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    Bordaberry asegura que es el más preparado para ganarle a Vázquez en un balotaje y gobernar, porque Lacalle Pou “fue solamente diputado”

    “No puede ser que el que le emboque al jingle o al eslogan termine siendo presidente”, sostiene el líder de Vamos Uruguay, y compara la victoria del candidato blanco en las elecciones internas con el “fenómeno inesperado” de Marina Silva en Brasil

    “No soy un loco, somos la sorpresa”. En un momento de la entrevista con Pedro Bordaberry, el candidato a presidente por el Partido Colorado hace esta aclaración porque ha insistido varias veces en que tiene chances de pasar al balotaje, pese a que las encuestas lo ubican quince puntos detrás del Partido Nacional.

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    En las poco más de dos semanas que faltan para las elecciones, Bordaberry cree que la gente comprenderá que la propuesta colorada es la más sólida y votará por ella el último domingo de octubre. “No puede ser que el que le emboque al jingle o al eslogan termine siendo presidente”, dijo en una entrevista con Búsqueda.

    Mostrar que Bordaberry está en el momento justo para gobernar es una de las principales características de su campaña. El propio candidato destaca cómo se ha preparado para ser presidente. Y contrasta esto con Tabaré Vázquez, que si bien fue presidente, no tiene capacidad para lograr acuerdos, y con Luis Lacalle Pou, quien “solamente fue diputado”.

    Para fundamentar sus expectativas de llegar al balotaje, Bordaberry pone como ejemplo las elecciones del domingo 5 en Brasil, en las que Marina Silva —un “fenómeno inesperado”— terminó tercera cuando las encuestas la ubicaban segunda y a 15 puntos. El presidenciable colorado considera que la victoria sorpresiva de Lacalle Pou en las internas tuvo un impacto similar al de Silva, porque “todos los flashes fueron para él”.

    Algunos politólogos y líderes de opinión sostienen que esta campaña es light y no se discute mucha cosa. ¿Lo ve así?

    —Sí. En los últimos discursos vengo diciendo eso. Parecería ser que es más lo de la musiquita, el eslogan, el jingle, que el contenido. Todos parecemos ir atrás del flautista sin saber a dónde nos lleva. Es una campaña que, lamentablemente, ha estado más en lo superfluo que en el contenido. Hemos hecho un esfuerzo, que se podrá compartir o no, en tener contenido. Asesores y hasta políticos de otros partidos han dicho que se puede discrepar con nuestro programa pero que es serio y profundo. Creo que hasta ahora la campaña no le ha prestado atención al contenido y ahora llega el momento de prestarle atención. Y por eso, cuando llegue el momento de la verdad, el Partido Colorado va a repuntar.

    ¿A la gente no le interesa lo que pasa en esta campaña?

    —No sé si no le interesa. Los periodistas y los políticos estamos totalmente politizados, estamos viendo la campaña hace un año, y me parece que el uruguayo, cuando va a tomar la decisión la medita faltando quince días. Por eso creo que este es nuestro momento, cuando el uruguayo dice “¿qué está mal en Uruguay?”, “¿qué está mal en educación?”, “¿qué está mal en la seguridad, con el déficit fiscal, con la inflación?” No puede ser que el que le emboque al jingle o al eslogan termine siendo presidente.

    Desde el Frente Amplio dicen que Lacalle Pou es mucho marketing y poco contenido.

    —No vamos a decir que no hay marketing en ninguna de las propuestas. El Frente Amplio ha sido el campeón del marketing. Y creo que además, los uruguayos lo empezaron a ver. Cantidad de gente me ha dicho: “Vos sos el más preparado”. Me preparé en economía, me preparé en inserción internacional, en energía, en turismo, en agropecuaria, en educación. Me preparé, estudié. Una lástima que no haya debates. Quiero ir al balotaje para tener la oportunidad de debatir mano a mano con Tabaré Vázquez, porque me tengo la fe del mundo, porque cuando quedan dos contendientes en el balotaje, se nota si saben o no saben, si somos marketing o no. Es uno contra uno el balotaje y ahí se acabó el marketing; es el que conoce los temas y hace las mejores propuestas. Y ahí me tengo la fe del mundo. Porque si vos sos solo marketing, después te queda muy largo 30 días de balotaje. En eso tenés que ser muy firme y preparado porque si no, se te nota.

    Vázquez tiene la experiencia de haber sido presidente.

