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Cinemateca 18, viernes 2 de enero, 17.45. La propuesta prometía: ante la total imposibilidad de estar en la playa, el estreno de un documental sobre el tropicalismo brasileño era un atendible plan B. Pero una copia defectuosa, y la desidia de una institución en decadencia, arruinaron la función.
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En la primera media hora de Tropicália (Marcelo Machado, 2012) se pudo ver (con la clásica imagen oscurecida de esta sala) a unos delgados jovenzuelos llamados Caetano Veloso, Gilberto Gil, Roberto Carlos, Nara Leão y Gal Costa dar los primeros pasos de un movimiento nutrido del enorme contraste cultural brasileño y ligado a la revolución hippie. Muy interesante, pero a los diez minutos se cortó la proyección.
Bajó un técnico y arregló el problema. Los músicos rememoran aquellos tiempos fermentales: Gilberto y su fascinación por la cultura bahiana; Caetano y su boda hippie en la playa, en sunga, y con chapuzón nupcial después de dar el sí.
Y se cortó de nuevo. De la decena de espectadores, solo dos nos quejamos. Luego de un rato volvió la acción con Os Mutantes y su bomba de creatividad, los filmes experimentales de Glauber Rocha y... pantalla negra. “Tenemos que suspender la función. La copia es muy pesada, llegó esta mañana y tenemos que hacer una más liviana. No creo que lleguemos para la función de 19.30”, dijo el proyeccionista, impertérrito.
Cinemateca no tuvo tiempo de chequear si la copia corría, o si el DVD la leía. Sea por la razón que fuere, la omisión la pagó el público que se clavó por culpa de una organización que hace agua, y que prefiere mantener abierta una sala que se cae a pedazos antes que concentrarse en el complejo de Carnelli. No fue la primera vez, y lo peor, no será la última.