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    Alas U

    Sr. Director:

    La velita al socialismo que dinamitó la economía.

    “Los directores de Alas U no tenían capacidad para manejar una aerolínea y no permitían que el resto participara. No se tenían conocimientos de gerenciamiento y nadie había hecho cursos de manager. Se quemaba plata todos los días sin poder volar, fue todo una fantasía” (Oscar Fernández, ex integrante del Directorio de Alas U— Entrevista —Océano FM, “No toquen nada”— 20.03.2017).

    El entrecomillado con el que iniciamos esta carta transcribe declaraciones del señor Oscar Fernández, presidente del Sindicato de Pilotos, quien como comandante tiene más de 12.000 horas de vuelo e integró el Directorio de Alas U, al que renunció.

    Tal vez ellas sean suficientes para explicar cómo se llegó a que el Fondo para el Desarrollo (Fondes) solicitara el concurso de Alas Uruguay y le está reclamando el pago de los U$S 15 millones que el gobierno de José Mujica prestó —con garantías testimoniales— para el funcionamiento de la compañía aérea.

    Como se recordará, todo comenzó con el cierre (intempestivo) de Pluna, por temor a juicios laborales que podrían iniciar ex funcionarios radicados en Brasil, juicios que nunca se concretaron. Luego, el remate (trucho) de los aviones, con el “caballero de la derecha” como “comprador”, el procesamiento del ministro de Economía, Fernando Lorenzo y del presidente del BROU, Fernando Calloia. Mientras, el principal responsable, el presidente Mujica, hacía mutis por el foro, con cara de yo no fui.

    Aparece entonces el sueño loco, único en el mundo, de gestionar una compañía aérea en forma de cooperativa. Mientras se armaba la empresa, se mantuvo a todos los funcionarios con un seguro de paro especial del 100% de sus salarios. Ello costó 9 millones de dólares.

    Se nombró un Directorio, de 6 miembros —4 por los funcionarios y 2 en representación de los pilotos. Las cabezas visibles: una ex jefa del call center y un auxiliar de cabina. Se contrató (por la cooperativa) un gerente general (CEO) ex funcionario de la Dirección Nacional de Aviación Civil (Dinacia). Lo notable, a estar por lo aseverado por Oscar Fernández, es que las decisiones se tomaban por el Directorio y se le comunicaban al CEO, esto es al revés de cualquier empresa (empresa en serio, claro). La integrante del Directorio Sabrina Acevedo sostuvo ante todo el gabinete, a la llegada del primer avión, que “no se nace empresario”. Su intento de aprendizaje costó miles de dólares por decisiones erróneas, como el mantenimiento de 70 personas como tripulación por avión, sin volar por un año y medio, la falta de comunicación con los integrantes de la Cooperativa y aun con algunos miembros del Directorio, etc.

    Luego, se alquilaron sucesivamente tres aviones con un costo mensual de U$S 85.000 cada uno, más costo de mantenimiento, con el agravante que estuvieron en tierra 18 meses, mientras se esperaba la habilitación por la Dinacia, que se demoró por la gestión de la cooperativa. En efecto, en lugar de contratar una empresa especializada para realizar esas gestiones se dispuso realizarlas por la cooperativa, con desconocimiento incluso de cómo se debían llenar los distintos formularios, con específicos datos técnicos de fácil respuesta para especialistas.

    Esta situación, que fue reiteradamente advertida —“historia de una muerte anunciada”— en todos los medios, desembocó en la solicitud de concurso y el reclamo de los U$S 15 millones, a los que deben agregarse U$S 30 millones de deudas a proveedores y U$S 9 millones por reclamos salariales.

    Los representantes de Alas U alegan en su defensa que carecen de embargos, que no tuvieron cheques devueltos y que el patrimonio de la compañía está integrado por “un alto valor intangible” contenido en la vigencia de rutas y en la “hangarizacion”.

    Contablemente, el término intangible refiere a los bienes de uso o de renta que no pueden materializarse, como el valor de una marca, el conocimiento de una organización, clientes leales, etc. Parecería que se intenta contabilizar como “alto valor intangible” las rutas o la “hangarización”. El hangar, que la empresa alquila, no es de Alas U, sino que se le otorgó en préstamo por parte de Pluna. Mal pueden explotarlo.

    Si “valor intangible” refiere al valor de las rutas, que pertenecen al Estado, no a la compañía, transcribimos:

    “El 24 de noviembre de 2016, un informe de carácter ‘reservado’ de la Dirección Nacional de Aviación Civil e Infraestructura Aeronáutica (Dinacia) señala que, en función de lo informado por distintas reparticiones, Alas Uruguay, ‘ha dejado de reunir’ los requisitos que dieron origen al otorgamiento del Certificado de Explotador Aéreo (AOC). El documento agrega que la empresa dejó de cumplir los requisitos y exigencias económicos que dieron lugar a ese permiso. Advierte que la única aeronave que poseía la empresa fue dada de baja el 22 de noviembre de 2016. Ante estas situaciones, la Dinacia resolvió suspender preventivamente la vigencia del Certificado de Explotador Aéreo (AOC) a la empresa Alas Uruguay porque no reúne las condiciones requeridas para recibir ese permiso” (“El País” 19/03/2017).

    En definitiva, Alas U fue una fantasía o fiesta, que irresponsablemente “quemaba plata todos los días” y que ahora pagaremos todos.

    Jorge Ciasullo

    CI 793.978-7