    —Sí, y yo de haber sido ministro. Pero sobre todo he estudiado mucho y me he preparado mucho. Me parece que los votantes de opinión ya lo percibieron, y después entra a derramar hacia abajo. Quedan 19, 20 días para que lo perciban. Los formadores de opinión lo están diciendo. Es lo que le sucedió a Aécio Neves en Brasil, faltando 20 días le daban 15%, el día anterior le daban 24, y votó casi 35.

    Pero cuando uno mira las encuestas en Uruguay parece muy difícil que los colorados puedan pasar al balotaje.

    —Creo que es difícil. Que nadie piense que es fácil, pero le pasó a Germán (Coutinho) la vez pasada, estaba 15 puntos atrás cuando se cerraron las encuestas y ganó (la Intendencia de Salto). Le acaba de pasar a Neves. Que es difícil, es difícil. Pero cada vez más los uruguayos deciden su voto más cerca a la elección y lo meditan. Lo que nosotros sentimos desde hace unos días es que los formadores de opinión empezaron a ponderar y valorar nuestra propuesta en cuanto a la seriedad, el fundamento.

    ¿Le parece que es extrapolable a Uruguay lo que ocurrió con Neves? En la campaña de Brasil ocurrió algo muy particular, porque murió uno de los candidatos y su sustituta, Marina Silva, creció mucho en las encuestas en poco tiempo. Después del empuje inicial, su intención de voto cayó y terminó tercera en la elección. Las encuestas en Uruguay muestran una tendencia, y no hubo un fenómeno…

    —¿Cómo no? Si Lacalle estaba 15 puntos atrás de Larrañaga y, hasta la semana anterior a las internas, la mayoría de las encuestadoras decían que ganaba Larrañaga. Justamente las encuestas marcaban una línea y ganó Lacalle. Pasó en Brasil y pasó en las municipales. Lo que yo creo es que la gente va a valorar la experiencia para gobernar, la propuesta, el programa. Gobernar un país es una cosa que no es fácil. Entonces uno le está dando a una persona, a un equipo, un gobierno por cinco años. Además pasa lo siguiente, todos los encuestadores dicen que el voto del Partido Colorado es muy difícil de medir, siempre lo miden por lo bajo. No tengo ninguna duda de que en las próximas mediciones el Partido Colorado va a crecer. De vuelta, lo del principio: no soy un loco, somos una sorpresa.

    El domingo en “El País” Lacalle dijo que no está seguro de que la experiencia tiene que ser una cédula para gobernar. ¿Qué opina?

    —No creo que tenga que ser una cédula, pero sí una virtud. Es algo a sopesar. Tengo la fuerza de estar todavía en el mejor momento de la vida para hacer las cosas, para concretar, y tengo la experiencia de haber estado cinco años en el Senado, de haber sido ministro en tres Ministerios. Sí, Tabaré Vázquez tiene la experiencia de haber sido presidente y eso es muy bueno, pero nunca fue legislador y le cuestan los acuerdos. Y Lacalle Pou fue solamente diputado, nunca fue ministro, nunca fue senador. Nadie se va a enojar si yo destaco las fortalezas mías. Aparte, creo que se manifiestan claramente en la campaña. A Tabaré Vázquez le cuesta claramente acordar con otros partidos porque nunca lo hizo, nunca lo intentó. El próximo gobierno no va a tener mayoría parlamentaria y una fortaleza va a ser tener experiencia en el Senado y haber estado en un gobierno en minoría, que necesitaba articular todo el tiempo. Esa es una fortaleza mía frente a Tabaré Vázquez. Y la otra es haber estado en el Poder Ejecutivo en un gobierno en minoría. Haber liderado al partido es una fortaleza frente a quien solamente fue diputado. Ojo, este no es un ataque a Vázquez o a Lacalle Pou, es la fortaleza que uno tiene. Ahora, si eso es cédula para gobernar o no, no sé. Lo que es seguro es que es una fortaleza nuestra y una debilidad de Vázquez y una debilidad de Lacalle Pou.

    ¿Le parece que al Partido Colorado le costó adaptarse al escenario electoral con la presencia de Lacalle Pou?

    —Eso pasa siempre. Cuando se da un resultado inesperado, la novedad del resultado inesperado provoca un cambio y un movimiento a favor de eso, porque lógicamente todos los flashes hablan del fenómeno inesperado. Es lo que le pasó a Marina Silva en Brasil. Cuando lo inesperado fue que el candidato se murió, todo fue hacia Marina Silva. Es lógico que los flashes fueron hacia quien nadie pensaba que iba a ganar, Lacalle Pou, a quien se le prestó mucha atención, hasta que después todo vuelve al cauce del “che, ¿qué hay que votar?”. ¿Qué pasó en Brasil? Aecio se reacomodó y pasó al balotaje.

