo que se paga acá. Hoy estamos en contacto con todos los productores, estuve en Brasil y en Perú hablando con quienes compran lana. Los últimos dos años fueron muy buenos para la industria”, afirmó el productor.
La posición de la industria
El director de Engraw, Frank Raquet, sostuvo que si se modifica el régimen de admisión temporaria el negocio de la lana en Uruguay se vuelve “inviable”. Dijo enfáticamente: “si me sacan la admisión temporaria un lunes, el martes estudiaría relocalizar la planta”.
Comentó que “sin admisión temporaria yo daría como mínimo seis meses de seguro de paro todos los años, porque la demanda está concentrada en lanas que acá se producen poco”.
Otra ventaja de esa herramienta es que “te facilita, porque no creo que exista hoy un peinador en el mundo que utilice lanas de un solo origen, porque es imposible desde el punto de vista económico. Usas abaratadores o en la otra punta encarecedores que te dan otras propiedades, pero en general no vendes lanas de un solo origen, salvo casos específicos”, señaló.
El empresario confirmó que los principales orígenes de la lana importada por Uruguay son Brasil y Perú. “En el caso de Perú es lana de 25 micras, que viene para afinar la lana Corriedale, porque Europa es un comprador de 27,5 micras, y prioriza que el color no sea tan cremoso y que el largo no sea tan excesivo como el de nuestras lanas. Entonces, los peinadores mezclan la lana local con la peruana, que es de 25 micras, corta y blanca”, detalló.
Raquet también señaló que “en los últimos 20 años la lana peruana importada se mezcló con la de 28-29 micras de Uruguay, para entregar 27 o 26,8 micras en el caso del mercado chino, y de esa forma viabilizar la salida del Corriedale grueso”.
El industrial también explicó que “para hacer 27,5 en Uruguay compras un lote de 27,5 a un productor uruguayo y está conformado por lana de borregos –de 25,5 micras– y de animales adultos –de 29 micras–. Entonces, usas la lana de esos animales adultos para mezclar con otra que le dé más color y sacrifique un poco el largo”.
El empresario también informó que “importamos lana de Australia, de Sudáfrica y de Nueva Zelanda, por distintos motivos. En su mayoría es para mantener la fábrica andando. Me encantaría trabajar en un 100% con el Corriedale uruguayo, como supe trabajar más de 40 años, pero la verdad es que el mercado hoy pide otra cosa”.
Señaló que, “salvo que vendas en el mercado nacional, el régimen implica la devolución de 6% de impuestos en la exportación”, pero aclaró que “para exportar tenemos que pagar más de esa cifra entre MGAP, LATU, SUL, puerto y demás”.
Raquet dijo que le “sorprende” que algunos productores crean que el problema en la colocación de algunas lanas uruguayas esté en el volumen de lanas importadas y “no vean lo que han sido las señales de la demanda a lo largo de los últimos años”.
Y afirmó que “entre la falta de acuerdos arancelarios que tiene el Uruguay, lo que tengo que pagar para entrar en casi todos los países, la falta de competitividad, el atraso cambiario, si me sacan la admisión temporaria los números no cierran y ahí olvidémonos del negocio de la lana en Uruguay”.
Opinó que “los problemas de colocación de nuestras lanas gruesas amerita un profundo análisis para estudiar cuáles son las mejores soluciones. Quizás sea hacer un GACH (Grupo Asesor Científico Honorario, creado para asesorar las políticas en la pandemia del Covid-19) como propuso (Gianni) Bianchi”.
Finalmente, el industrial lamentó que “durante los últimos 30 años la lana Corriedale uruguaya básicamente se vendió a China para vestimenta, pero hoy ese mercado, al igual que el resto del mundo, se acostumbró a prendas más livianas”. E insistió que “la explicación del problema no está en la importación de lana y la admisión temporaria”.
Los números
Entre 2015 y 2022 se importaron a Uruguay 108,52 millones de kilos de lana sucia en admisión temporaria. El mayor volumen anual se registró en 2019, cuando se importaron 17,36 millones de kilos.
En 2022 la importación fue de 9,89 millones de kilos. Al discriminar ese total en los diámetros de la lana importada, 2,9 millones de kilos fueron de lanas de menos de 21 micras; 2,2 millones de kilos de 25 a 26 micras;1,8 millones de kilos de 23 a 25 micras; 1,1 millones de kilos de 21 a 23 micras; 1 millón de 29 a 32 micras.
Entre los orígenes de la lana importada en 2022, el principal fue Brasil (3,5 millones de kilos), Perú (1,2 millones de kilos), España (1,2 millones de kilos), Chile (1,1 millones de kilos), Argentina (1 millón de kilos), además de otros como las Islas Falkland/Malvinas, Australia, Rusia, Bélgica y el Reino Unido.