• Cotizaciones
    domingo 27 de abril de 2025

    ¡Hola !

    En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, tu plan tendrá un precio promocional:
    $ Al año*
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá
    * Podés cancelar el plan en el momento que lo desees

    ¡Hola !

    En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, por los próximos tres meses tu plan tendrá un precio promocional:
    $ por 3 meses*
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá
    * A partir del cuarto mes por al mes. Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
    stopper description + stopper description

    Tu aporte contribuye a la Búsqueda de la verdad

    Suscribite ahora y obtené acceso ilimitado a los contenidos de Búsqueda y Galería.

    Suscribite a Búsqueda
    DESDE

    UYU

    299

    /mes*

    * Podés cancelar el plan en el momento que lo desees

    ¡Hola !

    El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá

    Clara, con C de crisis

    “Cada vez que vuelve Clara tengo que ver si me queda el vestuario. La ropa es la mejor muestra de cómo cambia el cuerpo de la mujer. He hecho Clara con pesos muy diferentes; ahora estoy en uno muy parecido al del estreno, y sigo usando el mismo vestuario”, dice Josefina Trías una mañana de mayo en un café sobre la calle Rivera, en la esquina de su casa. Hace cuatro años Clara se instaló en la vida de esta actriz y dramaturga nacida en Las Piedras hace 34 años. Es el personaje central de Terrorismo emocional, su primer espectáculo de autoría propia, que desde mayo de 2018 ha sido visto por 6.000 espectadores en casi un centenar de funciones, la mayoría en la sala 2 de la Alianza, su casa artística desde que allá por 2010 fue seleccionada para formar un elenco estable juvenil en el teatro de la calle Paraguay.

    La obra, dirigida por Alejandro Bello Contenti, nos muestra a Clara sola en el dormitorio de la casa de sus padres, donde ha vuelto a vivir tras separarse de su primera pareja. Si bien Trías actúa sola, por lo que la pieza es un unipersonal, la actriz está acompañada por un músico en escena —el pianista, compositor y productor Leandro Aquistapace— que interpreta en vivo la banda sonora de la obra y se encarga de la base instrumental de las canciones que canta la protagonista. Clara se lame las heridas, recuerda, llora, ríe, canta y nos cuenta su historia. Aprende a convivir con el dolor, le pierde el miedo y lo recicla: lo usa como combustible para la creación. Clara escribe, piensa, recuerda, canta y escribe. “Es exactamente la misma función y he notado que si bien siempre viene gente por primera vez, hay quienes ya la vieron dos o tres veces”.

    Terrorismo emocional festejará las 100 funciones en la sala mayor del Teatro Solís en una única función, el sábado 4 de junio a las 21. Lo normal sería que Trías se concentrara en el desafío de convocar a mil personas en una sola noche. Pero ella retruca, porque del martes 14 al domingo 19 estará al frente de Llamaste a Walter, su segunda obra, precuela de Terrorismo…, estrenada en 2021 en la Sala Vaz Ferreira, y que ahora tendrá su segundo ciclo. Llamaste a Walter está ambientada en Montevideo durante la crisis de 2002, y nos presenta a Clara en su adolescencia, con sus padres (Jenny Galván y Fernando Canto) y su hermano (Agustín Martínez Cuello). En un juego tan interesante como inexplorado en el teatro uruguayo, quienes vieron la primera obra de Trías podrán reconocer al personaje, descubrir sus raíces afectivas e interpretar sus coordenadas psicológicas a la luz de la historia narrada anteriormente.

    En Llamaste a Walter, título que juega con un enigmático personaje lateral de la historia, Clara presenta ya algunas facetas que le conocemos, como escribir frases que le llaman la atención y jugar a actuar pequeñas obras de teatro en su casa. Entre los encuentros y desencuentros familiares se va tejiendo la trama de acontecimientos políticos y económicos que transcurrieron ese año en la sociedad uruguaya, aunque lo vemos de un modo lateral, indirecto; la leemos a través del impacto que esas circunstancias tienen en una familia de clase media trabajadora, una familia promedio uruguaya en la que el padre toma la decisión de irse a probar suerte a España, primero solo para eventualmente después llevarse al resto de su familia. Así Clara procesa la posibilidad del desarraigo y todo lo que ello implica. Pero lejos de presentarse como un drama, Llamaste a Walter, dirigida por la ascendente Vachi Gutiérrez (una de las cinco directoras reclutadas por la Comedia para la obra sobre cuentos de Thomas Bernhard), es una comedia dramática llena de frescura, irreverencia y desfachatez en escena. La música vuelve a ser protagonista, ahora con una dupla de multiinstrumentistas en escena (Agustín Gardill y Rodrigo Curbelo). Las entradas para Terrorismo emocional y Llamaste a Walter se venden en Tickantel entre $ 300 y $ 500.

    De tallerista a dramaturga

    Si bien Trías menciona a Terrorismo emocional como su debut como dramaturga, su carrera como escritora de teatro había empezado bastante antes, porque en los talleres de actuación que daba en Las Piedras escribía textos a partir de lo que los alumnos volcaban en improvisaciones, para que ellos los interpretaran. Cuando Clara salió a escena, Josefina ya tenía más de 15 obras en su carpeta como actriz. Cuando cursaba el segundo año en el Instituto de Actuación de Montevideo, se presentó al llamado de la Alianza y fue seleccionada por Elena Zuasti en una destacada camada conformada, entre otros, por Stefanie Neukirch, Nicolás Furtado, Magdalena Long y Rafael Beltrán. Trías define esa compañía como una “segunda escuela”, pues durante cinco años hizo puro teatro de repertorio, desde Calderón de la Barca a Ziraldo, pasando por Tennessee Williams y Thornthon Wilder. Estudiaba también Letras en Humanidades, ensayaba todas las noches hasta las dos de la mañana y actuaba todos los fines de semana. “Era el sueño del pibe”, asegura.

