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En la guerra convencional, los ejércitos realizan una preparación artillera para “ablandar” al enemigo antes de lanzar el asalto al territorio. Algo parecido ocurre en estos días a nivel de las relaciones laborales: el asalto aún no ha comenzado pero se escuchan obuses y morteros por doquier.
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Un informe elaborado por el Instituto de Relaciones Laborales de la Universidad Católica, advertía en marzo que “si se toma en cuenta que el 30 de junio vencerán el grueso de los convenios negociados en Consejos de Salarios, el conflicto que se está llevando a cabo en la industria láctea puede verse como un anticipo de la conflictividad futura asociada a la negociación salarial en el sector privado”.
El análisis del Instituto que dirige el economista Juan Manuel Rodríguez destaca que “el sindicato planteó porcentajes de recuperación fijos, pero luego se pasó a negociar sobre los lineamientos del Poder Ejecutivo que proponen incluir indicadores de crecimiento sectorial y allí se trabó” lo que según los técnicos “demuestra las dificultades para identificar y trabajar con indicadores de crecimiento”.
También se advierte que “si a ello se agrega que en la próxima ronda negociarán grupos de actividad con niveles salariales relativamente bajos y que no existe hoy una política salarial diferencial para ellos, probablemente la conflictividad futura del sector privado se elevará”.
Pero el aumento de la conflictividad previsto para los próximos meses no se limitará al sector privado porque los públicos tienen en la próxima Rendición de Cuentas que el Poder Ejecutivo enviará al Parlamento la última chance de una mejora de los salarios durante el gobierno de José Mujica.
Mes complicado.
Mayo ha sido en general un mes de aumento de la tensión en las relaciones laborales.
En mayo de 2005, por ejemplo, la conflictividad medida a través del Índice de Conflictividad de la Universidad Católica se duplicó respecto del mes anterior y fue menos de la mitad de la de un año atrás. El aumento se debió a que en mayo se incrementaron las medidas en el sector público, aunque estas no alcanzaron los niveles tradicionales de años anteriores.
Se registraron un total de 10 conflictos, dos de los cuales comenzaron en meses anteriores y se perdieron 9.090 jornadas laborales, involucrando a 6.736 trabajadores.
En mayo de 2006, en tanto, la conflictividad casi se triplicó respecto del mes anterior, y se multiplicó por ocho respecto de la de un año atrás. En este caso, el aumento se debió a que comenzaron las medidas dentro del sector público ante la inminente presentación de la Rendición de Cuentas, y a que se produjeron dos accidentes de trabajo con fallecimiento de trabajadores, lo que provocó paralizaciones en la construcción.
Perspectivas.
El director del Instituto Cuesta Duarte del PIT-CNT, Milton Castellano, dijo a Búsqueda que tanto la ronda de consejos de salarios en los sectores de comercio y servicios, metalúrgicos y más tarde construcción, a nivel privado, como la discusión a partir de julio de la ley de Rendición de Cuentas aseguran que el nivel de movilización de los trabajadores será alto.
Los dirigentes del PIT-CNT han insistido en que se privilegien los salarios más bajos y los sectores más desprotegidos mediante dos medidas: salario mínimo de poco menos de $8.000 a $ 10.000 y aumentos más significativos para los sueldos menores a los $14.000.
El gobierno, por su parte, aceptaría subir el salario mínimo recién para el próximo período, es decir desde 2015, mientras que la central lo exige desde el año que viene.
Con la medida de subir el salario mínimo, explicó Castellano, se afecta sobre todo a entre el 20% y el 25% de los trabajadores que siguen en la informalidad y en el otro caso a unos 600.000 dependientes con sueldos más bajos.
Además de esas medidas, el PIT-CNT sostiene que el aumento no deberá ser inferior al 4%, que coincide con el crecimiento de la economía.
En cuanto a los públicos, Castellano dijo que existe coincidencia con el gobierno en el sentido de mejorar de forma especial los sueldos de la enseñanza.
El sindicato de profesores de Secundaria de Montevideo ya se ha puesto en pie de lucha y amenazan con un paro por tiempo indeterminado.
“Techo”.
“América Latina está viviendo un proceso raro en la historia, con una década de crecimiento, disminución de la pobreza y la desigualdad, pero para que esto sea sostenible y no se retroceda ante una adversidad externa, se requiere una estructura productiva con productos con más conocimiento y productividad”, señaló el economista Juan Manuel Rodríguez en la mesa redonda organizada por ACDE el 28 de mayo, en el auditorio del World Trade Center.
En el mismo evento, Castellano sostuvo que hay que “ir a un nuevo modelo de negociación colectiva que implique cadenas de valor”.
Mientras que Ignacio Otegui, presidente de la Cámara de la Construcción, apuntó que al menos en su sector es necesario “incorporar la productividad, porque el proceso de aumento de salarios ha llegado a un techo”.
¿Por qué ahora la productividad es un tema presente?, se preguntó Otegui, y respondió: “A un país le sucede lo que le pasa a una empresa. Tras la crisis queda con mucha capacidad ociosa, y recién cuando se percibe que se llega a la capacidad instalada, es cuando se invierte para mejorar. El país creció tras la crisis del 2001 y 2002 porque había capacidad ociosa. El crecimiento continuo de la economía que completó una década comienza a presentar síntomas de desaceleración”.
“Tanto la región como el mundo no seguirán con una suba de los productos primarios como tuvimos —continuó—. Tampoco creemos que habrá una caída abrupta. Pero hay un escenario diferente. Mientras el desempleo arrojaba más del 9%, el escenario indicaba que había recursos humanos disponibles, con calificación previa, aunque esto es muy duro para quien no tiene trabajo. Tanto que durante esos períodos lo que hubo fue una fuerte emigración de tanta gente. Pero si en los próximos 18 o 24 meses no ponemos la productividad como un objetivo común, que contribuya a la mejora de la competitividad, si el escenario externo es peor del esperable, aumentará el desempleo”.