Argentina y Chile

En Chile, gana uno de los dos candidatos: Sebastián Piñera. El rival, Alejandro Guillier, acepta con hidalguía la derrota y se presenta, con su esposa, a saludar al triunfador en público. A su vez, la presidenta saliente, Michelle Bachelet, toma el teléfono, llama a Piñera para felicitarlo y esa llamada se transmite en vivo. En las calles de Santiago, festejan unos y la paz reina.

Naturalmente, luego de ver en televisión estos dos episodios, cualquier ciudadano del mundo y los inversores internacionales dicen: “En Chile sí; Argentina solo para pasear y si no hay piquetes”.

Uruguay es, en cuanto a la tolerancia política y en las cúpulas, más parecido a Chile. Pero tiene también hordas latentes que, no bien se suelten de la cuerda, pueden provocar estragos y hacer que el país sea más parecido a la Argentina.

Parezcámonos a lo que significa el ejemplo chileno en todo lo que podamos. Y repudiemos el ejemplo argentino. Como lo repudian los países civilizados.