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    Adoptados buscan a sus familias para completar “identidad biológica”

    En 2017, el área de Búsqueda de Orígenes inició 70 búsquedas; el 60% de los interesados fueron mujeres

    “Tu madre no te quería”, fue la única respuesta que le dio a Mónica Alberdi su madre adoptiva. En 2013, a los 43 años, Alberdi se enteró de que la persona que la había criado durante toda su vida no había sido quien la concibió. Ante sus primeras sospechas, empezó a consultar a sus parientes, conocidos, vecinos. Entre estos últimos encontró a una señora que le confirmó lo que sospechaba. Primero comenzó a averiguar acerca de su familia biológica a espaldas de su madre adoptiva. Pero a medida que empezaron a aparecer nuevas pistas, se lo tuvo que preguntar. Ella se lo confesó, pero se negó a darle detalles.

    A principios de 2013, Alberdi se había unido a un grupo de Facebook llamado Adoptados Uruguay, que se dedicaba a ayudar a las personas adoptadas a encontrar sus orígenes. Lo había hecho para ayudar a una conocida en su búsqueda, antes de saber que ella también había sido adoptada. “No era mi problema. En ese momento era el problema de otra persona a la que yo estaba ayudando”, contó a Búsqueda. Meses más tarde, casi por casualidad, se enteró de que no compartía lazos sanguíneos con su familia, y ella también emprendió su búsqueda.

    Alberdi tuvo avances y retrocesos en su camino. A veces encontraba una pista, la seguía y terminaba en nada, y entonces sentía “que todo lo que había construido se derrumbaba”.

    Hoy continúa en la búsqueda de sus orígenes, pero desde una actitud más pasiva. “Tengo que enfocarme en lo que sí tengo. En el resto de mis seres queridos, en lo que tengo y lo que voy a tener de ahora en adelante, en lo que formé yo”, dice. “Si me tiene que llegar la información, me llegará”, añade.

    Adoptados Uruguay.

    En 2012, Raquel Rojo, una uruguaya residente en España, que había sido adoptada, notó que muchas personas alrededor del mundo estaban en su misma situación: eran personas adoptadas que buscaban sus orígenes. Sin embargo, detectó la dificultad de que, en las redes sociales, solo existían grupos integrados por personas de todas partes del mundo. Decidió reunir a todos los uruguayos en un mismo sitio y emprender juntos sus búsquedas. Así surgió Adoptados Uruguay.

    Sandra Gazzaneo conoció el grupo a través de una publicación que compartió su hermano. Era una de las placas que Adoptados Uruguay creaba para difundir la información de sus miembros y ayudarlos a encontrar sus orígenes. No recuerda de quién era la placa, pero sí que le llamó la atención y decidió compartirla ella también.

    Su hijo, que tenía entonces 18 años, vio lo que compartían su madre y su tío, y vio allí una oportunidad de contactar a su padre, el exesposo de Gazzaneo, a quien no veía desde hacía unos seis años. Gazzaneo no dudó en ayudarlo. Se puso en contacto con Rojo y en seguida entablaron un buen vínculo. Al poco tiempo, Rojo le ofreció integrar la administración del grupo. Dudó al principio, pero al final aceptó. Su exmarido, en el momento en que Adoptados Uruguay lo contactó, no quiso saber nada con su hijo. Pero, hace dos años, la exsuegra de Gazzaneo se contactó y les compartió el número de teléfono. Desde ese entonces, padre e hijo tienen un “contacto fluido”.

    Adoptados Uruguay llegó a superar las 16.000 personas en su página de Facebook. Alcanzaron un total de 162 placas activas y encontraron a 146 familiares biológicos. De estos últimos, hubo 15 “sueños cumplidos”. Así titularon un álbum en el que reunieron todas las fotos que les hicieron llegar los adoptados que concretaron encuentros con algún familiar biológico.

    Uno de los casos de encuentro fue el de Justa Techera, una de las exadministradoras del grupo. El martes pasado se cumplieron cinco años desde que conoció a su familia biológica. “Fue muy fuerte, muy emotivo”, recordó en diálogo con Búsqueda.

    Techera nunca había sido adoptada, sino que la había criado una familia de acogida del Consejo del Niño (hoy Instituto del Niño y el Adolescente del Uruguay, INAU). Siempre supo que esa no era su familia biológica y toda su vida quiso conocer a su madre. Sus primeras intenciones de búsqueda fueron a los 15 años, pero estaba en plena adolescencia y una docente, que tenía información de su familia, le sugirió esperar.

    A los 46 años emprendió la búsqueda a través de Adoptados Uruguay. El 16 de octubre de 2013, Patricia Fagúndez, una de las administradoras de Adoptados Uruguay, la acompañó hasta donde residía su madre biológica. Techera esperó en el auto y Fagúndez bajó.

    “Cuando la vi salir (de la casa) me vi a mí”, recuerda Techera. Su madre se acercaba al auto y ella se bajó. No gritó ni actuó con euforia, pero sí se le escapó alguna lágrima. Su madre empezó a llamar a sus hermanos. “Vivían todos en un asentamiento”, cuenta Techera, “pero muy bien, muy prolijo”, agrega.

