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    Alemania intentará armar un “puzle bastante complicado” para que el acuerdo UE-Mercosur se firme este semestre

    El embajador Ingo von Voss está a pocas semanas de terminar su misión en Montevideo y volver a Alemania. Sus planes de retiro, que incluían viajes por América Latina, sin embargo, se vieron trastocados como consecuencia del nuevo coronavirus.

    La crisis a causa de la pandemia también transformó las ideas que tenía pensadas el gobierno alemán para los seis meses que ocupará la presidencia del Consejo de la Unión Europea (UE). El centro de su programa para el período, que comenzó el 1º de julio, es la recuperación del bloque una vez que las restricciones sanitarias sean levantadas. ?“Ahora es más importante que nunca establecer prioridades claras y unir fuerzas”, dice el documento en su introducción.

    Titulado Juntos para la recuperación de Europa, el documento de 24 páginas incluye una mención a un tema que es central para el gobierno uruguayo: la firma del acuerdo negociado entre el bloque europeo y el Mercosur.

    “Apuntamos a un rápido progreso en la finalización del acuerdo con el Mercosur”, dice el documento. La tarea, reconoce el embajador Von Voss, no será sencilla. El gobierno alemán confía en “negociar” en la interna de la UE para convencer a los países que tienen dudas sobre el acuerdo, cuya firma exige apoyo unánime. “Es como un puzle bastante complicado”, admitió.

    El diplomático dijo que si no se alcanza la unanimidad necesaria durante el próximo semestre, cuando abandone Alemania la presidencia, asumirá el gobierno de Portugal, que también es afín al acuerdo. Y si ahí tampoco se llega, vendrá Eslovenia, otro país que apoya el tratado.

    “Es difícil” cerrar el acuerdo, “pero soy optimista”, dijo Von Voss. “Porque todos los estados miembros de la Unión Europea y el Mercosur tienen sus ventajas con este tratado. ¿Cuál es la opción? No hay otra opción”.

    —Entre los objetivos que plantea para su presidencia en el Consejo Europeo Alemania incluyó avanzar rápido en la finalización del acuerdo con el Mercosur. ¿Cómo prevén llevarlo adelante?

    —Actualmente estamos en trabajos de control desde el punto de vista legal y hay que obtener una versión que sea aceptada por todos los miembros desde un punto de vista legal. Necesitamos traducciones en todos lo idiomas de la Unión Europea y eso demora, lamentablemente, y solo tenemos seis meses de presidencia del bloque. La etapa más importante políticamente sería la firma por la Comisión Europea. Para que la comisión firme ese tratado necesitamos unanimidad en la Unión Europea y esa va a ser nuestra primera tarea como presidencia: lograr la unanimidad.

    —¿Cuán cerca se está de la unanimidad?

    —Todavía está complicado, porque tenemos un texto del tratado, pero hay algunos estados que tienen problemas con ese texto. Es importante encontrar una solución, una posición común entre los estados, y todavía no sabemos cómo vamos a encontrar esa posición.

    —El texto no se puede cambiar.

    —No, claro. Si algunos estados miembros no pueden aceptar ese texto o parte de ese texto, sería complicado. No podemos renegociar este texto.

    —¿Pero se pueden negociar cosas por fuera del tratado con esos países para compensar las cosas que cuestionan del texto?

    —Teóricamente, es posible. Necesitamos una posición común para que la comisión firme el acuerdo. Y no sabemos exactamente los detalles, porque no sabemos exactamente los argumentos contrarios de los estados miembros. Son argumentos que cambian, porque depende también de la situación doméstica dentro de los estados, y no sabemos exactamente cuál será la posición de cada país.

    —¿Cuándo cree que sabrán?

    —Espero que entorno de octubre o noviembre. Si la comisión no firma el tratado durante la presidencia alemana, los dos países que nos siguen son afines al acuerdo. Tenemos una troika con Portugal y Eslovenia, por lo que si Alemania no logra el objetivo ellos seguirán por la misma línea.

