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    Castillo resolvió abandonar la candidatura a la Intendencia porque la situación actual del Partido Colorado le resulta “inaceptable”

    El médico Luis Alberto “Ney” Castillo, que había sido anunciado a fines de 2013 como uno de los principales postulantes a la Intendencia de Montevideo por el novel Partido de la Concertación, decidió bajarse de la candidatura, porque en la actualidad le “resultan inaceptables” las condiciones que le presenta el Partido Colorado, que fue el que lo impulsó.

    Castillo declaró en una entrevista con Búsqueda, que en noviembre del año 2013 los senadores Pedro Bordaberry, José Amorín Batlle y Ope Pasquet le pidieron que fuera el candidato colorado en el Partido de la Concertación y le ofrecieron las garantías de todo su apoyo. Pero, advirtió, ahora “aquel apoyo institucional del Partido Colorado ya no está”, aunque resaltó que Bordaberry siempre “cumplió a rajatabla con su palabra”.

    “Ha ingresado a la competencia otro candidato, contra quien nada tengo desde el punto de vista personal y que merece todo mi respeto”, dijo en referencia al empresario Edgardo Novick, quien junto al blanco Álvaro Garcé completaría el terceto del Partido de la Concertación para competir con el Frente Amplio en mayo.

    “Pero —añadió— es público y notorio que se trata de una candidatura que no surge del partido. (Novick) es y se presenta a sí mismo como independiente y su candidatura surge como expresión de su propia voluntad personal, sus buenas intenciones de devolver a la ciudad parte de lo que esta le dio y de su proclamada capacidad económica para solventarse los gastos de una campaña”.

    Dolorido y apenado por la decisión personal adoptada, Castillo —quien ya fue candidato colorado en las elecciones municipales de mayo del 2010— señaló que no tiene la necesidad de “explicarle a nadie” que carece de dinero.

    “Yo no corro más en esta carrera”, precisó.

    Además manifestó que cree “en los partidos”, y opinó que “la democracia y la república necesitan partidos fuertes por encima de personas fuertes”.

    Castillo manifestó con un dejo de resignación que “si el partido no apoya, no apoya”, y que él acepta “el veredicto”.

    “¿Sabe cuál iba a ser el eslogan de mi campaña?: ‘Ney o más de lo mismo’. Y no quiero ser más de lo mismo. No quiero ser candidato por mi voluntad y sólo por mi íntimo convencimiento de que puedo hacer muchas cosas buenas por Montevideo y los montevideanos. Y mucho menos quiero ser un motivo de crispación en un partido que necesita paz y desprendimientos”, afirmó.

    Castillo recordó una frase del ex primer ministro británico Winston Churchill, héroe de la lucha contra la Alemania de Hitler durante la II Guerra Mundial: “El problema de nuestra época consiste en que los hombres no quieren ser útiles sino importantes”. Castillo expresó que esa sentencia de Churchill fue “una verdad bien grande hace unos cuantos años” y “es bien válida hoy”.

    Castillo anunció que de ahora en adelante dedicará el 100% de su tiempo a la Fundación Pérez Scremini, dedicada a la atención de niños con cáncer.

    “Allí sí sé que soy útil”, dijo.

    ¿Por qué resolvió bajarse de la candidatura a la Intendencia de Montevideo por el Partido de la Concertación?

    —Porque todo ha cambiado de manera sustancial desde el momento en que esa candidatura me fue ofrecida a fines del 2013. Y no me refiero en absoluto al resultado electoral de octubre y noviembre pasados. Me refiero a la situación interna del Partido Colorado, donde la evolución de las cosas ha hecho que las condiciones que había en el 2013 para que yo aceptara la postulación se modificaran de forma tal, que para mi modo de ver la política en general y este esperanzador proyecto en particular, resultan inaceptables.

    —¿Qué fue lo que cambió?

    —Le explico: en noviembre de 2013 los senadores José Amorín, Pedro Bordaberry y Ope Pasquet me ofrecieron ser el candidato del Partido Colorado en el Partido de la Concertación. Acepté de inmediato, con la convicción de que partiendo de la unidad de todos los colorados y batllistas podríamos liderar la construcción de una amplia columna de montevideanos que quieren cambiar la realidad de la Intendencia de Montevideo. Creí entonces y sigo creyendo firmemente en las virtudes del Partido de la Concertación. Pero aquel apoyo institucional del Partido Colorado ya no está. Al menos así lo siento yo. Ha ingresado a la competencia otro candidato, contra quien nada tengo desde el punto de vista personal y que merece todo mi respeto. Pero es público y notorio que se trata de una candidatura que no surge del partido. Es y se presenta a sí mismo como independiente y su candidatura surge como expresión de su propia voluntad personal, sus buenas intenciones de devolver a la ciudad parte de lo que esta le dio y de su proclamada capacidad económica para solventarse los gastos de una campaña. Así son las cosas y resulta que el día en que la Convención del Partido Colorado cumple con el trámite de habilitar su candidatura, dos de los cinco diputados colorados por Montevideo y uno de los principales dirigentes nacionales del partido manifiestan directamente o por voceros, a todas luces o en las tinieblas, que trabajarán por dicha candidatura. Esto se suma a que otro de los diputados colorados está manifiestamente en contra del instrumento Partido de la Concertación. Yo no corro más en esta carrera. No tengo que explicarle a nadie que no tengo plata y fundamentalmente, si bien no integro la orgánica partidaria, creo en los partidos. La democracia y la república necesitan partidos fuertes por encima de personas fuertes.