    Durante gran parte de la campaña usted cuestionó a Lacalle Pou, pero luego disminuyó el nivel de crítica. ¿Qué pasó?

    –Ahí tengo alguna discrepancia. ¿Qué es lo que sucedió? Yo venía cuestionando al Frente Amplio con alguna propuesta con la que no estaba de acuerdo, como la de seguridad, la de educación. Lacalle venía manifestando cosas con las que estaba de acuerdo, entonces ¿cómo voy a cuestionar algo con lo que estoy de acuerdo? Hasta que un día salió y dijo lo de las penas alternativas, mencionó el descongestionamiento de cárceles, y yo dije que no estoy de acuerdo. Si estoy compitiendo con él, la forma en que me voten es marcando diferencias con él. Después dijo lo de las ocho horas en el campo. Un periodista me preguntó y dije que estaba de acuerdo con las ocho horas en el campo. Si vuelve a haber diferencias las voy a marcar, porque necesito que la gente sepa si hay diferencias. Y eso no tiene nada malo.

    El episodio de la llamada telefónica de Lacalle Pou al intendente de Salto Coutinho y la supuesta extorsión se cerró con una reunión de usted con el candidato blanco. ¿Hubo un acuerdo de bajar la tensión?

    —Hay una cosa positiva en todo eso. Se involucró a gente muy importante del grupo de ellos y del grupo nuestro. Aspiro a gobernar con Lacalle si me toca ganar la elección y Lacalle aspirará a gobernar conmigo, supongo, si le toca ganar la elección, y con seguridad vamos a tener muchos temas en los que vamos a discrepar. Lo bueno de eso es que en un tema duro, que se supo, nos sentamos y nos dijimos: muy bien, está este problema, nos seguimos peleando —diciendo “tú la empezaste”, “la culpa es tuya—, o ponemos el foco en lo importante, que es mirar hacia adelante, ganar la elección; y decidimos poner el foco hacia adelante. Alguno de los dos se equivocó, no sé cuál, pero no hace a la cuestión de la campaña. Y esa es una fortaleza, porque que en 24 horas nos hayamos reunido y solucionado el problema habla de una capacidad de articular acuerdos que Tabaré Vázquez no tiene.

    ¿La conclusión de la reunión fue que el objetivo común era que el Frente Amplio no sea gobierno por tercera vez?

    —Sea gobierno el Frente Amplio, seamos nosotros o sean los blancos, con Lacalle vamos a tener que sentarnos a hablar mucho de estas cosas en los próximos cinco años.

    Usted dice que la campaña es sobre dos o tres temas, ¿cuáles son?

    —Uno es la seguridad. El otro tema es el económico y el tercero la educación. Tratamos de meter el tema de la salud, porque en el interior es muy fuerte.

    ¿En la parte económica qué diferencias tienen más allá de su rechazo a la política impositiva del Frente Amplio?

    —En la parte impositiva hay diferencias enormes. En la concepción de la capacidad contributiva, el Frente Amplio dice que se manifiesta mediante el trabajo y nosotros decimos que se manifiesta mediante el patrimonio y el consumo. En la macroeconomía, ya nadie discute que es malo un déficit fiscal, ya nadie discute que la inflación no es buena y ya nadie discute que Uruguay tiene que buscar una inserción internacional distinta al Mercosur. ¿Qué hay ahí? Distintos énfasis y diferencias con Lacalle y el Frente Amplio. Por ejemplo, con el déficit fiscal tenemos un plan para llevarlo a cero. El Frente Amplio dice que 3 o 4 de déficit no está mal, y el programa de Lacalle lo lleva a uno y medio pero agrega gasto de medio punto por lo menos, por lo que lo lleva a dos.

    ¿Cómo llevaría a cero el déficit fiscal?

    —Nosotros proponemos llevar el nivel de reserva a lo que era hace un año y medio. De los U$S 18.100 millones de reserva, usar U$S 3.500 millones para cancelar la deuda a corto plazo, que nos está costando 14,5%. Eso es un punto del déficit, pasamos al 2,3. Lo segundo es el resultado de las empresas públicas. Si devolvemos el resultado de las empresas públicas al nivel de 2005, es 1,2 puntos del déficit. Quedamos en 1,1. Y después de eso nuestro plan dice no reponer el 25% de las vacantes que se originan en el Estado, reponer solo el 75%, eso es 0,6 en el período y me queda el 0,5 de déficit. Y ahí hay un tema de gastos electorales: cargos de confianza, funcionarios imprescindibles, que nuestro plan lo lleva a cero. Ahora el Frente Amplio dice “vamos a seguir como hasta ahora”, pero un déficit fiscal del 3,3 no es sostenible en el tiempo. Dentro de dos o tres años tienen que hacer un ajuste fiscal. En materia de inserción internacional el Frente Amplio sigue con el verso de más y mejor Mercosur, el Partido Nacional es muy mercosuriano y nosotros somos de la apertura al mundo.