    Si bien Trías cumplió la ley (no escrita) de abandonar Letras, continuó su formación literaria en varios cursos y talleres de dramaturgia (con Sergio Blanco, Gabriel Calderón y Laura Pouso, entre otros), se graduó como correctora de estilo y también viajó durante un año todos los sábados a Buenos Aires para hacer un curso intensivo de actuación con Julio Chávez. Menciona a dos de sus ancestros paternos, a quienes no conoció, como una fuerte influencia vocacional. Le agradece a su bisabuelo Emilio Trías Dupré ser lectora de teatro desde muy pequeña: “Era un verdadero renacentista del novecientos: arquitecto, profesor de dibujo, poeta y dramaturgo. Construyó el liceo Rosé y la estación de trenes de Las Piedras. Nos dejó una biblioteca teatral muy completa, y ya de chica lo que más leía era teatro. El primer libro que leí en la adolescencia, como lectora consciente, fue Mariana Pineda, de Lorca. Me lo aprendí de memoria. Después Doña Rosita la soltera y las demás obras, hasta que me enfermé con Shakespeare y comencé a actuar sola en casa”.

    Josefina cuenta que su abuelo Vivián Trías, historiador y dirigente del Partido Socialista fallecido en 1980, llegó a tener una colección de más de diez mil libros. “No había pared sin bibliotecas. En la dictadura se quemaron muchos, en la crisis de 2002 se vendieron muchos más. Pero mi vieja, como presintiendo que yo me dedicaría a escribir teatro, preservó un montón que no se podían vender. Así conocí a Cortázar, Arlt, Vargas Llosa, y después llegué a lecturas feministas. Lógicamente hacía mis diarios íntimos y en algún momento pensé que era buena escribiendo cuentos. Y era malísima (ríe). Para escribir mis obras de teatro volví a leer los diarios, pero los cuentos mejor no los toco (vuelve a reír)”.

    Basta ver las primeras escenas de Terrorismo emocional para percibir su tono de diario íntimo. “Había terminado de escribir una obra llamada Dulce compañía, para siete alumnas mías, que eran mujeres grandes. Las amaba, hacíamos las clases en la casa de mis padres, donde yo había vuelto a vivir por unos meses, después de separarme. Éramos como una familia. Los martes, para las clases, corríamos todos los muebles y transformábamos el living en una sala de teatro. Esa obra reunía siete universos muy distintos, muy femeninos, y es la génesis de Terrorismo: uno de los textos, El rap del otoño, quedó en la obra. Es la escena que menos me gusta, pero ahí empezó”.

    Durante el año en que tomaba clases con Chávez escribió Terrorismo. Aunque hay mucho de sí misma, subraya que no es una autoficción: “Gran parte fue en el barco, en el celular. Escribía textos sueltos, sin hilvanarlos. Por un lado pensaba que lo iba a encajonar y por otro sentía que eso estaba potente. Estaba yo, obviamente: me separo y escribo sobre una tipa que se separa. Pero también Clara es otra que no soy yo. Terrorismo no es una autoficción y nunca promocionamos la obra como una autoficción. Lo que más hice al escribir la obra es, como hacían mis alumnas en las clases, improvisar para que otro escuche y escriba, solo que yo hacía las dos cosas: improvisar y escribir”.

    Clara.“El nombre Clara pintó. Apareció. Creo que había algo muy obvio vinculado a ir de la oscuridad a la transparencia, de ir buscando la luz. En el estreno (mayo de 2018) solo teníamos cuatro funciones confirmadas en la sala 2 de la Alianza. Después cuatro más y cuatro más, y así fuimos agotando todo hasta setiembre. Fue increíble. Al año siguiente volvimos a agotar cuatro meses y sumamos el interior. No es algo que buscamos, nunca me lo imaginé”. Josefina asegura que si bien la obra convoca público de todas las edades, conectó de un modo especial con su propia generación. “Es una historia muy simple sobre algo que nos arrasa a todos en algún momento de la vida, que es el desamor y la pérdida, obviamente desde una mirada femenina y con una cuota de humor e ironía que me interesa mucho trabajar y que va con mi manera de ver el mundo. Nos dimos cuenta de que estaba viniendo gente que no va al teatro un día que una espectadora entró a la sala con un gran tarro de pop (ríe)”.

    Walter

    “Mi hermano Emiliano me venía insistiendo desde hacía años con que tenía que escribir una obra basada en cómo atravesamos la crisis de 2002 como familia. Desde que había visto La omisión de la familia Coleman, de Claudio Tolcachir (exitosa obra argentina que retrata una familia disfuncional), estaba convencido de que ahí había una historia para contar. Había empezado a bocetarla antes de Terrorismo y la retomé en la pandemia. Releí mucho teatro norteamericano, sobre todo Miller, estuve en Londres y vi una obra sobre el crack de 1929 y me voló la cabeza. Entonces me metí a trabajar con el diálogo clásico, que es la base de la obra. Hasta que una amiga que leyó los textos que tenía escritos, en los que la adolescente protagonista se llamaba Ema, me abrió los ojos: ‘Esta gurisa no se llama Ema, ¡tiene que ser Clara!’, me dijo. Y tenía razón. Eran la misma, tenían la misma forma de ser mafaldesca, esa atracción por la observación y la reflexión, y yo no me había dado cuenta. Tenían el mismo tipo de vínculo cercano con su padre, con su madre y con su hermano. ¡Era Clara!”.