    —¿Comparten el objetivo de firmar el acuerdo?

    —Sí, comparten el objetivo y tenemos una línea común en eso.

    —El 3 de junio, el Parlamento holandés rechazó apoyar el acuerdo. ¿Se puede revertir ese tipo de pronunciamientos?

    —Sí, claro. Siempre hay posibilidad de negociar y también encontrar una salida para que estos estados puedan cambiar su posición.

    —¿Alemania cree que este acuerdo es beneficioso para la Unión Europea?

    —Sí. Es beneficioso para Alemania y para Europa.

    —¿Por qué hay tantas voces que se oponen? ¿Qué es lo que no estarían viendo quienes se oponen al acuerdo?

    —Para nosotros los argumentos son económicos, comerciales y políticos. Preferimos un comercio en un sistema internacional basado en reglas, y este acuerdo establece reglas. Será un fundamento muy fuerte para la relación entre América Latina y Europa. También pesa la mirada estratégica, porque la región del Mercosur y Europa tienen un interés común en el mundo, geopolíticamente. El tratado sería un buen instrumento para fortalecer esa estrategia.

    —Algunas críticas apuntan específicamente a la política medioambiental de Brasil. ¿Cuánto pesa ese elemento a la hora de no encontrar unanimidad?

    —Tiene una influencia bastante grande, por lo que le dije de la situación doméstica en cada país. En algunos países hay muchos grupos y partidos políticos que no están de acuerdo con el desarrollo que está ocurriendo en Brasil y tenemos que considerar esta posición. No podemos decidir como gobierno sin considerar estos movimientos que tenemos, por ejemplo, en Alemania. Es un tratado muy ambicioso, no es solo de comercio, sino mucho más. Y por eso ofrece también más puntos de crítica que un simple tratado comercial.

    —Algunos creen que poner foco en la política medioambiental de Brasil es una coartada para no apoyar el acuerdo.

    —Es un obstáculo, pero no es el único argumento que se plantea para evitar el tratado. Hay varios puntos de diversos miembros no solamente en Europa, sino que también acá, en el Mercosur, hay diferencias. Tenemos que encontrar soluciones en Europa para todos los puntos críticos, no es que solo sea el tema de la Amazonia. Es como un puzle bastante complicado.

    —Argentina es uno de los grandes críticos del acuerdo; sin embargo, en la cumbre de cancilleres del Mercosur, el ministro Felipe Solá dio una señal de que su país va a firmar el tratado. Pareciera que del Mercosur se despejó una duda grande, pero todavía no en Europa.

    —Tenemos que considerar las resoluciones de los parlamentos, algunos de los cuales han decidido no firmar, no aceptar el tratado como está actualmente. Tenemos que convencer y es la tarea de la presidencia, la de convencer a los estados miembros y encontrar una solución.

    —Hay gente escéptica con que se alcance el acuerdo.

    —Es difícil, pero soy optimista. Porque todos los estados miembros de la Unión Europea y el Mercosur tienen sus ventajas con este tratado. ¿Cuál es la opción? No hay otra opción.

    —Seguir igual.

    —Claro. Y por eso vale la pena. Es un proceso, son democracias, tenemos este sistema de unanimidades, son procesos muy complicados para lograr un compromiso, pero al fin vale la pena.

    —¿La crisis económica y social causada por el nuevo coronavirus no debería llevar a una revisión del texto acordado?

    —No. Lo que es importante es que la economía del Mercosur y la economía de la Unión Europea cooperen, sin Covid o con Covid. Creo que no hay más presión sobre los dos socios en este acuerdo por el Covid, no va a acelerar el proceso ni a cancelarlo.

    —El Covid-19 tiene un efecto sobre la situación interna en la Unión Europea.

    —Sí, claro, pero en otro sentido. No tiene que ver con las negociaciones con el Mercosur. Internamente sí, porque la economía de los países europeos sufrió muchísimo, también la situación social en algunos países está bastante complicada.