    En seguridad, uno de los principales temas es la reforma constitucional para bajar la edad de imputabilidad, y las encuestas muestran que es difícil que se apruebe. ¿Por qué cree que ocurre?

    —Me hacen acordar a aquel dicho inglés: si una dama dice no, es puede ser; si dice puede ser, es sí; y si una dama dice sí, no es una dama. Que en la encuesta diga puede ser, es sí, no tengan dudas, se va a aprobar.

    ¿No se sintieron solos en este tema?

    –No, pues nos acompañan 375.000 uruguayos que dieron su firma.

    Nos referimos al apoyo del Partido Nacional.

    —No puedo pedirle a otro que ponga énfasis o más énfasis en las campañas. Yo no aceptaría que Lacalle Pou me diga cómo hacer la campaña, por eso no le digo a Lacalle Pou cómo hacer la suya. Ahora, lo que nos está pasando en estos días es que nos están pidiendo la papeleta blancos y frenteamplistas. Habíamos hecho seis millones y mandamos a imprimir dos millones más porque no damos abasto. Es una muy buena señal.

    Si hay segunda vuelta, en noviembre deberán conversar con el Partido Nacional. ¿Tiene que haber acuerdos programáticos?

    —Nosotros cruzamos los ríos cuando llegamos a ellos.

    Pero tiene que ir pensando cómo cruzarlo.

    –Sí, pero cuando llegás no sabés si el río está crecido o está bajo. Plantearnos escenarios hipotéticos en este momento nos saca del foco del objetivo. Si nos ponemos a hablar de acuerdos sobre lo que vamos a hacer o no, nos olvidamos que yo quiero ganarle a él y él a mí. Se conversa después que conocés el resultado electoral. No es lo mismo si ganamos nosotros o ganan ellos, y no es lo mismo según el porcentaje que saca cada uno. Hay una cantidad de variables que tenés que conocer antes de tomar una decisión.

    Que el Partido Colorado sea un “monte criollo” donde todos peleen para ver quién llega “más alto”

    ¿Pensó en su futuro político si no llega al balotaje?

    —Es imposible decirlo hoy. Una cosa es si voy al balotaje y gano la elección. Otra cosa es si voy al balotaje y pierdo la elección. Otra es si no voy al balotaje pero voto veintipico por ciento. Otra es no voy al balotaje y voto 11, como dicen en las encuestas. No puedo tomar una decisión si no tengo estas variables. Aspiro a la primera hipótesis. Hay que escuchar la voz del pueblo. Lo más lindo que tiene la democracia es que cada cinco años el pueblo te dice “te quiero acá o no te quiero acá”. Y si el pueblo te dice “no te quiero acá”, hay que escucharlo.

    Si el Partido Colorado no crece con relación a la elección pasada, ¿qué pasa?

    —Siempre he asumido mis responsabilidades y no he tenido apego a ningún cargo ni nada, sino a hacer lo correcto. Estos años me he encargado de abrirles el espacio a muchos jóvenes: Germán Coutinho, Germán Cardoso, Pepe Amy, Fitzgerald Cantero, Fernando Amado, Felipe Schipani, Guzmán Ifrán, Adrián Peña, sumados a una cantidad que ya estaban.

    ¿Qué Partido Colorado sale de esta elección?

    —Un partido con muchísimas opciones. Espero que todos las asuman. Espero que se precipiten. Cuando estábamos en el Partido y fuimos a formar Vamos Uruguay, nos dijeron que “el que se precipita, se precipita”. Yo espero que se precipiten, se larguen, se tengan fe, formen sus grupos, que no haya unanimidad. Eso no se hace de un día para el otro. Ojalá todos tengan su base electoral y después que crezcan, yo voy a tratar de crecer más que ellos. Esto es como el monte criollo, donde todos los árboles compiten para ver quién llega más alto, a diferencia del ombú, que no deja crecer nada alrededor. Entonces, lo que tenemos que ser es un buen monte criollo: canelón, ñapindá, coronilla, tala. Yo me identifico con el tala, porque los vascos, como el tala, nacemos rodeados de piedras.

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    2014-10-09T00:00:00