Montevideo, 20 de octubre de 2019. (De nuestras agencias). Fue internado anoche en el Hospital Maciel el chacarero de Sarandí del Yí Braulio Larremo Lacha, presentando fractura expuesta de tibia y peroné y conmoción cerebral. La víctima fue uno de los partícipes de un confuso episodio en el que un abigarrado grupo humano insultó al presidente Tabaré Vázquez cuando este salía de la sede del Comité de Base La Anguila Progresista, en el barrio del Buceo, en el cual se celebraba una boda entre afiliados del citado comité político frenteamplista. El presidente reaccionó, y a su vez insultó a quienes lo vituperaban, y del griterío pasaron a las manos en una insólita trifulca en la que participaron el grupo que esperaba afuera y otro conjunto de personas que salieron del comité de base a defender a Vázquez.
—¡El atorrante sos vos, que estás boquillando acá en vez de estar laburando en tu chacra, sotreta!—, luego de lo cual se lanzó sobre el chacarero, agarrándolo del cuello.
El grupo de autoconvocados que integraba Larremo Lacha, el cual portaba pancartas alusivas que decían “Mucho ruido y pocas nueces” y “Apoyo ya, menos bla bla”, rodeó al agredido, y los correligionarios del presidente que asistían a la boda se sumaron al tumulto. Se oyeron improperios del más alto calibre, alusiones a los genitales de la madre del chacarero, gritos de dolor y mucho revuelo.
Este no es sino el más reciente de los incidentes y confusos episodios de este tipo que han involucrado al presidente en los últimos tiempos.
Como nuestros lectores recuerdan, el primero de ellos tuvo lugar en la entrada del edificio en el que funciona el Ministerio de Ganadería y Agricultura, allá por febrero del año pasado, cuando el Dr. Vázquez reaccionó violentamente ante las críticas y reclamos de un grupo de personas que lo esperaban, al abandonar la sede ministerial, tras una reunión del grupo de trabajo que se ocupa de las reclamaciones del sector productivo tras la proclama del 23 de enero de 2018. Allí hubo gritos y acusaciones cruzadas, mucha tensión, pero los hechos no pasaron de eso.
Semanas más tarde, luego de participar en el corte de cinta de una nueva policlínica en el barrio Casavalle, en una trágica semana en la que había habido 12 homicidios en las inmediaciones, los vecinos del barrio comenzaron un griterío pidiendo más seguridad y más presencia policial en la zona, cada vez más peligrosa y expuesta a la violencia de los grupos de narcos que se disputaban el dominio del territorio.
—¡Tabaré, menos cintas y más seguridad! —le gritó un vecino al presidente, y varios más se sumaron en un coro de reclamos:
—¡Los narcos nos están matando, hacé algo! —gritaban—. ¡Decile a Bonomi que encuentre a los asesinos, y no los relojes del Conrad! ¡Ocupate del pueblo y no de los finlandeses de la UPM!
A lo que el presidente los encaró, gritándoles: —¡Atorrantes, váyanse a trabajar en vez de estar perdiendo el tiempo acá!
Un vecino lo enfrentó diciéndole:
—¡Dónde querés que vaya a laburar si estoy desempleao, papá! ¡Ponete las pilas, acá estamo’ en la lona! —provocando otra violenta reacción del Dr. Vázquez, quien abrazó con fuerza a su interlocutor, sacudiéndolo con energía:
—¡Te sacudo a ver si se te cae una idea, al laburo hay que buscarlo, mirá el aliento a vino que tenés, desgraciado, menos boliche y más actitud! —vociferó el primer mandatario, mientras el abrazado procuraba soltarse y los vecinos que lo acompañaban fueron en su ayuda para liberarlo, trenzándose con los guardaespaldas del presidente en una refriega de la que todos los participantes, incluido el Dr. Vázquez, salieron con algún rasguño y algún chichón.
Dos meses atrás, otro episodio ocurrió en Malvín, zona que sigue siendo objeto de asonadas, hurtos, rapiñas, agresiones a vehículos que pasan por el barrio, desde hace más de un año. El Dr. Vázquez había asistido a la inauguración de un complejo habitacional en Malvín Norte, y, al igual que en Casavalle, los vecinos se arremolinaron en torno a la delegación oficial y le reclamaron a gritos al presidente por más seguridad y más medidas punitivas contra los delincuentes, que, cuando son apresados, son soltados al poco tiempo, y regresan al barrio a robar más y a vengarse de los “buchones” que los denunciaron, matando de tanto en tanto a alguno de ellos para asegurarse la impunidad.
—¡Tabaré, los chorros nos están matando, afanando, hacé algo! —gritó uno de los asistentes, y otros más se sumaron al reclamo, rodeando al presidente y su comitiva. El Dr. Vázquez los enfrentó, y al que vociferaba más le dio un empellón, haciéndolo caer hacia atrás. El pobre tipo se levantó y lo encaró, preguntándole por qué lo había agredido, a lo que Vázquez le contestó:
—¡Yo no te agredí, te puse a prueba a ver si aguantás un empujón! ¡Hay que entrenarse para cuando uno de esos tipos se te venga encima!
Los vecinos empezaron a abuchear al presidente ante su extemporánea respuesta, por lo cual Vázquez empujó a dos o tres más, diciéndoles lo mismo, y todos terminaron enroscados en una suerte de lucha libre, mientras cruzaban improperios e insultos de todo tipo.
Una mujer le gritó:
—¡Sos un bruto, mal educado y violento!
A lo que Vázquez le respondió:
—¡Andá a cocinar a tu casa en vez de andar perdiendo el tiempo, ocúpate de tu marido y de tus hijos en vez de agitar por la calle, atorranta!
Se estima que, como solo falta una semana para las elecciones, el Dr. Vázquez podrá, tras su retiro, volver a tirar boxeo en L’Avenir, y dedicarse a la lucha libre, para la cual se ha estado entrenando en los últimos tiempos.