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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáCortina de humo, chicana política, campaña de desprestigio, revanchismo, son algunos de las adjetivaciones que se han escuchado al denunciarse hechos ocurridos en el año 2012, cuando el actual senador Carrera era director general del Ministerio del Interior.
Una fiesta en la casa de un subcomisario en La Paloma, una bala “perdida”, un vecino herido que a la postre terminó en silla de ruedas y una internación en el Hospital Policial que duró tres años son un resumen de lo ocurrido. Según han manifestado desde el ministerio, los gastos actualizados ascienden a US$ 260.000 (incluye tickets alimentación e intervenciones oftalmológicas). Desde la oposición todos, salvo el intendente Lima, han salido en defensa de Carrera. Aluden a un acto sensible y solidario por parte del senador al atender las consecuencias sufridas por el Sr. Hernández. Sucede que nadie discute la solidaridad, sino que el tema pasa en por qué Charles Carrera tomó ese camino. Desde el ministerio se informa que lo ocurrido fue investigado y archivado dos veces, sin aclaración ninguna. No se sabe qué pasó o, si se sabe, se ocultó. Se dice que en la fiesta había altos funcionarios policiales, algunos audaces también dicen que había “narcos” pero nada es claro. Música alta, mucho ruido hasta que se escuchó un disparo y se acabó todo, incluso se apagaron las luces de la casa y nadie salió. Muy turbio todo, muchas dudas.
Podríamos empezar diciendo que no está en discusión la sensibilidad y solidaridad del exdirector del ministerio para con Hernández. ¿Por qué lo internaron en el Hospital Policial y no en una instutición pública? Cualquier hospital de ASSE lo podría haber asistido y circunstancialmente hacerle algún tratamiento especial en otro lugar. Por lógica se atribuye intencionalidad en los hechos, si lo mantienen en la órbita policial lo pueden mantener observado y nadie desmiente que la fiesta esté relacionada con el accidente. De no ser así, entre todas las defensas que se han expuesto, alguien hubiera dicho que son acciones independientes. ¿Cuesta tanto decir quiénes estaban en esa fiesta? ¿Por qué nadie salió para ver qué estaba sucediendo? Es evidente que hubo un accidente. ¿Por qué Charles Carrera le pide a Hernández que no diga nada de su internación en el policial? Si todo pasa por un acto solidario, quizá por ser ambos del MPP, ¿por qué no aclaran las razones de esta actuación por demás dudosa? Era mucho más sencillo y evitaba suspicacias haberlo internado en alguna institución de ASSE.
La oposición, floja de memoria cuando quiere, no recuerda el caso Sendic cuando el mismísimo Tabaré Vázquez dijo que le estaban haciendo bullying y todos conocemos el final. Aquí parece ser lo mismo, aunque aún no sabemos el final. Entre los defensores del senador no podía faltar Fernando Pereira, que, con cara de cordero degollado, mezcla los tantos. Sale hablando de la cantidad récord de homicidios ocurridos, que no se atiende la seguridad pública, que esa es la preocupación de la ciudadanía y no el caso Carrera. Pero además ahora aparece el señor Calabria, número 3 del ministerio, y confiesa haberse atendido en el hospital realizando una consulta oftalmológica. A raíz de este hecho presenta renuncia a su cargo. ¿Abuso de honestidad? El presidente del FA dice que no era necesario que renunciara, pero sus declaraciones suenan a defensa de sus compañeros. ¿Cómo va a decir que Calabria estuvo bien? Eso sería igual a decir que Carrera estuvo mal y no solo el senador, ahora dicen que por orden de Bonomi todos los funcionarios políticos del ministerio se podían atender en el hospital policial. Qué simpleza es cargarle a alguien que no puede defenderse con todas las culpas. Demasiado bajo el golpe. La ciudadanía se preocupa por muchas cosas, entre otras también por las declaraciones verborrágicas de Pereira, y los homicidios están en la mira de la gente. Son muchos y por más que sean en su mayoría relacionados con el narcotráfico, deben ser prioridad en seguridad. Pero esto no quita que un aparente hecho delictivo de un actual senador no deba investigarse a fondo. Si nada tiene que ocultar, hubiera asistido él o sus compañeros a la comisión y decir su verdad. Despierta aún más sospechas la ausencia de la bancada opositora. De la misma manera que el FA quiere aclaraciones del caso Marset y ahora evalúan una denuncia penal, el oficialismo quiere que se sepa la verdad y también pasa el tema a la Justicia. Todos los que supuestamente podían atenderse en el policial, ¿pagaron los aportes del 4% como el resto de los funcionarios? ¿Podían tener derecho? Quizá. ¿Debía aportar? Quizá.
Otro tema importante que está sobre el tapete es la educación. Si grave fue el hecho de pintar los muros de la casa de Robert Silva, más grave aún es que un grupo de inadaptados hayan aprovechado un acto patrio para insultar con cánticos al presidente. Y no conformes con esto también provocaron incidentes en el Cerro, llegando a romper la luneta trasera de la camioeneta del Sr. Silva. La reforma de la educación no permite más demoras. Si seguimos reunidos en comisiones eternas todo seguirá igual. Algo hay que hacer y no es justamente vivir parando y ocupando y mucho menos insultar a la institución presidencial y provocar hechos de violencia. No alcanza con que el gremio se desmarque de estos hechos. Ellos mismos deberían controlar a sus simpatizantes (¿o no lo son?), y expulsar de sus manifestaciones a estos radicales como se hizo en varias marchas por 18 de Julio. La enseñanza la deben manejar los representantes elegidos en las urnas y no un grupo de sindicalistas, estudiantes o profesores radicalizados que quieren que todo siga igual. De continuar como ellos pretenden, mantendrán sus beneficios y su lugar de confort y poco les importa la educación de nuestros hijos. Las huelgas son un derecho, en este caso ejercido en forma abusiva, pero derecho al fin; las ocupaciones están prohibidas para permitir el derecho de muchos más que desean trabajar. Y no es algo de última hora la reforma presentada, fue anunciada en campaña, es parte del documento firmado por la coalición y fue apoyada por el 60% de la población. Quienes se oponen o piden más diálogo del que ya hubo, ¿a quién representan?
En estos días se cumplió la mitad del actual mandato. La pandemia, la LUC y la guerra fueron los temas dominantes. Ahora pasamos a la actuación y quienes no estén de acuerdo con todas las medidas que se tomen ajustadas a derecho, dentro de la Constitución y demás leyes, tendrán oportunidad de manifestarse en octubre del 2024. Mientras tanto dejen hacer y, en todo caso, con los hechos consumados veremos cómo continuar. Así es la democracia.
Sergio Barrenechea Grimaldi
Egresado de la Escuela de Periodismo de Búsqueda, primera generación 2017