    Techera nunca juzgó a su madre por haberla llevado al INAU. “Le agradecí haberme dejado donde me dejó”, asegura. “Tuvo una vida muy difícil”. Después del encuentro, el shock fue tal que dejó a Techera sin voz durante dos días.

    En la actualidad, mantienen una relación a través de WhatsApp y se ven cada seis meses. También tiene relación con una de sus hermanas biológicas, con quien hizo “conexión desde el primer día”.

    Pero a pesar de tantos encuentros exitosos, las administradoras de Adoptados Uruguay decidieron dar de baja la página en noviembre del año pasado. “Teníamos mucho desgaste, psicológicamente”, explicó Gazzaneo a Búsqueda. La exadministradora tiene la certeza de que Adoptados Uruguay “en algún momento va a reabrir”, y afirma que es algo que ha conversado con sus excompañeras.

    Búsqueda Biológica.

    Techera había integrado Adoptados Uruguay como administradora desde sus orígenes. Cuando cerró la página, en noviembre de 2017, notó que muchas historias habían quedado sin resolver. Pensó durante meses cómo ayudar a esas personas, y así fue que el primero de junio de este año creó su propio grupo: Búsqueda Biológica. En el grupo anterior, Techera había conocido a Wendy Oney, quien se había unido para ayudar a su esposo, que fue adoptado, con la búsqueda de sus orígenes.

    Techera detectó en Oney un interés por ayudar y un trato cordial con las personas del grupo. Se habían conocido personalmente y habían hablado en más de una ocasión. Entonces, la invitó a acompañarla en la administración de Búsqueda Biológica. Desde su surgimiento, el grupo concretó siete encuentros de adoptados con sus familiares de origen.

    Búsqueda Biológica aspira a salir, próximamente, del ámbito de las redes sociales para constituirse como una asociación civil u obtener la personería jurídica. “Queremos empezar ahora, en este año”, anunció Techera.

    Además de la página de Facebook Búsqueda Biológica, los adoptados pueden contactar con Techera y Oney a través de sus teléfonos: 090 038149 y 097 145520.

    La herramienta estatal.

    Desde hace décadas, INAU trabaja en ayudar a las personas adoptadas a encontrar sus orígenes. Pero no fue sino hasta 2009 cuando se formalizó el área de Búsqueda de Orígenes dentro del Departamento de Adopciones de INAU.

    Los adoptados se contactan con esta área a través de su teléfono o correo electrónico y se les envía un formulario de dos páginas. En la primera deben completar sus datos personales y, en la segunda, aportar cualquier información que tengan sobre su proceso de adopción. “No todos empiezan desde el mismo punto de partida, y no todos tienen el mismo objetivo”, explicó a Búsqueda Juan Manuel González, uno de los trabajadores del área Búsqueda de Orígenes del Departamento de Adopciones de INAU.

    Los buscadores y el personal de INAU coinciden en que, por lo general, los adoptados no buscan una familia, porque ya tienen a sus familiares adoptivos. Lo que buscan es completar su “identidad biológica, su genética”, opinó Techera.

    “Muchos de los disparadores son por antecedentes médicos”, explicó González. Algunas personas necesitan saber los orígenes de alguna enfermedad o trastorno que padecen, y eso los lleva a interesarse sobre sus familiares biológicos para encontrar respuestas.

    La directora del área de Búsqueda de Orígenes de INAU, Ana Dutour, dijo a Búsqueda que su intención es “que las personas que pasaron por un proceso de adopción accedan a la información de su origen, que por derecho les corresponde, de una forma amable. Que les pueda servir para su desarrollo y para nutrir su historia”.

    Diego Aguirre, otro de los integrantes de esta área de INAU, dijo que las personas que quieren conseguir un dato puntual o general sobre su proceso de adopción representan hoy el 48% de las búsquedas. Un 25% busca información sobre un miembro de su familia de origen; y un 8,6% quiere saber acerca de un familiar que fue adoptado. En 2017, el área de Búsqueda de Orígenes inició 70 búsquedas, y en lo que va del 2018 ya tienen 50. Desde 2004, alcanzaron un total de 570 casos, y 127 de ellos siguen abiertos.

    Aguirre afirma que “siempre la amplia mayoría” de los buscadores “fueron mujeres”. El año pasado, el 60% de las búsquedas fueron iniciadas por mujeres, y el 40% por hombres. La mayoría son personas de entre 26 y 40 años.

    Dutour destacó el trabajo que el INAU realiza en coordinación con otros organismos estatales como el Registro Civil, la Dirección Nacional de Identificación Civil o la Intendencia de Montevideo. Con este último tienen un acuerdo por el que los ciudadanos pueden acceder a sus partidas de nacimiento a través de Internet. “La intención es ampliar esto a todo el país”, anunció la directora de Búsqueda de Orígenes. Esta área de INAU también ha comenzado un vínculo con el Poder Judicial, pero “todavía no está cerrado”.

    Todas las personas tienen “derecho a conocer su origen, según el Código de la Niñez y la Adolescencia”, señaló Dutour, y opinó que “hay una necesidad de que el origen sea transversalizado en todo el proceso adoptivo, porque es guardar la memoria de cada persona”.