    —¿Usted es consciente de que su decisión patea el tablero de las elecciones departamentales de Montevideo, al menos en cuanto al arco opositor?

    —No sé qué tan importante puede ser que yo adopte este camino. Después de todo, en la Convención Nacional del Partido Colorado se intentó hacer votar una moción de apoyo a mi candidatura y no se llegó a votar porque la mayoría de los convencionales lo impidieron. Es evidente que no cuento con el respaldo con el que contaba en noviembre del 2013. Y si no tengo respaldo contundente y entusiasta del partido, me parece mejor para todos que deje el lugar libre para que el partido lo ocupe con quien sienta que mejor lo representa.

    —Esa falta de apoyo que menciona, ¿es atribuible al partido, al liderazgo del partido o a usted mismo?

    —Yo voy a hablar de mí mismo porque no soy de andar repartiendo responsabilidades y mucho menos cuando me bajo del barco. Yo estoy convencido desde hace un buen tiempo de que tenemos que unirnos todos quienes queremos cambiar el modelo de 25 años del Frente Amplio en la Intendencia de Montevideo. Pero los hechos hablan por sí solos: mi candidatura no ha sido capaz de concitar el apoyo necesario dentro del Partido Colorado. Cuando acepté el desafío, lo hice con la certeza de que podía ser un factor de unidad. Primero, dentro del Partido Colorado, y a partir de allí, de los montevideanos que quieren cambiar en general. No lo logré.

    ¿Esto quiere decir que usted declina su candidatura porque siente que el Partido Colorado cambió su apoyo a usted por el respaldo al tercer candidato de la Concertación, Edgardo Novick?

    —En absoluto. Yo declino mi candidatura porque no tengo el apoyo necesario. No es que ahora apoyen a otros. ¡Es que no logré los apoyos para mí! Se trata de que no logré convencer a la Convención de que yo podía ser un buen candidato. Y eso es mi responsabilidad. Si el partido no apoya, no apoya. Y yo acepto el veredicto. ¿Sabe cuál iba a ser el eslogan de mi campaña?: “Ney o más de lo mismo”. Y no quiero ser más de lo mismo. No quiero ser candidato por mi voluntad y solo por mi íntimo convencimiento de que puedo hacer muchas cosas buenas por Montevideo y los montevideanos. Y mucho menos quiero ser un motivo de crispación en un partido que necesita paz y desprendimientos. Churchill dijo una verdad bien grande hace unos cuantos años, que es bien válida hoy: “El problema de nuestra época consiste en que los hombres no quieren ser útiles sino importantes”. Sin lograr unir a las grandes mayorías que quieren cambiar, mi candidatura no sería útil.

    —¿Y qué va a hacer?

    —Nada dramático ni del otro mundo. Simplemente, volveré a dedicar el 100% de mis desvelos a los niños de la Fundación Pérez Scremini. Allí sí sé que soy útil. Y seré un ciudadano atento para ayudar a los que quieren cambiar la realidad de Montevideo. Porque sigo estando seguro de que lo mejor que les puede pasar a Montevideo y a los montevideanos es cambiar el modelo de gobierno municipal de los últimos 25 años. Desde ya que me apena enormemente no haber tenido la capacidad de generar una corriente lo suficientemente fuerte como para lograrlo. Pero así son las cosas.

    —¿No le pidieron desde el Partido Colorado o desde el Partido de la Concertación que desistiera de dar este paso cuando lo comunicó?

    —Sí, muchos amigos. Con quien más hablé fue con Pedro Bordaberry, quien cumplió en todo este tiempo a rajatabla con su palabra. Pero lo pensé bien y he tomado esta decisión con responsabilidad, dolor y la esperanza de que el espacio que dejo sea llenado por alguien capaz de unir a las mayorías que yo no he tenido la posibilidad de seducir, involucrar y sumar. Vaya, pues, mi agradecimiento al equipo que me acompañó en este tiempo y a todos quienes creyeron que podría ser una buena alternativa para los montevideanos; especialmente a los jóvenes colorados, que son muchos, bien formados y bien intencionados.

    —El Partido de la Concertación aún no debutó electoralmente y ya tiene una crisis a menos de cuatro meses de las elecciones departamentales. ¿No cree que esta decisión suya aumenta considerablemente las chances electorales del Frente Amplio?

    —No, no creo. El Frente Amplio competirá igual conmigo como candidato o con otro. Definitivamente, yo no creo ser ni por asomo tan importante como para llegar a la conclusión comprendida en la pregunta.