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    Astuto el gallego…

     Siguen cayendo los velos. Ahora sabemos que Washington recibió la noticia de que se estaba levantando un muro en Berlín con satisfacción, pues significaba que Moscú no pondría punto final a la huida masiva de gente hacia Alemania occidental con una ocupación militar de toda la ciudad. De la misma manera, conocemos finalmente los verdaderos motivos por los cuales España no entró en guerra como aliada de Hitler.

    Durante décadas, se hizo un culto a la “sagacidad” y capacidad de “hombre de Estado” de Franco para poder mantener a su país al margen de la II Guerra Mundial. Yo mismo argumenté en muchas ocasiones que la causa de la neutralidad española se encontraba en la miserable situación material y humana que los tres años de guerra civil habían generado: a cinco meses exactos del fin de la contienda hispana, el país, agotado, no tenía posibilidades de enfrascarse en una nueva guerra.

    La publicación de documentos británicos vienen ahora a echar por tierra esas teorías. Si España no le declaró la guerra a los aliados occidentales, como sí hizo Mussolini en junio de 1940, fue porque el gobierno británico sencillamente sobornó a los principales militares españoles, al hermano de Franco (Nicolás) y a miembros claves del gobierno hispano.

    Según la documentación liberada, el servicio de espionaje británico (M16) compró la voluntad de sectores estratégicos en el gabinete y las fuerzas armadas españolas con el equivalente a 232 millones de dólares (al cambio de hoy). Ese dinero fue depositado en la sucursal de Nueva York de un banco suizo.

    Una figura de relieve en esa trama fue el financista mallorquín Juan March (el mismo que pagó el alquiler del Dragon Rapide, el avión que llevó a Franco de las Canarias a tierra firme ante el inicio de la guerra civil).

    Sin embargo, más allá del apoyo de March o de la decisión de Churchill de impulsar la acción, el papel estratégico lo jugó Samuel Hoare, embajador de Londres en España. Fue Hoare quien aceleró los tiempos, temeroso de que Franco, como Mussolini, diese un paso en dirección a Hitler.

    La importancia de una eventual entrada española en la guerra no se encontraba en el papel militar que podían jugar los militares hispanos, sino en el hecho (peligrosísimo para los aliados) de que Hitler, aprovechando la alianza con Franco, ocupase Gibraltar y cerrase el Mediterráneo. De haberse dado ese paso (y planes y proyectos en ese sentido no faltaban), a los aliados se les habría cerrado una de las principales entradas al escenario bélico. Además, tanto Londres como París habrían perdido el control de sus colonias (es decir, sus materias primas, sus tropas locales, sus sitios de repliegue) en el norte de África y Medio Oriente.

    El golpe habría sido especialmente duro para Gran Bretaña, pues la ruta del Mediterráneo y el Canal de Suez era decisiva para mantener el control de una India que Gandhi agitaba y que Churchill definió como “la espina dorsal del Imperio”.

    En pocas palabras: toda la arquitectura del Imperio británico amenazaba con caer como un castillo de naipes si Franco tomaba partido por Hitler y el Führer clausuraba Gibraltar.

    Personalmente, me encuentro aquí con un viejo conocido: sir Samuel Hoare, embajador de Londres en Madrid en 1940 y artífice del plan para comprar la voluntad de los jefes militares franquistas. Hoare, ex ministro de Exteriores, de la India, de la Fuerza Aérea e Interior británico, era, además, agente del M16, el servicio de espionaje inglés.

    Flexible y cínico, Hoare había pagado un alto precio político por haber ayudado a Mussolini a conquistar Etiopía en contra de la política oficial británica. Sir Samuel era canciller británico cuando Mussolini preparaba la invasión del país africano en el verano europeo de 1935 y actuó contra la voluntad expresa de Churchill. Por lo menos, mientras nuevas fuentes no demuestren otra cosa…

    En este juego de compra de voluntades e intereses políticos (solo los tontos creen en la ideología como motor de la historia) resta por ver la verdadera postura de Franco. ¿Se dejó verdaderamente influenciar por su entorno comprado por Londres? ¿O usó, por el contrario, esta situación como excusa para no embretar a España en la guerra? El Generalísimo usaba y abusaba de esta táctica.

    Franco dejó a todos contentos: a Hitler con el envío de La división azul, que bien peleó en suelo ruso, y a los aliados con la neutralidad. Sobrevivió la guerra y a diferencia de Hitler y Mussolini se mantuvo en el poder hasta que murió de viejo en noviembre de 1975.

    Astuto el gallego…