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“A uno realmente no lo preparan para esto. La gente sigue felicitándome y yo me pregunto ¿por qué?”, dijo el lunes 12 frente a un auditorio repleto de alumnos, periodistas y economistas, el escocés Angus Deaton. Ese mismo día, a las 6:30 de la mañana, recibió una llamada directo desde Suecia anunciándole que la Academia de las Ciencias le otorgaba el Nobel de Economía. “Fueron muy insistentes en señalar que no era una broma. Y entonces fue cuando pensé ‘Dios mío, quizás esto sea una broma’”.
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El premio le fue otorgado por su análisis sobre consumo, pobreza y seguridad social. “Para diseñar una política económica que promueva el bienestar y reduzca la pobreza, primero debemos entender las decisiones individuales de consumo”, explica la Academia que otorga el galardón en el comunicado.
Deaton le prestó especial atención a la distribución del ingreso que surgió de los cambios económicos en la historia de la humanidad. Esos procesos generaron mejoras en la vida de muchas personas pero dejaron a otras tantas por el camino y produjeron nuevos desafíos para la población. También trabajó en mejorar las mediciones de felicidad de los individuos, intentando separar ese concepto del nivel de ingresos únicamente.
Mirar “a las personas que se esconden detrás de los números” es una de las características que más elogian sus colegas de la Universidad de Princeton (Estados Unidos), donde da clases actualmente. Previo a ello, Deaton obtuvo su doctorado en Cambridge (Inglaterra).
La relación entre los datos macro —que refieren a toda la economía— y las estadísticas individuales son una parte importante de sus innovaciones. Por ello, los problemas de medición en América Latina y los países en desarrollo son una preocupación para este economista. Según respondió a Búsqueda en la conferencia de prensa que brindó en Nueva Jersey al recibir el premio, es el continente donde la pobreza está “peor medida”, ya que “se hacen las preguntas equivocadas”.
Antes que él, solo un escocés ganó el Nobel de Economía —en realidad llamado Premio del Banco de Suecia en Ciencias Económicas, en memoria de Alfred Nobel. Fue James Mirlees, en 1996.
“Siempre pensé que era improbable que ganara porque nunca he tenido un campo” de estudio, dijo Deaton en la conferencia. “Nunca realmente me he asentado. Pero creo que la Academia hizo un trabajo excelente en ver un patrón en mi trabajo, que no era aparente para mí”, agregó.
Mediciones malas.
La medición de la pobreza y los datos estadísticos de diferentes países en el mundo son tópicos que desvelan a Deaton. A manera de ejemplo pone a India, de la que dijo que “seguramente está creciendo menos de lo que pensamos”, ya que los ratios de aumento del Producto Bruto Interno no se condicen con los números que surgen de encuestas individuales de ingresos y consumo. También criticó que “solo una parte minoritaria” de la ayuda financiera que llega a África se ha trasladado en una mejora de las estadísticas nacionales.
Consultado por Búsqueda durante la conferencia (transmitida en vivo vía streaming), Deaton destacó el “embate” a la inequidad que han hecho países como Argentina y Brasil en América Latina, gracias a “políticas agresivas de redistribución social” que han ayudado a “acortar la brecha”.
“Es sorprendente que lo hayan hecho. Europa, y ni que hablar EEUU, han sido arrastrados por la inequidad”, dijo.
De todas formas, criticó los sistemas de medición de pobreza en la región. “Es donde la pobreza está peor medida. Se hacen las preguntas equivocadas y las personas no tienen confianza en los gobiernos como para proveer los datos correctos de sus ingresos. Muchas veces tienen miedo de decirlo. Es impresionante cuán poco se sabe (sobre la pobreza) en América Latina”, dijo.
Desigualdad.
“Estoy extremadamente preocupado por la inequidad, porque ha pasado del punto en que nos ayudaba a enriquecernos. Ha hecho que el cambio climático sea difícil de manejar, porque los ricos no quieren cambios. Y ha tenido efecto en la política, que, aunque no creo que haya sido apropiada por los ricos, sí me preocupa que eso suceda. Las personas en el medio han descubierto que todas las promesas hechas no eran ciertas. Hay un incremento (en EEUU) de suicidios y personas abusando de drogas durante la mitad de la vida. Cosas malas están pasando. Y no es que la inequidad las cause, pero la extrema inequidad las ha empeorado”, opinó Deaton.
Según una estadística del banco Crédit Suisse divulgada el martes 13, el 1% de la población mundial (que tiene un patrimonio valorado en U$S 760.000 o más) posee tanto dinero líquido o invertido como el 99% restante. A su vez, esa medición constata que la brecha de desigualdad tendió a aumentar desde la última crisis internacional, originada en EEUU a fines de la década pasada.
“El gran escape: salud, riqueza y los orígenes de la desigualdad” es uno de los trabajos más conocidos de Deaton. Llama grandes escapes a los avances que permitieron a la humanidad superar problemas como la muerte prematura, la falta de bienes materiales o las malas condiciones para la salud. Si bien esto mejoró el bienestar de la población, no se dio para todos por igual y algunos quedaron rezagados. “Al final del día, esa es la naturaleza del asunto. Que el progreso no se da para todos por igual, y en ese sentido es uno de los grandes generadores de iniquidad”, dijo el economista al presentar a fines de 2013 ese trabajo.
“Si unos escapan y otros no, ¿sería el mundo un peor lugar? En realidad no”. Pero “hay algunas razones para estar en alerta”; por ejemplo, “preocupa que la desigualdad de ingresos en EEUU se pueda convertir en una desigualdad política”, señaló.
En la conferencia realizada el lunes 12 tras recibir el Nobel, Deaton dejó una visión general sobre la economía mundial: “El mundo será un mejor lugar (en el futuro) pero hay mucho para hacer. El Banco Mundial ha anunciado nuevos números sobre pobreza, que muestran un decrecimiento y eso es maravilloso, pero todavía hay millones de pobres”.
Si bien “el enlentecimiento del crecimiento mundial es un estrés para todos”, lo es especialmente para “quienes están más abajo”, ya que les “hace las vidas más difíciles”, concluyó.